De criminal a detective. - 11
Otro día en la agencia, eran las 7:22 am y Fimbulvetr apenas estaba llegando al departamento de agentes especiales con una resaca increíble; la noche pasada bebió hasta asquearse con Donnaiolo: la cabeza le daba vueltas, tenía ganas de vomitar y su cuerpo le pesaba más de lo normal.
—Guh… mi cabecita, mi cuerpecito, no volveré a beber en lo que me queda de vida —se sobó ligeramente en un intento estúpido para aliviar su dolor—, bueno, aunque lo diga, lo volveré hacer, de eso estoy seguro.
El pequeño agente apenas y podía dar unos pasos; su semblante solo mostraba una cara de asco, mareo y mucho sufrimiento.
—Podría reportarme enfermo y faltar al trabajo, pero si lo hago, estoy totalmente seguro que Chrono me colgaría de la ventana, o me amarrará a mi silla a revisar montañas de documentos nuevamente —De solo pensarlo, un escalofrío helado recorrió todo su pequeño cuerpo—. Me dan escalofríos de solo imaginarlo, más vale que entre ahora.
Después de sufrir por todo el pasillo de la agencia, el agente porfin llegó al departamento de agentes, donde le esperaba un posible regaño de Chrono por llegar tan tarde. Con pocas ganas, abrió la puerta y se encontró con su compañero de copas: Donnaiolo, en la misma condición que él y con la cara pegada al escritorio; para colmo, tenía un bote a su lado, todo indicaba que tenía muchas náuseas.
—Llegas 24 minutos tarde, aunque, a decir verdad, es lo más temprano que has llegado a trabajar, enano andrógino —dijo Chrono con una voz neutra; se encontraba en su escritorio como siempre revisando unos documentos.
—Oh vamos, estarías en la misma condición si nos habrías acompañado ayer a beber y divertirnos —respondió el albino, que apenas iba entrando mientras se sobaba la cabeza con una clara expresión de malestar.
—Viendo en la condición en la que se encuentran, estoy seguro que ayer apenas y sabían hablar, y me niego a cuidar de dos idiotas que no saben moderarse —contestó el agente sin despegar su mirada de sus documentos.
Mientras tanto, el pelirrojo deliraba desde su escritorio:
—Aahhh… Mi cabeza da vueltas como feria, apenas recuerdo que pasó ayer, aauuuch…
—¡Eso les pasa por beber como idiotas! Para la próxima ¡tengan un poco de amor por si mismos! —exclamó Jannet que se encontraba al su lado, también revisando unos papeles.
—No levantes tanto la voz, ten piedad con este pobre hombre, tus gritos retumban hasta lo más profundo de mi cabeza —Mientras hablaba, le dio una arcada que casi le hizo vomitar, pero se salvó—. aaaaaaahhhhh… siento que me muero.
—Aaaahhh… a todo esto, ¿Aún no llegan Ale, Aileen, Moumoku, Bearly y Petya? Ale se fue cuando apenas se estaba poniendo bueno y no volvió —preguntó Fimbulvetr tomando asiento en su escritorio mientras aún se sobaba la cabeza.
—Aileen seguramente está ayudando a cualquier persona que se encuentra en el camino; hoy es el día de descanso de Moumoku, Bearly está con el jefe en su oficina, y Petya por lo que entiendo su vuelo se atrasó y volverá más tarde —explicó el pelirrojo aún con la cara en el escritorio.
—Qué mala suerte ¿Y Ale tampoco ha llegado?
—Aún no, es probable que ni sé presente, seguramente está en peor condición que nosotros.
—Pero fue el que más disfruto de la noche, eso no hay duda alguna —De repente, fuertes punzadas de dolor atacan la cabeza del albino—. ¡Ay ay ay ay!, mi cabeza, como me duele.
—Ese maldito, no pasaron ni 10 minutos y ya tenía a una chica en la palma de su mano, que egoísta de su parte no presentarme una de esas bellezas, cuando lo vea lo voy a patear —exclamó sentándose erguido estrujando su puño y mirando al techo en señal de envidia.
—Por mi parte no había ninguna de mi tipo, además fui a divertirme y no a buscar mujer ¿sabes? no todo se trata de mujeres, Donna —respondió Fimbulvetr mirando a su compañero con una sonrisa adolorida.
—Es que esas chicas eran hermosas, si tan solo una me habrían hecho caso, ahora mismo estuviera frente al altar para contraer matrimonio, oh sí —dijo Donnaiolo imaginando el escenario en su mente con una expresión de felicidad y frustración al mismo tiempo.
—No creo que haya pasado algo así, al contrario, te molieron a bolsazos por intentar ligar con ellas —contestó Fimbulvetr recordando la paliza que le habían dado la noche pasada con una sonrisa incómoda.
—¿Enserio… pasó eso?
