De criminal a detective. - 08
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- 08 - Capítulo 8 - Compañeros de trabajo y casualidades divinas.
Alex terminó de revisar los documentos que Chrono le había entregado en menos de una hora, se levantó de su asiento y se los entregó, Chrono quedó totalmente asombrado con la rapidez y perfección con los que los había revisado, no había ningún fallo.
—Impresionante, terminaste incluso más rápido que la agente Jannet, si tan solo otros del departamento trabajaran como ustedes —dijo Chrono mencionando lo último en voz baja.
—¿Eso es todo? Puede que no sea un maldito explotado, pero por lo menos podrías darme algo más complicado ¿no crees? Esto estaba casi terminado.
—Lo siento, pero es todo lo que te puedo entregar por ahora, tendrá que esperar a que llegue un nuevo caso o de lo contrario más papeleo.
—De nuevo me quedo sin nada que hacer, *suspira* si por lo menos tuviera un celular conmigo, podría jugar ese juego infinito de mover dulcecitos, claro, si tan solo existiera en este mundo.
Moumoku lo escuchó desde su escritorio a pocos metros, se levantó y se acercó para unirse a la conversación.
—¿Se refiere al Sweet Crusch? Claro que existe, es el juego gratuito más popular en la I-store y otras tiendas, creo haber llegado al nivel 722 creo, por el trabajo no lo he podido tocar mucho.
Moumoku sacó su celular y se metió al juego para después mostrarle el progreso a Alex, tomó el celular y quedó asombrado al ver que era el mismo juego que en su mundo. Mientras tanto Moumoku aprovechó para entregarle unos documentos a Chrono para que los revise.
—Joder, esta mierda incluso cruza mundos, asombroso —dijo Alex mientras aún miraba el progreso de Moumoku, que efectivamente era el nivel 722.
—A todo esto, señor Mefhisto ¿no lleva consigo un teléfono celular consigo? —preguntó Chrono.
—Tenía uno viejo que solo servía para llamadas interconectadas y si acaso el juego de la serpiente, pero se rompió cuando fui arrojado a una pared por sentirme héroe —contestó Alex recordando el día que conoció a Karin, pero también recordando el impacto con disgusto.
—¿Interconectadas…? cómo sea, debería conseguir uno, lo necesitará en caso de una llamada de emergencia, salga a patrullar ahora y aproveche a comprarlo y también a descansar, se le tomará como su hora de almuerzo, ¿está de acuerdo?
—Está bien, de todos modos, aquí no hay nada que hacer.
Volteó a ver un reloj que estaba en la pared. —Son la 1:57pm, entonces salgo y debo estar aquí a las 3:00pm ¿no es así?
—Será a las 4:00pm, se nos da dos horas de descanso, trate de llegar puntualmente por favor —dijo Chrono devolviendo los documentos que Moumoku le había entregado.
—Entendido, entonces me voy retirando.
Alex se dio la vuelta a dirección de la puerta, esta se abrió de repente y entró una persona: era un chico de cabello y ojos rojos, camisa de color tinto y pantalón de mezclilla.
—Buenos días compañeros, hoy hace un buen clima, perfecto para echarse una buena siesta —dijo el chico pelirrojo mientras se estiraba tranquilamente.
—Querrás decir tardes, son la 1:58pm, llegas hasta medio día, maldito parásito pelirrojo —exclamó Chrono enojado, dejando de lado el tono sereno que siempre tiene.
—Como dice el dicho “mejor tarde que nunca” ¿No crees? Jajaja —dijo el chico con todo gracioso, pero en vez de causar gracia, aumentó las ganas de Chrono por ahorcarlo.
—No da ni pizca de gracia, maldito perezoso, tienes suerte que tu parte del trabajo ya está hecha, pero dentro de poco me aseguraré que trabajes hasta que tú ojos no puedan ni abrirse —dijo Chrono molesto y acomodándose el monóculo.
—¿Enserio? Genial, tengo tiempo libre ahora, ¿Quién fue el ángel que me ayudó? —dijo el pelirrojo con entusiasmo.
—Cómo llegaste hasta ahora le dejé tu parte y la del enano albino a nuestro nuevo compañero, el señor Alexis Mefhisto aquí presente —respondió Chrono recuperando la compostura.
