Yatareni -Volumen 2 - 08
Después de despedirme de todos, Martina me alcanzó y me detuvo.
─¿Puedo pedirte un favor? ─me preguntó un poco nerviosa.
─¿De qué se trata?
─Veras ─respondió aún más nerviosa─. En la escuela me dejaron hacer un ensayo acerca de mí, mis amigos, mi casa, mi pueblo y otras cosas.
─Aja.
─Ayer en la noche lo terminé ─dijo mientras se sacaba de la bolsa de su pantalón, un grupo de hojas dobladas en cuatro partes. Habían sido arrancadas de un cuaderno de tamaño profesional rayado.
─Es este ─comentó mientras me lo daba─. Me gustaría, si tienes tiempo… si podrías revisarlo para corregir faltas de ortografía o para que le des más sentido, como… sé que eres escritor, creo que sabes más de eso que yo.
─Entiendo ─dije mientras le daba un vistazo rápido a las hojas.
Noté al inicio una letra bastante desordenada, algunas faltas de ortografía y también palabras y oraciones tachadas.
─Y después, cuando ya esté corregido ─dijo Martina─. Puedes dármelo para que yo lo copie.
─De acuerdo ─respondí─. Pero ¿está bien que hagas esto?
─¿Qué quieres decir?
─No es que no te quiera ayudar ─contesté─. Pero ¿está bien que yo te escriba de nuevo tu ensayo?
─No importa ─sentenció─. Yo ya lo escribí, solo te estoy pidiendo que corrijas las faltas de ortografía, y bueno, mis abuelos no saben de eso, y de los chicos a los que les hablo, creo que tú eres el más inteligente que conozco y que sabe de estas cosas. No podría pedírselo a nadie más.
─Ah… gracias.
Me despedí de la “Flor de Capomo” diciéndole que esa misma tarde corregiría su texto y quizá mañana al mediodía se lo llevaría, y ella se fue, olvidándose de golpe de todo el nerviosismo que tenía al hablar conmigo.
No creo que esté feliz porque yo le voy a hacer su tarea, pero no me quita nada ayudarle.
Ya desde ese día, y los siguientes, la gente en Yatareni se encontraba adornando las calles.
Yo ayudé a mi tía a poner los adornos en la calle de su casa porque, según ella, la procesión con el santo patrono de Yatareni pasaría por ahí y esas calles tenían que estar mucho mejor adornadas que el resto.
Así que lo que hicimos fue hacer cadenas de color morado con blanco, para lo cual varias vecinas de la misma calle donde vive mi tía (y también Guadalupe) se reunieron en su casa para hacer varios metros. Estas cadenas posteriormente las pegaríamos en las fachadas de todas las casas de la calle.
También compramos otros adornos del mismo color y los colgamos todos atravesados a lo largo de la calle hasta formar una especia de alfombra que cubría la calle desde arriba. Era lindo el color que se reflejaba de aquellos adornos que cubría todas las calles.
Hubo algunos vecinos que, incluso, pusieron series navideñas en las fachadas de sus casas y en los árboles, siendo que todavía faltan poco menos de dos meses para Navidad.
Mi tío se encargó de retirar la maleza de la banqueta y de recortarle algunas ramas a los arboles frente a la casa y también ayudó a los otros vecinos a hacer lo mismo.
Después de que ayudé a mi tía con todo eso, me tocaba ahora ayudar a los miembros de SPEED. Básicamente lo que hicimos ese fin de semana y los primeros días de la semana siguiente fue ayudar a nuestras respectivas familias, y, en el caso de los que no vivían en Yatareni, ya desde el sábado vinieron a ayudarnos, por eso Guadalupe estuvo con nosotros.
Desde el martes los miembros de SPEED estuvimos adornando también la plaza central, aunque más bien, lo que nosotros hicimos fue ayudar en la limpieza. Nos prestaron escobas y recogedores para barrer todas las callecitas de la plaza y recoger la basura. También ayudamos a pintar algunas partes del enrejado de hierro del kiosco.
Sobra decir que en esta faena, estuvimos todos los miembros de SPEED y Jim, el chico canadiense que dijo que vendría ayudarnos. Cuando dijo eso el sábado pasado creo que nadie lo tomo enserio, incluyéndome. Pensamos que no vendría. Pero sí vino, y parecía estar bastante alegre de que estuviera con nosotros ayudándonos. Si bien, llamó la atención de los demás vecinos porque lo reconocieron como alguien relacionado a los mineros, no le dijeron nada.
Y eso también fue, porque algunos hombres de la minera también nos estaban ayudando a adornar y a limpiar todo.
Al inicio me estaba preguntando porqué nos estaban ayudando hasta que Mayra Páez nos lo aclaró a todos:
─Los mineros quieren quedar bien con el pueblo y por eso nos están ayudando a adornar.
También nos explicó que ellos pusieron el 50% del presupuesto para la fiesta patronal.
He ahí la razón por la cual este año vendrían artistas de renombre a la fiesta del pueblo de Yatareni.
