Yatareni - Volumen 3 - 22
─Bueno, ya ─la líder impuso orden─. Regresando al tema del que hablamos antes de que la Polly Pocket llegara… jeje, Polly Pocket… había dicho que Martina elegiría alguna actividad que hacer antes del viaje a Japón. No quería hacer una actividad grande como las otras que hemos hecho, era más como para pasar el rato todos juntos una última vez aquí en el pueblo. Algo sencillo, pero ahora que lo pienso mejor, he decidido que sea Araceli la que elija eso.
─¿Yo? ─se preguntó la rubia─. Pero yo no pertenezco a tu club.
─Ara-ara Araceli-san ─respondió Mayra─. ¿Me preguntas porqué te di esta misión? Precisamente porque no eres otaku y no perteneces a este club es que te elegí. Ya que tú piensas, o deberías pensar diferente a nosotros, tus sugerencias deberían ser distintas a algo que nosotros propusiéramos. Eso nos permitiría tener un campo de acción más amplio.
─Aun así ─replicó Araceli─. ¿Qué podría haber aquí que le interese a un montón de otakus?
─Yo también tengo una pregunta ─Martina levantó la mano─. Pero es para la rubia.
─¿Para mí?
─¿Por qué te dicen Ara-ara?
─No tengo idea ─respondió─. Pensé que era un juego con mi nombre pero creo que no porque, al parecer también se lo dicen a la mamá de Mayra así que no lo entiendo del todo.
─Y pensar que mi mamá también lo dice a veces ─murmuró Mayra algo apenada.
─¿Nadie te lo ha explicado? ─preguntó Martina.
─No, nunca me dicen nada ─respondió Araceli.
─¿Cuántos años tienes?
─25.
─Ah, era por eso.
─¿Tú también me vas a dejar con la duda?
─Te lo dicen porque como eres la mayor aquí, los demás, sobre todo los hombres, te ven como una mujer madura, y es costumbre en el anime que las mujeres maduras digan Ara-ara.
─Ok, ya entiendo un poco ─respondió la rubia─. Pero yo no voy a decir eso.
─Como eres la mayor ─le dijo la niña─. Serías más como la sempai de todos nosotros.
─Les agradecería que cuando usen sus términos otakus me los explicaran también por favor ─replicó la rubia─. ¿Qué demonios es un sempai?
─Nosotros también te agradeceríamos que cuando hables con Eliseo nos expliquen sus términos arquitectónicos aunque no nos interese del todo ─exclamó Guadalupe.
─Sempai es como el tutor del kohai ─respondió Claudio.
─¿Y que es un kohai? ─preguntó de nuevo Araceli.
─Aquel que es supervisado por el sempai ─respondió el chico sonriente como un niño.
Ahí entendí que Claudio solamente la estaba fastidiando.
─Ya, ya ─interrumpió Mayra─. No me hagan cambiar de tema cada cinco minutos, ahora ─señaló a Araceli─. Elige algún lugar que quieras visitar o algo que quieras hacer con nosotros.
─¿Realmente es buena idea que me dejes elegir siendo que yo no soy de tu club?
─Eres una miembro temporal así como la hermana de Eliseo y el canadiense ese ─le respondió Gibrán mientras se acomodaba sus anteojos oscuros─. Aunque no seas otaku puedes venir con nosotros y así sepas cómo nos divertimos.
─¿Se te ocurre algún lugar? ─le preguntó Mayra de nuevo.
─Bueno ─pensó─. Esto no tiene nada que ver con sus gustos pero la tía de Eliseo me contó sobre una hacienda cerca de aquí que está abandonada. Quise visitarla por mi cuenta pero nunca supe dónde estaba, así que…
─Ya la visitamos ─contestó rápidamente Angelina─. Y no hay tesoros escondidos ahí.
─Yo sigo insistiendo en que sí hay algo ahí ─replicó Claudio─. Por algo aún hay gente que sigue yendo.
─Eso es porque es gente que viene por primera vez y les cuentan que allí hay un tesoro ─respondí─. Así que van a ver si es verdad. Y los nuevos que vienen, llegan y hacen lo mismo.
─¡Ashh, ya dejen de cambiar el tema! ─interrumpió la líder.
─La cosa es que nosotros ya fuimos ─dijo Angelina.
─Pero en esa ocasión fue por una prueba de valor ─replicó Guadalupe.
─Exacto ─respondió Mayra─. Y en esta ocasión iríamos de día.
─¿Qué diferencia hay si vamos de día o de noche? ─preguntó Martina.
─Pues que esta vez ─respondió la líder─. Como habrá luz solar podremos apreciar mejor la hacienda en su totalidad.
─Bueno, es cierto ─comenté─. Solo hemos ido de noche.
─¿Por qué irían de noche a un lugar así? ─preguntó Araceli─. ¿No les da miedo?
─Por la prueba de valor ─respondió la líder─. Y es precisamente para poner a prueba la valentía por la que fuimos de noche.
─¿Qué es eso?
─Otra cosa típica de los animes ─respondió Gibrán─. O más bien, de Japón. Consiste en que un grupo de personas se reúne y dos de ellas se dirigen a un lugar supuestamente encantado y regresan con algo para probar que estuvieron ahí.
─Pues debo decir que eso se oye interesante ─murmuró la rubia─. Aunque confieso que sí soy una miedosa. Prefiero ir de día.
─Tengo una propuesta ─ahora el que levantó la mano fue el sublíder.
─¿Qué propones? ─le preguntó Mayra.
─Verán ─respondió─. A las afueras de Sayula también hay unas ruinas, podemos visitar esas en vez de las ruinas de la hacienda, con eso le daríamos variedad al asunto.
─¿Esas ruinas de que son? ─preguntó Araceli─. ¿Prehispánicas?
─Son de un antiguo convento que data del siglo XVIII ─respondió─. Visité esas ruinas hace ocho años y aún quedaban en pie algunas partes de la iglesia y algunos muros del convento en sí pero no sé si aún todo eso exista.
─Si ha durado tres siglos en pie creo que ocho años no son nada ─comentó Guadalupe.
─¿Hasta Sayula? ─preguntó la otra Mayra interactuando por primera vez─. ¿No está muy lejos?
─Si nos vamos en mi convertible, es decir, en el convertible de mi madre, llegaríamos rápidamente ─respondió Mayra líder─. Lo malo es que mi madre lo estará usando y no me lo prestará hasta que vayamos a Japón. Así que no creo que sea conveniente. Lo siento Gibrán,
─No importa ─respondió─. Era solo una sugerencia.
─Un momento ─interrumpió Mayra Palacios otra vez─. ¿No es ahí donde está también ese cerro que dicen que tiene una cueva encantada?
─Exacto tocaya ─respondió la líder─. Pero el cerro es enorme y la cueva está hasta casi llegando a la cima, así que aunque fuéramos a las ruinas que propuso Gibrán, no escalaríamos el cerro solo para ver si todo eso fuera cierto, así que no te preocupes, no verás ningún fantasma.
─¡N-no lo decía por eso!
Y dirigiéndose a todos, exclamó al tiempo que daba un aplauso:
─De acuerdo, nos vemos mañana aquí a primera hora. Iremos a un día de campo en la hacienda abandonada mañana.
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