Yatareni -Volumen 2 - 16
─¿Y bien? ─preguntó Angelina─. ¿Qué fue eso de hace rato?
─No sé de qué hablas ─respondió Mayra Palacios mientras se acomodaba la capa roja.
Las dos chicas se encontraban en la habitación donde minutos antes, las concursantes se habían vestido. Todas se habían ido excepto Mayra, la cual ya estaba por acabar de vestirse.
─¿Por qué reaccionaste así cuando Eliseo te abrazó? ─preguntó de nuevo.
─No pareció molestarse ¿cierto? ─argumentó la chica de la capa roja.
─Creo que algo que él tiene ─mencionó Angelina─. Es que no demuestra sus sentimientos o lo que piensa al cien por ciento. Puede que él no lo haya demostrado, pero me imagino que debió estar sumamente confundido. Quizá piensa que te hizo algo malo.
─No es eso.
─¿Entonces?
Mayra se dio cuenta de que no se quitaría tan fácilmente a la chica, y suspiró.
─No sé cómo explicártelo.
─¿Qué quieres decir?
Las dos salieron de aquel lugar, y decidieron que en vez de reunirse con Eliseo y los demás, caminarían por otro lado. Para entonces la cantidad de gente era tal que comenzaron a tener dificultades para moverse. Finalmente tomaron asiento en una de las bancas del parque.
─Yo… no sé cómo decirlo
─¿Es algo grave?
─No.
─Entonces no deberías de tener problema alguno en decirlo.
La chica se ruborizó. Aunque antes había aceptado sus sentimientos, el siguiente paso, aún más difícil, era trasmitirlo.
─Puede que creas que estoy loca por haber descubierto esto hasta hoy.
─No te preocupes ─contestó─. De todos modos ya todos creen que estás loca por tu manera de vestir.
─Eso no me ayuda en nada.
─Es broma.
─Pues… veras ─la chica dio un largo y profundo suspiro─. Yo me di cuenta hoy de que…
─¿Qué cosa?
─Hay un cierto sentimiento… que yo tengo… por ya sabes quién.
No lo dijo directamente, pero Angelina lo entendió.
─Tú estás…
Y Mayra asintió llena de pena. Angelina guardó silencio por unos segundos intentando procesarlo. Aunque realmente no debería haber tardado tanto. Todo el mundo siempre los veía juntos así que era inevitable que esto pasara. O al menos era esa la lógica de Angelina y quizá la de los demás.
─Pues no es mal chico, pero, no… es decir, siempre están juntos, ¿y apenas hasta ahorita te diste cuenta? ¿Significa que ya desde antes te gustaba?
─Creo que si ─contestó y agregó─: No sé qué hacer, ahora que me di cuenta de lo que siento, me cuesta trabajo verlo a la cara y decirle lo que siento.
─No necesitas presionarte ─continuó─. Pero bueno, quizá deberías ser sincera. Además no puedes esconderte de él para siempre, en algún momento tendrás que verlo y hablar con él como antes y también tendrás que decírselo.
─No sé si eso sea buena idea.
─¿Por qué?
─¿Crees que de verdad él se fijaría en mí? ─contestó─. ¿Crees que se fijaría en alguien tan rara como yo? A veces creo que me ve como una hermana pequeña.
─Pues no sé ─contestó Angelina─. Pero la única manera de saber lo que él siente es decírselo.
Y ambas guardaron silencio. Pero Mayra tenía mucho más que decir aunque no se atrevió.
El hecho de que ella sintiera que Eliseo la viera como una hermana pequeña era apenas un mero pretexto. Había algo más profundo. Sea lo que sea que fuera, ella estaba convencida de que él jamás se fijaría en ella. Por eso tampoco se atrevía a revelar sus sentimientos. Probablemente creía que no podría soportar su rechazo. De cierto modo, estaban bien como hasta ahora, siendo amigos. O eso es lo que ella quería hacerse creer.
