De criminal a detective. - 10
A pesar de la situación, aquel hombre no dijo o expresó alguna reacción en su semblante, simplemente miró por unos momentos a los dos agentes en escena, y volvió a lo que estaba haciendo antes que ellos dos llegaran.
—Sabes cómo va esto, Ricky, solo págame por el trabajo y yo me iré de aquí, solo te pido eso, y te aseguro que saldrás de esta habitación entero y sin ningún daño —dijo el hombre que, a pesar que tenía a dos agentes apuntándole, se mantenía tranquilo.
«Ese maldito… nos está ignorando por completo» pensó la agente.
—¡Oye, tú! Suéltalo o me veré obligada a dispararte.
—N-no tengo el dinero, p-por favor déjame ir y lo conseguiré pronto, ¡Lo juro! —suplicó el empleado con voz temblorosa y una mirada llena de miedo.
—Las palabras no me sirven, y lo entiendes, dime dónde tienes tu dinero y acabemos con esto
El hombre estrujó el cuello del empleado; al no poder casi respirar, intentó zafarse desesperadamente con pataletas y manotazos que no sirvieron en lo más mínimo. Ante esto, la agente disparó a un lado del criminal para llamar la atención de este, lo que funcionó y detuvo el estrujamiento que hacía; con muy poco interés aun, el hombre volvió a mirar a los agentes.
—Última advertencia, suelta al hombre o disparo, ¡ahora! —exclamó Jannet con su semblante totalmente serio, y su arma apuntando a la cabeza de aquel hombre.
—¿Acaso no me han escuchado? Solo quiero que me pague y me iré de aquí sin matar a nadie más —contestó el hombre serenamente.
—Lo lamento amigo, sé lo molesto que es que te interrumpan cuando estás haciendo negocios, pero así son las cosas, ahora suéltalo y todo terminará bien para todos… o por lo menos para la mayoría —dijo Alex con su tono bromista de siempre, pero aun manteniendo su incapacitador apuntado al criminal.
El hombre miró fijamente a los relajados ojos de Alex por unos momentos, y luego volvió a mirar al empleado.
—¿Y bien, tienes la manera de pagarme ahora o no?
—P-perdóname, no lo tengo —contestó el empleado con ojos llorosos y sumidos en el miedo.
—… Ya veo.
El hombre solo dijo eso, y después de eso, soltó suavemente al empleado. Cuando todos pensaron que iba a dejar libre sin ningún rasguño, este sacó una pequeña navaja de su gabardina y apuñaló al trabajador sin piedad alguna, cayendo al piso con el cuchillo clavado en su cuerpo. Jannet disparó con su incapacitador al cuerpo del criminal; el arma lo impactó con la munición no letal, y este simplemente cayó al piso.
—Sabes, si la habrías usado antes, este hombre no tendría un cuchillo en su cuerpo; *suspiro* que bien, ahora tenemos otra mancha de sangre en el piso, siento lástima por las empleadas de limpieza —dijo Alex con un tono hilarante en su voz y bajando su incapacitador.
—No había tenido oportunidad de implantar el nano-examinador hasta hace un momento, además, de que tardó en terminar de analizar, es lo más rápido que pude actuar —contestó Jannet enfundando su incapacitador.
—Bueno, por lo menos parece que aún está vivo, por ahora, claro está.
Alex se acercó al empleado, que se estaba desangrando y sufriendo en el piso.
—¡Hey! Puede que no me conozca, pero yo a ti te conozco, señor cómplice de asesinato
El empleado deliraba e intentaba decir algo.
—C-cu-cu-cui…
—Anda, pero si ya te rompiste, ¿O estás intentando imitar el sonido de un cobaya? Yo que sepa, eres mitad mapache…
El empleado tomó fuerza para gritar a todo pulmón.
—¡C-cuidado! ¡Ese tipo aún no ha caído!