—Sí, ayer hiciste bastantes estupideces, como siempre que vamos a beber.
—B-bueno, seguramente no sabían de lo que se estaban perdiendo, si tan solo me conocieran, no podrían haberse resistido a mis encantos —contestó el pelirrojo inflando su pecho de orgullo, pero sudando por la vergüenza.
En eso, el agente Bearly salió tranquilamente de la oficina del jefe, su mirada daba miedo como de costumbre, pero todos en el departamento se habían acostumbrado a ello.
—Hola Bearly, ¿Cómo estuvo tu descanso? —preguntó Fimbulvetr con un tono ligeramente alegre.
—Bien, nada fuera de lo normal, al fin y al cabo, no ha había un caso suficientemente pesado para disfrutar bien de uno —respondió el hombre bestia.
—Pues como verás, ya hay un caso interesante en proceso, por lo que ya hay algo divertido por hacer.
—Cierto ¿Entonces a ese criminal no se le puede matar, aunque le aplastes la cabeza?
—Después de ver que cayó desde el techo de un hotel de poco más de 60 pisos, y después de eso salir de la escena como si nada hubiera pasado, pero dejando un gran charco de sangre, dudo que pueda morir, o al menos no sabemos cómo hacerlo —respondió Chrono que se levantó de su silla a prepararse un café.
—Ya veo, entonces no quedará otra opción más que encerrarlo.
Bearly se dirigió a su escritorio, que estaba cerca al de Moumoku.
—Me pregunto si sentirá dolor con cada herida que se provoca —se cuestionó Fimbulvetr mirando al techo.
—Quizás podrías preguntarle cuando tengamos tiempo —respondió Donnaiolo con una ligera sonrisa.
—Claro, pregúntale tranquilamente a un criminal si sufre cada vez que lo lastiman, idiota —exclamó Jannet desde su escritorio.
—Ya empiezas a aguar la fiesta, deberías tranquilizarte a veces, así nunca conseguirás novio —contestó Donnaiolo mirando con desinterés a Jannet.
—Cuando hablas de esa manera me recuerdas a aquel idiota, me hierve la sangre de solo pensarlo —dijo Jannet con una mirada molesta y un tono violento.
La puerta del departamento se abre y entra una persona; era Alex, que tenía una expresión de cansancio, pero se veía en mejores condiciones que Donnaiolo y Fimbulvetr juntos.
—Hablando del rey de Roma… —susurró el albino.
—Que tal, su hombre favorito a llegado al lugar, no es necesario que aplaudan, pero si quieren hacerlo, no me opongo —dijo Alex con un tono sarcástico y cara de aburrimiento.
—A ti la única manera en la que la gente te quiere es 80 metros bajo tierra —exclamó la agente.
—Sí, sí, tampoco llores de la emoción, que inundas la oficina —contestó Alex con un tono y expresión de desinterés.
Jannet lo miró con enojo, pero decidió ignorarlo y seguir con su trabajo.
—Llega 27 minutos tarde, agente Mefhisto, espero y pueda ponerse rápido al corriente, hoy será un día muy ajetreado —dijo Chrono mirando por un momento de reojo a Alex, para luego volver a ver sus documentos.
—No te preocupes Chrono, no hay manera en que me tarde en revisar una pila de papelitos, estarán incluso listos antes de mi hora de descanso —contestó Alex acercándose al escritorio de Chrono para que le diera una parte de los papeles.
—Es increíble, a pesar de lo que pasó anoche, llegas con energías de trabajar como un esclavo, ¿Fuiste un explotado laboral en tu vida pasada? —preguntó Donnaiolo con una expresión de disgusto.
—Los últimos dos años de mi otra vida me la pasé confinado sin hacer nada más que mantenerme en forma y perder el tiempo, y no es que me guste trabajar, solo que ustedes dos son bastantes holgazanes —contestó Alex tomando su parte del papeleo y dirigiéndose a su escritorio para empezar a trabajar.
—Eso no importa, lo que importa es cómo pasaste la noche, ¿Qué pasó con aquella chica que te llevaste? —preguntó Donnaiolo con un tono travieso y una expresión pícara en su rostro.
Alex recuerda todo los “juegos” que hizo con aquella chica la noche de ayer en su apartamento.
—No querrás saberlo, tu virgen mente no está preparada para tal información —contestó Alex con una sonrisa maliciosa y vacilante mientras dejaba los papeles encima de su escritorio.
—Anda hombre, no seas aguafiestas y cuéntame tan solo un poco —insistió el pelirrojo poniendo su mano en el hombro de Alex.
A pesar de su insistencia, el ex-criminal ignoró sus insistentes peticiones y cambió de tema.
—Dejando de lado a este mocoso hormonal, díganme ¿Cómo vamos con el caso, hay algo interesante de información?
