Yatareni - Volumen 3 - 54
El mirador en el que nos encontrábamos era más como un salón circular con grandes ventanales como paredes que daban al exterior. De modo que la rubia no tendría muchas posibilidades de escapar. Siempre y cuando no lograra tomar el elevador, por ejemplo.
Conscientes de esto, los chicos de SPEED nos repartimos por todo el recinto para poder atraparla. Con el paso del tiempo también los guardias de seguridad nos apoyaron.
Finalmente, cuando la rubia parecía acorralada, salió del recinto y se dirigió hacia una especie de pasillo circular que daba la vuelta a todo el mirador. Era una atracción llamada skywalk en la que uno puede caminar por un puente con piso de cristal para que se pueda ver todo lo que hay bajo los pies.
Ella se acercó a una zona de aquel corredor en la que algunos cristales estaban removidos porque, al parecer estaban haciendo algunas remodelaciones aunque no había nadie en ese momento. Había varias señalizaciones en japonés pero era obvio que decían que no nos acercáramos porque era peligroso. Y sin embargo a Sayuri poco le importó esto.
Mientras la acorralábamos cada vez más, ella amenazaba con tirar la USB en ese agujero. Creo ni siquiera se percataba de que ella también se estaba exponiendo al peligro.
Era una altura demasiado grande, si la memoria caía desde ahí se haría pedazos al tocar el suelo.
─¿Quieren esto? ─dijo al tiempo que meneaba la memoria con su mano y caminaba lentamente hacia atrás volteando cada cierto tiempo.
─¿Realmente llegaremos a esto? ─exclamé─. Estás exponiendo tu vida por una novela.
─Entonces no es muy importante para ti al parecer ─comentó la rubia.
─Nunca dije eso ─respondí─. Por supuesto que lo es, ya lo dije antes, he vertido todos mis sentimientos y mi alma en ella, pero esto es diferente, no pienso dejar que te arriesgues por eso.
Sayuri dejó de sonreír.
Pude escuchar también que Mika le pedía que volviera. Según Misaki, le pedía que se olvidara de todo el asunto de la novela.
─Cobarde ─murmuró Sayuri mientras tronaba los labios.
─Muy bien ─dijo mientras parecía serenarse─. Si yo no puedo tener esta novela… no la tendrá nadie.
Y al tiempo que la lanzó hacia el vacío, gritó:
─¡Atrápenla si pueden!
La distracción que provocó al lanzarla evitó que pudiéramos atrapar a la chica de momento, pero al parecer algunas personas lograron atajarla detrás.
Pero eso fue porque nosotros estábamos más concentrados en lo que teníamos enfrente. Todo pasó como en cámara lenta. Mayra Palacios salió disparada incluso antes de que Sayuri soltara la memoria. Logró atraparla con gran habilidad, pero parece ser que no se preocupó por sí misma ya que iba directo al vacío. La siguiente en salir disparada tras de ella fue su gemela. Mayra Páez logró atrapar la mano de la otra Mayra y evitar que cayera.
Yo también salí disparado casi de inmediato y entre los dos logramos detenerla.
─¡Lo logré chicos! ─exclamó triunfante a pesar de la situación─. ¡Logré atraparla!
─¿Qué mierda tienes en la cabeza? ─reclamó Mayra Páez─. ¿Cómo se te ocurre saltar así por una memoria? No vale la pena arriesgar la vida por eso. ¿Por qué no piensas bien las cosas? ¿Es que quieres darnos un susto a todos?
─Pero…. ─insistió Mayra Palacios─. Es la novela de Eliseo. No podemos dejar que se pierda.
─¿Y eso qué importa Mayra ─repliqué bastante asustado─. Al final es solo una novela. Prefiero mil veces perder mi novela que perderte a ti. Tú eres… ¡Eres lo más importante para mí Mayra!
Mayra Palacios se sonrojo tanto que pensé que se iba a soltar. Me sonrió y hasta parecía que se pondría a llorar. Y pude ver de reojo que la otra Mayra actuaba bastante tranquila considerando que hace unas pocas horas se me había confesado y la había rechazado. Creo que no debí decir eso último.
Pero, aunque pareciera que aquel comentario lo dije sin pensar como es mi costumbre, lo cierto es que no es así. Y debo admitir que me dio mucho gusto ver que me correspondió con una sonrisa.
Entre los dos logramos subir a Mayra sana y salva con nosotros. Curiosamente los fanáticos de Mika y toda la demás gente que estaban al pendiente de todo esto nos aplaudieron. Creo que hasta Mika parecía aliviada.
Pero estábamos distraídos. Habíamos bajado la guardia. No sé cómo Sayuri logró liberarse de sus captores ni de dónde salió. Fue como si apareciera de la nada. Cuando me di cuenta, ya estaba quitando a Mayra Palacios del camino porque Sayuri iba directo hacia ella. Pude moverla a ella pero no me dio tiempo de quitarme a mí mismo.
Todavía pude ver cómo, por culpa del empujón que le había dado a la chica para salvarla, había soltado la memoria y terminó cayendo al vacío de todos modos. Al final, de nada sirvió toda nuestra lucha, ni el que Mayra Palacios arriesgara su vida. Mi novela se había perdido para siempre. Pero la novela no fue lo único que cayó por ese agujero.
Ahora el tiempo avanzaba más lento.
Pude ver cómo la rubia sonreía de una manera psicótica al tiempo que era sometida por varios guardias de seguridad.
Pude ver cómo ambas Mayras estiraron sus manos en un intento por alcanzarme, sin lograrlo.
Pude ver terror y angustia en los rostros de los demás chicos de SPEED y de toda la gente que me observaba, incluso de Mika.
Y luego pude ver el piso de cristal de aquel puente encima de mí mientras comenzaba a alejarse.
Y sentí cómo el aire golpeaba fuerte mi espalda por acción de la aceleración de la gravedad. Supongo que será una larga caída antes del fin. Pero no lo fue.
Antes de que siquiera pensara en ello, mi espalda golpeó contra algo duro que se tambaleó como un columpio. Y todo mi cuerpo se estremeció.
Pensé que había llegado demasiado rápido al pavimento de las calles de Tokio. Pensé que ahora sí, era el fin.
Y aquel fuerte golpe me desconectó del mundo. Todo se volvió negro.
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