Academia de Asesinos - 104
En los días que siguen, el arduo entrenamiento de los chicos va en ascenso. Desde entrenar su resistencia corriendo durante 10 largos kilómetros, escalar pequeñas montañas de cien metros de alto, pasando por soportar aguas heladas que caen de cascadas montañosas en carreras de nado. Y pequeños combates simulados contra, incluso, los profesores.
Cuando se cumple una semana desde que llegaron a la zona para acampar, Hiroshi ve una mejoría sobresaliente de todos, pero en el último tiempo ve preocupado a Kaizer a quien aparta del entrenamiento matutino que consiste en correr al menos veinte vueltas por un circuito creado por Olympico:
—Te noto preocupado estos últimos días. ¿Qué sucede Kaizer? —pregunta Hiroshi.
—Estoy bien. —responde el chico.
—Vamos, pueden confiar en mí. Quizás te ayude a encontrar una respuesta a eso. —insiste Hiroshi.
—Yo…solo pensaba… ¿es posible que los asesinos se dejen llevar con facilidad por la ira?
—No comprendo.
—Al estar en una situación límite ¿no es algo normal que uno deje salir la ira por frustración, enojo o venganza?
—Ahora entiendo. Te refieres a si tienes poco autocontrol y te vuelves una especie de adicto a la violencia extrema. ¿Es eso?
—Si.
—Es cierto que dejar llevar por sentimientos tan primitivos está contra las reglas de la orden. Aprendemos a controlarnos y eso también ayuda a evitar entorpecer nuestra labor, pero…también somos seres humanos. Nos desbordan sentimientos que usualmente dejamos escondidos para que las personas nos vean como ejemplo a seguir. Descuida puedes aprender a evitar que influyan en tus decisiones.
—¿Qué pasaría si no lo logro?
Hiroshi no sabe que responder. Es consciente de que Kaizer se ha mostrado en muchas ocasiones furioso y a cambio se notó que con ello libera una fuerza gigantesca para su edad.
En cambio, el espadachín busca otra manera de que canalice esa emoción que es propio de las personas comunes y corrientes. No es como si Hiroshi no haya sufrido desbordes de ira, ni Olympico, ni Lucy ni Doncaster. Todos los asesinos pueden caer en ello en más de una ocasión a lo largo de sus vidas, sin embargo, jamás se vieron afectados al punto de perder la razón.
En ese sentido, Kaizer siente que es un peligro extremo por lo que pide alguna manera de controlar eso que lo hace inseguro de lidiar.
Hiroshi lleva a Kaizer a la cascada más cercana, aquella que fue parte del primer circuito de entrenamiento. Las aguas en esa cascada son demasiado frías, más que cuando hicieron esa carrera debido a que hace dos días que las ultimas nieves y hielo cayeron de las montañas por lo que ahora es agua con temperaturas muy bajas.
Mientras que los demás siguen corriendo, Hiroshi le pide a Kaizer que se siente sobre una cubeta de madera que le entrega al chico y se coloca bajo la cascada. La idea de Hiroshi es que pueda meditar bajo la cascada y con apenas ropa con el fin de incrementar la resistencia y concentración siendo llevada al límite.
Al inicio Kaizer tiembla y es abrumado por lo fría de las aguas además el peso somete a su cuerpo a tener que acostumbrarse a la temperatura baja y resistir lo más que puede. Hiroshi plantea como meta treinta minutos. Sería ilógico exponer a un entrenamiento de ese estilo durante mucho tiempo al chico. Hay asesinos que pueden incluso soportar más de 24 horas y otros lo han hecho durante una semana sin comer, sin dormir, y logrando un desarrollo increíble.
Cuando el tiempo se termina, Hiroshi se acerca para terminar el entrenamiento:
—Pasaron los treinta minutos. Ya es suficiente…—dice Hiroshi.
—N-No. —dice con voz temblorosa.
—¿Qué?
—N-Necesito…necesito…continuar…
—Kaizer, podrías sufrir una neumonía. Sal de allí.
—Puedo continuar Hiroshi…por favor…—responde mientras mantiene la posición. A diferencia con el comienzo de su meditación, lentamente se va calmando y la temperatura sube.
