Yankee love © - 32
Las vacaciones de verano casi terminaban. Faltaban cuatro días para el retorno a clases de Kimura y Umi. Ambos, acostados sobre el césped de uno de los espacios al aire libre del hotel, suspiraron desanimados pensando en las tareas que les esperarían.
—La vida del estudiante apesta —afirmó Kimura.
—Sí —concordó Umi.
—Tú vas a primaria, conoces poco de la vida del estudiante.
—Eres viejo, ya te olvidaste las tareas de la primaria —defendió su argumento manteniendo el mismo decaimiento.
—¿Hacen tareas en primaria?
—Sí, muchas.
—Ponerle la cola al burro no cuenta como tarea.
—Hermano, ¿de dónde vienes? Eres raro.
—Claro que no.
—Claro que sí.
—Que no.
—Que sí.
Emiko los encontró ocupando un lugar donde perfectamente cualquier turista podía estar. Obstruir el dinero, mejor dicho, el espacio era algo que no permitía. Condujo su silla de ruedas hasta toparse con el pie derecho de Kimura.
—Acabé con la limpieza —notificó.
—Lo sé, todo está reluciente. ¿Pasarán la tarde encerrados? ¿Por qué no salen un rato a la playa? A Umi le gustó ir. Oí que una famosa idol dará un concierto.
—¿Qué es una idol? —preguntó Umi interesada.
—¿Qué le enseñan a los niños hoy en día? —Kimura se sentó para explicarle—: Una idol es una cantante que tiene un culto de fanáticos. Muchas los dominan como un ejército de soldados malolientes para que cumplan sus deseos más oscuros. La fuente de control más poderosa es la soltería, pero sus canciones también son efectivas. Cantan sobre el esfuerzo, los problemas de la desigualdad sociedad y los dulces de las tiendas que la patrocinan. —Mientras el joven hablaba, Emiko preparó su brazo privilegiado, entrenado a diario para educarlo.
—La-las idols asustan —dijo la niña aterrada.
—Y eso no es todo, ellas mueven su… —La táctica de Kimura para no abandonar el hotel y seguir holgazaneando en su habitación estaba resultando, hasta que Emiko lo golpeó en la cabeza anulándola.
—¡Deja de asustarla! ¡Vas a acompañarla a la playa! ¡Vas a ver el condenado concierto entero!
—¡Pero no quiero, no me gustan las idols! —Se cubrió sin lograr frenar el siguiente golpe.
—¡A las niñas les gusta Pori-pori-rin!
—¿Pori-pori-rin? —El nombre despertó cierta atracción, sonaba pegadizo y chistoso. Una cantante llamada así no debía ser mala, ni el monstruo que Kimura describió—. Quiero conocerla —se convenció motivada—. Vayamos juntos, será nuestro último paseo antes de que vuelva a casa. —Sonrió. La relación entre hermanastros se afianzó con el correr de las semanas, Umi llegó a sentirse cómoda con la nueva familia.
Los ojos brillosos, esperanzados de la niña lo convencieron.
—Así que esto es la estrategia del marketing, con un nombre las niñas se fascinan. —Suspiró accediendo a llevarla.
Una hora después, Anzu acudió a la playa para ayudar a su madre Momo en el trabajo. Era guardavidas en un sector, justo el mismo donde ese día se haría un espectáculo. Tenía que realizar actividades diferentes a las que estaba acostumbrada: apoyar el armado del escenario, delimitar las zonas de baño, etc. Por esa razón le solicitó una mano a su hija.
Anzu se encargó de vigilar el océano, sabía nadar y como con todo deporte, era muy habilidosa en ello. Conservaba una rival que constantemente la desafiaba, lo cual reconociera o no, pulió sus destrezas.
Observó en la cabina de los guardavidas a un grupo de adolescentes y recordó el episodio con Manami. Desde aquella tarde no volvió a hablar con ella, no respondía sus llamadas, desapareció de las redes sociales, sitio donde le gustaba publicar fotos.
—¿Se le habrá declarado a Kimura? —preguntó concentrando sus pensamientos en él.