En ese mismo momento, el criminal se levantó y atacó con su cuchillo a Jannet que estaba justo delante de él, ella logró esquivarlo e intentó darle una patada, pero el hombre dio un salto hacia atrás, alejándose de Jannet.
—No puede ser, estoy segura que le di, ¿Cómo es que sigue de pie?
El hombre se mantenía en silencio, pero tambaleándose, como si estuviera mareado; Alex no esperó ni un segundo y le disparó con su incapacitador, pero, a diferencia de Jannet, usó esta vez la munición letal. Apuntó directamente a la cabeza del criminal y este recibe de pleno la bala, pero este solo tambaleó su cabeza hacia atrás debido al impacto, pero no cayó al suelo, se mantuvo en pie a duras penas.
—Inmortalidad… ese es mi castigo —susurró el criminal levantando la mirada y observando fijamente a los dos agentes.
Durante la conmoción, pasó por en medio de estos dos y corrió hacia la puerta de la habitación, todo esto solo para encontrase con Chrono, que le dio una patada apenas lo vio, lanzándolo a la mesa de centro, destrozándola; cuando el criminal intentó, levantarse, Chrono le disparó dos veces con su arma de fuego, justo en la cabeza. El cuerpo se quedó inmóvil al instante, Alex y Jannet salen de la habitación para reunirse con Chrono; pocos segundos después, el asesino se dio una vuelta lanzando durante el proceso un cuchillo ensangrentado que llevaba encima, este impactó en el arma de Chrono, lo que lo obligó a soltarla; el hombre expulsó las balas en su cabeza dejándolas tiradas en el piso y aprovechó para escapar, saliendo del apartamento a toda prisa.
Jannet se acercó a Chrono para ver si se encontraba bien, pero este inmediatamente les da órdenes a los dos:
—Agente Mefhisto, llévate mi pistola y estas municiones, persiga a ese hombre, que no se escape.
Chrono sacó unos cartuchos de su bolsillo y se les dio a Alex que, apenas los tomó, salió inmediatamente tras el criminal.
—Agente Jannet, cuide del empleado y trate de parar el sangrado, yo llamaré al hospital, con suerte podremos salvarle la vida.
Apenas dio la orden, la agente asintió con la cabeza y volvió a cuidar del empleado.
Una vez fuera, Alex logró ver la dirección en la que el criminal huía y fue tras él; teniéndolo en frente, disparó y una vez más encestó justo en su cabeza, pero a pesar de eso el hombre no dejaba de correr y correr. El criminal subió las escaleras a toda prisa con el agente pisándole los talones mientras aún le seguía disparando.
Cada tiro que Alex hacía, encestaba en alguna parte del cuerpo del criminal, pero este no se inmutaba y seguía subiendo; en algunos pisos, el sospechoso se detenía a combatir directamente a Alex usando sus cuchillos para cortarlo, pero este esquivaba todos los ataques, hasta que en un momento logró desarmarlo y lo cortó con su propio cuchillo, haciendo un gran corte que recorría todo su brazo, pero este no se regeneró, y siguió sangrando. Ante esto, el criminal se alejó del agente no sin antes arrebatarle sus municiones y tirarlas por las escaleras; después de eso, dejó de enfrentarlo y se dedicó a solo correr por los pasillos de los pisos y después seguir subiendo.
Después de correr por todos los pisos restantes del edificio, el criminal y Alex llegaron al tejado del edificio, el hombre se veía tranquilo, pero herido, a diferencia de Alex que, aunque estaba ileso, se encontraba exhausto jadeando como un perro.
—Ha, ha, ha, a pesar… de haber corrido por… 23 malditos pisos… estás como si nada… ¿Qué rayos eres? ¿Un avestruz? —exclamó Alex jadeando y sudando del cansancio, recargado en sus rodillas.
—Cada que muero, mi cuerpo recupera su condición habitual, por lo que en todo este recorrido estuviste recargándome mis energías, debería agradecerte, agente.