—¿Un nuevo compañero? Mucho gusto, me llaman Donnaiolo, soy un reencarnado de Italia de las épocas de 1500.
—Como dijo Chrono, soy Alex, Alexis Mefhisto, puedes llamarme como te dé la gana, no me importa en lo absoluto.
—Oka, entonces te llamaré Alex, muchas gracias por hacer mi trabajo, debió de ser duro encargarse de la parte de dos personas
—No me costó nada hacerlo, es más, deberías incluso pedir algo más complicado, o por lo menos haz algo de lo que te dejan, no es como si te fueras a morir si lo haces.
Inevitablemente, Alex lo miró con desprecio.
—Oh vamos, no te conviertas en Chrono, por tu apariencia sé que eres una persona divertida, ¿Qué te parece si salimos a comer algo y hablamos?
Puso su mano en el hombro de Alex y lo miró con una sonrisa amigable.
—Está bien, vayamos por algo de comer, aquí no hay más que pan duro o agua con sabor a cloro —dijo Alex también poniendo su mano en el hombro de Donnaiolo y devolviéndole la sonrisa.
—Aunque no debería dejarte salir, te dejaré que acompañes al señor Mefhisto y lo lleves a una tienda de teléfonos, pero aclaro que mañana no saldrás de la agencia ni para comer —dijo Chrono seriamente.
Donnaiolo pasó saliva en señal de preocupación, pero aun así Salió junto con Alex de la oficina, mientras iban camino a la entrada, se encontraron a Fimbulvetr, que caminaba por el pasillo sin ningún destino aparente.
—Vaya, pero si es Don y Ale, ¿Que hacen juntos? No sabía que se conocían —dijo Fimbulvetr con un tono alegre.
—Estoy acompañando a Alex en su hora de almuerzo, Chrono me encargó que lo llevara a una tienda de tecnología para que comprara un celular —dijo Donnaiolo.
—Suena divertido, vayamos los tres para que sea más divertido.
—Eeehhh… Pero ni siquiera haz puesto un pie en la oficina, si no llegas ahora Chrono te destrozará apenas te vea.
—Llevas conociéndome dos años, ¿Y aún crees que me importa lo que me haga Chrono? —preguntó Fimbulvetr con una sonrisa, pero a la vez lo ojos muertos y temblando.
—Veo que te afecta demasiado, pero como tú quieras, como dices, será más divertido —contestó Donnaiolo levantando el pulgar en signo de aprobación.
—Entonces partamos rumbo a la diversión ¡Yey! —exclamó Fimbulvetr dando un pequeño salto con la mano en alto.
Alex, Fimbulvetr y Donnaiolo salieron de la agencia rumbo al mercado central, en el camino iban hablando de cualquier cosa.
—¿Qué haremos primero? ¿Comparemos el celular o comemos cerca de aquí? —preguntó Donnaiolo.
—Primero compraré el teléfono, odio ser apurado mientras estoy tomando una decisión, una vez comprado nos vamos a comer algo por allí —contestó Alex.
—¿Qué tipo de celular comprarás, Ale? —preguntó Fimbulvetr con curiosidad.
—Solo uno con el que pueda jugar algo divertido y con el que pueda comunicarme, no pido nada más —contestó Alex dando vuelta por una calle para llegar al mercado.
Después de una pequeña caminata, por fin llegaron a la tienda de teléfonos, había una gran variedad: viejos, nuevos, usados, de todos colores y funciones.
—Bien, ya estamos aquí, es mejor que los veamos ahora mismo o si no nos quedamos sin comer —dijo Alex procediendo a caminar hacia una estantería dónde había varios celulares.
—Yo los espero afuera, no tarden tanto que me aburro estando solo —dijo Donnaiolo saliendo del establecimiento y recargándose en una pared.
Alex se puso a mirarlos detenidamente, Fimbulvetr hace lo mismo.
—Este está bastante bueno, buen almacenamiento interno, y una memoria RAM buena, sin duda te puedo correr hasta el Astral Impact —dijo Fimbulvetr mientras apuntaba el teléfono del que hablaba, Alex voltea a ver el celular, lo mira por unos instantes, pero no le interesó y vuelve la mirada dónde antes.
