Yatareni - Volumen 3 - 53
No me gusta mucho llamar la atención pero ya era tarde para hacer algo. Pero la verdad, no me importaba mucho eso.
Me acerqué a Mika atravesando el grupo de fanáticos que estaban presentes y nos miraban curiosos hasta que unos miembros de seguridad me impidieron el paso. Sin embargo, estábamos a una distancia aceptable del stand de Mika y la rubia.
Aunque sabía que Mika no me entendería, dicté todo mi mensaje en español. De todos modos la mujer rubia que siempre la acompañaba entendería perfectamente.
─¡No les mientas Mika! ─grité─. ¡Esa novela no es tuya, es mía! ¡Devuélvemela!
La rubia se levantó del stand y se acercó a mí.
─El trato está hecho muchacho ─me contestó en español─. La novela ya no te pertenece.
─Y aun tienes el descaro de reconocerlo frente a los fans de Mika ─comenté.
─¿Crees que van a entenderlo? ─rio sarcásticamente al tiempo que encorvaba los brazos─. Nadie aquí habla español, podría gritarlo a los cuatro vientos y jamás entenderían.
─Eso no es del todo correcto ─sonrió Misaki mientras hablaba en español─. Sí hay alguien aquí que lo entendió perfectamente.
La rubia borró su sonrisa de la cara.
Antes de que pudiera hacer algo, Misaki gritó la trampa de Mika en japonés.
Una incertidumbre se apoderó de los ahí reunidos, los cuales comentaban entre sí si aquello era cierto. Es curioso que tan fácilmente hubieran dudado.
Mika pareció algo confundida, sin embargo, ordenó a los de seguridad que nos sacaran del recinto, pero antes de que pudieran siquiera moverse, aparecieron más aliados.
Ahí estaban el resto de los miembros de SPEED, incluyendo a la traidora. Estaba por salir disparado hacia ella y recriminarle lo que me hizo cuando vi que Mayra Palacios, de reojo, me detuvo sutilmente con la mirada. Y me sonrió dándome a entender que todo estaba bien.
También me llamó la atención que las dos Mayras estaban lastimadas como si se hubieran revolcado en el suelo o algo así. Me pregunto qué les habrá pasado.
─Se acabó el trato Mika ─anunció Mayra Páez─. Cometí un error enorme al venderte esa novela, así que queremos que nos la devuelvas. Te devolveré el dinero que me diste.
Y justo eso mismo anunció Misaki en japonés para que le quedara claro a la cantante.
─Preferiría que nos quedáramos con la novela ─respondió la rubia─. La verdad es que, estarían haciendo una verdadera obra de caridad. No entraré en detalles pero les diré que esta novela no es para Mika, es para su hermano.
─¿Su hermano?
─Mika usará esta novela como un tributo a su hermano ─comentó la rubia.
Aparentemente Mika entendió que la rubia hablaba de su hermano porque le dijo algo en voz baja, como si la reprendiera.
─Pero esa novela no es tuya ─insistí─. No sé quién sea tu hermano pero dudo mucho que se sienta orgulloso de que robaste una novela.
─¡No hables de más sin saber! ─interrumpió la rubia elevando la voz─. ¿Qué sabrás tu sobre lo que pasó entre ellos dos? ella ha sufrido mucho desde aquel día en el que…
Y Mika le ordenó que callara.
─Un momento ─comentó Mayra Páez─. ¿Pasó algo con el hermano de Mika?
─No es algo que te incumba.
─Creo recodar que una de las canciones de Mika que usamos para el anime de Eliseo tenía una letra acerca de un muchacho que soñaba con ser escritor pero que falleció en un accidente de avión, ¿esa canción está inspirada en…?
Y volteó a ver a la cantante.
─Ahora lo entiendo ─comenté─. Tu hermano soñaba con ser escritor, pero perdió la vida y tú quieres mi novela como un tributo para él o algo así ¿verdad? ¿Qué planeas exactamente?
