VOLUNTAS HOMICIDAE (La voluntad de un asesino) - 01
10 de marzo del año 2021, siete y media de la mañana.
El Dr. Almos se encontraba conduciendo de forma rutinaria hacia su oficina mientras tomaba su café favorito e iba con cuidado, ya que no hay espejos en ninguna parte de la ciudad y eso incluye los retrovisores. Cuando de repente recibe una llamada de la oficina de policía.
-Buenos días Dr. Almos, ¿podría pasar a la comisaría? Tenemos algo importante de que hablar con usted.
-Está bien, voy en camino.
El Dr. Almos va llegando al lugar, al llegar se baja del coche, ya se encontraban esperándolo y simplemente pasa.
-Dr. Almos, ¿recuerda usted que casi a principios de la situación del país por el golpe de estado surgió un asesino en serie?
-No sea tan modesto, oficial. Tengo 26 años. No tiene porque hablarme de usted.
-Lo siento.
-En fin, ¿sucedió otro asesinato?
-Afortunadamente no, pero tenemos testigos, personas que sobrevivieron a un encuentro con el asesino.
-Sí esto es cierto, podríamos interrogarlos para obtener un retrato hablado, datos del asesino y poder atraparlo de una vez, así por lo menos también tendré un poco de justicia por lo del asesinato de mis padres, Consencia y Zensus… -contesta con un poco de esperanza.
-Así es, y es por eso que lo llamamos a usted.
-Llévalos a mi oficina hoy -se marcha del lugar y se va a su oficina en su coche.
El Dr. Almos va llegando a su oficina y entra. Limpia un poco el diván y toma asiento en su silla. Lee el periódico mientras espera a que las personas lleguen. Pasan unos minutos y llega la primera persona.
-Hola, ¿es usted el Dr. Almos? -preguntaba desde afuera de la puerta un señor adulto de unos 43 años de edad después de tocar la puerta.
-Adelante.
-Me mandaron aquí de parte de la comisaría, dicen que…
-Yo también estoy enterado de la situación. Tome asiento, por favor.
El señor se recuesta en el diván y comienza a contarle su caso con el asesino, poco a poco sacaba más y más información. El día pasó de esta manera, gente relacionada al asesino venía y venía. Eran las cuatro de la tarde y sólo habían entrado tres víctimas del asesino y la cuarta está por irse.
-Según las descripciones de las otras dos víctimas, este es el rostro del asesino. ¿Podría usted confirmarme si es el descrito en ese retrato?
-No, no se parece al asesino.
-¿Está usted seguro? Según la descripción de los demás, esta es la apariencia más aproximada.
-No, no está ni cerca.
-Está bien…
-Bueno, paso a retirarme. Con permiso -sale de la oficina.
El Dr. Almos lleva su palma a la frente.
-Parece que hay que iniciar de nuevo.
-Buenas tardes, ¿Dr. Almos? -dijo un joven después de tocar la puerta, parecía de unos veintiseis años, sostenía una hoja en la mano.
-Sí, pase.
-Vine por lo de…
-Está bien, toma asiento. Iré por un vaso de agua -se levanta de la silla.
-Está bien -se sienta en el diván y toma el retrato- wow, ¿tan mal me veo? -sonríe.
-Ya regresé -pone su vaso de agua en su mesa- empecemos.
El joven se recuesta y platicaron por un tiempo al igual que los demás y, nuevamente, este retrato fue negado como el rostro del asesino. El joven también se fue al igual que los demás al terminar su tiempo.
11 de marzo del 2021, ocho de la mañana.
El Dr. Almos se encontraba con otra víctima del asesino en su oficina.
-Mire señorita, ayer tuve cinco pacientes, los últimos dos de ellos negaron que el rostro que dibujé no se parece a las facciones del asesino que recuerdan los primeros tres. Para descartar el rostro, ¿podría decirme si el rostro dibujado aquí es el asesino?
La joven, se queda pasmada y con aire apenas para hablar por el susto del rostro, solo asiente la cabeza mientas se cubre la cara y empieza a llorar.