—Hhhmmmm… Hay bastante variedad, es la primera vez que pienso bastante para comprar un celular, antes solo me bastaba con que pudiera contactar a algunas personas, pero ahora sabiendo que la mayoría del tiempo me quedaré sin nada que hacer, necesitaré uno agradable y que me sirva para divertirme, pero hay tantos —dijo Alex separando la vista de la estantería y mirando alrededor, todo estaba repleto de teléfonos, si intentaba mirarlos todos, no acababas en un día.
—Bueno, hablando no encontraré nada, más vale que siga mirando, Vetr, avísame de cualquiera que se vea bueno —agregó Alex volteando ahora a otro estante.
—Está bien, te aviso si veo uno interesante.
Le tomó 30 minutos decidirse, pero por fin lo hizo: un celular negro, con buena RAM y memoria interna. Alex y Fimbulvetr salieron del establecimiento para reencontrarse con Donnaiolo, pero no se le veía por ningún lado.
—¿Y el pelirrojo? ¿No se supone que iba estar esperando fuera? Quizás ya esté comiendo en algún lugar.
—No… no creo que sea eso —contestó Fimbulvetr con una sonrisa nerviosa.
—¿Eh? ¿Entonces que está haciendo?
De repente se escucha un grito de una mujer, cerca de ella había algunas personas en círculo, con curiosidad Alex y Fimbulvetr se acercaron para ver qué estaba pasando.
—Por favor, concédame el honor de hacerla feliz toda su vida —dijo Donnaiolo, que estaba sujetado de la pierna de la chica.
—Ya te dije que no, maldito pervertido, suéltame ahora mismo —exclamó la chica empujando a Donnaiolo por la cara, pero este no la soltaba.
—Por lo menos le pido un día, si no está satisfecha, yo desapareceré de su vista para siempre, así que, por favor, solo un día, solo eso y podré demostrar que somos el uno para el otro —dijo Donnaiolo dirigiéndole una mirada sexy a la chica, la cual le contesta con una mirada de desagrado.
—Ya tengo novio, suéltame de una maldita vez —dijo la chica logrando zafarse de Donnaiolo y procediendo a darle unos golpes con su bolsa.
—*Suspira* Ya se estaba tardando en hacerlo —dijo Fimbulvetr con rostro de decepción.
—Adivinaré, ¿Es un mujeriego que corteja a cualquier mujer que se le cruce por la mirada? —dijo Alex con la misma expresión que Fimbulvetr.
—Acertaste, es un mujeriego con poca suerte con las mujeres, pero con muchísima tenacidad y perseverancia.
—Bueno, desde que supe su nombre anticipé que sería algo así «En serio ¿Qué pasa con los nombres de esta ciudad?»
Mientras tanto, la chica por fin paró de darle golpes al pobre de Donnaiolo y se retiró del lugar como si fuera un rayo, Donnaiolo se levantó y suspiró profundamente alzando sus manos al aire.
—Aaaahhhh, ¡Que alma más vivaz y apasionada, en cada golpe sentía su amor ardiente! —exclamó Donnaiolo con una expresión de placer.
—Más bien cada golpe era dado con el desprecio más grande que se pueda tener —dijo Alex mientras se acercaba junto con Fimbulvetr dónde estaba Donnaiolo.
—Te he dicho tantas veces que seas menos intenso, pero parece que disfrutas más de los golpes que del amor en sí —dijo Fimbulvetr con un ligero tono de sarcasmo.
—Ustedes no entienden, esa chica estaba perdida por mí y su manera de demostrarlo era con dureza y frialdad, aaahhh… espero nos volvamos a encontrar, mi querida Cenicienta —dijo Donnaiolo suspirando nuevamente mientras llevaba su mano a su boca para después lanzar un beso a otra chica que estaba cerca, la cual asqueada se aleja del lugar. Alex y Fimbulvetr suspiran decepcionados al ver que sigue igual.
—No te acabamos de decir que dejes de ser tan intenso, espantas a cada mujer que se te acerca —dijo Fimbulvetr cruzando los brazos mirando con decepción a Donnaiolo.
—Es mi manera de enamorar damiselas, un alma pura como la tuya no entendería lo eficaz que es —contestó Donnaiolo como si hubiera recitado un poema.