—Ha, ha, ha… ¿Enserio?… Demonios… Aunque eso explica por qué tu brazo… Sigue sangrando… De haberlo sabido… No me habría gastado todos mis cartuchos en tu maldito cráneo…
—Si lo habrías hecho, no habría aguantado ni la mitad de lo que tú corriste, debo admitir que tienes una gran condición a pesar de su apariencia y carácter.
—Mis papis me enseñaron a no juzgar una persona por su físico, pero eso ahora no importa, ya no tienes escapatoria, acabemos con esto y regresemos con calma, no pienso volver a correr en lo que queda del día, ahora ven aquí y déjame ponerte las esposas —dijo Alex recuperando el aliento y apuntando nuevamente al hombre, esta vez con su incapacitador.
—Dime, agente ¿Que está haciendo de ese lado de la sociedad? desde que lo vi, identifiqué que tú no eres una blanca paloma, tú aura proyecta maldad y miedo, como la de cualquier criminal, criminales como yo.
—¿Ahora eres maestro espiritual? Solo digamos que quiero probar cosas nuevas, ahora no me hagas perder el tiempo y no me obligues a quemarte ocho veces el cerebro, muy literalmente.
—Estoy seguro que si vienes conmigo podrías hacer muchas atrocidades… conviértete en delincuente, Alex —dijo el hombre con una sonrisa y extendiendo su mano a dirección del agente.
—¿Qué crees que soy, un cazador de demonios? Veo que ves muchas películas.
Alex procedió a tomar una pose extravagante.
—Tengo muchas razones para no volver a ser un delincuente, yo… cumpliré con mi deber —agregó con una sonrisa y fingiendo determinación.
—Y este sería el momento dónde me haces un boquete en el estómago, pero aquí no hay un guion como ese, así que ahora entrégate y terminemos con esto, el sol ya se está escondiendo —agregó Alex volviendo a su actitud usual.
—Tú también eres un criminal, sabes que no es tan fácil hacer que me entregue.
—Sí, lo sé, por eso que se me ocurrió la brillante idea de cortarte las piernas voy a cortar las piernas y así no te resistas, si vienes aquí puede que intente no hacer que sufras tanto, señor Zombie.
Alex sacó uno de los tantos cuchillos que le había lanzado el criminal, y empezó a acercarse sutilmente, el hombre solo se alejaba sutilmente caminando hacia atrás hasta llegar al borde del edificio.
—Ya no hay donde alejarse, vamos, solo será un cortesito —dijo Alex, mientras sostenía una sonrisa macabra.
El hombre miró el precipicio, y sonrió sutilmente.
—… Está bien, puedes cortarme las piernas… una vez llegues abajo.
Una vez dijo eso, el hombre dio un paso hacia atrás y se dejó caer del edificio; Alex se acercó a la orilla solo para lograr ver como el criminal se estrelló con la misma alcoba desde donde lanzó el cuerpo, y después caer de nuevo estrellarse con fuerza en el piso, manchando de sangre todo a su alrededor. El cuerpo quedó totalmente destrozado y se podían escuchar los gritos de la gente aterrorizada; cuando no podía verse más grotesco, el cuerpo del criminal empezó a reacomodarse del impacto, volviendo a su estado original y escapando a toda prisa del lugar.
Alex estaba asombrado y asqueado ante tan grotesca escena.
—Maldito hijo de perra.
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Minutos antes, del lado de Jannet y Chrono, estos se encontraban cuidando al empleado para que este no muriera desangrado. La agente estaba al lado del hombre, cuidándolo junto con algunas de las trabajadoras del lugar; mientras que el agente estaba indagando por toda la habitación alguna pista para el caso.
—Tiene suerte que el tipo no haya retirado el cuchillo.
—La ambulancia no deberá de tardar tanto, el hospital está apenas a unos 200 metros de aquí, sobrevivirá.
—¿Estás buscando alguna pista de la identidad del hombre? Hay que esperar a analizar el rostro del tipo en la base de datos, ¿Podrías cuidar de él, señorita? Gracias —dijo Jannet mientras dejaba al empleado a cargo a una empleada que estaba presente.