«La golpiza que recibió… sin duda lo persiguen otros pandilleros. ¿Qué habrá hecho? —Su nula participación en la pandilla escolar, incrementó las preguntas—. ¿Estará obrando por sí mismo?, ¿se unió a una pandilla callejera en busca de un puesto para ser reconocido?, ¿está provocando a sujetos peligrosos para apresarlos con la policía?».
Anzu desconocía las verdaderas circunstancias que lo involucraban en esa clase de conflictos. Escuchó rumores de ser el hermano menor de Kaito, supuso que ese era su motor, pero tratándose de Kimura, con seguridad alguna otra locura escondía en su objetivo.
«Si tan solo supiera de esos pandilleros, a quién obedecen, o saber simplemente cómo se maneja la pandilla escolar… podría investigar más a fondo». Una idea descabellada se instaló, ninguna mujer en su sano juicio intentaría integrarse al grupo, sin embargo siempre existe una primera vez. Se enfrentó a varios yankees durante los años en la preparatoria, era rápida y sus patadas eran letales, Kimura las vivió en carne propia, fue derrotado con una.
«Cuando finalicen las vacaciones, encararé a esos idiotas y haré la iniciación. Me convertiré en alguien que no quiero… pero por ese idiota en especial yo…». Apretó los puños con determinación.
—¡Hermano apresúrate! —De pronto oyó una voz conocida. Miró abajo, era el mismísimo responsable de su determinación corriendo detrás de Umi.
«¡Es Kimura! ¡¿Por qué está aquí?!». Dio un paso, nerviosa por su presencia y cayendo accidentalmente.
El sonido seco de la caída llamó la atención de los recién llegados.
—¿Hanzo? —nombró erróneamente.
El rostro de la pelirroja quedó enterrado en la arena, Umi se rio a carcajadas burlándose de la vergonzosa situación.
Anzu se quitó las capas de arena liberando un aura poderosa de su cuerpo.
—¡Ha-Hanzo, no quería reírse, es solo una niña! —Kimura se interpuso rememorando el resultado de sus ataques.
—¡Di mi nombre! ¡Es Anzu! —gritó enfurecida. La marea se agitó hacia el chico y lo bañó con una ola gigante. Umi huyó pudiendo salvarse de ser mojada por el agua salada del océano.
—¡Hermano, tu novia tiene poderes! —exclamó Umi maravillada.
La chica se sonrojó, no estaba lista para verlo luego de lo vivido en el partido de vóley, el reencuentro fue muy inoportuno.
Kimura vestido por algas marinas, negó el vínculo amoroso.
—No es mi novia, es Anzu.
Minutos después, cuando las aguas se calmaron, Umi jugó armando un castillo de arena, Kimura se sentó a descansar y Anzu retomó su trabajo vigilando en busca de bañistas que estén infringiendo alguna regla, esta vez no desde la cabina.
—No sabía que trabajabas de guardavidas —inició la conversación habiéndose retirado la última alga.
—Será por hoy. Una idol dará un concierto en la playa, muchos están ocupándose de que salga bien, entre ellos mi madre.
—Ya veo. Traje a mi hermana para que la conozca… a Pori-pori-rin, es buena con las niñas. He visto cómo baila en la televisión, tiene un trasero grande —comentó, aspecto que en ese concierto atraía más hombres adultos del que quisiera.
—No hablaré del trasero de una idol contigo —la celó—. Pero no es la única que se presentará hoy. Una cantante de rock la acompañará en una canción, se llama Melody.
—¿Melody? No la conozco.
—Es porque nunca alcanzó la popularidad de una idol. Es una compositora, fue descubierta tocando en las calles. Se esforzó bastante para conseguir un sencillo con una artista famosa —contó demostrando conocimientos acerca del tema.
—¿Una cantante de rock y una idol juntas? Será interesante de ver. —Kimura pensó las atractivas piernas de las mujeres mayores de edad encima del escenario, en lugar de la música.
—Soy fanática de Melody desde la secundaria. Salió de la pobreza gracias a su arte. Es admirable, lo que puede hacer una persona para perseguir un objetivo claro. —Sonrió.
Contadas veces la vio sonreír, aunque así de cerca era la primera vez.
—Debe gustarte mucho.
Anzu descubrió a Kimura mirándola y volvió a su anterior postura defensiva.
—No estés viéndome, me molestas. —Se distanció.
—Oye, no soy un bicho raro.
