Yatareni - Volumen 1 - 11
Durante todo el camino hacia la iglesia, no dije ni una sola palabra, y no me atreví a mirar a Mayra.
Y ella era experta en ignorarme, tal y como lo estaba haciendo en ese momento.
Si no se había molestado porque la metí a la fuerza al club, ahora lo estaba por haberle quitado su santuario.
Entonces llegamos al susodicho lugar.
Los chicos de SPEED rodearon la construcción analizándola hasta el más mínimo detalle, entraron en ella y siguieron con la faena.
Y al final, reunidos todos, nos comunicaron su decisión:
─Mi tropa y yo lo hemos discutido, y hemos decidió establecer en esta iglesia la nueva base de SPEED. Solo será cosa de limpiar el lugar, retirar la maleza y acondicionarlo para que pueda albergar la Sociedad.
─Jaja, que bien que te haya gustado ─dije tratando de parecer condescendiente, cuando no debería.
Y, dirigiéndose a su tropa, les dijo, haciendo de nuevo esas poses curiosas:
─Mañana a primera hora, vendremos con todo lo necesario para limpiar y acondicionar este lugar, y al día siguiente nos mudaremos. Aprovecharemos que es fin de semana para ejecutar nuestra tarea.
Sonó como un líder dando un discurso antes de ir a la guerra.
Y los demás miembros lo secundaron.
Sé que Mayra y yo ya formamos parte de “eso” pero aun no sentía las ganas de unírmeles. Faltaba mucho para eso. Mucho.
─Antes de despedirnos, me gustaría hacer nuestro grito de guerra ─anunció Gibrán─. Servirá para que los nuevos reclutas lo conozcan.
Y de nuevo los otros cuatro miembros lo secundaron.
─¿Grito de guerra?
─Lo hacemos cuando nos despedimos o cuando terminamos de hacer algo importante ─comentó Claudio.
─Lo que tienen que hacer es lo siguiente ─explicó el líder.
Gibrán gritó primero el número uno, pero en japonés, que es “Ichi”, y al mismo tiempo levantaba su mano derecha, a la altura de su cuello y de ésta, levantaba el dedo índice, poniéndolo un poco más abajo que su rostro, además de que encorvaba un poco la espalda.
El siguiente en gritar fue Claudio, quien dijo el número dos en japonés, es decir “Ni” y al mismo tiempo adoptó la misma postura que Gibrán.
Y así, las otras tres chicas hicieron lo mismo con sus respectivos números, quedando al final todos en círculo y con los dedos índices formando otro círculo más pequeño en el centro del primero.
Los siguientes seríamos Mayra y yo.
Según Gibrán, como yo fui el que aceptó la oferta de unirse a SPEED, era más antiguo que Mayra, por unos dos segundos de diferencia, de manera que me tocaba el número seis, o “Roku”, es decir, el número que nos tocaba era el orden en el que se integraron a SPEED.
Y finalmente, Mayra, mucho más tímida que de costumbre, hizo lo mismo y repitió su número, siete o “Nana”
Cuando ya todos estábamos en el círculo con los dedos índices levantados, a la señal de Gibrán, saltamos y al mismo tiempo levantamos los índices lo más alto que pudimos mientras gritábamos “SPEED” con todas nuestras fuerzas.
O eso debimos hacer Mayra y yo, pero no lo hicimos correctamente por el agobio de la pena ajena. Dios mío, no puedo creer que acepté unírmeles.
Afortunadamente, los otros gritaron tan fuerte que no se dieron cuenta.
Pensar que la chica que todo el tiempo anda disfrazada encontraría algo como esto vergonzoso.
─Eso es todo muchachos ─anunció Gibrán─. Nos vemos mañana aquí a primera hora, traigan herramientas y todo lo necesario para limpiar este lugar, lo dejaremos como nuevo.
Todos accedimos y el grupo se dispersó, quedando solo Mayra y yo en el lugar.
Una vez solos, lo primero que hice fue disculparme con Mayra por haber ofrecido su escondite así de la nada.
─Olvídalo ─dijo todavía algo apenada por lo que acabábamos de hacer─. Desde que te encontré aquí por primera vez, este lugar dejó de ser privado.
No dije nada, pero tenía toda la maldita razón del mundo.
Entonces cambió su semblante de manera casi inmediata y comentó un poco curiosa, pero sin mirarme:
─Por cierto, no sabía que venias a trabajar como arquitecto.
─¿No te lo dije?
─No ─respondió─. Lo mencionaste durante el concurso de cosplay.
─Ah ─contesté─ Pues sí, vengo a trabajar como arquitecto.
─Entonces acompáñame ─me dijo─. Ahora me toca a mí guiarte.
─¿A dónde?