—Tengo el presentimiento que no encontraremos nada de él en la base del gobierno, ese hombre es seguramente alguien que se crío en las sombras, así que tendremos que investigar su identidad por nuestra cuenta —contestó Chrono, que revisaba el escritorio del hombre por pistas.
—Ese tipo… no le afectaba el incapacitador ¿Cómo es posible?
—No era inmune, tampoco se vio muy afectado por los disparos que le di, los más probable es que sea obra de una habilidad, una que no le permita morir.
Chrono miro fijamente una imagen que estaba en el escritorio, en este se veía a la víctima cuando era joven en lo que parecía ser un teatro, sacó su teléfono y tomó una foto a la imagen, después volvió a guardar su teléfono.
—Creo haber escuchado algo así, “inmortalidad” algo así dijo, pero si fuera inmortal, ¿Cómo acabaremos con él?
Pocos segundos después, el criminal se estrelló en la alcoba, sorprendiendo y asustando a los que estaban presentes, el cuerpo se deslizó ligeramente por la sangre y cayó de la alcoba para después estrellarse en justo delante del hotel. Chrono y Jannet se asoman por la alcoba solo para ver cómo el criminal escapa de la zona.
—Lo único que sé es que no podremos hacerlo con las armas —dijo Chrono con seriedad y desagrado.
Después de unos minutos de lo ocurrido, la ambulancia llegó y estaban en proceso de llevarse al empleado al hospital, Alex y Chrono estaban fuera del edificio mirando cómo se llevaban al trabajador.
—Dime, Agente Mefhisto, ¿Qué fue lo que pasó mientras perseguías al hombre? —preguntó Chrono mientras sacaba un pañuelo del bolsillo de su traje para limpiar su monóculo.
—Veamos… pues estuve corriendo tras de él por cada maldito piso restante de este maldito edificio, a pesar de todas las balas que tenía en su cabeza, ese bastardo no paraba de correr, cuando llegamos hasta el tejado me contó que su cuerpo se recupera de cualquier daño cuando lo matan… ah, y trató de reclutarme al lado oscuro.
—¿Reclutarte? ¿Por qué no aceptaste?
—Ja, muy gracioso, no lo haría ni por millones de serenios.
—Señor Mefhisto, no hay necesidad de fingir, yo también estoy al tanto de qué fue usted en su vida pasada —contestó Chrono con seriedad.
El ex-criminal quedó perplejo ante la declaración del agente, lo miro fijamente por unos instantes, luego suspiró de irritación.
—¿Es que acaso todos saben quién fui? Y pensar que lo tenía bien guardado —dijo Alex con un tono sarcástico.
—Solo el jefe, la agente Jannet y yo estamos enterados de su pasado, al fin y al cabo, soy el segundo al mando del departamento de agentes especiales, es obvio que debo estar al tanto de con quién trabajo.
—Claramente, no podrías trabajar con alguien de quién no sabes nada, es sentido común —dijo Alex llevando sus manos a las bolsas de su chaleco.
—… Quizá lo habré dicho en broma aquella vez, pero la verdad es que tengo razones para no volver a ser un delincuente, no sé exactamente cuáles, pero sé que están allí —agregó Alex con voz suave y serena.
La agente Jannet salió del edificio después de interrogar a una de las empleadas.
—Ya terminé de interrogar a la recepcionista, al parecer nadie sabe de la conexión que tiene Ricky con aquel hombre.
—Será alguien que conoció en los bares de poca monta.
—Pensarlo aquí no nos dará las respuestas, es mejor volver por fin a la agencia, el examen forense ya debería de estar listo —dijo Alex caminando a dirección donde el coche estaba estacionado.
—Tienes razón, además, ya casi es hora de terminar con la jornada, regresemos por hoy y esperemos a que el señor Ricky pueda contarnos algo al respecto —dijo Chrono yendo detrás de Alex.