-Señorita, ¿podría decir…? -mira el retrato, se trata de uno totalmente diferente al que tenía el día de ayer, le empieza a doler un poco la cabeza. Se va por una aspirina.
-Creo que es mejor que me vaya -se levanta, toma sus cosas y se retira de la oficina.
-¿Qué me sucede? ¿Por qué de la nada me dolió la cabeza al ver el rostro?
El día pasa y las demás víctimas tuvieron su turno y absolutamente todos confirmaron que ese rostro es el del asesino. Para estar seguro, el Dr. Almos mandó por mensaje de texto una fotografía del retrato y todos igualmente confirmaron, menos el joven que vino al último el día de ayer.
-Ya te tengo, desalmado. Por fin te vamos a atrapar.
-Buenas tardes, ¿Dr. Almos?
-¡Pase! -contestó con un poco de alegría.
-Vine de nuevo.
-Disculpa que te haga esta pregunta tan repentina, pero, ¿de casualidad este retrato es el asesino del que me contaste?
-Así es, ese es un retrato mío. Yo soy el asesino.
El Dr. Almos, asombrado, cae al piso sentado y retrocede en el piso mientras el joven se le acerca más y más.
-Así es, yo soy el asesino, «Y». ¿Qué esperas para ir con el juez Demetrio? Es hora de saber la verdad…
El Dr. Almos voltea atrás para tomar una pistola que tenía guardada en un cajón de un mueble atrás de el. Cuando voltea con el joven, el había desaparecido como por arte de magia.
-¿Dónde…? -se levanta del suelo y voltea confundido a todos lados- necesito ir con el Lic. Demetrio -sale corriendo de su oficina y corre por el pasillo, no se percata todo está abandonado, como si no hubiera nadie en el edificio.
El Dr. Almos saca sus llaves y abre el coche, conduce hasta el juzgado, llega muy rápido porque no había tráfico debido a la ausencia total de vehículos en las calles y peatones. Nuevamente, el no se percata, está tan concentrado en llegar al juzgado que ignora lo demás. Al llegar al lugar vio las puertas abiertas y entró directamente al tribunal. Ya había gente esperándolo ahí. Habla muy agitado por todo lo que venía corriendo. Se cierran las puertas del tribunal.
-Señoría, personas del juzgado y oficiales de la ley. Vengo a decirles… Que tengo el verdadero rostro del asesino -levanta el dibujo y se lo enseña al juez.
-Estoy muy sorprendido por su trabajo, Dr. Sony Almos. No esperé que el asesino lo llegáramos a tener enfrente…
El Dr. Almos sonríe agitado y un poco aliviado. A su alrededor, todas las personas estaban inmóviles, como si fueran maniquíes.
-Pero quiero añadir, que debido a todos los asesinatos, torturas, violación de derechos humanos, y demás cosas muy fuertes que no puedo mencionar. Usted no tiene derecho a reducción de condena aunque usted se haya entregado de forma voluntaria.
El Dr. Almos se queda totalmente confundido y en silencio.
-No… No entiendo… ¿Podría repetirlo si es tan amable?
-Yo te condeno a ti, Sony Almos a cadena perpetua por todos los asesinatos que cometiste -golpea el martillo en el bloque de sonido.
Una persona interrumpe en la corte.
Demetrio… O debo decir… De-Me-Trio… Por fin te encuentro…
-¿¡Cómo entraste aquí, las puertas están cerradas!? -preguntó Almos asustado- ¡El es el asesino, no soy yo! ¡Yo soy inocente!
-Atravesé la puerta, pues… Este, no es un espacio físico.
Almos no se encontraba ni ínfimamente en sí mismo, no entendía nada, absolutamente nada. Mientras se ponía a pensar, el asesino puso su mano derecha en forma de pistola y apuntaba a la cabeza del juez. Movió su mano como si fuera el retroceso que hace una pistola al disparar e inmediatamente, en ese mismo instante se escuchó un sonido de bala disparada y algo atravesó el cráneo del juez.
-N-no e-entiendo nada de lo que está pasando -se desespera totalmente y se agita- ¡absolutamente nada! ¿¡Por qué yo era el asesino!? ¿¡Por qué pasaste las puertas como si fueras un fantasma!? ¿¡Por qué mataste al juez usando sólo tus dedos!? ¿¡Por qué… -ve a su alrededor-… Nadie se mueve y parecen falsos!? -su voz se apaga, es como si no pudiera emitir sonido alguno de su garganta.
