Yatareni - Volumen 3 - 31
Hay gente que dice que la tecnología japonesa está adelantada varios años con respecto a la del resto del mundo. Y a su vez, la tecnología específicamente de Akihabara, está varios años adelantada con respecto al resto de Japón. Muchas veces los propios japoneses, sobre todo los que vienen de regiones rurales y de provincia, no entienden mucha de la tecnología de este lugar. Y de nosotros, pues, ni hablar. Aunque nosotros nos enfocamos más en las cosas frikis que en la tecnología.
Caminamos por unos minutos en aquellas calles, atestadas de gente y admirando todo, literalmente, todo lo que nos rodeaba. Creo que lo había mencionado antes, pero si no, lo volveré a decir: se sentía como si hubiéramos llegado a otro planeta. Aun cuando ya había visto imágenes de este lugar en películas, en revistas, y en otros lados. Estábamos muy impresionados, como si jamás hubiéramos oído hablar de este lugar antes de haber venido.
─Hay algo que me gustaría comprar ─comentó Mayra Palacios de repente─. ¿Pero podemos ir a un lugar donde hablen español?
─Creo que si hay negocios donde hablan en español ─respondió Misaki─. Como aquí viene gente de distintos países los vendedores suelen hablar varios idiomas.
─¿Pero a qué lugar vamos? ─preguntó la líder.
─Entremos en el que sea ─repliqué─. Siento que en todos encontraremos lo mismo.
A nuestra derecha había un edificio de unos diez pisos con un anuncio inmenso que cubría toda la fachada que a su vez estaba compuesto por varios anuncios más pequeños.
Entre otras cosas, promocionaban la próxima salida de un anime para el verano de ese año, la venta en DVD de otro anime más y un futuro concierto de Mika, la cantante a la que veríamos mañana para concretar… lo que tengamos que concretar. Y decidimos entrar en ese.
Fue como entrar a un supermercado pero que vendía exclusivamente cosas relacionadas al manga y al anime, desde DVD’s de anime, libros de arte, novelas ligeras, figuras, muñecos, videojuegos… en fin.
No sabíamos por dónde buscar. O mejor dicho, era Mayra la que no sabía por dónde empezar a buscar. Y mientras ella buscaba lo que quería comprar, nosotros nos dispersamos por todo el lugar curioseando. Hubo algunas cosas que al verlas, me dije a mi mismo que volvería después para comprarlas ya que en ese momento no tenía mucho dinero conmigo. Aunque también sería interesante recorrer algunas tiendas más y ver qué ofrecen.
A veces pasaba que algún encargado de la tienda se me acercaba y me hablaba en un inglés no tan bueno que si se me ofrecía algo. Me costaba entenderles pero no porque no supiera inglés sino porque ellos no lo hablaban bien. Yo solo les respondía que no había problema y ellos se despedían de mí de una manera muy amable y eso me incomodaba un poco. Personalmente me incomoda que sean demasiado amables conmigo.
Se me ocurrió entonces acercarme a Mayra Palacios y ver qué se supone que pensaba comprar. La vi viendo todas las figuras de anime en unas vitrinas que no parecían tener fin. Estaban organizadas por anime, por tamaño y por material. Cuando se detuvo supuse que había encontrado lo que buscaba. Y así fue porque llamó a uno de los encargados.
Lo que ella pensaba comprar era una figura del personaje del anime del cual ella hace cosplay, es decir, el personaje de anime de donde sacó la capa roja que siempre usa. Más que una figura de anime, aquella figura podría parecer más una verdadera artesanía, una verdadera obra de arte. Estaba tan bien hecha que realmente parecía el personaje del anime en miniatura. Solo le faltaba moverse y hablar.
─Sí te pareces ─le dije un poco en broma─. Aunque ya no tanto, porque ya no usas ropa negra.
Ella me vio de reojo como si dudara de mi expresión.
─¿Es eso lo que buscabas? ─preguntó Misaki quien también se había acercado en compañía de los demás.
─Sí ─respondió─. De hecho, llevo algunos años buscando esta figura, pero como solo la vendían aquí en Japón no tenía oportunidad de comprarla.
─¿Y por qué no la compraste para que te la enviaran? ─murmuró Mayra Páez.
¿De verdad no se le había ocurrido eso?
Aunque tampoco negaré que comprarla aquí mismo seria toda una experiencia.
El encargado trajo una caja sin abrir de la misma figura que la chica pidió y se la entregó, luego le indicó dónde la tendría que pagar.