Mika hizo una mueca de desprecio. Aunque lo dije en español, creo que entendió lo que decía.
─¿Realmente crees que tu hermano se sentiría orgulloso de lo que estás haciendo? ─comenté mientras Misaki traducía─. ¿Robar una novela para pretender hacerle un tributo? Sé lo que cuesta escribir una novela, desde que la piensas, cuando la escribes y se te van ocurriendo más cosas. Estoy seguro que tu hermano escribía cosas que le emocionaban y que soñaba con ver finalizadas, y creo que tú también. Como tu hermana estarías orgullosa de eso. Así como tu hermano nunca robaría canciones para complacerte, tú no deberías hacer lo mismo.
Aparentemente Mika se estaba serenando.
Pero antes de que pudiera decir algo, la rubia bajó del escenario y sacó una memoria USB de su bolsa. Mi memoria con mi novela.
─¿Quieren esto? ─nos dijo un poco más descontrolada─. Es la única copia que hay de tu novela, no hay más ¿Qué crees que le pasará?
─¡Sayuri! ─gritó Mika a la rubia intentando detenerla. Supongo que ese es su nombre.
─¡No puede ser que llegando tan lejos quieras retractarte! ─reclamó Sayuri a su compañera.
─No se trata de esto ─respondió.
En realidad ya no estábamos entendiendo nada, aunque Misaki traducía un poco.
─¿Por qué te interesa más a ti la novela que a Mika? ─preguntó Mayra Palacios.
─Por favor ─contestó la rubia─. ¿Realmente crees que ayudaba a Mika porque me conmovió su historia? ¿Adivina qué? También soy escritora, pero bueno, supongo que la gente aquí no es capaz de reconocer una obra de arte cuando la ve. Todo lo que conseguí fue solo desprecio. Hubo idiotas que cuando rechazaron a un pintor que estaba comenzando, les respondió comenzando la guerra más grande de la historia. Yo pretendo hacerlo a mi manera. Yo de todos modos planeaba arrebatarle la novela a Mika más adelante, pero supongo que tendré que adelantar las cosas.
─¿Qué significa esto? ─preguntó la cantante.
─Quizá Sayuri no te lo dijo ─contestó Mayra Páez con su respectiva traducción de Misaki─. Pero la venta de la novela se hizo sin la presencia de Eliseo, él nunca firmó el contrato.
─¿Es cierto eso? ─cuestionó Mika a la chica rubia.
─Dijiste que consiguiera la novela a cualquier costo.
─Pero no de este modo ─exclamó Mika─. Si realmente engañaste al chico para conseguir la novela, prefiero que se la devolvamos.
─No gracias ─respondió la rubia─. Esto me lo quedo yo.
Acto seguido, Sayuri bajó del escenario y escapó con la USB en mano de modo que fuimos tras ella.
─Esperen ─comentó Guadalupe mientras corríamos─. No hay problema si se lleva la memoria ¿verdad? Tienen más copias de la novela ¿no?
─De hecho no ─respondió Mayra─. Esa USB que ella tiene fue la única copia que mi madre le entregó a Eliseo. Ella misma se negó a guardar más copias porque a veces pasa que los escritores piensan que las editoriales robarán sus novelas, así que ella quería dejarle en claro que nosotros no haríamos eso y por eso no guardó ninguna copia.
─¿Pero tú tienes más copias no? ─me preguntó Mayra Palacios.
─De hecho no ─también respondí─. Antes de siquiera pensar en hacer algún respaldo me puse a leerla para ver las correcciones que le habían hecho. Y me agradaron. Luego pasaron muchas cosas y se me olvidó hacer respaldos, y con la emoción del viaje a Japón y los preparativos se me olvidó por completo. Pero, sinceramente no creí que fuera necesario, es decir ¿Cómo iba a saber que esto iba a suceder?
─No puedo creer que sean tan idiotas ─murmuró Martina.
─Si, si, lo sabemos, somos idiotas ─comentó Mayra─. Pero lo hecho, hecho está. Hay que recuperar esa memoria.
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