—¿Esa es tú manera de coquetear? Mierda, creo que hasta Chrono daría menos pena al hacerlo —dijo Alex
—Eso sería imposible de saberlo, Chrono es como un témpano de hielo y una máquina, solo piensa en trabajar y trabajar, me da mucha pena por él —dijo Fimbulvetr.
—Sí, tienes razón, Chrono está casado con el trabajo jajajaja —contestó Donnaiolo.
De repente, se empezaron a escuchar susurros cerca de ellos, eran bastantes fuertes como para que los tres escucharan de que hablaban.
—Ese no es chico que maltrataba a sus novias, por dios, pensé que ya lo habían atrapado — —También pensé eso ¿Que hace tan cómodo suelto y haciendo lo que quiera? No debería ni estar vivo, no aporta nada aquí —decían los susurros.
Después de eso se empezaron a escuchar más y más susurros que se volvieron inentendibles, pero se podía adivinar que hablaban de lo mismo.
Alex sabía perfectamente que iban dirigidos a Donnaiolo, pero decidió hacer la vista gorda e ignorarlos, puesto que no sabía la verdad detrás de los susurros.
—¿Qué tal si ya nos vamos a comer? El tiempo se nos está yendo por hablar de cosas triviales sin importancia, encontremos un buen lugar y comamos —dijo Alex serenamente alejándose de la multitud, Fimbulvetr y Donnaiolo le siguieron el paso.
—Conozco un restaurante maravilloso por aquí cerca, la comida es deliciosa y las meseras también, vayamos y relajémonos allí —sugirió Donnaiolo posicionándose por delante para guiar al trío.
—Solo espero y no sea un prostíbulo —dijo Alex con tono de sospecha.
—¡Por supuesto que no! Es temprano como para ir a uno, solo síganme y verán.
Al cabo de unos minutos por fin llegan al dichoso restaurante, había mesas tanto dentro como fuera del establecimiento, entran y se sientan en una mesa cercana a la entrada.
—¿Qué van a pedir ustedes? Les recomiendo el especial, es muy bueno y te deja su sabor por horas.
—Perfecto, entonces pediré ese ¿Y tú Ale?
—Pediré una lasaña, hace bastante tiempo que no como una.
—Buenas tardes caballeros, ¿Ya escogieron lo que desean comer?
llegó la mesera a pedir las órdenes del trío, está mesera resultó ser Karin, que trabajaba allí, estando ya junto a la mesa, se percata de la presencia de Alex.
—¿¡Alex!? ¿Qué estás haciendo aquí? No me digas que te volviste a escapar del trabajo —dijo Karin ligeramente exaltada.
—Claro que no lo hice, estoy en mi hora de descanso y mi compañero dijo que aquí servían buena comida, así que aquí me tienes, y por cierto, nunca me escapo del trabajo «Sabía que trabajaba de mesera, pero no esperaba verla aquí, que casualidades») —contestó Alex con voz neutra pensando lo último.
—¿La conoces? eso sí que no me la esperaba —dijo Donnaiolo asombrado.
—Me ayudó un día que estaba siendo acosada hace dos meses —contestó Karin con alegría recordando el día que conoció a Alex, ruborizándose un poco.
—A todo esto, ¿Nana se encuentra en casa? —preguntó Alex.
—Sí, ahora mismo seguro estará viendo la televisión o jugando a las muñecas —contestó Karin con una ligera sonrisa.
—¿Acaso no va a la escuela? —preguntó Fimbulvetr.
—Por ciertas razones, actualmente no asiste a clases, es un tema delicado —contestó Karin un poco incómoda.
—Ya veo, no preguntaré más, no es de mi incumbencia, lo siento por ser tan inoportuno —dijo Fimbulvetr con su mano en el pecho en señal de disculpa sincera.
—No se preocupe.
—Probablemente vaya a darle una vuelta está noche, ¿Se puede? —preguntó Alex con una sonrisa serena.
—¡Por supuesto!, estoy segura que se alegrará por verte, prepararé algo rico para la cena, si es que gustas quedarte a cenar con nosotras —dijo Karin ruborizándose y poniéndose un poco ansiosa, su cola empezó a menearse de un lado al otro.
