Yatareni - Volumen 1 - 10
Mayra y yo estábamos por marcharnos de aquel lugar cuando oímos que alguien nos habló pidiendo que esperáramos.
Era el chico de los lentes y su grupo, acompañados también de la niña disfrazada del hada de hielo.
El de los lentes, que por la posición en la que estaba, parecía ser el líder, se acercó con bastante confianza a Mayra, así como lo hizo conmigo hace un momento, y, tomando su mano, felicitó efusivamente a la chica. Y Mayra, que no se esperaba para nada ese acto, no sabía qué hacer.
─En nombre de SPEED, te felicito por tu victoria ─soltó el chico─. Debo decir que, aunque te confundí con otra persona al inicio, me percaté que no eras tú, y eso me dejó sumamente impactado.
¿La confundió con otra persona? Seguramente habla de la otra Mayra… esperen, ¿SPEED? ¿Qué es eso?
Al mismo tiempo que yo lo pensé, Mayra preguntaba lo que significaba aquello.
─Oh, perdón ─se excusó el chico mientras se acomodaba los lentes oscuros con una actitud vanidosa─. No nos hemos presentado apropiadamente.
Alejándose un poco de nosotros, pero quedando frente a sus compañeros, hizo unas poses un poco extrañas, que me parece haber visto antes en un anime, y al mismo tiempo se presentó:
─Mi nombre es Gibrán, y soy el fundador y líder de SPEED.
─¿Qué es SPEED?
─Sociedad Para El Estudio De ─hizo una pausa─. la cultura japonesa a través de su literatura gráfica y su animación.
Tardé en entender que la palabra SPEED estaba compuesta por las primeras cinco palabras de aquella larga frase.
─¿Y las demás palabras? ─preguntó Mayra quien al parecer llegó a la misma conclusión que yo.
─Descubrimos que no cuadraba ─respondió una de las chicas que lo acompañaban─ Pero decidimos dejarlo así en lo que pensamos un mejor nombre.
No nos esperábamos que la chica de la capa roja participaría en el concurso ─comentó el chico de cabello muy corto─. A decir verdad, queríamos conocerte.
─¿Conocerme?
─La gente aquí habla mucho de ti ─comentó otra de las chicas─. Eres un poco popular por, digamos… llamar la atención por la manera en la que vistes.
Era de esperarse. Me imagino que, al verla disfrazada de esa manera, ellos asumieron que también tenía sus mismos gustos, y probablemente planeaban invitarla en algún momento.
Pero eso también significa que en Yatareni, Mayra es reconocida precisamente por andar todo el tiempo de capa roja. Tal y como lo supuse.
Para esos chicos podría parecerles una cosplayer, pero para los demás pobladores, ella les da otra imagen, y no creo que sea muy positiva.
─Por cierto ─se presentó esta última chica─. Mi nombre es Guadalupe.
─Yo soy Claudio ─dijo a su vez el chico de cabello muy corto.
─Yo me llamo Angelina ─se presentó también la primera chica.
Y finalmente la chica disfrazada del hada de hielo se presentó mientras se quitaba la peluca azul que usaba como parte de su disfraz, y ambos nos reconocimos.
─Ya te recuerdo ─me dijo─. Fuiste anoche con tu papá a comprarle pulque a mi abue.
─No es mi papá ─respondí─. Es mi tío, vivo con mis tíos por ahora.
Y agregué:
─Déjame ver si recuerdo tu nombre… tu abuelo lo dijo… pero no recuerdo…
─Soy Martina ─se presentó al fin la chica.
─La “loli” del equipo ─murmuró Claudio con una sonrisa.
─¿”Loli”? ─pregunte extrañado.
─Es la más pequeña del equipo ─comentó Gibran─. Todos aquí somos mayores de edad, pero ella tiene 14 años.
─Oh, vaya.
─Pero si te sientes raro llamándome “loli” ─dijo─. También puedes llamarme “Flor de Capomo”
─¿Qué?
─Es la canción que más le gusta.
─Entiendo.
─¿Vives con tus tíos? ─me preguntó Gibran─. ¿No eres de aquí?
─Vine a trabajar una temporada aquí ─respondí─. Pero no sé cuánto tiempo.
─¿En el campo? ─me preguntaron.
─No ─rápidamente contesté─. Soy arquitecto.
─Ah ─comentó Martina─ ¿Trabajarás con el arquitecto del pueblo?
─Eso espero ─contesté─. Aun no lo he visto.
