Yatareni -Volumen 2 - 11
Cinco minutos después, el resto de los miembros de SPEED se reunió con nosotros. Les presenté a mi hermana y les platicamos acerca del reto que nos propuso.
Naturalmente aceptaron gustosos.
Por cierto, Jim los acompañaba. También les había ayudado casi todo el día a adornar. Aunque apenas han pasado unos cinco días, Jim pasa bastante tiempo con nosotros para ser un extranjero que vino con un montón de mineros a explotar la tierra. Siento que en realidad se la pasa muy bien con nosotros pero no lo admite porque aún es un poco tímido.
Esperamos a que Gibrán consiguiera un balón de futbol en su casa y después de eso nos dirigimos a las canchas de afuera del pueblo. Las mismas en la que tuvimos nuestro primer y único encuentro con Nipponkenkyo.
Para ese momento ya estaba oscureciendo y el cielo estaba cambiando de color naranja a un tono cada vez más oscuro, empezaban a centellear las primeras estrellas. Otra noche despejada y sin tanto frío como normalmente no es costumbre aquí.
Aun así, la oscuridad no dominó completamente el panorama porque los postes de luz ya estaban prendidos.
─Y bien ─dijo la líder de SPEED una vez entró al campo─. Somos diez ¿Cómo organizaremos los equipos?
─No habrán equipos ─contestó Renata sonriente mientras tomaba el balón y jugaba un poco con el─. Serán todos ustedes contra mí.
─¿No estarás hablando enserio verdad? ─replicó Claudio.
─Ella habla enserio ─respondí.
─Me situaré en una de las porterías y todos tendrán que evitar que yo anote en la otra ─explicó─. Tendrán que quitarme el balón.
─No puede ser ─comentó Guadalupe─. Somos nueve contra una, no podrá hacerlo ¿o sí?
Sé que mi hermana es muy hábil en el futbol, pero ¿de verdad podría burlar a nueve personas? Independientemente de que esas nueve personas tengan experiencia o no en el futbol.
Renata se situó en la portería que había dicho, puso el balón en posición y ella también lo hizo. Todos los demás nos dispersamos por toda la cancha y estuvimos atentos.
─Oye ─oí que Martina hablaba un poco con Jim que era el más cercano a él─. ¿Has jugado futbol alguna vez?
─No ─contestó el canadiense─. Yo… ehm, no jugar mucho con amigos en Canadá.
─Yo sí, bueno, un poco ─contestó la niña─. Pero no sé mucho, todavía me sorprende que mi equipo escolar haya llegado a semifinales.
─No es tan difícil ─intervino Mayra Páez─. Solo tenemos que quitarle el balón, Eliseo dijo que su hermana era muy buena en el futbol, pero no creo que pueda contra nueve.
─De acuerdo ─comentó también Angelina─. Podemos ganarle.
Al parecer yo era el único que no estaba confiado en ganarle, y bueno, eso es porque la conozco muy bien. Sé muy bien cómo juega, después de todo es mi hermana.
Esperen, quizá eso podría ayudarme a ganarle. Bueno, quizá no, yo prácticamente jamás he jugado futbol en mi vida. No es lo mismo verla jugar todo el tiempo a jugar contra ella.
Pero bueno, si todos estaban convencidos de que le podrían ganar, creo que debo de confiar en ellos ¿o no?
A la señal de mi hermana, la chica salió disparada de la portería, de inmediato nosotros tratamos de bloquearla. Pero enserio, hasta a veces se me olvida que es muy veloz. Quizá debió ser velocista y no futbolista. Cuando me di cuenta ya había burlado a dos de nosotros, y subiendo. No la pudieron ni tocar. Por lo menos todos intentaron atacar directamente para quitarle el balón, solo Martina y Mayra Palacios titubearon un poco, quizá por miedo.
Al final la chica de la capa roja intentó un ataque pero naturalmente no pudo hacer nada. Aunque curiosamente fue la única que por lo menos, pudo tocar el balón con el pie.
Renata llegó a la otra portería y logró anotar un gol. En sólo 23 segundos.
Todos volteamos hacia atrás viendo cómo ya había llegado al otro lado.
Nadie lo podía creer, ni yo mismo, y eso que ya la he visto jugar antes.
Creo que mi hermana no es una profesional, es un prodigio.
─¿Quieren intentarlo de nuevo? ─preguntó sonriente, mientras giraba el balón sobre su dedo.
─Yo sí quiero la revancha ─anunció Gibrán.
Craso error, lo intentamos ocho veces y las ocho veces nunca pudimos ganarle.