Me estaba preguntando, porqué estaban haciendo eso, y esperaba la respuesta de Mayra, hasta que entendí lo que estaba pasando. Tal y como ella dijo, la minera estaba pagando la fiesta y ayudándonos, porque querían ganarse al pueblo. Supongo que querían demostrarnos que eran buenas personas que no venían a destruir el ecosistema. Aunque eso no fuera del todo cierto.
Los pobladores de Yatareni aceptaron de buena gana su ayuda y el dinero para la fiesta, pero eso no les garantizaba su estancia en este lugar.
─Me pregunto si podríamos haber cambiado un poco los adornos ─dijo Gibrán mientras colocaba un cartel de la fiesta patronal en el que se apreciaba una mujer vestida como Tehuana, aludiendo al concurso de belleza “Reina de Yatareni”
─¿Qué quieres decir? ─le preguntó Claudio, que estaba a su lado ayudándole a pegar ese cartel.
Me refiero a que, si en lugar de esta tehuana ─comentó─. Podríamos haber puesto una chica de algún anime usando ese mismo vestido.
─No seas ridículo ─increpó la líder de SPEED que estaba cerca escuchándolo todo─. No todo gira en torno al manga y al anime. En esta ocasión celebramos tradiciones mexicanas.
─Además no te habrían dado permiso ─contestó a su vez Angelina.
─Entonces podríamos haber usado algún personaje de anime de origen mexicano ─insistió y me pregunto entonces─: ¿Tú conoces alguno?
─¿Yo? ─dije, lo pensé por un rato y dije al fin─: Creo que no.
Hizo entonces la misma pregunta a Jim, que estaba un poco más cerca, ayudándole a Guadalupe a colocar otro de los posters.
El canadiense tardó en reaccionar y respondió con un movimiento negativo de cabeza. Aunque creo que más bien fue porque no entendió la pregunta.
Gibrán entonces le pregunto si él conocía algún personaje de anime de origen canadiense.
Jim titubeo un poco y entonces soltó:
─¿Wolverine?
─Ese no es de anime.
─Pero de hecho ─comentó Claudio─. Si hay un anime de los X─Men. Así que, técnicamente, tiene razón.
─No creo que funcione así ─comenté.
Gibrán seguía hablando sin ver exactamente dónde pegaba su cartel hasta que terminó pegándolo encima del cartel que Mayra también estaba colocando, llevándose también su mano.
─Oye tarado ─le reclamó Mayra Páez─. Fíjate bien dónde vas pegando, pon más atención.
─La tarada es otra ─se defendió Gibrán─. Que calculó mal el espacio que tenía para colocar su cartel.
El punto es que comenzaron a discutir por algo aparentemente infantil y nosotros solo disfrutábamos su alegato. Creo que hasta a Jim le pareció un poco divertido ver cómo discutían.
Y así transcurrieron esos días.
Los últimos dos días antes de la fiesta, solo la gente experimentada se encargó de colocar el adorno más grande y más complejo. Un tapete hecho de aserrín y viruta de distintos colores colocado a lo largo de las calles por las cuales pasaría la procesión y también el obispo de Sayula cuando llegara a la iglesia de Yatareni. Les tomo dos días enteros pero valió la pena, porque les quedó hermoso, por todos los diseños e imágenes que habían en toda aquella alfombra. Era de verdad una verdadera obra de arte.
Aunque el problema es que, como ésta pasaba también por enfrente de la casa de mis tíos, fue un poco difícil cruzar la calle sin pisarla.
Afortunadamente, el clima de Yatareni, casi siempre lluvioso, se interrumpió durante esos días, como si hubiera permitido colocar la alfombra y que ésta durara hasta después de la fiesta patronal.
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Yo
Me llamo Martina Gutiérrez Aranda, tengo 14 años de edad y asisto a la escuela secundaria rural Benito Juárez. Estoy cursando el tercer grado de secundaria.
Yo nací el 5 de diciembre de 1996, en una clínica de Sayula.
Me gusta el manga y el anime, que son historietas y caricaturas que son de Japón.
Mi pueblo
Yo vivo en el pueblo de Yatareni. Me gusta mucho vivir aquí porque como el pueblo es pequeño, todo el mundo nos conoce y nos llevamos bien, también me gusta mucho cuando es la fiesta del pueblo, cuando avientan los cohetes al cielo y se ven esas luces de colores.
También me gusta que todo esté cerca y que no tenga que caminar mucho para ir a la escuela o a comprar.
Y también me gusta que este pueblo sea muy tranquilo y no pasen las cosas que pasan en las ciudades, como robos, y secuestros.
Lo único que no me gusta es que siempre hace mucho frío aunque ya me acostumbré.
Tampoco me gusta que aquí haya fantasmas y cosas de esas porque eso me da mucho miedo. Aunque la gente que no es de aquí no crea en eso, aun así me da miedo.
Pero a pesar de eso me gusta mucho vivir aquí, y no me gustaría irme.
Comments for chapter "08"
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