Yatareni - Volumen 1 - 36
Supongo que fue suerte, porque no pasaron ni cinco minutos y ya la había encontrado.
La vi contemplándose en el espejo de una vidriería.
Se miraba de una manera muy curiosa, como si jamás se hubiera visto en un espejo y esa fuera su primera vez. Al igual que con la otra, verla vestida de Mayra Páez fue demasiado raro. Aunque eran físicamente idénticas, a ninguna le quedaba el look de la otra. ¿Será porque ya estoy acostumbrado a ellas y las conozco bien?
Me acerqué lentamente y ella, aunque quizá ya me había detectado siguió contemplándose
─¿Qué sucede? ─le pregunté.
Esperó como tres segundos y me dijo:
─Soy Mayra Páez ─y volteó a verme─. Mayra Palacios me dijo que te dijera eso.
─No es así ─respondí─ Te pareces, pero no eres tú. Ni su ropa te queda.
─Pero no me aprieta.
─Me refiero a que… pues que no es tuya, que no eres ella. Te queda mejor el cosplay de caperuza que siempre usas.
Y se sonrojó. Ella misma se dio cuenta cuando se miró al espejo otra vez.
─¿De verdad… crees eso? ─me preguntó mientras jugaba un poco con su cabello.
─No es que te veas bien o mal ─respondí─. Es más que nada… que ya me acostumbré a verte así, y pues… no te conozco otro cambio de ropa, excepto cuando usaste la piyama.
La chica guardó silencio por otros segundos y al final dijo:
─¿Aunque ahora este vestida de Mayra Perfecta, crees que me sigo viendo bien?
─Claro que… espera ¿Mayra Perfecta? ¿De qué hablas?
No contestó mi pregunta, pero comentó:
─Creo que me siento bien vistiendo otra ropa que no sea el vestido ni la capa.
Y agregó:
─Si no tuviera mis traumas me compraría mucha ropa y todos los días vestiría algo diferente.
─¿Traumas?
─Olvídalo ─dijo y dejó de mirarse.
─Además ─comenté─. Si tienes ropa. Mi tía te regaló mucha, ¿no lo recuerdas?
─Ah, es verdad.
Hubiera preguntado acerca de los “traumas” a los que se refería, pero probablemente no se animaría a contestar, y si lo hacía, la plática se extendería demasiado, así que no era el momento.
─Bueno ─sentencié─. Vámonos, la otra Mayra te está buscando también.
Mientras caminábamos, ella me dijo que se sentía extraña porque era la primera vez que nadie la veía raro, es decir que no acaparaba las miradas. Obviamente porque no llevaba su disfraz. Siendo que debería ser al revés.
Pero luego entendí que fue a lo mejor por esta razón por la cual Mayra Páez le dijo que anduviera deambulando por todo el pueblo.
****
Mayra Páez avanzó a paso lento a través del parque hasta llegar a los dos los cuales aún no se habían percatado de la presencia de la chica, y eso era porque estaban muy unidos.
Se detuvo en seco y recordó que estaba vestida de manera diferente. Se preguntaba si su exnovio la reconocería vestida de ese modo.
Independientemente de la pena que podría haber pasado el ser vista así, siguió avanzando. Mayra se relajó. Comprendió que ahora que estaba disfrazada de la otra Mayra, muy famosa en el pueblo precisamente por ello, podría ser que ella pasara desapercibida para la pelirroja y su acompañante.
Alice fue la primera en percatarse de la presencia de Mayra. Se separó rápidamente de aquel tipo y la miró un poco extrañada.
─Oh, tú eres la chica que siempre anda por ahí disfrazada.
─Cierto ─comentó a su vez el tipo en una actitud casi burlona─. Me la encontré una vez al confundirte con Mayra, pero me sorprende que tú también te llames Mayra ¿Quién diría que aquí viviría otra chica idéntica a ella?