—Me pregunto si Donnaiolo y Fimbulvetr habrán acabado con el papeleo pronto —dijo Jannet siguiendo los pasos de los otros dos.
—Si esos holgazanes no lo hicieron les encerraré en una celda y no lo sacaré dentro de los próximos 10 años —contestó Chrono con una voz grave.
—Siento que no estás en posición de hablar de rapidez, tardaste años en interrogar a una sola persona —dijo Alex con tono bromista.
—¿Crees que habrías hecho más rápido que yo? No digas estupideces, maldito payaso —contestó Jannet con una mirada de molestia.
—Que sepas que si lo hubiera hecho yo ya estaríamos en la agencia, señorita pecho plano.
—¡No tengo el pecho plano!
—Dejen de discutir y suban al carro, larguémonos de aquí.
Los dos agentes restantes suben al coche y por fin dan marcha a la agencia, dónde esperaría la información que les faltaba para unir los últimos hilos sobre el caso.
Al cabo de unos minutos, los tres agentes por fin vuelven a la agencia y proceden a entrar al departamento de agentes especiales, dónde se encontraban Fimbulvetr y Donnaiolo muertos del cansancio recargados en sus escritorios con una expresión moribunda en sus rostros.
—Por sus caras puedo deducir que terminaron con su trabajo, justo a tiempo, tal parece que hoy podrán dormir en una cama.
—Fue un infierno, no quiero ver un papel por el resto de mi vida —contestó Fimbulvetr con un rostro moribundo.
—Yo igual, no quiero más papeleo, fue suficiente por hoy —repitió Donnaiolo, que estaba en la misma condición.
—Esto es lo que pasa si almacenas tu trabajo, para la próxima háganlo apenas lo obtengan, malditos parásitos holgazanes.
—Chrono, eres un ser cruel, ¿Cómo puedes torturar a esta pura alma? —exclamó con mucha exageración.
—¿Quieres que aumente la cantidad para mañana?
—E-es decir, q-que modesto eres con este pobre diablo, alabado seas, señor.
—A todo esto, ¿Pudieron interrogar al empleado?
—Nop, un bastardo a prueba de balas llegó poco antes que nosotros y apuñaló a nuestro sospechoso —contestó Alex mientras tomaba asiento en una de las sillas cercanas.
—¿Aprueba de balas? ¿A qué e refieres?
—Ese tipo no puede morir, cada que le clavaba una bala en su cerebro la expulsaba y volvía a levantarse.
—Vaya, ese es un problema, entonces si no puede morir ¿No tenemos más opción que encerrarlo?
—Cierto, aún no he preguntado al respecto, ¿Cómo se basan para saber con qué delincuentes pueden acabar con la munición letal?
El ex-criminal recargó sus brazos sobre el respaldo de la silla, esperando ansiosamente a que resolvieran sus dudas.
—Se categorizan por letras, como si fueran calificaciones, partiendo desde la C que serían los menos peligrosos, como aquellos chicos que atrapamos antes de que te unieras a la agencia —explicó el albino.
—Después estarían los de rango B, aquí estarían casos como el relacionado con la señorita Karin y su hermana menor, dónde se atentó directamente con la vida de una persona —agregó Jannet.
—Seguirían los de rango A, en esta categoría estarían aquellos que han atentado contra muchas vidas humanas, después de esta categoría está permitido usar la munición letal solo si es necesario, pero si existe la posibilidad de atraparlo, se tiene que hacer el intento —implementó Donnaiolo
—Y Después serían los rango S, estos individuos no se les da la opción de encarcelamiento, por lo que es de disparar apenas se encuentren en el campo de visión, estos criminales se vuelven problema nacional, y será buscado en todas las regiones de la nación —dijo Chrono.
—Ya veo, ¿Entonces no hay nada arriba del rango S? —preguntó Alex aún con curiosidad.
Justo después de preguntar, el semblante de la mayoría de los presentes se tornó pesado y sumamente serio, como si ninguno quisiera mencionar sobre ello; Chrono miró a los demás, como si estuviera pidiendo permiso para hablar; los demás asintieron con la cabeza y Chrono procedió a explicar.