—Sí lo eres, no necesariamente porque seas un yankee.
—¿Tu desprecio por los yankees nunca terminará?
—… —Anzu calló, ahora que planeaba unírseles, su concepto de yankee cambiaría. La inquietaba considerar el futuro de ser aceptada en el grupo. Posiblemente se le ocurrirían formas de desafiarlos, formas en las que el orgullo sea afectado, por lo que no era un futuro improbable.
El adolescente la notó preocupada.
—¿Qué pasa? Tienes…
—Si me preguntas “¿tienes gases?” te patearé.
—¡Hermano! ¡Vamos allí, allí hay más niños! —interrumpió Umi jalándolo del brazo para mudarse de zona.
—¿Para qué quieres ir con otros niños si te pelearás? —preguntó desanimado, accediendo a la petición.
«¿Está… volviéndose más observador?… No, siempre lo fue, solo que es un idiota y ni siquiera lo sabe». Regresó a la cabina.
Al atardecer, un imprevisto se presentó.
—¡Es una tragedia! ¡Melody no asistirá! ¡Sufrió un accidente viniendo para aquí, se quebró una pierna! —notificó Momo desesperándose.
—Tch, maldición —chistó la adolescente, perdiendo su oportunidad de verla en vivo.
—¿Qué hacemos? Los asistentes de Pori-pori-rin dijeron que explotará del enojo cuando se entere. Las leyendas de las idols furiosas son las más terroríficas, pactan con demonios para ser exitosas, si no lo son… ¡seremos maldecidos! ¡No podemos permitir que pase! —Tomó de los hombros a Anzu sacudiéndola, creyéndose las historias que oía de procedencia dudosa.
—¿Eres idiota o qué? El espectáculo no se suspenderá por Melody. Pori-pori-rin es la atracción principal, ¿recuerdas? —intentó hacerla entrar en razón usando la lógica.
—Tienes razón. No hay de qué preocuparnos… ¡Pero olvidaste la parte más importante! ¡Pori-pori-rin estará furiosa! ¡Todos vamos a morir!
—No se puede dialogar con alguien así —balbuceó.
—¡Ya sé! Se me ocurrió una solución. Pensarás que soy la madre más genial del mundo.
—Descuida, nunca lo pensaré.
—Te disfrazarás de Melody, cantarás en su lugar.
—¿Qué? ¿Hacerme pasar por Melody? Estás loca, ni en sueños —se negó cruzándose de brazos. Era una fanática fiel, no obstante jamás podría imitarla. La consideraba una diosa de la música, los dioses no pueden ser reemplazados.
—Te sabes todas sus canciones, estuviste años trabajando en tu voz para que sonara igual. Además eres alta como ella.
—Dije que no.
Momo, sin importarle la opinión de Anzu, indagó en su bolso, ilusionada con su plan.
—Guardo la peluca negra que usaba con tu padre.
—Desearía arrancarme las orejas en este instante.
—Mira, lacia y sedosa como el cabello de Melody. —Colocó un mechón encima de la cabeza de la chica—. Combina con tu blanca piel. Te verás preciosa. —Se emocionó sollozando.
—¡¿Por qué lloras?! ¡Nunca dije que lo haría! —Le arrebató la peluca de las manos, al mismo tiempo que el auto de la estrella estacionó frente a la playa.
—…
—…
Ambas visualizaron en silencio a la idol salir del vehículo. Vestía de rosa, inocente color que hacía juego con la sonrisa resplandeciente, cristalina, pura, amistosa, enternecedora, bella, inmaculada, n*co n*co nii, divina, celestial, encantadora y tierna de la master de las heroínas del público infantil/adulto.
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—¡Ha llegado! ¡Rápido, Anzu, ponte la peluca y unos lentes de sol! El vestuario de Melody está detrás del escenario! —ordenó dándole pequeños empujoncitos.
Ya no había vuelta atrás, debía imitarla, proteger la reputación de Melody cuando más necesitaba ser protegida. Ella misma se lo comentó a Kimura, se esforzó por conseguir este logro. Defraudarla, significaría tirar los sentimientos de una fanática a la basura.
