Tres Espadas - 19
Capítulo 19: Rencor inocente
La mañana empieza bastante animada con el trío desayunado en el comedor de la casa, Zelica con el cabello alborotado por esta acabada de levantar prueba la comida que por primera vez en su presencia es preparada por el niño. Desmont que apenas ha tocado su plato espera la reacción de la mujer hacia su comida.
—Y… ¿Qué tal? —pregunta algo nervioso el pequeño, expectante a sus respuesta.
—Está muy bueno, tu preparación está muy rica, aunque… —la mujer responde lo que al niño de un cuerno lo deja muy contento, la mujer toma una cucharada más a la comida para luego hablar—, esta un poco, solo un poco salado.
—¿Enserio? —responde Desmont, Zelica que mira a su izquierda donde Sol esta con la mejillas llenas disfrutando animada la comida preparada por el joven demonio. Sol nota las miradas de su par de acompañaste, lo que genera en ella una respuesta, un simple «¿Que?», Zelica ríe levemente ante la expresión de la chica. Es día de escuela por lo que Desmont termina de preparar su cosas para tomar rumbo a sus academia, Zelica sale junto al pequeño y lo acompaña un breve tiempo hasta llegar a una esquina que está dividida por dos caminos, la mujer de cabello rojo coloca su mano es la cabeza de niño para luego acariciarlo suavemente.
—Bien, aquí nos separamos, espero sigas practicando lo que vimos hoy, en unos días vendré a ver como va todo. —Desmont con una sonrisa afirma asintiendo con la cabeza, la mujer que lo observa pasa su mano a un costado de su cabello y con su pulgar mueve el cabello del pequeño a un lado, para así mismo responder con una sonrisa. La mujer se aleja caminando mientras Desmont mira como se aleja, hasta que recuerda que está a punto de llegar tarde a la escuela, al percatarse corre apresurado para sí no llegar atrasado, dentro de la academia sube un par de escalera además de recorrer los pasillos con velocidad hasta llegar a la puerta de su clase. Desmont sacude un poco su uniforme, seca el sudor de su frente y toma un profundo respiro antes de deslizar la puerta de su salon de clases, al abrirla nota que aún no ha llegado la profesora lo que genera en él un pequeño alivio que es opacado de inmediato por las evidentes miradas de sus compañeros, Desmont no entiende la razón de tal reacción de su clase, Ginse quien desde su puesto camina apresurado y notablemente enojado hacia el niño de un cuerno.
—¡¿Estás loco o qué?! —exclama Ginse. Desmont no entiende nada de lo que pasa por lo que el joven Caedes toma a Desmont por el brazo y lo arrastra hasta su silla justo detrás de la de Ginse—¡Te vuelvo a preguntar, ¿estás loco o qué?!
—P-pero, no entiendo lo que pasa, ¿ahora que hice?
—¡¿Cómo vas a aceptar un duelo contra mi hermana?! —vuelve a exclamar el joven Ginse.
—¡Que! —Se expresa Desmont sorprendido por el comentario de su amigo—. Pero yo jamás he aceptado un duelo con tu hermana, debes estar confundido o algo.
—Por supuesto que no, toda la ciudad ya sabe de la batalla que tendrás con Saraquiel Caedes, mi hermana.
—Debe ser un error, que yo sepa no he… —Desmont queda a la mitad de sus palabras ya que se dio cuenta de algo importante, el joven mira a un lado y frota su mejilla con su dedo—. Bueno, ahora que lo pienso el señor Harenae no me dijo contra quien tendría que pelear.
—Amigo, no sabes lo que hiciste. —Ginse coloca sus dos manos en su cara.
—¿Es malo que batalle contra ella? —pregunta un poco asustado el pequeño, Ginse que sigue con sus manos en su cara le responde.
—No es malo Desmont… Es terrible. —Desmont reacciona con temor y sorpresa por las palabras de su compañero—. No es por nada Desmont, pero hay que ser realistas, mi hermana por desgracia barrerá el piso contigo.
