Yatareni -Volumen 2 - 01
─Haremos una prueba de valor ─anunció la nueva líder de SPEED muy decidida, siendo esta su primera actividad.
Aunque habíamos entendido lo que ella dijo y lo que quería hacer, por alguna razón permanecimos en silencio por unos segundos.
─¿No será que acaso me copiaste esa idea? ─replicó Gibrán.
─¿Qué quieres decir? ─preguntó Mayra Páez.
─Nosotros ya habíamos planeado en varias ocasiones una prueba de valor pero no habíamos encontrado la oportunidad ─explicó entonces Guadalupe.
─Gibrán me dijo que ustedes hacían cosas así como en los animes ─comentó Mayra─. A mí solo se me ocurrió hacer aquello de la prueba de valor porque fue lo primero que se me vino a la mente.
Mayra nos explicó, aunque no hacía falta porque ya lo sabía, que las pruebas de valor en Japón son conocidas como Kimodameshi y consisten en que una persona o varias, van a un lugar supuestamente embrujado de noche y una vez ahí dejan algo como prueba de que estuvieron ahí, o traen algo para probar lo mismo.
Mayra Páez, para variar, además de saber de manga y anime también sabe mucho sobre la cultura japonesa.
─Espera ─replicó ahora Martina─. ¿Quieres decir que iremos a un sitio embrujado?
─Posiblemente ─respondió─. Bueno, iremos definitivamente. Cuando dije posiblemente, me refería más bien a la posibilidad de que ese lugar al que vayamos esté realmente embrujado.
─Posibilidad no ─comentó Angelina─. Iremos a un lugar que de verdad esté embrujado.
Pude ver cómo Martina se mostraba cada vez más incómoda.
─Espera ─interrumpí─. Por la explicación que acabas de decir, parece ser que no todos entraremos al lugar supuestamente embrujado, y digo “supuestamente” porque no creo en esas cosas.
─Exactamente chico escritor ─me respondió─. Solo entrarán dos personas, los demás esperaremos afuera.
─¿Lo ves Martina? ─la tranquilicé─. No tendrás que… espera, no me llames así.
─Tal y como lo acabas de escuchar pequeña “loli” ─comentó Mayra─. Acabas de escuchar al primer candidato para realizar la prueba.
─Espera ¿Qué? Eso no fue lo que yo…
─¿Quién será el siguiente? ─continuó sin hacerme ni el más mínimo caso.
Pasaron unos segundos en los que reinó el silencio y después vimos cómo la mano de Mayra Palacios se levantó hasta alcanzar la altura de su rostro.
─¿Tú lo acompañarás? ─le preguntó Mayra.
─No ─respondió también poniéndose nerviosa─. Yo solo…
─Bien muchachos ya tenemos a los dos que harán la prueba ─concluyó la líder de SPEED─. Ahora escucho sugerencias acerca de algún lugar que podamos visitar.
Nunca supimos qué era lo que Mayra quiso decir, pero supongo que ya no importa. Honestamente prefiero a Gibrán de vuelta como líder del grupo, aunque era más extravagante, también era más sensato
Pero creo que, elegirnos a Mayra y a mí fue más pura maña de ella.
─Ok ─acepté─. Pero solo porque sé que eso de los fantasmas no es real.
─Es lo que tú crees ─dijo Gibrán─. Ya habíamos hablado de eso antes en la piyamada.
─Y sigo sin creerles ─murmuré cruzando los brazos.
─Ya lo verán ustedes dos cuando hagan la prueba ─me dijo Claudio.
─Bien ─Mayra Páez carraspeó─. Como dije ¿alguna sugerencia?
Otra vez reinó el silencio.
─¿No se supone que ustedes que viven aquí deberían de conocer más lugares? ─preguntó la líder.
─Yo tampoco soy de aquí ─respondí.
─No es que no conozcamos lugares ─explicó Claudio tratando de sonar inteligente─. Se debe más al hecho de que los que vivimos aquí ya conocemos de sobra esos lugares “encantados” y ya no nos causan tanto temor.
─¿Entonces dónde planeaban hacer la prueba de valor si la hubiéramos hecho cuando Gibrán era el líder? ─increpó Angelina.
─No lo sé ─respondió el chico─. Quizá al monte Colhua, es de los pocos lugares embrujados que no conozco.