En efecto, Mayra Páez comprobó que no era reconocida y sonrió un poco para sus adentros. Tenía muchas cosas que decir debido a lo que sentía en ese momento, pero decidió guardar silencio para poder obtener más información.
─¿Oye mija? ─le preguntó el tipo─. ¿No te cansas de andar todo el tiempo vestida de emo? ¿Te gusta llamar la atención?
─No es… soy emo ─corrigió Mayra─. Es… algo que no entenderías.
─Es un personaje de anime ─aclaró Alice.
─Ah, por supuesto ─murmuró─. Mayra también tiene esa tendencia de ver esos dibujitos chinos.
─Es japonés.
─Como sea.
─¿Quién es él? ─preguntó Mayra a Alice.
─Es mi novio, bueno, algo así ─respondió sonriendo tímidamente.
─¿No-novio? ─Mayra sonreía, pero a leguas se notaba que le costaba mucho trabajo y trató de contenerse.
─Es una larga historia, chuuni ─explicó la pelirroja─. Verás, ella fue novia de tu clon antes, pero creo que ella no supo valorarlo, es una tonta por haberlo dejado ir, porque es un amor.
─Ella dice que yo la maltrataba mucho ¿puedes creerlo? ─comentó a su vez el tipo.
De sobra Mayra sabía que todo eso era mentira. Ella había sido engañada y él negaba la verdad. No podía entender cómo fue que su exnovio logró engañar a su amiga tal punto que lo creía una persona completamente diferente a la que ella conoció.
Y también se preguntaba, suponiendo que aquello fuera cierto, ¿Por qué él se comportaría de forma violenta con ella, y de una manera cariñosa con Alice? ¿Acaso jamás hubo amor?
─Yo creo recordar ─inventó Mayra─. Que ella una vez me dijo que tú querías volver con ella.
─Al inicio sí ─contestó─. Pero después me di cuenta de que era una pérdida de tiempo y que una chica como ella no valía la pena, sobre todo después de encontrarme con esta preciosidad.
Y acto seguido acarició la mejilla de la pelirroja, mientras ella sonreía.
─¿Por qué dices eso? ─y le dijo a la pelirroja─. ¿Y tú estás bien con eso? ¿Qué pasaría si Mayra se enterara? ¿No es tu amiga?
─Te contaré algo pequeña, pero no le digas a nadie ─dijo Alice sonriendo maliciosa─. Si te soy sincera Mayra Páez me cae muy mal. Me molesta que se la pase dándonos órdenes a todos nosotros, siendo que ella es la única de todo el equipo que no tiene una carrera profesional ¿quién se cree ella para dar órdenes a profesionistas? No tiene ningún talento especial, y el único que al parecer tiene, que es el canto, no lo explota adecuadamente, además no tiene nada que ver con lo que nosotros hacemos que es animación. Ella no estudió nada de eso, ¿Qué va a saber ella de eso?
─Es lo mismo que yo creo ─continuó a su vez el tipo─. Por lo que me está contando mi Alice, creo que todos están con ella nada más porque ella tiene dinero, o mejor dicho, es su madre la del dinero. Ella por su cuenta parece que no puede hacer nada. Resultó ser una mantenida. La verdad es que hasta habría preferido ligarme a su madre y no a ella, porque es ella la del dinero.
Fue como un balde de agua fría para Mayra. Pensar que dentro de Nipponkenkyo había alguien que pensaba de ese modo tan hostil. Fingir frente a los demás y a ella misma una sonrisa hipócrita cuando por dentro le llueve toda clase de injurias y calumnias. Se preguntaba si los demás miembros de su Sociedad pensarían lo mismo que Alice, si también hablarían a sus espaldas comentando todas esas cosas. No sabía qué era peor, eso o el hecho de que su exnovio y un miembro de su propio círculo social estuvieran viéndole la cara, burlándose a sus espaldas.