—¿Quedarme a cenar? Si, por qué no, será refrescante después de cenar solo estos días.
Al escuchar la respuesta, Karin no pudo evitar sonreír y emocionarse, pero recordó que está en horario de trabajo y recuperó la compostura.
—Volvamos a lo de las órdenes ¿Pedirán algo más, caballeros? —preguntó Karin.
Karin escuchó sus órdenes y las apuntó, teniendo todo, Karin se da la vuelta y se dirige a la cocina. Mientras Fimbulvetr miraba a Alex traviesamente.
—¿Acaso tengo algo en la cara? —preguntó Alex.
—No, es que visitas a una niña como si fueras su padre, es extraño —contestó Fimbulvetr con tono burlesco y con una sonrisa pícara.
Alex simplemente lo ignora y se acomoda en su silla a esperar su comida.
—Eres un maldito suertudo, hablas tan tranquilamente con la mesera más querida del restaurante y no alardeas por ello, ahora mismo te tengo mucha envidia —dijo Donnaiolo estrujando su puño en señal de frustración.
—«¿Tan famosa es Karin aquí?, quién lo diría» No es para tanto, es una chica como cualquier otra, y no preguntes más que ya no contestaré nada referente a ella.
Al cabo de unos minutos, llegaron los platillos: el plato especial consistía en un espagueti a la boloñesa con albóndigas, Alex había pedido una lasaña, el trío se dispuso a comer.
—Vaya, es bastante bueno, tenías razón Don, es delicioso —dijo Fimbulvetr asombrado por el buen sabor del especial.
—Te lo dije, el especial es muy bueno, aaaahhhh, como me recuerda a casa —dijo Donnaiolo con nostalgia por su antiguo país.
Mientras tanto Alex pensaba como es que la gastronomía traspasaba incluso mundos.
—Si me recuerda a Italia, es simplemente increíble, supongo que algún Reencarnado se robó la idea, ahora mismo ha de estar bañándose en oro.
—¿Visitaste Italia alguna vez? Es simplemente maravilloso, ¡y no lo digo solo por venir de allí, en serio es un lugar muy hermoso!: La comida, los monumentos, todo eso lo vuelven un país hermoso —dijo Donnaiolo con entusiasmo.
—Lo sé, aunque era muy religioso para mí gusto, pero como sea —contestó Alex para acabar con el tema allí.
—Qué suerte tienen ustedes, mi época todo era vientos helados y carne al fuego sin ningún condimento, probar esto me hace ver cómo avanzó la gente en todo su tiempo de existencia —dijo Fimbulvetr recordando su vida pasada como un guerrero nórdico.
—Tanto beber me dieron ganas de orinar, voy al baño un momento, ni se les ocurra huir y dejarme la cuenta —dijo Donnaiolo.
—Gracias por darme la idea, ahora ve y orina para ya irnos, que se nos hace tarde —dijo Alex serenamente haciendo un gesto con su mano como si estuviera espantando moscas.
Donnaiolo se levantó y se dirigió al baño del restaurante, dejando solos a Alex y Fimbulvetr.
—Supongo que debo aclarar algunas cosas ahora que Don no está aquí, así que seré directo, escuchaste lo que decían los susurros de la multitud de hace un rato ¿Verdad? —dijo Fimbulvetr con tono serio.
—Lo recuerdo, los pasé de largo ya que no tengo la necesidad de saber esos rumores «Además sería estúpido juzgarlo sabiendo quien fui»
Fimbulvetr hizo una breve pausa antes de continuar.
—Esos rumores son ciertos, pero no fue Don quien agredía a su pareja, sino el antiguo propietario del cuerpo.
—¿Antiguo propietario? ¿Qué estás diciendo? Pero si Donnaiolo es un reencarnado ¿no?
—Verás… Hay distintas maneras en las que un reencarnado llega a Serenia; las más común es aparecer de la nada en cualquier parte de la nación, si acaso tu edad varía, pero prácticamente tu cuerpo es transportado aquí, Chrono, Moumo, tú y otros miembros del departamento llegaron de este modo a esta nación.
Se detuvo para darle un sorbo a su bebida y siguió hablando.
—Otra manera que es menos común es nacer aquí, pero con tú conciencia de tú vida pasada, el jefe es el único del departamento que llegó de esta manera —agregó Fimbulvetr.