El atuendo de cuero le quedaba perfecto, el parecido con la cantante era sorprendente. El productor de Melody estuvo de acuerdo con el reemplazo, si suspendían el espectáculo tendría pérdidas económicas. Realizaron la prueba de sonido y la voz de Anzu sirvió para engañar a quienes la escucharon. Los fans adultos estarían pendientes de la adorable Pori como para prestarle especial atención a la co-protagonista de la canción.
Estar frente a un público la ponía nerviosa, más con la responsabilidad que ameritaba actuar como alguien que admiraba. Trató de calmarse, aguardando que finalizara la canción previa a la suya.
—Tranquila, saldrá bien. El productor te prometió que la conocerías en persona. Ese era tu sueño. —Momo puso su mano en el hombro de Anzu, percibió un temblor constante que se intensificaba a medida que la canción continuaba su curso, y los coros de los fanáticos sonaban al unísono.
—Son cinco minutos, no es nada, puedo contra esto —repitió hasta que arribó el momento de salir.
—¡Gracias a todos mis pastelitos por acompañarme hoy!♥ —Pori recorrió el escenario repartiendo las poses favoritas de todos sus seguidores.
Los espectadores estaban divididos entre los niños ubicados adelante y los mayores atrás, separados por un importante espacio para evitar conflictos entre diferentes edades. Anzu se asomó pudiendo ver la cantidad de personas, esta superaba sus expectativas. Retrocedió asustada.
—Mamá, no puedo.
—Sí que puedes, eres la chica más fuerte de todas.
—No soy fuerte como crees. Me asustan un montón de cosas, estoy usando tacones, una falda más corta que la de mi uniforme.
—¡Necesito que envíen su poder pori para llamar a nuestra invitada!♥ —animó Pori señalando a la única luz que iluminaba.
Momo le acarició la frente suavemente a su hija y sonrió.
—No podré ser una madre genial para ti, pero eso no importa, siempre planeo ser la madre que necesitas. Ve y enséñales el carácter de una mujer rebelde con un gran cerebro y capacidad que prefiere guardarlo para los momentos más emocionantes. ¡Eres Anzu Mizuno! ¡No hay nadie más indomable que tú! —La empujó, en esta ocasión con fuerza, impulsándola a adentrarse al escenario.
La recibieron aplausos de los presentes, respondiendo a la presentación entusiasta, repleta de energía de la animada idol.
—¡Melody nos dará su poder pori!♥ —exclamó levantando el micrófono.
De repente, una explosión de chispas la sorprendió a sus espaldas.
—¡AAAhhaaa! —Anzu gritó tapándose los oídos.
—Vamos, puedes lograrlo —rezó la madre detrás del escenario.
La música se oía tan potente, que la imitadora apenas podía distinguir las voces a su alrededor.
«Maldición, ¿qué estoy haciendo? —dudó de seguir adelante—. Si me voy pasará, si me voy pasará». Cerró los ojos, renunciar era la salida fácil, pero las consecuencias serían terribles. Quedarse y equivocarse, sería igual de terrible.
Pori comenzó a cantar, la mitad del tema era suyo, por lo que le dio al menos dos minutos y medio para calmarse.
♪ Corriendo por un jardín de flores,
vi a mi yo del futuro luchando por sus sueños,
entre los copos de nieve falsos descendiendo de las luces.
¡Qué frío!
Usé mi poder PORI y los convertí en llamas,
las llamas que me llevaron a ti.
No hay nada más importante que las llamas de los sueños ♪
Memorizó la letra desde el día que la canción fue difundida en los medios. En ese momento, no pudo abrir la boca.
«Lo siento, mamá, soy una miedosa… siempre lo he sido». A pesar de que desde pequeñas Anzu defendía a Manami de las bravuconas, cuando se trataba de su reputación o sus peleas, acababa rendida. La golpiza de los pandilleros, la indiferencia de sus compañeros, fueron un claro ejemplo de los fracasos personales. Acorralada, retrocedió. La idol la siguió con la mirada, sin detenerse, experta en controlar cualquier inconveniente mientras se encontraba cantando. Descubrió que no estaba con la persona que conoció, al igual que Anzu, tuvo que fingir para no levantar sospechas. Danzó hacia ella, la tomó de la mano balanceándola al ritmo de la música.
♪ Me pierdo, voy y vuelvo,
es una confusión, no entiendo este mundo.