Sorprendido de que el chico desafíe su propio limite, advierte que dejará que continue, pero si ve que algo sale mal entonces intervendrá, aunque deban salir de las montañas. El chico acepta y sigue con la misma posición inquebrantable.
El tiempo avanza y el sol se va ocultando lentamente. Es tiempo de que Kaizer vuelva en sí y salga del agua. Hiroshi lo toma de la mano, pero cuando intenta tirarlo hacia él nota algo muy extraño:
—¿Huh? Que…que extraño…—piensa el espadachín. —Se siente como si fuera una enorme montaña. Está demasiado pesado. El chico vuelve en sí y acaba en el agua tras ser tirado una vez más hacia el mismo Hiroshi. —¿Cómo te sientes? —pregunta Hiroshi.
—Yo…em…no estoy muy seguro. ¿Cuánto tiempo paso?
—Unas dos horas. ¿Tienes frio?
—Un poco.
—De acuerdo. Ya está la fogata así que la meditación se acaba por hoy. Antes que nada, quiero saber una cosa. —se aleja de Kaizer siguiendo al rio por dentro y toma una roca en el borde.
—¿Hiroshi? —pregunta el chico.
—Prometo no ser muy brusco. Te arrojaré una roca. Si logras esquivarla habrás mostrado un avance palpable en tu habilidad de premonición. —le dice. —Aunque también espero que haya despertado algo más. —piensa para sí mismo. Le arroja la roca, controlando la fuerza para evitar lastimarlo innecesariamente, y cuando se encuentra muy cerca del rostro, Kaizer mueve un poco su cuerpo evitando así ser golpeado. —Esa no fue su habilidad, no parece que la haya activado. Solo debo hacerlo de nuevo y con más rocas. —toma al menos diez rocas y se las arroja una vez más. En apenas segundos, Kaizer esquiva sin tiempo a usar su habilidad especial. Indudablemente Kaizer pudo acceder a un conjunto de habilidades desconocidas confirmándole la sospecha. —Entonces…manifestaste…el origen de la observación con apenas 14 años de edad. Increíble futuro el de este chico. — Sin embargo, la última roca que arroja golpea en la frente haciéndolo caer sobre el agua. —Mierda, lo siento, lo siento.
—Auch, auch, auch, eso sí que dolió. —se toma la frente con mucho dolor.
—Supongo que te cuesta dominar tu habilidad.
—Eso creo, pero…no activé mi habilidad de premonición.
—Parece que no es consciente del origen. —piensa. —Mi consejo por el momento es que cierres los ojos y respires lentamente y de forma muy tranquila.
Siguiente su consejo, Kaizer cierra los ojos y controla cada instante de su propia respiración. Se siente diferente a antes, como si pudiese ver toda la vida que hay a su alrededor, ranas, insectos, ardillas, el agua recorriendo el rio y la que cae de la cascada, el sonido de pequeñas explosiones de la fogata en el campamento. Todo eso va formando parte de la visión. Hiroshi está expectante y lentamente presencia la formación de un aura apenas visible color blanca y transparente. Un velo de energía que lo envuelve.
Kaizer piensa que ha manifestado un avance en su habilidad de premonición, pero en verdad ha accedido a un nuevo mundo mucho más avanzado y que está compuesto por “los orígenes”.
Una niebla oscura los asfixia en su mente, pero de pronto logra ver una pequeña luz con forma de túnel y que luego se convierte en un objeto que poco a poco va acercándose hacia él. Ese fragmento de luz lo enceguece. Abre abruptamente sus ojos, encontrándose fuera del agua y recostado en el suelo con Hiroshi a su lado sentado:
—¿Q-Que pasó? —pregunta.
—Kaizer, que bueno que estás bien. ¿No recuerdas nada? —Hiroshi se ve visiblemente preocupado.
—N-No.
El muchacho siente que hay algo en su mano y la abre, encontrándose con la piedra en el centro. Recuerda que vio una luz que lentamente se convirtió en una roca. Hiroshi le explica que de alguna manera pudo capturarla con la mano antes de que fuera golpeado con ella.
El profesor lo felicita y con gesto de aceptación y respeto le sonríe:
—Pudiste acceder al origen de la observación. Si continúas entrenándolo podrás incorporar eso a la premonición.
—¿O-Origen de la observación? ¿Qué es eso?
—Nada que necesites saber, al menos por ahora.