—Sí… Pero en esta solo hubo un individuo, el cuál desapareció sin dejar un solo rastro, aquel sujeto apareció poco antes que se formarán los departamentos de agentes especiales, se podría decir que fue la razón de su creación; el único criminal rango Z que ha tenido la nación.
—¿Nunca supieron tan siquiera su nombre? —preguntó Alex
—Por desgracia no, solo supimos su alias.
El agente se dio media vuelta y miró el reloj que estaba en la pared.
—“El patriarca”, lo llamaban en los bajos mundos, apareció un día hace 13 años y puso a toda la nación de cabeza; casi nadie logró ver su rostro, y lo que lograron verlo, no vivieron para contarlo.
—Lo único que toda la nación recuerda con claridad… es su risa, aquella carcajada psicótica, llena de maldad y éxtasis puros, solo eso fue suficiente como para hacer temblar de miedo a todos…
Inevitablemente, los presentes que vivieron esa época recordaron aquella risa, haciendo que el ambiente se volviera frío, y pesadamente agobiante. Al notar esto, Alex decidió dar por cerrado el tema
—Bueno, por lo menos esa cosa no pasará de nuevo, no hay por qué ponerse así, saben.
—Ale tiene razón, no hay por qué pensar en eso, mejor volvamos al caso, ¿Qué podemos hacer contra nuestro sospechoso?
—Yo tengo una opción bastante viable, y es… Cortarle los brazos y piernas.
—Oye, ¿No habías dicho que el tipo se regenera cada que lo matas? —dijo Donnaiolo mirando a Alex con una expresión de confusión.
—Esos es lo que haremos, no matarlo; verán, cuando estaba persiguiendo al señor gusano en uno de los pisos decidió hacerme frente, pero me defendí y logré hacerle un corte por todo el brazo, y este no se curó hasta que le plasmé una bala en la cara —explicó Alex jugueteando con la silla en la que estaba sentado.
—Eso quiere decir que podemos amputarlo sin que muera, y así no podrá regenerarse.
—Exactamente, aunque en el fragor de la batalla, seguramente no dudará en suicidarse para recuperar sus extremidades…
—Tu idea no suena mal, pero para hacerlo tendremos que primero encontrar su paradero, pero eso será mañana, hoy la jornada a llegado a su fin —dijo Fimbulvetr con entusiasmo.
—Tú solo quieres salir de aquí ¿verdad? Por cierto, ¿Dónde está la peliverde y el vendado?
—Estaban hablando algunas cosas con el jefe, seguramente saldrán en unos momentos ya que acabó la jornada —contestó el pelirrojo.
Dicho y hecho, Moumoku y Aileen salieron de la habitación del jefe.
—Buenas noches a todos, gracias por su esfuerzo de este día, nos veremos mañana en la mañana —dijo Aileen alegremente.
—¿Así nada más, solo salen y todo termina? —se preguntó Alex con asombro.
—Sí, solo eso.
—Es totalmente distinto a lo que esperaba, no sé, un carnet donde se pueden apreciar tu presencia de ese día, algo…
—Somos algo muy distinto a lo que es un policía normal corriente.
—Si… me di cuenta.
—oye Alex, ¿Qué te parece ir a un bar a tomar unos tragos? —preguntó Donnaiolo poniendo su mano en el hombro de Alex.
—Yo también voy, necesito desestresarme un poco después de tanto papeleo —dijo Fimbulvetr acercándose a los dos agentes.
—Si tú vas con nosotros, nos negarían la entrada por llevar a un menor.
—No te preocupes, conozco al dueño de un bar cerca de aquí, allí podremos beber tranquilamente —dijo Fimbulvetr empujando a Alex y a Donnaiolo hacia fuera del departamento.
—Oye, Chrono, ¿No vienes con nosotros? Te vas a divertir, seguro —dijo Donnaiolo con entusiasmo.