-¿Crees que realmente era café eso que tanto disfrutabas todos los días? Es más… ¿Crees que esos eran días? Quiero decir… ¿Pasaba realmente el tiempo? -sonríe de forma burlesca y suelta una risa- ¿Te has preguntado siquiera por qué no hay espejos en ningún lugar de la ciudad? ¿Por qué no había nadie en la ciudad camino al tribunal? Los nombres de tus padres, un juez llamado Dimitrio, una habilidad increíble para «leer» la mente de las «personas» de esta ciudad que te dió demasiada fama como psiquiatra -resaltaba muy exageradamente las comillas con los dedos- no puede ser… -empezó a reír.
-No entiendo aún todo esto que… -sin darse cuenta ya estaban en un lugar completamente en la nada.
Almos se queda totalmente atónito.
-Pero… No entiendo…
-El ser humano, está compuesto por muchas cosas. Pero lo interesante… Es la mente que este posee. El ser humano posee conciencia, sentido, juicio y muchas cosas más que lo destacan. Si te apoderas o controlas estos aspectos del ser humano, este termina siendo un saco de carne que sólo respira y que en días morirá. Sin embargo… Hay algo que es incluso más fuerte que eso, algo que todas las personas tienen la fuerza de esta dependende de la persona.
Almos se queda pensativo.
-Me refiero a la voluntad, la voluntad es tan fuerte que es capaz de cosas increíbles. Muchas cosas que el ser humano ha logrado gracias abuna fuerte voluntad, es incluso tan fuerte que es capaz de aferrarte a la vida y sobrevivir. ¿Sabes por qué el juez te confundió con el asesino? Porque yo… Soy tú, tu voluntad es tan fuerte, que tú pudiste materializarla en lo que soy ahora.
-P-pero…
-Gracias a que te aferrabas tanto a tu vida y tu deseo de vivir, pudiste librarte del juez, quien tenía controlada tu conciencia, tu juicio y tu sentido. Me usaste a mí, tu voluntad, para librarte de eso…
-Dime… ¿Por qué te aferrabas tanto a seguir vivo?
-No lo sé… No recuerdo nada… Ni siquiera se dónde estamos.
La voluntad de Almos, convertida en una copia de su ser físico, saca un espejo roto con filo de su bolsillo.
-Soy tu voluntad, soy tú. Soy la voluntad de Ynos.
Almos descubre que su verdadero nombre es Ynos. Mira al espejo que su voluntad sostiene frente a el y recupera todas sus memorias y tiene control de todo.
-Soy la voluntad de…
Ynos aprieta la mano de su voluntad que sostiene el espejo y le hace sangrar la mano. Su voluntad siente un pequeño temor y retrocede.
-La voluntad de un asesino -Ynos ríe como psicópata y después su voluntad se desmaterializa y entra en el cuerpo de Ynos.
Ynos se encuentra sentado en una silla de metal, está en lo que parece ser una celda. Voltea a ver a sus manos.
-Ahora lo recuerdo todo… Ese maldito agente de la AAI fue quien me metió aquí… Me quitó toda la diversión… Desearía que ese tipo estuviera aquí para poder desollarlo vivo -decía con una rabia tal que apretaba los dientes.
Una guardia de seguridad afuera hablaba por teléfono.
-Necesito más dosis de DMT de los laboratorios Phoebe para mantener a todos los reos drogados.
Ynos escucha la conversación y echa un vistazo afuera. Ve cómo uno de los reos drogados está siendo golpeado por dos personas, un joven y quien parece ser su madre.
-¡No con eso estoy satisfacho por haber matado a mi hermana! -lloraba mientras lo golpeaba.
Un guardia se aproxima a la celda de Ynos, finge estár drogado. Lo llevan a un cuarto con sangre seca en el piso, un joven está hablando con el guarida afuera de la puerta.
-Ya verán todos… Malditos humanos… Me voy a divertir demasiado…
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