—¿Ella… es tan fuerte? —pregunta Desmont luego de dar un buen trago de saliva.
—Demasiado, ella es el joven talento de la familia incluso el orgullo de esta, una fuerza brutal, acompañado de un talento con la espada excepcional y la cerecita del pastel… es que mejor ni te digo, pero si te lo diré… Ella… puede usar magia.
—¡¿Qué?! —reacciona Desmont a lo dicho por Ginse—. Es muy poco común que un demonio tenga control de algún tipo de magia. Es solo por curiosidad, pero… ¿Qué tipo de magia controla?
—Justo ese es el más grande problema, ella controla todos los tipos de magia, Desmont, mi hermana es una hechicera.
—¡Eso es imposible!, que un demonio posea alguna afinidad a un tipo de magia ya es algo super inusual, ¿como es posible que tenga afinidad a todos los tipos? —dice Desmont.
—De hecho que un demonio sea un hechicero es algo imposible, lo que pasa es que ella tiene la mirada del santo.
—¿La mirada del santo? ¿Qué es eso? —pregunta Desmont.
—No lo tengo muy claro, lo único que sé de esa habilidad es que te permite tener control total de la magia, creo que en algunos… —antes de que Ginse terminara de hablar con Desmont, la profesora entra al salón por lo que todos los estudiantes tomas silencio y mira a su dirección.
—Buenos días mis niños —dice la profesora Clau quien luego de una pequeña introducción comienza su clases como es rutina. El timbre suena finalizando así ese día de clases, Ginse y Desmont se despiden en las puertas de salida de la academia, Ginse camina solo un poco hasta llegar a la entrada de su gran mansión, su hogar queda junto al lado de su lugar de estudio, su casa queda en medio de las dos academias, tanto la académica y la de batalla. Ginse es bien atendido por sus sirviente como de costumbre, llega hasta su cuarto y tira su mochila a un lado, se sienta en su cama para así quitarse sus zapatos, además de paso descansar un poco del largo día de estudio, en ese preciso instante alguien toca a su puerta, Ginse responde así dando la señal para que pase.
—¿Cómo te fue hoy Ginse? —pregunta Saraquiel Caedes, la hermana de Ginse.
—Bien, como siempre, que raro que estés acá tan temprano, ¿no tenias clases en la academia?
—Hoy tuve simulacro de batalla, el maestro nos da salida antes por el encuentro. —responde amable su hermana—. Y… ¿hablaste con tu «amiguito»?
—Si, él ni siquiera sabía que eras tú su oponente, acepto el duelo si saber contra quien seria la pelea —dice Ginse, levanta su mirada y mantiene contacto visual con su hermana—. Hermanita, te voy a preguntar algo y espero que me digas la verdad, ¿odias a Desmont?
—¿Por qué me dice eso?
—Bueno, después desde la última vez que traje a Desmont a casa, no me dejas traerlo nuevamente, además que cada vez que me refirieron a él te notas disgustada, ¿Por qué? ¿Es porque es hijo de ese señor?
—No se de que hablas, debe ser tu imaginación, solamente que no es bueno traes amigos a casa, sabes como se pone papá, aunque en algo si tienes razón —dice Saraquiel mostrándose tranquila y alegre aun después de las acusaciones de su pequeño hermano, aun así toma un tono más sombrío para luego hablar—, lo elegí como oponente porque es hijo de Yermos Harenae, se supone que el demonio mas fuerte que pisó esta tierra, una batalla contra la descendencia de esa persona le mostrará a todos que existen otros demonios igual o incluso más fuerte que la sangre de ese traidor.
—Entiendo —responde Ginse. La semana de entrenamientos de Desmont junto a Sol pasó volando, los avances no fueron notables pero la preparación física se ve en mejora por la dedicación que el pequeño demonio demuestra día a día. Zelica se percata que en medio de sus observaciones Desmont inusualmente se muestra distraído.