Angelina la sacó de sus pensamientos, anunciándole que tenían que reunirse con los demás chicos porque probablemente los estarían buscando. Mayra Palacios sintió como si un balde de agua fría le cayera encima. Aun no estaba preparada.
─Puedes hacerlo ─le dijo la chica─. Solo no pienses mucho en eso, trata de comportarte como siempre lo haces.
Después de un rato recorriendo el lugar, los encontraron bailando en el lugar donde todavía “La Mimosa” cantaba. Aunque la cantante se veía extenuada, no perdía su entusiasmo.
Mayra Palacios vio a su tocaya bailando con Eliseo y no pudo evitar sentir celos. Pero ahora que ya sabía lo que sentía por él aquellos celos habían aumentado de intensidad.
─Quiero bailar con él ─anunció firmemente.
─¿Sabes bailar? ─le preguntó Angelina.
─No ─respondió sin perder su firmeza─. Pero aun así quiero bailar con él.
─Tú lo que quieres es estar cerca de él ¿verdad?
Mayra asintió llena de pena.
─Si de verdad quieres bailar con él, simplemente ve y díselo, él no se va a negar.
─Me da pena.
─No creo que sea él quien te invite ─comentó Angelina─. Aunque debería de ser así de hecho.
Los demás miembros de SPEED todavía no detectaban la presencia de las recién llegadas. Mayra esperó a que terminara la canción. Decidió que cuando esta acabara, se lanzaría y le propondría bailar a Eliseo, pero cuando eso pasaba no se atrevía y alguien más le terminaba ganando al chico. Y se sentía frustrada por ello.
Cuando sonó la tercera canción desde su llegada, la pequeña Martina las descubrió.
─Miren, Mayra y Angelina ya llegaron.
─Se tardaron bastante ─comentó Gibrán el cual se acercó con los demás.
─Tuvimos unos contratiempos ─explicó Angelina─. Pero ya estamos aquí.
─Entonces ─anunció Mayra Páez─. Vamos a bailar.
De nuevo la chica de la capa roja perdió la oportunidad de bailar con Eliseo. Aunque ocasionalmente bailaba con los demás chicos, no dejaba de mirar a Eliseo.
Luego de un rato, decidió descansar un poco. De cierto modo también ya se había resignado a no bailar con el chico. No se atrevía a invitarlo. Además de frustrada, también estaba un poco molesta consigo misma.
─Qué cobarde soy ─murmuró.
Vio entonces que Eliseo bailaba con Angelina, y esta parecía susurrarle algo al oído. O quizá estaban demasiado cerca. Mayra se sintió traicionada, aun cuando no habría motivos reales para sentirse así. Estaba a punto de irse del lugar cuando la canción acabó y alguien la llamó.
─¿Quieres bailar conmigo?
Ella volteó y vio a Eliseo extendiéndole la mano. No sabía qué hacer pero sabía que tenía que decidir rápidamente. Un poco incrédula después de lo que había visto, terminó aceptando la invitación del chico sin saber realmente lo que estaba haciendo.
─Pero te advierto que no sé bailar.
─Pero has estado bailando con las demás chicas.
─A eso yo no lo llamaría bailar.
Llámese destino, o cliché, pero justo en ese momento, a “La Mimosa” se le ocurrió cantar la misma canción con la que debutó Mayra Páez. La misma que hizo que se diera cuenta de sus sentimientos. Mayra pensó que aquello era una “troleada” del destino.
─Esta es fácil de bailar ─comentó Eliseo─. Los movimientos son lentos como si fuera un vals.
Inconscientemente se acercaron más de lo normal quedando muy juntos. Ahora los dos estaban rojos como un tomate.
La letra de la canción hizo que Mayra volviera a soñar con aquel con el que bailaba. Se sentía tan bien que incluso olvidó todos los celos que había sentido en las últimas horas. Al final valió la pena, y mucho.
La chica entonces recargó su frente en el chico, y sonrió. Parecía como si de un momento a otro se quedaría dormida de lo relajada que estaba.
No quería que ese momento se terminara.
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