Yatareni -Volumen 2 - 37
Poco antes de las nueve de la noche, la hora indicada para que el vals comenzara, llegamos a la fiesta.
Tanto Mayra como yo intentamos vernos lo más normal posible. Ella intentado ocultar lo vivido hace unos minutos. Y yo tratando de no parecer tan desarreglado por la pelea que tuve.
─¿Por qué tardaste tanto? ─preguntó Gibrán nada más ver llegar a la líder de SPEED.
Los demás quizá pensaban preguntar lo mismo, pero tengo la sensación de que se percataron de que Mayra no era la de siempre. Así que no esperaron a que les respondiera. Pero ni ella ni yo no sabíamos qué responder. No pienso que hubiera sido buena idea decirles lo que pasó en realidad, y menos en un día como este.
─Bueno… ─dije desviando la miranda─. La verdad es que…
─Hubo un accidente ─se apresuró a decir Mayra─. Iba conduciendo a gran velocidad y no vi un bache… así que cuando pasé por ahí, una de las llantas se ponchó y pues, tardé porque el mecánico al que llamé tardó en llegar.
─¿Pero porque no nos avistaste? ─preguntó a su vez Guadalupe─. Te llamamos por teléfono y no contestabas.
─Ah… ─dijo─. Es que… se le acabo la pila al celular.
─¿De verdad? ─preguntó Angelina con una cierta rareza─. ¿Entonces cómo llamaste al mecánico?
─Yo lo llamé ─ahora que Mayra había comenzado con la mentira, yo tenía que apoyarla─. Como ella no tenía su teléfono, solo pudimos llamarlo hasta que yo llegué.
─¿Y porque tú no nos hablaste? ─me preguntaron.
─Ah… ─comenté─. No se me había ocurrido, jeje, lo siento.
─Y además ─me preguntó la quinceañera─. ¿Por qué estás tan sucio?
─Es que… le ayudé al mecánico un poco ─respondí.
─Pero no podías ayudarle, si tenías puesto el traje.
─Chicos ─interrumpió Mayra Páez─. Ya olvídense de eso, lo importante es que ya regresamos.
─De acuerdo ─anunció Martina dando un suspiro─. En unos minutos comenzaremos el vals.
Todos se alejaron dejándonos a mí y a la líder de SPEED solos.
─¿Estas segura de que estás bien? ─pregunté sin mirarla a los ojos para disimular.
─No Eliseo, no lo estoy ─respondió─. Aún estoy asustada. Sé que ellos me ayudarían en todo lo posible, pero hoy es un día especial, sobre todo para Martina, y no quiero arruinarle la fiesta. Esta noche me guardaré todo.
─Está bien ─le dije tomando su mano para inspirarle confianza─. Pero en cuanto puedas desahógate, te hará daño si te quedas con eso mucho tiempo.
─Lo haré Eliseo ─me sonrió─. Gracias.
Y, acto seguido, Mayra Páez ocupó también su lugar.
Como ya casi nadie estaba comiendo retiraron algunas mesas y sillas para agrandar más la pista de baile. En torno a ella todos los invitados situaron sillas a modo de luneta para poder contemplar mejor el vals.
La quinceañera y los chambelanes tomamos posición mientras esperábamos a que el encargado de la música pusiera las pistas correspondientes. Todos los ojos en el evento, y también las cámaras y videos, estaban puestos en nosotros.
Ensayamos un total de seis canciones en todo el vals.
La primera canción con la que arrancamos, la entrada, fue una de esas sorpresas de las que hablaba. Sobre todo porque comenzó con una fuerza intempestiva que les anunciaba a todos los espectadores que el vals iba a ser épico.
Para este baile Martina eligió una canción japonesa que funge como opening de un anime que trata de unas muñecas victorianas que se visten así como Mayra. La canción se llama Sheishoujo Ryouiki y es interpretada por un grupo llamado ALI PROJECT.
Es curioso porque, siendo una canción de anime, la tonada y el ritmo sí suenan perfectamente como una balada para un vals. Y tal y como me lo esperaba, nadie, absolutamente nadie se esperaba que bailáramos una canción así. Ni siquiera nuestros camaradas amantes del anime se lo esperaban. De verdad nos habíamos lucido. Pero, creo que la ventaja aquí fue que, a la demás gente que no conoce de música japonesa ni de anime, simplemente se le hizo innovador y muy original que usáramos una canción que ellos jamás habían oído.
La segunda canción fue la coronación. Para esta ocasión, usamos una canción “normal” por decirlo así. Una de las tantas canciones de música clásica que siempre se usan.
