Yatareni -Volumen 2 - 15
En el escenario de “La Mimosa”, Mayra Páez interpretaba su última canción. Justo en ese momento la cantante hacía acto de aparición.
Estaba vestida igual que Mayra, sin embargo poseía un mejor cuerpo que la líder de SPEED. Y los chiflidos del público masculino no se hicieron esperar. Pero bueno, estamos hablando de una cantante profesional.
Mayra le cedió el micrófono a la cantante y esta la despidió.
─Un juerte aplauso pa’ esta morrilla que canta rebonito ─anunció la cantante─. La verdad es que ya había llegado desde hace un buen, pero quería oírla cantar más tiempo. Tienes futuro mija.
Todavía la chica no se iba cuando nos percatamos que “La Mimosa” le susurró unas palabras en el oído haciendo sonreír a Mayra. Y entonces la chica bajó del escenario para reunirse con nosotros.
─Dios, cantas hermoso ─fueron las primeras palabras de casi todas las chicas del grupo.
─Muchas gracias ─respondió tímidamente la líder. Ahora si se parecía a la otra Mayra.
─¿Has practicado canto alguna vez? ─le pregunté─. Lo haces muy bien.
─No ─respondió─. Supongo que es talento nato jeje.
─Exclamó la señorita humildad ─bromeó Gibrán.
─Realmente a mí me gusta mucho el canto ─contestó sin hacer caso al sublíder─. Pero me he enfocado últimamente más en mi empresa de animación. Solo quería probar algo de suerte en la música y ver si podía logar algo.
─Y yo creo que si lo lograrás ─le dijo Guadalupe─. No sería raro que la representante de “La Mimosa” te llame un día de estos.
─De hecho… ─y sonrió.
─Espera ─pregunté─. Vimos que te murmuró algo antes de que bajaras ¿Qué te dijo?
─Es un secreto ─sonrió poniéndose un dedo en la boca.
Ahora comenzaba el verdadero concierto. “La Mimosa” comenzó a cantar sus canciones, mientras nosotros decidimos movernos un poco más para poder apreciar mejor el concurso de belleza que todavía se estaba llevando a cabo.
Una por una, la coordinadora del evento, presentaba cada chica, entre otras cosas mencionaba su nombre, su edad y en algunos casos su ocupación. No hubo necesidad de mencionar su procedencia porque se suponía que todas eran del mismo pueblo. También comentaba un poco acerca de la indumentaria tradicional que portaba cada una, de dónde era originaria y sus características más notables.
Una vez que todas se presentaron, la coordinadora mencionó la manera por la que se elegiría la ganadora.
Había un grupo de jueces apostado al lado del escenario. Pero, contrario a lo que uno pensaría, estos jueces no calificarían el atuendo de las participantes en sí, lo que ellos calificarían seria a la persona que las estaba usando, su gracia y entusiasmo. Parece ser que varios de esos jueces eran profesores de preparatoria y universidad, y también entre ellos, estaba la ganadora del año pasado.
Pero también se usaría el voto del público. Se usaría una ronda de aplausos para cada una de las participantes. Curiosamente así fue como Mayra Palacios ganó aquel concurso de cosplay. Veamos si hoy la historia se repite de nuevo.
Pero, a diferencia de ese día, había mucha más gente reunida. No estábamos realmente seguros de que podíamos hacer que ganara. Creo que teníamos la idea de que solo nosotros diez, y también su padre, votaríamos por ella.
Los jueces deliberaron por un rato y eligieron a su favorita, sin embargo, no lo revelaron en el momento, simplemente entregaron un papel con su decisión a la coordinadora del evento.
─Los jueces ya han elegido a su chica ganadora ─anunció─. Y ahora le toca al público elegir la suya.
La organizadora explicó que si el público eligió a una chica diferente a la que eligieron los jueces (cosa que sería más probable) se haría un desempate entre ambas.
Y entonces, una por una, avanzaron al frente y cuando se indicaba, el público estallaba en aplausos, y a veces gritos que variaban en intensidad, dependiendo de quién era su elegida.
Y cuando Mayra Palacios salió al frente…
Antes de que eso pasara, habíamos deliberado que haríamos el mayor escándalo posible, no solo con aplausos, sino con gritos, y cualquier cosa que se nos ocurriera. En realidad no sabíamos si algo como eso era válido. Qué pesimistas nos habíamos vuelto, igualitos a ella. Pero cuando la chica salió, todo el griterío y aplausos de la gente a nuestro alrededor opacaron los nuestros. Nadie se lo esperaba, al menos de nosotros.
Ya nadie dudaba de quién era la ganadora.
Y es que realmente el vestido se le veía hermoso. Aunque a las demás también se les veía bien lo que llevaban puesto, la diferencia con Mayra Palacios es que ella tenía algo que no podíamos describir del todo.
Era como si hicieran algún documental sobre los trajes típicos del país, y ella fuera la modelo del traje de tehuana, porque le quedaba perfecto a tal grado que el traje parecía haber sido creado para ella.
Y para variar, se reveló también que los jueces llegaron a la misma conclusión. La miembro más asocial de SPEED, ganaba por segunda vez una competencia en su pueblo natal. No nos importó ni siquiera que todo eso fuera muy cliché. O que estuviera arreglado. Bueno, no lo estaba.