Al final terminamos cansados como si realmente hubiéramos jugado un partido de futbol. Bueno, mi hermana no estaba cansada.
Al final, Mayra aceptó nuestra derrota y decidimos volver al pueblo.
Se nos ocurrió pasar a “La Poblanita” y comprar un refresco de dos litros y unos vasos desechables. Nos fuimos otra vez al parque y ahí nos tomamos el refresco. Nos hizo muy bien después de cansarnos por nada, diría yo.
Aunque era de noche, el parque ya estaba muy iluminado por todos los adornos lumínicos que pusieron además de las lámparas que también había ahí. Mas lámparas por cierto, precisamente por la fiesta del pueblo. Era una bonita estampa. Por lo que sé, cuando pase la fiesta patronal, dejarán ahí los adornos para no tener que volverlos a poner en Navidad.
Yo me senté en una de las bancas que habían quedado libres y vi que a lo lejos, mi hermana platicaba con Martina.
Entonces alguien se sentó a mi lado. Era Mayra Palacios.
Creo que titubeó un poco antes de sentarse, como si se hubiera arrepentido y estuviera por irse de nuevo, pero al final se sentó a mi lado.
─Tu hermana es buena ─dijo.
─Lo sé ─respondí─. Y aun así se atrevieron a desafiarla.
Mientras daba un sorbo a mi vaso, noté que Mayra intentaba decirme algo, pero quizá no se atrevía. Creo que intentaba hacerme la plática pero no se le ocurría nada.
─Tu hermana… ─murmuró─. Me dijo que me veía hermosa con este vestido.
─¿De verdad?
─Sí.
─Tengo la sensación de que lo entendiste mal.
─¿Qué quieres decir?
─No te dijo que te veías hermosa con el vestido ─conteste─. Ella te dijo que tú eres hermosa.
Ella se sonrojó, y también yo me sonrojé cuando entendí lo que le había dicho.
─Espera, no quería decir… que yo lo dije o piense eso de ti.
─¿Qué cosa?
─Es decir me refiero a que… ella, cómo decirlo… bueno, ella es… digamos, que tiene los mismos gustos que yo.
─¿Entonces yo también…?
─¡Ah, no!, no en ese sentido, bueno, sí, pero no por ti, o sea.
─Ah, ya, ya te entendí ─dijo poniéndose más roja de nuevo─. Ya sé de qué estás hablando, perdón.
─No te preocupes ─respondí.
─¿Entonces?… ─murmuró ahora bastante incomoda─. ¿Tú que piensas de…?
─Yo estoy orgulloso de mi hermana y de todo lo que ha logrado ─contesté─. Mi madre y yo la queremos mucho, en su escuela todos la respetan por lo mismo, es una excelente persona. Pero es inevitable que haya “otro” tipo de gente que, pues… sea muy prejuiciosa, pero creo que siempre será así.
─¿De verdad?
─Mi papá era uno de ellos ─comenté─. Y por eso ya no vive con nosotros.
Hubo entonces un silencio incómodo, más para ella que para mí.
─Lo- lo siento ─se disculpó─. No debí tocar el tema, no sabía.
─Está bien, no importa ─contesté─. Pero si, preferiría no hablar del tema.
─Aunque creo que tienes razón ─dijo─. Tu hermana es alguien admirable.
─Ya lo sé.
─Bueno ─dijo mientras se levantaba─. Me tengo que ir, papá compró ya el vestido que usaré para el concurso de belleza y me lo probaré para ver si me queda.
─Que raro ─comenté sarcásticamente─. Pensé que participarías con ese vestido gótico y la capa.
─Cla-claro que no ─respondió apenada─. No me lo permitieron.
─¿Quiere decir que sí planeabas hacerlo?
─Olvídalo.
─Pero, por lo que me estás diciendo, parece que ya hablas con tu papá de nuevo.
─Si, algo así ─respondió─. Pero aún sigo molesta porque perdió la obra de la residencia.
─Si ─contesté─. Por eso ya no hay mucho trabajo en la oficina.
─En fin ─suspiró─. Nos vemos, creo que la siguiente vez que me veas será con ese vestido.
─¿Cómo es?
─Creo que te sorprenderás ─dijo, y agregó tímidamente─: E-espero que… te guste.
Y así se fue, como es su costumbre, sin despedirse. Los demás chicos se estaban despidiendo. Y yo también.
Me dirigí con mi hermana, quien aún conversaba con Martina, para irnos juntos, pero ella se negó.