La canción que bailamos fue la de El matrimonio de amor. Esa es una de mis canciones favoritas de la música clásica, sobretodo porque me recuerda mi infancia, pero ni si quiera recuerdo porqué. Quizá la escuché hace muchos años.
Mientras bailábamos esta canción, improvisamos un pequeño trono y a Martina le cambiaron las zapatillas que usaba por unas de cristal, y también le dieron una corona y un cetro.
La tercera canción, fue la segunda canción oriental que usamos. Para el vals del último juguete la niña escogió una canción de la cual no estoy seguro si pertenecía a algún anime o era solo japonesa. La canción se llama The Doll House y la interpreta Kanon X Kanon.
Esta canción tiene también la peculiaridad que suena casi como una canción perfecta para unos XV años. Me doy cuenta de que Martina no eligió sus canciones a la ligera.
El baile fue un poco parecido al anterior porque también le improvisamos a la quinceañera un trono, y esta vez, Mayra Páez, la madrina, le llevó el juguete que horas antes había recogido en Sayula. Se trataba de un enorme peluche de cierto personaje de anime que medía poco más de un metro.
La chica bailó un poco con aquel regalo y después lo entregó para seguir con el vals.
Por cierto, pude notar que cuando Mayra le dio el peluche a Martina estaba a punto de llorar. No sé si habrá sido por la emoción del momento o por lo que acababa de pasar.
La cuarta canción, ni fue de las elegidas por Martina, ni fue de las “normales”
Para el vals oficial en la que los chambelanes también se presentan, el coreógrafo eligió la canción Tiempo de vals de Chayanne.
Más bien, diría que fue una elección conjunta entre el coreógrafo y Martina.
En este baile, cada chambelán bailaba independientemente de los otros, se presentaba cada uno con su propia rutina de baile y, finalmente, todos se unían para bailar junto con la quinceañera, la cual hacia su presentación oficial a la sociedad como mujer.
La quinta canción fue la última en lengua japonesa que bailamos. Era el ending de un popular anime sobre vampiros. Se llama Shintou Shite y la interpreta Suilen. Este tema lo usamos para el vals familiar, o de padrinos como también se le conoce.
Pero me llama la atención porque siento que es muy desgarrador, y que por eso no le queda muy bien al vals aun cuando también parece perfecto para uno. O más bien, perfecto para un funeral.
En este baile, que es de los más sencillos, lo único que los chambelanes hacemos, es hacer caravanas, es decir, cada vez que pasaba alguien del público a bailar con la quinceañera, nosotros, marcamos aquel momento con una pose especial, por decirlo así.
Previamente se había hecho una lista de las personas que pasarían la cual se le entregaba al encargado del sonido para que este los fuera voceando. Los hombres que pasaban a bailar con la quinceañera, lo hacían con ella, y las mujeres bailaban con alguno de los chambelanes.
Los primeros en pasar, fueron los familiares cercanos y otras personas de la familia de Martina. Uno por uno, pasaban con ella y las mujeres bailaban con alguno de los chambelanes, de modo que a veces a mí me tocaba bailar con alguien. También pasaron varios de los amigos y amigas de la escuela de la niña. Es curioso, porque ella a veces decía que no tenía muchos amigos en la escuela.
Y también, más adelante, hicieron acto de presencia los miembros de SPEED. Debo de aclarar que, cuando las mujeres pasaban ellas elegían al chambelán con el cual querían bailar cosa que decía un poco de la popularidad de cada uno. Conmigo casi no pasaron muchas veces y creo que es porque no muchos me conocen ya que no soy de aquí.
Calculo que conmigo bailaron menos de siete personas, y de esas, cuatro eran miembros de SPEED, Guadalupe, Angelina, y las dos Mayras. Pero no me preocupé por eso.
Fue curioso bailar con aquellas chicas así, pero no sabía por qué. Si con algunas de ellas bailé cuando fue la fiesta patronal. Sobre todo con Mayra Palacios. Pude comprobar que ella ahora bailaba mejor. Y cuando digo que bailaba mejor, me refiero a que ya no me pisa tanto los pies como antes. Pero ella tenía algo que las demás no tenían. Tenía la sensación de que algo la molestaba, porque a veces parecía desviarme la mirada. Podría haberle preguntado qué tenía pero no creo que fuera nada importante. Además no tendríamos mucho tiempo para conversar por la naturaleza del baile.
Y así se fue.
Con eso de que tiene una personalidad muy maleable, podría haberla hecho enojar sin darme cuenta.
En fin, ya hablaré con ella más tarde.
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