Realmente este pueblo es pequeño. Resulta que Mayra es hija del arquitecto de la oficina a la que no me atreví a entrar antes. Pero ahora ella me acompañaba.
La oficina del arquitecto era pequeña, pero estaba muy bien distribuida de manera que parecía haber más espacio. Aunque tampoco había muchos muebles ahí.
Lo que sí me llamó la atención era que, en una repisa, había algunas figuras de personajes de anime, casi todos de los 80’s. Creo que ya sé de dónde sacó la afición su hija.
El arquitecto, era un hombre vestido con chaleco, el típico que usan los arquitectos en el que parece que pueden guardar cualquier cosa, desde un bolígrafo, hasta una viga. Usaba una camisa a cuadros, pantalón de mezclilla y botas industriales.
Estaba sentado frente a su escritorio donde había bastantes papeles desordenados, una pequeña maqueta de una casa residencial, un plano de esa misma casa y su casco de construcción con unos caracteres en japonés que no supe qué decían.
Su hija intercambió palabras con el arquitecto y ella después ocupó un asiento de piel que había cerca de ahí, en una especie de sala de espera.
El arqui se presentó y me preguntó:
─Mi nombre es Víctor ¿De dónde vienes?
─De la ciudad de México ─respondí un poco tímidamente─. Vine para trabajar con usted porque me dijeron que necesitaba dibujantes.
─Así es ─dijo─. ¿Sabes hacer planos por computadora?
─Si ─respondí.
─Ok, trabajarás conmigo ─comentó─. Estoy comenzado un proyecto de una residencia cerca de aquí ─dijo mientras me mostraba precisamente la maqueta y los planos.
─¿Una residencia?
─Después te llevaré a ver la obra. Pero por ahora solo necesito que dibujes los planos y les hagas las correcciones que te diré.
─¿Esta es la residencia? ─pregunté al analizar los planos.
─Es apenas el plano arquitectónico ─respondió─. Aún faltan las instalaciones, los acabados, la estructura, de todo eso te encargarás tú.
─Entiendo ─y di las gracias por haberme contratado.
─Preséntate el lunes a las 9 de la mañana.
─Muchas gracias ─repetí hablando bastante formal─. Me retiro.
Me sentí un poco extraño durante todo ese tiempo, pero no sabía por qué, si fue porque su hija la cosplayer fue la que me trajo a conseguir trabajo, o fue por el hecho de que el arqui se me quedó viendo con algo de asombro cuando me vio llegar e irme con su hija.
Ojalá no lo malinterprete.
Saliendo de su oficina, Mayra y yo conversamos un poco.
─Gracias ─le dije─. No me imaginé que tu papá fuera el arquitecto con el que pensaba trabajar.
─Pues solo lo hice porque antes papá mencionó al aire que necesitaba ayuda ─comentó─. No es como si él me hubiera pedido que buscara uno. Aquí en Yatareni nadie, además de él, tiene la carrera de arquitectura, o sabe hacer planos por computadora.
─¿Tú no sabes?
─Yo no estudie eso.
─¿Qué estudiaste?
─Quería estudiar leyes ─respondió─. Pero tuve problemas y no pude acabar la carrera.
─¿Qué problemas?
Permaneció callada por un rato, como si se hubiera acordado de algo, y al fin respondió:
─Cosas personales.
─Ah ─murmuré y luego agregué─: …Por cierto, discúlpame de nuevo, por quitarte tu escondite, tú me ayudaste a conseguir empleo y yo te quité…
─Ya no importa, olvídalo ─interrumpió─. Supongo que era inevitable.
─¿Siempre has sido solitaria toda tu vida? ─pregunté después de pensarlo mucho.
─No exactamente ─respondió.
Cuando parecía que me iba a contar más acerca de ello, de la nada, un tipo con pinta de rockero salió, se abalanzó sobre Mayra y la jaló del brazo de manera violenta.
─¿Qué haces aquí con este…─ pero se detuvo al verle el rostro y la soltó.
Unos segundos más, uno solo y habría tenido que intervenir, aunque, no sabría cómo hacerlo.
Nunca he sido bueno para las peleas, yo preferiría resolver las cosas de manera pacífica, como buen cobarde que soy.
─¿Quién eres tú? ─pregunté.
Él no dijo nada, ni siquiera me miró, siguió viendo a Mayra como si la reconociera de algún lado. Y quizá sí era así.
─Te pareces mucho a ella ─murmuró.
Y se alejó rápidamente, sin disculparse siquiera.
Después de aquello, Mayra había quedado asustada, casi en shock, así que me quedé más tiempo con ella hasta que se tranquilizara. Algo como eso resultó ser bastante traumático para ella.
¿No será que ese tipo estaba buscando en realidad a la otra Mayra?
Comments for chapter "11"
QUE TE PARECIÓ?