Con tanto entrenamiento,
sin mis pastelitos me muero de hambre,
¡¿qué hagooo?!
¡Usaré el poder PORI!
Y no estaré sola.
¡Delicioso! ♪
La actual Melody se aferró al micrófono, miró adelante, en la platea vio a Umi saltar de alegría, y a Kimura observándola directamente. Sus miedos la hicieron olvidar, el chico que le gustaba también estaba allí. Fallar delante de él, sería imperdonable. No tenía forma de impresionarlo con su cuerpo como Manami, pero tenía una potencia interna que enseñaría sí o sí.
Se zafó de Pori, recordando el significado de la canción: la diferencia de las cantantes. Jugaba el papel que mejor le quedaba, la rebelde genial que muchas adolescentes deseaban ser.
Colocó el micrófono en el soporte y empezó a cantar liberando un grito de guerra, inaugurando su parte, la que Melody peleó por tener.
♪ Naces en un hospital, entre cuatro paredes.
Luego creces encerrada entre altos muros de piedra,
aprendiendo a lidiar con el mundo de afuera.
Pero déjame decirte, niña de las coletas rosas,
el mundo que esperas encontrar,
no es muy diferente a esa jaula.
Afuera tienes el cielo como techo,
y a las demás malditas personas cerrándote el paso.
¿Qué es lo que harás?
Escapar es imposible, siempre lo fue. ♪
Anzu pateó un parlante, este emitió un sonido explosivo que motivó a los fanáticos a dar saltos frenéticos. La dulzura de Pori en sus canciones, era opuesta a la de Melody, lo cual provocó que Kimura quedara maravillado con la presentación.
—Es… genial —habló sin apartar la vista de la cantante.
Melody sin ser la real, se ganó a un seguidor con ayuda de su más grande fan.
La idol se alegró viendo como Anzu recuperaba la confianza. Ofrecieron un show excelente, terminaron agotadas, pero agradecidas por el resultado. La estudiante de preparatoria se retiró del escenario y desfalleció sobre sus rodillas.
—Jamás… volveré a hacer algo así. —Respiró aliviada. Momo se le tiró encima, emocionada con el logro de su hija mayor.
—¡Sabía que podías hacerlo, estoy tan orgullosa! —exclamó con lágrimas de felicidad.
—Gracias, mamá. —Le devolvió el abrazo.
Finalizada la presentación, Pori-pori-rin abandonó sus labores del día. Bebió toda una botella de agua, escuchando las indicaciones de su productor, como si fuese una luchadora descansando de su asalto final. Debía regalar más sonrisas a sus fanáticos de camino hacia la camioneta.
Caminando rodeada de asistentes, se detuvo a interactuar con Anzu.
—Estuviste estupenda.♥ —Le arrebató una toalla a una mujer y se la ofreció, ya que nadie se dedicó a hacerlo, después de que salvara a su equipo de la ausencia de Melody.
—Tú también. —Apenas podía alzar la voz por el esfuerzo de una inexperta en el canto.
Una vez la sensación del pop dejó la playa, todos se dispersaron y volvieron a sus vidas normales. Anzu, aún disfrazada, buscó a Kimura entre la multitud. La estuvo mirando en el espectáculo, percibió que siendo ella misma no captaba así su atención, por lo que aprovecharía para complacerse, se lo merecía. Lo encontró solo, destacando su cabello rubio entre el oscuro habitual de los demás. Aguardaba a que Umi saliera del baño, revisando la casilla de correo en su celular. Más tarde le rezaría al dios milagroso que armó ese momento para ella, ahora era hora de actuar.
Lo sorprendió tocándole el hombro para que volteara. Kimura lo hizo, no tuvo tiempo de descubrir quién era, hasta que Anzu acercó sus labios a los de él.
Tras separarse del joven, huyó.
—… —Kimura quedó en silencio, asimilando lo que acababa de pasar—. Me besó… ¡Una estrella de rock!
Comments for chapter "32"
QUE TE PARECIÓ?
Qué genial capítulo, ¡Anzu es la mejor!, me siento mal, porque como dice la narración Anzu no destaca demasiado por su atractivo corporal, pero tiene un rostro muy bello y me encanta su actitud.
La ilustración de Anzu en el escenario y Kimura viendola simplemente me encantó. n_n