—Profesor, yo…me sentí muy extraño. Fue como si hubiera sentido a toda la vida a mi alrededor. No solo animales o insectos, sino lo inerte y luego una niebla que me llevo a tener miedo por mi vida y luego una luz se impuso a esa oscuridad. Por un momento tuve miedo de no poder despertarme de eso.
—Tranquilo, alcanzaste un logro que ningún chico de tu edad podría y no me corresponde en estos momentos a mi explicarlo. Eso jamás se repetirá, te lo prometo. —le dice Hiroshi para darle calma.
Con una confianza ciega el chico le responde mientras intenta reincorporarse:
—De acuerdo.
Hiroshi le lleva una capa de piel para darle calor y lo lleva hacia la fogata.
En el camino al campamento que está apenas a unos metros, Hiroshi no deja de pensar en el avance que el chico obtuvo:
—Es verdaderamente increíble que a esta corta edad pueda usar algo tan avanzado como el origen. Puede que sea este el cambio de marea que hemos estado esperando. Hay que llevarlos a buena dirección…a todos ellos…
***PARTE II***
En la base de la montaña, Lucian y Haiser luchan cuerpo a cuerpo para mejor ese rubro con la vigilancia de Olympico. Las reglas son sencillas, el primero en caer al suelo y que la cuenta llegue a tres pierde por lo que se requiere someter al rival o inmovilizarlo. Como ninguno de los dos es especialista en esa forma de combate, no disponen de una gran resistencia por lo que el profesor hace que trabajen en evitar desperdiciar esa energía.
Sus movimientos son tan torpes que Olympico cae en la cuenta de que es mejorar que mejoren en lo que en verdad son buenos. Perfeccionar en lo que son buenos sería lo mejor y no forzarlos a entrenamientos que no los llevará a ningún lado.
El profesor coloca diversos obstáculos para el combate y permitirá habilidades y ataques a distancia. Olympico coloca obstáculo como ramas, troncos, rocas por todas partes, así como blancos con puntaje convirtiendo esa pequeña zona en un circuito de entrenamiento para ellos dos.
Tras casi media hora, Lucian es quien se lleva la victoria al conseguir mayor cantidad de puntos por un total de ocho objetivos de diez destruidos. Olympico aplaude y mientras sonríe dice:
—Excelente chicos, fue un gran trabajo. —felicita por el arduo esfuerzo. —Retomaremos mañana por la mañana.
—Gracias profesor. —Haiser agradece inclinándose hacia adelante.
—Muchas gracias. Por cierto ¿y Kaizer? —pregunta repentinamente Lucian.
—Kaizer también logró un gran progreso. Ahora está descansando. —se acerca Hiroshi para ver que tal el entrenamiento.
—Profesor Hirosho ¿entonces ya terminó su entrenamiento? —pregunta Lucian.
—Exactamente. Ustedes vayan a descansar, se lo merecen. En un rato haremos la cena. —dice el espadachín.
—Odiaré pregunta, pero ¿Dónde está Kamata? Dejamos de verlo hace tiempo. —dice Lucian con la dificultad clara para reconocer que está preocupado por la ausencia de amigo y rival.
—Kamata pidió entrenar solo. Lo quieran o no, es un lobo solitario, pero uno que a pesar de eso se potencia con los suyos. Eso lo comprenderá más adelante. De igual manera es mejor respetar sus deseos. —dice Hiroshi.
—¡Aun así vamos a ver que tal le va! —dice Olympico.
***PARTE III***
Muy cerca del campamento a orillas del rio, Kamata entrena por su lado, en solitario e inmóvil mientras sostiene una pequeña varilla con ojos vendados y respiración completamente concentrada en cada movimiento que hace. Su estilo de pelea busca ser menos agresivo y mas eficaz a la hora de atacar. Intenta estar calmo y sereno.
La respiración del solitario espadachín se torna cada vez más lenta y próximo a ello, los movimientos de su cuerpo se ralentizan desde su propia perspectiva no así para los que lo ven, es decir, todo a su alrededor se mueve a una velocidad tan lenta y los sonidos acompañan a ello que sin darse cuenta ha alcanzado un nuevo nivel de demonio con la espada. Hiroshi, Olympico, Haiser, Lucian y Kaizer, quien se había despertado hace un rato y se reunió con ellos, llegan al lugar para ver como le va al chico. Entre tanto, ambos profesores charlar brevemente:
—Hiroshi, según me dijiste, Kaizer manifestó a voluntad el origen de la observación, pero tú mismo dijiste que no es necesario que sepa algo de esa habilidad, no por el momento. —dice Olympico.