─No creo que sea buena idea que le cuentes eso ─le dijo el tipo a Alice─. ¿Qué tal si va y le dice todo?
─No te preocupes ─respondió Alice─. Es una chica antisocial. Los pocos con los que se junta, están con ella por mera lastima. Además, jamás le creerían. No pueden tomarse enserio a una chica que todo el tiempo esta disfrazada y así anda en la calle.
Ahora atacaba a la otra Mayra. Mayra Páez decidió que ya era suficiente.
─Se acabó ─anunció mientras se quitaba el gorro de la capa y se anudaba improvisadamente el cabello hasta formar su característica cola de caballo─. No dejaré que se sigan burlando de nosotras.
─¡Mayra! ─dijeron ambos sorprendidos.
─¿Qué sabes tú sobre lo que siente o piensa la otra Mayra, o las razones por las que hace lo que hace? ─replicó Mayra Páez molesta─. No hace mucho que me enteré que siempre está vestida así porque no puede superar la pérdida de su madre. Una de las cosas que más me molesta de la gente es que sea prejuiciosa, que juzgue y se hagan ideas incorrectas sin saber ni investigar.
─¿Tú lo planeaste todo? ─replicó el tipo molesto─. ¿Te disfrazaste de esa loca para poder espiarnos?
─Fue casualidad ─respondió─. Pero me doy cuenta de todo ─y dirigiéndose a Alice, le dijo─: Por lo que veo no estas para nada informada Alicia, ya que eres la miembro más reciente.
─Ya te dije que no me llames Alicia.
─Alicia es tu nombre─ replicó Mayra─. ¿Sabes por qué fundé Nipponkenkyo? Sí, tenemos la idea de fundar un estudio de animación, pero lo hice también porque yo quiero hacer algo por mí misma. Tengo mucho dinero gracias a mi madre pero al final todo eso le pertenece, ella se lo ganó con su propio dinero y esfuerzo. Ya se los había contado, por eso yo quiero hacer algo por mí misma, sin tener que depender del dinero de ella. Ese es mi deseo de superación, pero eso es algo que al parecer no entendiste.
─Y en cuanto a ti ─ahora le tocaba al tipo que la acompañaba─. Toda esa basura que dijiste de que querías volver conmigo, que era tuya… ¿enserio?
─Tienes razón, ni vales la pena ─respondió─. Dirás lo que quieras pero sigues siendo un mantenida mientras no…
No terminó la frase. Una cachetada que resonó por todo el parque lo interrumpió. Fue tan fuerte que el muchacho casi perdió el equilibrio. Esto comenzó a llamar la atención de la gente que pasaba por ahí, los cuales se detuvieron a ver qué estaba pasando.
─Nadie ─dijo el tipo sobándose la mejilla pero hecho un manojo de ira─. ¡Nadie me golpea de esa manera! ¡Y menos una mujer!
Se lanzó contra Mayra intentando derribarla.
─¡Suéltame imbécil!
─No se va a quedar así ¿Me escuchaste?
─Espera ─la detuvo Alice─. No lo hagas, estás llamando mucho la atención.
─¡Tú suéltame! ─y también la empujó contra el suelo.
Acto seguido, el tipo sacó de uno de sus bolsillos una navaja corta pero muy filosa.
Alice estaba en el suelo viendo lo que estaba pasando, no reaccionó.
Mayra Páez supo entonces que se hallaba en verdadero peligro. Pero no tuvo tiempo de decidir qué hacer. La mano de aquel tipo con aquella navaja, se movía a gran velocidad hacia la chica. Para Mayra ya era tarde, no podría esquivarla a tiempo.
Pero algo, o alguien, se interpuso entre ella y la navaja. Logró quitar a Mayra del camino pero esa persona no pudo moverse a tiempo. Y recibió todo el filo de la navaja en el abdomen cayendo de lleno en el suelo. La sangre comenzó a brotar de la herida.
Era Mayra Palacios.
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