─¿Puedes ayudarme? ─le pidió a Misaki.
─Por supuesto ─respondió sonriendo─. Vamos.
Ambas chicas se dirigieron a las cajas y nosotros también nos acercamos solo por mera curiosidad. Una cosa que no había dicho antes, y que vale la pena mencionar en este momento, es que, unos días antes de que saliéramos de viaje, todos fuimos a una casa de cambios y cambiamos parte de nuestro dinero por yenes para que pudiéramos usarlos aquí en Japón. Justo para cosas como esta.
Durante la transacción, Misaki le pidió a Mayra que le mostrara su pasaporte a la cajera, para que ella supiera que era extranjera. Luego Misaki nos explicó que a los extranjeros no se les aplica un impuesto al comprar estas cosas, pero eso no lo entendí muy bien del todo.
La chica sacó su dinero, pagó lo necesario y le entregaron la figura. Y Mayra salió de aquella tienda con unos cinco o seis años menos.
─¿Saben porque estoy tan feliz por haber conseguido esto? ─murmuró la chica al tiempo que contemplaba la figura─. Mi madre me había prometido que me compraría esta figura algún día. Incluso había mencionado que algún día viajaríamos a Japón y ella personalmente me lo compraría, pero… pasó lo que pasó y ya no se pudo. Me había prometido entonces que yo misma iría algún día a Japón a comprarla por eso es que no la compré por envío ─y miró de reojo a la otra Mayra─. Quería hacerlo yo misma. Y ya lo logré.
Pensé que se iba a poner a llorar pero no lo hizo aunque vi que sus ojos sí parecían querer hacerlo.
─¿Tu madre? ─le preguntó Misaki─. ¿Por qué no vino entonces tu madre con ustedes?
─Ella ya falleció.
─Oh… lo siento.
─No importa.
Siendo así, me da gusto que Mayra por fin haya podido comprar esa figura aun cuando nunca había hablado de esto hasta ese momento. Aunque sí recuerdo que había mencionado que su madre planeaba un viaje a Japón pero que por su enfermedad, todo ese dinero fue a parar a los tratamientos médicos.
De repente Misaki se situó tras de todos nosotros, como si se escondiera de algo, o alguien. Íbamos a preguntar la razón hasta que nosotros mismos la descubrimos, o al menos la intuimos.
Del otro lado de la calle, a donde ya terminaba el barrio otaku y comenzaban los barrios “normales”, dos colegialas pasaban. Una alta y de cabello negro y lacio, rematado por un moño rojo en la cúspide, y su acompañante de cabello rubio con dos coletas laterales y de estatura más baja. Usaban el mismo uniforme que Misaki, por lo que eran estudiantes de su misma escuela.
─¿Las conoces? ─preguntó Gibrán.
─¿Si ─respondió tímidamente─. Y sería buena idea que no sepan que estoy aquí.
─¿Por qué?
─¿Recuerdan que les dije que nunca había venido aquí? ─respondió─. ¿Y también que no todos aquí son tolerantes con los otakus? Los rumores suelen extenderse mucho y más si son falsos.
Creo que Gibrán iba a decir algo con respecto al orgullo otaku que siempre dice pero Mayra Páez lo calló.
─Lo entendemos ─dije─. ¿Quieres que nos vayamos ya?
─No, no se preocupen por mi ─respondió─. Yo soy la que tiene que guiarlos a donde ustedes quieran ir, además esas chicas ya se van.
Esperamos un rato hasta que las dos chicas desaparecieron y decidimos continuar.
Visitamos otras tiendas, aunque ya no tantas. Algunos de los chicos compraron también mercancía. Y así se nos pasó el día. Cuando recorrimos todo el barrio, había caído la tarde.
─Creo que solo nos dará tiempo para una cosa más antes de volver al hotel ─comentó la líder.
─Es lo mismo que iba a decir ─comentó la japonesa─. No puedo volver tan tarde porque tengo que hacer mi tarea y esas cosas.
─Entonces ─preguntó Martina─. ¿A dónde vamos?
─A un restaurante ─murmuró Angelina─. Muero de hambre.
─Igual yo ─la secundó Guadalupe.
─Entonces ¿En dónde comemos? ─pregunté.
Vi que Gibrán miraba a lo lejos a las maids que repartían propaganda en la calle. Entonces volteó y nos dijo:
─Ya sé a dónde ir.
Comments for chapter "31"
QUE TE PARECIÓ?