─Tu amiga me pidió que le enseñara algunas cosas sobre el futbol ─me dijo─. Dice que mañana jugarán un partido.
─Ah, es verdad ─comenté─. Está bien, pero ¿sabes llegar a la casa de mi tía?
─Claro que si ─contestó sonriente─. Me basta ir a un lugar una sola vez para memorizarlo.
Igual que yo.
─Está bien ─respondí─. Pero no se tarden… no espera, creo que debería acompañarlas.
─No te preocupes ─intervino Martina─. No nos pasará nada, ya sabes que este pueblo es muy tranquilo.
─No me refería precisamente a eso ─comenté─. Sé que sabes cuidarte y eso, pero ya sabes cómo es mamá.
─Estaré bien hermanito ─me sonrió─. No nos tardaremos mucho, practicaremos por media hora quizá y volveré a casa de mi tía.
─De acuerdo ─contesté─. Te veo más tarde.
Y me fui.
Mi mamá y mi tía no estaban en casa. Mi tío nos había dicho que mi tía había ido a un rosario y mi mamá la acompañó. Ahora que lo recuerdo, estaban realizando el novenario para la preparación de la fiesta patronal, y el de este día le tocaba a mi tía.
─¿Queres cenar algo? ─me preguntó mi tío─. O prefieres esperar a que tu mamá y tu tía lleguen del rosario.
─La esperaré ─contesté─. Aun no tengo mucha hambre.
Y mientras esperaba, vi un poco de televisión hasta que mi mamá y mi tía llegaron y cenaron con nosotros. Y también Renata llegó casi al mismo tiempo. Después de todo, sí supo llegar a la casa de mi tía.
Durante la cena platicamos de la fiesta patronal que comenzaría mañana y de los eventos y festividades que queríamos ver. Pero cuando yo le pregunté a Renata sobre la práctica que tuvo con Martina, contestó de un modo bastante superficial y después no quiso tocar más del tema diciendo que platicaron de cosas de las que yo no debía enterarme.
¿No se supone que solo iban a practicar futbol?
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Mis amigos
No tengo muchos amigos de mi edad, no les hablo mucho porque creo que saben que me gusta el anime y por eso no me hablan.
Mis únicos amigos no son de la escuela, son de Yatareni y de otros pueblos, aunque todos son más grandes que yo, me llevo bien con ellos porque les gusta lo mismo que a mí.
Angelina no vive aquí en Yatareni, vive en Ihuatzio. A veces voy a visitarla a su casa cuando sus papás le compran pulque a mi abuelito y se lo llevamos. Es con la que mejor me llevo. También me llevo bien con su hermana Evangelina.
Guadalupe vive en Calkini, y como el pueblo está más lejos, casi no voy a visitarla, pero siempre la veo cuando nos reunimos todos los sábados en la base de SPEED, la iglesia abandonada.
Gibrán es el líder de SPEED, era el líder de SPEED, es una persona que habla como si viviera en un anime, su mamá tiene un restaurante donde sirven comida deliciosa.
Claudio es otro amigo, me cae bien como los demás, pero a veces se siente raro cuando me llama loli, todos los demás cuando me llaman así lo dicen como si fueran mis hermanos mayores, pero cuando él lo dice se siente raro. Pero sé que él jamás haría nada malo.
Mayra Páez es la nueva líder de SPEED, es una chica que tiene mucho dinero y que nos consiguió muchos mangas y animes para nuestra base, es muy amigable y creo que se preocupa mucho por nosotros, creo que más que Gibrán. Su mamá tiene una editorial que publica novelas, como la de Eliseo y también ella tiene un estudio donde hacen anime, como el de Eliseo.
Mayra Palacios es una chica que también vive en Yatareni, es la que todo el mundo conoce como la chica que siempre anda disfrazada de caperucita roja, pero en realidad está disfrazada de un personaje de anime, y está siempre vestida así porque creo que todavía extraña a su madre.
Se parece muchísimo a Mayra Páez no sé por qué, porque no son hermanas ni familia, y además no habla mucho. Su papá es un arquitecto que siempre está borracho.
Y Eliseo, él no es de Yatareni, el viene de la ciudad de México y vino a vivir un tiempo con sus tíos aquí para que trabajara con el arquitecto borracho, el papá de Mayra Palacios.
Creo que de todos, es el que mejor me cae, porque creo que es el que más se preocupa por mí aunque no me diga nada, también, como viene de la ciudad sabe muchas cosas que me parecen interesantes y eso me gusta de él.
Comments for chapter "11"
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