«Así que eso explica por qué Jannet tiene habilidad sin ser reencarnada, es cuestión de familia» pensó Alex.
—Estos dos son los más comunes, pero a un tercer método que es sumamente raro, solo se han reportado tres casos en toda la nación, y este es que reencarne en el cuerpo de una persona que era de aquí.
—Algo así como poseer un cuerpo ajeno.
—Algo así, los tres casos coinciden en tres cosas: la primera es que el antiguo propietario murió pocas horas antes de la reencarnación; la segunda es que todos han sido humanos puros, en otras palabras, que nacieron en Serenia; y la tercera es que el antiguo propietario era un criminal, o en si una mala persona.
—Así que robas el cuerpo de la escoria para hacer con el algo mejor… o peor.
—El antiguo propietario del cuerpo de Donnaiolo era un chico llamado Kyle feller, un chico emocionalmente inestable que maltrataba a todas sus parejas, llegó un punto en el que casi mataba a una de ellas en plena luz del día, pero fue abatido de un disparo antes de poder hacerlo, horas después, Donnaiolo reencarnó en su cuerpo, y ahora carga con los pecados de ese chico.
—Así que ahora tiene que aguantar todas las críticas que dejó atrás el idiota maltrata mujeres, que suerte más horrible ¿Por qué simplemente dice que ya no es la misma persona? podría usar su habilidad para demostrarlo.
—Le he dicho lo mismo, pero dice que es un tipo de reto que dios le ha puesto, con el fin de “excomulgar” sus pecados —dijo Fimbulvetr suspirando al final.
—Aún piensa en Dios después de llegar a este lugar, que estupidez, pero como quiera, no soy nadie como para decir cómo lidias con tus problemas.
Pocos segundos después, Donnaiolo porfin vuelve del baño.
—Aaahhh, que refrescante fue eso, bueno, creo que ya podemos irnos, cada quien pague lo suyo y salgamos de aquí.
—Ale, paga por mí.
—¿Qué? Ni hablar, paga lo tuyo, pordiosero.
—Bueno, por lo menos lo intenté.
El trío pagó por la comida, Alex se despidió de Karin y salieron del lugar rumbo a la agencia, puesto que faltaba poco para que el descanso acabara.
—Aaahhh, que buena estuvo la comida, volvamos otra vez en otra ocasión, está vez pediremos la clásica pizza, será asombrosa, te los aseguro.
—Eso espero, no importa como sepa, lo más seguro es que sabrá mejor que un pedazo de carne mal cocido jaja.
—Qué triste que volvamos a trabajar, y peor por mí, que Chrono me aseguró que hoy no salía del departamento hasta terminar —dijo Donnaiolo suspirando de tristeza.
—Eso pasa por no llegar temprano a la agencia, sabes que Chrono solo piensa en trabajar y trata como basura a todo aquel que no trabaje —contestó Fimbulvetr con tono vacilante.
—Eso dices, pero a Alex lo trata con mucho respeto a pesar de su personalidad, que injusto —exclamó Donnaiolo.
—A diferencia de ti, rojito, hago mi trabajo antes de darme una siesta.
—Cuando te vi al entrar pensé que eras de los míos, pero te pareces más a Chrono, la diferencia es que tú si caes bien.
Los tres Agentes iban pasando por una calle en la que había muchos edificios altos, gente entrando y saliendo de ellos.
—Sabes, si tan solo llegara un caso, así no tendría que hacer el papeleo, pero no ha llegado ninguno últimamente —dijo Donnaiolo.
—La ciudad ha estado bastante tranquilo esta semana, y en cierto modo eso es bueno, aunque aburrido a la vez —dijo Fimbulvetr con un tono tranquilo.
—Entré a este departamento para atrapar imbéciles, pero hasta ahora solo ha sido papeleo, bueno, es el primer día, tampoco es como que caigan los casos del cielo, no es una serie de televisión o algo por el estilo como para que pase algo así.
Cómo si las plegarias de Alex hubieran sido escuchadas, de la nada un cuerpo cae del edificio frente a el trío, estrellándose en el piso salpicando sangre a todo a su alrededor.
—Vaya, no sabía que eras vidente…
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