—Si, sé que lo dije, pero ¿Cómo quieres ocultar algo así a un chico que ya sabe usar al menos en su concepto mas básico al origen? Además, no le expliqué del todo solo lo básico. —responde Hiroshi.
—Entonces no sabe sobre los demás orígenes ni el más raro. —exclama Olympico en voz baja.
—Por el momento no.
Se observan algunos arboles caídos productos de cortes con la espada del chico. Sin embargo, ahora el entrenamiento ordenado por Hiroshi se vuelca a la varilla que sostiene el chico en sus manos.
Una fuerza peculiar envuelve a la pequeña rama. Un aura de color carmesí potencia al objeto natural y acto seguido, Kamata abre sus ojos enfocados en el objetivo frente a él. Con gran fuerza logra ejecutar un corta a uno de los tantos arboles a metros de él, y cuyo tamaño es mayor al que ya cortó. Para su pesar no pudo cortarlo y la rama se partió en dos, sin embargo, el daño es similar a si usara un machete. No fue un roce sino el golpea de lleno de un adulto con esa arma.
Kamata suspira brevemente, insatisfecho por el resultado. Los presentes se acercan a él para felicitar su avance:
—Excelente movimiento Kamata. Tuviste un gran avance. —lo felicita Hiroshi mientras se acerca hacia él.
—No es lo que esperaba. Es decepcionante no haber podido cortar el árbol. Sigo estando muy por debajo de esos malditos. —responde Kamata refiriéndose a los nuevos enemigos. Un sentimiento de decepción y amargura empaña su progreso.
—Exigir un progreso aun cuando estas desarrollando tus propias capacidades es demasiado pronto. En cierto modo debes chocar varias veces contra la pared o caer al suelo para comprender tu propio potencial. —lo consuela Hiroshi con toda su experiencia. —Además por como lo veo yo, tu poder es muy destructivo. Es increíble para alguien de tu edad. —mira el desorden ocasionado por el esfuerzo y poder con la espada.
—Supongo que tienes razón. Bueno, dudo que ese tirador de mierda haya logrado algo destacado. —señala a su espalda.
—¡¿Haaaa, tienes ganas de pelear?! ¡ven a probar mis piedras!
—Y así empiezan…—Hiroshi se toma de la cabeza. —Ya dejen de molestarse.
—¡Jajaja, estos jóvenes y su energía! Me recuerda a cuando éramos estudiantes. —dice Olympico.
—¡Voy a golpearte idiota! ¡¿heeeeeh?! ¡¿Cómo te puedes quedar dormido en medio de nuestra discusión?! —se exalta Lucian al ver que Kamata se acaba de dormir de pie.
—Supongo que tendrás que llevarlo en alza, Olympico. —dice Hiroshi.
—Claro, por supuesto.
Mientras se dirigen al campamento, Hiroshi se queda pensativo sobre el entrenamiento de todos, pero destacando a dos en particular:
—La brecha entre unos y otros es cada vez mas impresionante. Si bien Kamata tiene un talento que inclusive es equiparable al de asesinos profesionales y espadachines de primera clase, Kaizer viene mostrando un potencial desconocido. Ya usar dos orígenes sin saberlo es demasiado increíble para un chico de su edad. Aun así, la diferencia entre uno y el otro es evidente, pero eso puede cambiar en pocos años. —piensa mientras observa a los jóvenes desde detrás. La nueva generación que se asoma puede que le de un futuro brillante a la orden asesina.
***PARTE IV***
En ese momento, las chicas disfrutan lo que resta del día en la playa. Desde que el sol apenas se asomó hasta casi el anochecer, las chicas no pararon un solo momento de playa, bronceado, y agua de mar, así como sandías y comida fresca.
Tras lo acontecido en el restaurante, Lucy decidió no llevarlas a ningún lugar de ese estilo para protegerlas de tener que trabajar para idiotas como el jefe del negocio, aunque en la realidad fue culpa de ellas.