Mayra fue felicitada por las demás concursantes. La ganadora del año pasado, le entregó un ramo de rosas y una pequeña corona. De cierto modo si parecía una final de Miss Universo.
Los jueces también se acercaron a felicitarla y estos le dieron un premio, un sobre cerrado. Sin embargo, fue la propia anunciadora la que nos reveló lo que aquel sobre contenía. Ocho mil pesos.
─¿Ocho mil pesos? ─exclamó Gibrán─. ¿Solo por ponerse un taje típico y caminar con él?
─No basta con eso ─replicó Mayra Páez─. Ella tenía algo que las demás no y no podría decir que fuera carisma o algo así. En realidad es complicado explicarte.
─¿Tú qué crees que sea? ─le preguntaron.
─Un motivo ─respondió Martina sonando algo más seria de lo normal, incluso cruzó los brazos y cerró los ojos al decirlo.
─¿Motivo?
─Todas las demás concursantes participaron porque querían ganar el premio ─comentó la niña─. Pero creo que ella tenía un motivo aún más importante, por eso se esforzó tanto, se le notaba en la cara.
─Oye, oye ─le replicó el sublider─. Si vas a empezar a hablar como en los animes, al menos habla de manera que te podamos entender.
─Además yo no vi nada ─argumentó Claudio.
─Eso es porque son cosas de chicas ─comentó Angelina.
─Además ─dijo Gibrán─. Nadie sabía cuál iba a ser el premio.
No se trataba de que si Martina dijo algo sacado de un anime o no, aquí el punto era saber a qué se refería con eso.
El evento había terminado. La gente comenzó a levantar las sillas porque como el ambiente en el concierto de “La Mimosa” ya se estaba prendiendo, había que hacer espacio para la gente que quería bailar. Mayra bajó a saludarnos y todos la felicitamos. Repitió su hazaña del día del evento de cosplay, pero a lo grande.
─Ese vestido te queda perfecto ─le dijo Mayra Páez─. Deberías de usar ese a diario y dejar el otro.
Reímos un poco.
─Te oí cantar ─respondió─. También lo hiciste bien.
Y se abrazaron. Los demás también la abrazaron para felicitarla.
La cosa con esto es que cuando me “tocaba” a mí felicitarla, fue ella la que tomó la iniciativa sin pensarlo al parecer. Y me abrazó.
Ahora que lo pienso, creo que esa fue la primera vez desde que la conozco que me abraza.
Cuando se dio cuenta, se separó rápidamente de mí y me vio de una manera extraña, como si no hubiera querido hacerlo en un principio. Se puso demasiado nerviosa y, con el pretexto de que tenía que ir a cambiarse, se alejó rápidamente de nosotros. No entendí por qué reaccionó así si con los demás estuvo más tranquila.
─¿Vamos a esperarla para recorrer el lugar? ─preguntó Gibrán.
─Adelántense ustedes ─contestó Angelina─. Yo iré con Mayra para ayudarla a cambiarse y después los alcanzaremos.
Estuvimos de acuerdo y mientras nosotros recorríamos las demás atracciones, Angelina se fue con Mayra.
A esa hora, cuando ya estaba comenzando a atardecer, los eventos musicales estaban comenzando a ganar terreno, y gente.
Además del concierto de “La Mimosa” en otros escenarios habían llegado ya otras bandas a animar la fiesta, incluso hubo una que cantaba covers de canciones en inglés. Pude escuchar “Do I wanna know” de Arctic Monkeys. Cantaban tan bien que pensé que los verdaderos monos árticos estaban aquí. Y no me sorprendería saber que eran ellos. Es decir, esta fiesta patronal la financió una de las compañías mineras más grandes del continente. Si hubieran querido podrían haberlos traído.
Pero solo estuvimos deambulando por ahí, ocasionalmente comprando algo para comer, como una rebanada de pizza o una manzana envuelta en caramelo. La única que no llevaba dinero consigo fue Martina porque lo había olvidado, así que decidí invitarle unos plátanos con crema.
Luego de un rato, cuando ya solo había puros eventos de baile, se nos ocurrió acercarnos otra vez a los escenarios musicales. Había mucha gente bailando al ritmo de diferentes géneros musicales, incluyendo a “La Mimosa” que aún seguía cantando.
─¿Alguno de ustedes sabe bailar? ─nos preguntó Mayra Páez.
Nadie respondió, nuestro silencio lo dijo todo.
─¿Y tú sabes bailar? ─le pregunté.
─Un poco.
Pero Mayra como de costumbre es impredecible.
Mayra me arrastró hacia el escenario y comenzamos a bailar. Esto hizo que Guadalupe y las demás chicas también hicieran lo mismo y agarraran a las parejas masculinas del grupo.
Qué inesperado. Normalmente ellas esperarían a que ellos los inviten, pero creo que no lo iban a hacer y por eso tomaron la iniciativa.
Pude ver a Guadalupe con Claudio, Martina con Gibrán y Renata con Jim. Esperen ¿Mi hermana bailando?
Aunque le había dicho a Mayra que no sabía bailar, a ella no le importó. Pero después de ver a los demás cómo lo hacían, creo que logré agarrarles el paso. Aunque eso no evitó que pisara a la chica unas tres veces. Pero me acostumbre rápido, y es que el ritmo que tocaba “La Mimosa” era un poco fácil de imitar. Y hasta le terminé agarrando el gusto.
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