─A mi igual me gustaría hacer la prueba de valor ahí ─comentó Mayra Páez─. Pero debido a que está muy lejos y a que este tipo de cosas por lo general se hacen de noche, no me pareció muy conveniente, por eso yo quería hacer algo aquí en este pueblo, porque yo tampoco soy de aquí, de modo que hacer una prueba de valor en Yatareni será más interesante para mí.
─Pues a mí solo se me ocurre la hacienda abandonada de la que les hablé una vez ─comenté─. Para mí, visitar cualquier lugar también será interesante porque tampoco soy de aquí. Mi tía conoce muchos lugares así pero por ahora solo recuerdo la hacienda.
─¿Qué hacienda? ─preguntó la líder.
─¿En la que dicen que hay dinero, tesoros, oro? ─y Claudio se emocionó.
─No creo que haya nada ─replicó Gibrán─. Ya te lo había dicho.
─Y yo te había dicho que porqué entonces siguen buscando.
─Esos dos no dicen nada ─y Mayra me preguntó─. ¿Quieres explicarme de qué hacienda hablas?
─Pues ─respondí─. Mi tía dice que hay una hacienda abandonada que data de la época revolucionaria o quizá antes. Que hay tesoros y dinero escondidos ahí porque los terratenientes escondían sus cosas importantes para que los revolucionarios no se los robaran.
─Pero eso no tiene nada de sobrenatural ─Mayra cruzó los brazos─. ¿o sí?
─Ah ─proseguí─. Pues mi tía dice que vio una serpiente gigante y que la siguió hasta que se escondió en un agujero y que supuestamente esa serpiente le estaba mostrando dónde estaba uno de esos tesoros.
─Oh, vaya ─dijo la líder─. Yo esperaba algún aparecido o algo así, pero ya que nadie da otra sugerencia, supongo que iremos a aquel sitio.
Se levantó y anunció:
─Nos reuniremos aquí hoy a las nueve de la noche. Yo no tengo idea de donde está esa hacienda serán ustedes los que me llevarán a ella. Avisen en sus casas que llegarán algo tarde. Si todo sale bien quizá antes de las 12 de la noche todo termine.
─Supongo que le avisaré a mi hermana para que venga por mi ─murmuró Angelina─. Menos mal que mis papás están de viaje.
─Yo haré lo mismo ─comentó Guadalupe─. Pero les diré a mis padres que me quedaré a dormir en casa de Angelina, si es que quieres.
─Por mí no hay problema.
─No creo que mis abuelos me dejen salir ─comentó Martina intentando sonar decepcionada, pero fingiéndolo muy buen─. Ya saben… soy una “loli”, no puedo estar afuera tan altas horas de la noche.
─Si ese es el caso, hablaré con tus abuelos para que te den permiso y les diré que yo te cuidaré ─comentó Mayra Páez─. Aunque lo ideal sería mejor pedirle permiso a tus padres ¿no crees?
─Ella no vive con sus padres ─intervine.
─¿Eh?
─Yo vivo con mis abuelos ─dijo la pequeña─. No tengo padres, o no los conozco, no sé.
─Ah ─la líder titubeó─. Disculpa.
─No, no lo sabías, no te preocupes.
Olvidando el pequeño momento incómodo rápidamente, Mayra Páez decretó el final de la reunión y nos despedimos con la arenga de costumbre. Aclarando que Mayra aprendió la arenga de SPEED y aunque le gustó la modificó un poco. Ahora ella era la número uno, Gibrán que antes ocupaba el número uno ahora era el número dos, y Claudio se recorría al número tres y así sucesivamente.
Ya que yo haré la prueba con Mayra Palacios, de mí depende terminar esto rápidamente, probar que no hay nada sobrenatural en esa hacienda y regresar temprano a casa de mi tía. Y eso fue lo que le dije, que llegaría como a las once o máximo las doce de la noche.
Mi tía es muy amable y permisiva, pero a veces siento que, en casos como este me aprovecho de esa bondad que tiene y eso me hace sentir un poco mal. Sé que ella sabe que soy un chico recto, honesto y responsable, y no, no lo digo porque me guste presumir, pero creo que así soy, así que me sentiría mal cuando le pida permiso para hacer algo malo y ella siga creyendo inocentemente otra cosa.
Ojala nunca tenga que hacer eso.
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