Lucy, para poder cumplir con otro objetivo, les explica a las demás que tendrán que entrenar un poco a modo de castigo por lo sucedido en el bosque y a Rose, quien a pesar de todo no estuvo en ese incidente, pero si fue culpable de que el restaurante se haya incendiado, la obliga a entrenar también. Les hace correr bastante tiempo en el agua para mejorar la resistencia y velocidad. Luego de eso, abdominales junto con otros ejercicios. Maia, al poseer la mayor fuerza y resistencia, cumple con creces lo que a fuerza se refiere sin embargo es igual de torpe que Rose:
—Bien chicas, estos días fueron de mucho descanso, pero tendremos que equiparar las vacaciones con duro entrenamiento. Se volverán mas fuertes sin dejar de pasarla bien en la playa. Megumi, tu habilidad de aura detectora es interesante, pero ni siquiera lo has mejorado y puede que sea la punta del iceberg. Intenta usarlo con mayor regularidad y busca darle otros usos además de mejorar el tiempo en que puede estar ejecutado. Maia, tu también te limitas. Es verdad, tienes una fuerza descomunal para alguien de tu edad y el talento que desbordas en la medicina puede ser bien recibido en unos años, pero te estás estancando y no quiero eso. No permitas que ocurra. Rose, tu habilidad puede que sea eficaz, pero pierde potencial en momentos cruciales donde se requiere mayor extensión de tiempo. —aconseja sabiamente Lucy.
El grupo se separa, cada quien dispersada para mejorar por su lado las capacidades y habilidades que posee cada una. Lucy las vigila y ayuda. Todo esto lejos de la parte mas poblada de la playa.
Por voluntad propia, Megumi se aleja mucho mas a un lugar despejado de presencia humana, solo abunda la paz y el sonido del agua de mar y gaviotas volando. De pie frente al mar, la chica de pelo gris cierra sus ojos, para con firmeza sobre la arena que ya se está enfriando y extendiendo sus brazos de lado a lado invoca su habilidad para crear un aura que la envuelve como una pequeña esfera. Ese es su alcance total y la cantidad de tiempo es de muy pocos segundos.
Un espiral de arena gira alrededor de las piernas de la joven al mismo tiempo que lleva ejecutando el aura por casi un minuto sin par. El pequeño domo que se había creado se expande apenas un centímetro, pero es una gran mejoría con solo media hora concentrando todo su poder. La habilidad se disipa al cabo de esos minutos y Megumi cae exhausta de rodillas y agotada por el gran desgaste sufrido.
Lucy, quien estaba husmeando se acerca para saber cómo se encuentra:
—¿Estás bien Megumi? ¿quieres descansar? —le extiende la mano para ayudar a reincorporarse. —Tu habilidad requiere de mucha energía y esfuerzo mental para sostenerlo.
—No, no, estoy muy bien. Solo necesito un minuto. —estira sus brazos mientras jadea por el cansancio. —Debo hacerme más fuerte…no importa que…
—¿Por qué? ¿Qué es lo que te impulsa tanto? —pregunta Lucy.
—Quiero ser mas fuerte y no volver a ser una carga para ninguno de ellos…tampoco para él…
—Ella no es que quiere ser mas fuerte por un deseo egoísta sino para luchar junto a sus seres amados y ayudarlos cuando estén en peligro. Quiere luchar por amor. Sin embargo, se exige demasiado sin siquiera medir las consecuencias. Ni siquiera pudo arañar el verdadero potencial que seguramente tenga. —piensa la mercenaria, como una extraña aura que la envuelve sutilmente a Megumi se torna brillante. El espectáculo es maravilloso.
El objetivo de las chicas ahora es claro, volverse fuertes porque lo que se viene es muy peligros incluso para ellos. El enemigo es feroz y está dispuesto a todo con tal de lograr el objetivo de destruir a la orden.
La distancia que los separa no es mas que una barrera dispuesta para ser derribada. Cuando la voluntad del espíritu se pone a prueba por ellos mismos y logran derrotar sus propios temores, ahí es cuando sus lazos de amistad no encuentran rival. Ellos no se rinden y ante la adversidad encontrarán la fuerza.
Muy pronto dará comienzo a un evento que pondrá a prueba una vez más a los jóvenes y no solo a ellos sino a las demás academias de asesinos.
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