No. En realidad, sí lo había visto, o al menos había visto dónde trabajaba, pero no me atreví a ir, y en vez de eso, terminé junto con Mayra en un concurso de cosplay. Al menos hice que ganara 2000 pesos.
Cuando Mayra estaba por decir algo, o eso creí, Gibrán la interrumpió preguntándonos de golpe:
─¿No les gustaría unirse a SPEED?
Tardamos en procesar la pregunta. Nos estaba invitando a que formáramos parte de su “Sociedad”
─¿Por qué tan de repente…? ─pregunté─. Para empezar ¿a qué se dedican?
─Leemos manga y vemos anime ─respondió Claudio─. Pero también a veces hacemos otras cosas como en los animes.
─Todo es para divertirnos ─comentó Gibrán despreocupadamente.
─Solo somos un grupo de chicos que tienen el mismo gusto y pasión por el manga y el anime ─contestó también Angelina─. Y lo disfrutamos juntos.
Por lo que me están diciendo, el club, o lo que sea, no tiene un propósito específico, más que el de divertirse con el manga y el anime.
Pero ni siquiera pregunté por las “otras cosas” de las que hablaban.
Cuando vine a este pueblo, creyendo que me iba a aburrir, podría haber esperado encontrarme de todo, incluso todas esas leyendas y cosas paranormales que comentaba mi tía.
Pero un club de anime jamás.
Gibrán repitió de nuevo su invitación para unirnos a su Sociedad.
Todavía no lograba procesar el hecho de haber encontrado aficionados al manga y al anime en un pueblo como este. Y unos tan peculiares.
Recordé entonces todo lo que dije cuando me emborraché con el pulque, diciendo que me gustaría conocer a gente con mis mismos gustos para no aburrirme en el pueblo.
¿El pulque cumplió mi deseo?
Sé que su grupo quizá no sea la gran cosa, tomando en cuenta el hecho de que estamos en un pueblo remoto de la provincia mexicana, pero peor es nada.
Supongo que Mayra también estaba pensando la proposición, pero se notaba a leguas que declinaría la oferta.
No era difícil adivinar que no se juntaría con ellos, dado que prefiere andar solitaria.
Así que, mi cabeza pensó varias cosas a una velocidad tremenda, y entonces por fin se me ocurrió cómo cumplir mi promesa a Mayra.
Si, quizá, aquello de la promesa fue algo que dije sin pensar y que no significa nada ni para mí ni para ella, pero la verdad es que no hago esto por mí, lo hago por ella, creo que puedo ayudarla, y este grupo de anime puede ser la solución.
Así que acepté la oferta de Gibrán de unirme al grupo, y me adelanté a la respuesta negativa de Mayra, asegurándole a Gibrán que ella también estaría encantada de unirse.
─Si no te lo dice es porque es muy tímida ─le dije acercándome un poco para que no me escuchara─. Pero a ella también le agradaría formar parte de tu brigada.
─Sociedad
─Lo que sea.
Espero que no me lo tome a mal por haber decidido por ella. Pero sorprendentemente, no dijo nada. Las ventajas de que sea tan callada. Me imagino que ahora está más embobada con los 2 mil pesos que acaba de ganar.
─Perfecto ─comentó Gibrán mientras nos abrazaba amistosamente a mí y a Mayra, cosa que también nos impactó─. Sólo que tenemos un problema.
─¿Cuál?
─Dentro de pocos días nos quedaremos sin base de operaciones.
─¿Qué quieres decir?
─Hasta hace poco nos reuníamos en el sótano de la casa de Gibrán ─explicó Martina─ Pero su madre le pidió que desalojáramos ese lugar porque necesitaban ocupar el sótano.
─Me dio una semana para buscar otro lugar ─comentó el líder.
─Pues ─dije─. Conozco un lugar que podría servirles. Hay una iglesia vacía encima de un cerro que serviría bien para…
Pero de nuevo, fue algo que dije sin pensar, así como con la promesa a Mayra ¿Porque no aprendo a cerrar mi boca?
─Eso sería genial ─dijo Gibrán siempre hablando positivamente─. ¿Puedes llevarnos?
Ni siquiera tomó en cuenta el hecho de que me detuve antes de tiempo.
Los cinco chicos, algo más emocionados desde que oyeron lo que dije, salieron primero del lugar dejándonos atrás a Mayra y a mí.
Ya estando solos, fue cuando sentí todo el peso de la mirada penetrante de la chica. Ella me lanzó una mirada asesina y salió del lugar.
Le acababa de quitar a Mayra su lugar privado, pero ya no podía retractarme.
Y se supone que quiero ayudarla.
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