—¿Desmont, estás bien? —pregunta la pelirroja mujer—. Veo que no estás atento, ¿pasa algo?
—Zelica… ¿Que es la mirada del santo? —pregunta Desmont con la vista al suelo.
—Eres algo despistado niño, ya lo habías visto en más de una ocasión… —Zelica que naturalmente tiene ojos color marrón oscuro cambia sus ojos a un color dorado brillante, Desmont igual que Sol se sorprende de acto—. La mirada santa o la mirada del santo, es una habilidad que cambia por completo tu circuito de mana quien es el que te permite transformar la energía, por lo que la mirada del santo hará que tu circuito sea capaz de hacer infinitas variaciones de la mana, en pocas palabras… Te hace un hechicero, ya que te da acceso al control total de la magia.
—Es increíble —se expresa Desmont impactado por lo que acaba de aprender—. ¿Como puedes conseguir ese poder?
—En pocas palabras, no puedes —responde Sol a su lado—. Es una habilidad que naces con ella.
—En parte estas equivocada Sol —Zelica responde—, es cierto que es algo con lo que naces, pero si hay otra forma de conseguirlo… Y es, matando a alguien que lo tenga. Si matas a un individuo que tenga la mirada santa robaras su poder, eso si, al quien asesines debe tener esa habilidad por nacimiento, no puedes ser una persona que ya se lo haya robado a otra, por lo que esa cualidad sólo se puede transferir una vez.
—No se porque se me da que usted no tuvo la mirada por nacimiento —Sol le bromea un poco a la pelirroja mujer, Zelica responde con un leve gesto de sonrisa.
—Me imagino que ya has conocido señor Caedes, es el padre de tu amiguito y también el padre de tu oponente, él tiene esa habilidad —dice Zelica a lo que Desmont recuerda la vez que los ayudó en la invasión de la academia de batalla hace un par de años—. En una batalla hace mucho tiempo, asesinó a uno de sus enemigos para obtener ese poder, a diferencia de él y por cosas del destino su hija mayor obtuvo al nacer su misma habilidad.
—Zelica… —habla el niño de un cuerno algo deprimido—. Si la desventaja de un demonio es que no puede usar magia, ¿que se supone que haga contra uno que si la puede utilizar?
—Esa es una muy buena pregunta —Zelica bromea además que ríe sarcásticamente, Desmont se enoja un poco por la burla, aun así Zelica toma de nuevo la seriedad—. Bien, que un demonio por naturaleza tenga cantidades gigantescas de mana y ahora todo ese inmenso poder ahora lo pueda utilizar en magia, es decir que básicamente tendrá acceso a usar magia en todo momento ya que es poco probables que se le acabe la mana, todo eso suena muy mal cuando sabes que contra esa persona te tendrás que enfrentar en menos de dos meses, pero tampoco es tan catastrófico como parece.
—¿Catastrófico? —dice Desmont desanimado.
—Si quieres ser bueno en en algo debes dedicarle mucho tiempo a eso, por lo que con catorce años que tiene tu joven oponente es imposible que sea tenga sus dos cualidades, magia y dominio de la espada a un buen nivel, alguna de esa dos debió sacrificar, eso quieres decir que tiene un buen control de la magia y mal manejo de la espada o tiene un buen manejo de la espada y mal control de la magia.
—Zelica.. —habla el niño de un cuerno algo deprimido—. ¿Tu crees que pueda ganar?
Zelica le toma por sorpresa la pregunta del joven demonio, por lo que toma unos segundos antes de responder.
—Pues… la tienes algo difícil, pero yo confío en ti —dice Zelica acompañada de una cálida sonrisa—. Recuerda esto Desmont, da igual qué tan fuerte sea tu oponente, un buen coste en el estómago o en la garganta y se acabó, la posibilidades de ganar nunca son cero.
Comments for chapter "19"
QUE TE PARECIÓ?