—Suficiente tengo con cuidar de ustedes dos estando sobrios, me niego a tener que cuidar de unos borrachos holgazanes —dijo Chrono sin ni siquiera dirigirles la mirada.
—Bueno, uno menos, en fin, nos vemos mañana, Chrono —dijo Alex levantando su mano en señal de despedida.
Alex, Fimbulvetr y Donnaiolo salieron de la agencia y dieron marcha al bar que mencionó Fimbulvetr; entraron y se sentaron en la barra, Alex pidió un whisky al igual que Donnaiolo, mientras que Fimbulvetr pidió un tarro enorme de cerveza, como si todavía fuera un vikingo; una vez llegaron, se pusieron a beber. Todo eran chistes malos y risas, y una que otra anécdota de su vida pasada; al cabo de una hora, llegó un grupo de chicas y se sentaron en unas mesas poco alejadas de la barra. Donnaiolo no tardó en empezar a hablar del grupo de chicas.
—¿Ya vieron a las chicas de allá? Son unas bellezas, y más la de pelo largo azul —dijo Donnaiolo, que estaba ligeramente ebrio, pero consciente de lo que decía.
—*suspiro* Ya vas a empezar, ninguna de ellas se dignaría a voltear hacia acá —contestó Fimbulvetr.
—Y menos si ven a un niño sentado y bebiendo como un vikingo.
—Será por qué era uno, ¿no crees? —contestó Fimbulvetr mientras procedía a acabarse lo que quedaba de su inmenso tarro de cerveza.
—Oye, Fimbulvetr, ¿Qué tipo de mujer te gustan? —preguntó Donnaiolo con un tono travieso.
—Veamos… Creo que las mujeres maduras, rudas y con enormes pechos.
—Gustos salvajes, no esperaba menos ¿Y qué tal tú, Alex?
—Me gustan las mujeres con cuerpos definidos, con cinturas delgadas y grandes traseros, en cuanto el pecho… no me gusta que tengan demasiado, al fin y al cabo, existen límites.
—Interesante, no eres muy ambicioso, yo en mi caso…
—Sí, sí, sí, a ti cualquier mujer es perfecta, lo sabemos desde hace rato.
—¿Tan obvio soy? Rayos… ¿Y qué te parece si les hablamos? —preguntó Donnaiolo con un tono travieso y pícaro en su voz.
—¿No te bastó con lo que pasó en la tarde? Te molerán a bolsos otra vez —dijo Alex sin mucho interés.
—Oh vamos, no jugué bien mis cartas en aquella ocasión, está vez será diferente ¿O qué, les tienes miedo? Y yo que pensaba que no eras un cobarde.
Alex no dijo nada y se terminó su bebida de un solo trago, después de eso, se levantó y se dirigió a la mesa donde se encontraban las chicas.
—Parece que se te adelantó, galán —dijo Fimbulvetr con tono burlesco.
—Oh vamos, ahora mismo volverá con el rabo entre las piernas, estoy seguro —contestó Donnaiolo con seguridad y tomando un trago de su whisky.
Pasaron los minutos, y Alex se le veía disfrutando de una buena platica con una de las chicas.
—Pues ya paso un rato y todavía no le pegan con sus bolsos, lo hace mejor que tú, eso es seguro.
—Solo espera y verás, cometerá un error…
Unos instantes después, Alex se acercó a la chica que tenía al lado y le susurró algo al oído, después de eso la chica se levantó de la mesa y se llevó al ex-criminal jalándolo de la mano para sacarlo del bar para nunca regresar esa noche.
—… Vaya, no pasaron ni quince minutos y mira, ya aseguró compañía está noche.
—No digas nada más, solo… h-hay que seguir bebiendo —exclamó el pelirrojo sintiéndose totalmente humillado.
La noche terminó con los dos agentes en el bar bebiendo hasta hartarse y el Alex disfrutando en su hotel de la compañía de una desconocida.
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