—¡Oh vamos, no me ignores!
—En unas horas ya debería de estar el reporte forense, cuando lo tengamos, sabremos quién era el hombre, y en base a eso buscaremos cualquier conexión con ese criminal —respondió Chrono, que seguía con su trabajo sin apartar su mirada en ningún momento.
—Aunque también habríamos podido preguntar al hotel, deberían tener un registro de sus huéspedes —mencionó Alex llevando sus manos a su nuca.
—Ya estará listo el reporte, ya no tiene caso pensarlo —El pequeño hombre dio un salto para levantarse de su silla—, además, este reporte es una buena excusa para que conozcas a nuestro compañero forense —agregó con entusiasmo.
—¿Más compañeros? Y pensaba que ya eran bastantes, hasta parece casa comunitaria.
—Oh vamos, nadie de aquí tiene pinta de un vago —exclamó el pelirrojo con una ligera sonrisa y un tono bromista.
—¿Acaso nunca te has visto al espejo? —preguntó Chrono con un tono claramente sarcástico.
—Vaya, el señor Londres hizo un comentario sarcástico, nada mal.
—Tampoco es que lo seamos tanto, ¿Verdad, Ale? —el albino miró a su compañero en busca de su aprobación, pero este quedó en silencio y mirando hacia otro lado silbando.
—Por lo menos no hagas que no existo, por dios… —murmuró el pequeño Agente mientras volvía a tomar asiento, sintiéndose totalmente ignorado.
—El caso, me pongo a acabar con esta mierda—Se dio media vuelta, no sin antes mirar una vez más a sus perezosos compañeros—, par de idiotas, deberían hacer lo mismo.
—Estamos descansando un poco, un poco de paciencia —contestó Fimbulvetr, recargando su mejilla en su escritorio.
—Descansando nada, van a trabajar ahora mismo, ¿Acaso no escucharon que hoy será algo ajetreado? —exclamó Chrono con una mirada oscura y una voz grave y peligrosa.
El recto y responsable Agente se levantó de su asiento y comenzó a atar a sus sillas a Fimbulvetr y Donnaiolo mientras les reclamaba su holgazanería; Alex pasó de largo todo el ruido y se dispuso a trabajar. Al cabo de 3 horas, terminó con todo su trabajo y se levantó para entregarle los papeles a Chrono, que aún estaba trabajando. A pesar de haber tomado una buena parte, Chrono tenía casi tres veces más de lo que tomó.
—Vaya que te gusta esclavizarte a ti mismo, podrías darle todo esto a los demás y no se quejarían —dijo Alex dejando los papeles a un lado del escritorio de Chrono.
—Muchos de estos documentos contienen asuntos de los que solo el yo puedo hacerme cargo, por lo que es imposible dejarlo en otras manos que no sean las mías, o las del jefe —contestó el Agente sin despegar su mirada de su trabajo.
—Ah… si, el viejo, ¿Alguna vez sale de esa habitación?
—Solo para hacer sus necesidades.
—¿Acaso no come? A su edad comer es casi vital…
—Su nie… Ejem, La Agente Jannet le lleva su comida a la oficina.
«Iba a decir su nieta, veo que no es misterio ese hecho» pensó Alex con una expresión sarcástica en su rostro.
—Fuera de eso, solo sale por asuntos de alta importancia.
—Ya veo… bueno, dime ¿Qué haces en tus días de descanso? —preguntó el ex-criminal para cambiar de tema y generar una conversación.
—Me llevo el trabajo de ese día a casa, así evito que se acumule y termino en tiempo y forma.
—Oye, oye, oye, ¿Enserio haces eso en tu descanso? No me jodas —exclamó Alex con una muy clara expresión de asombro.
—Si permito que el trabajo se acumule, aunque sea un día, puede provocar muchos problemas para la agencia y el departamento.
—Ya, pero ¿No tienes ninguna otra cosa que hacer además de trabajar? No sé, pasear perros, acariciar cactus, ¿Algo que no sea revisar una petición ciudadana?
—Los hobbies solo son distracciones sin valor que te roban el tiempo que podrías usar para hacer algo de beneficios para tu persona.
—Cómo trabajar ¿Verdad?
—Exactamente, trabajar es la mejor manera de desarrollarte como un ser humano —respondió Chrono, aun trabajando.
Alex tomó una silla que estaba cerca y sentó cerca del Agente para seguir hablando más cómodamente.
—Más bien es para desarrollar tu lado esclavo, veamos, supongamos que un día no hay una pizca trabajo…
—Siempre hay trabajo por hacer, eso nunca acabará.
—Cómo dije, supongamos, su-pon-ga-mos, *Suspiro*el caso, un día cualquiera hay absolutamente nada de trabajo por hacer ¿Que harás para pasar el tiempo? Algo que no tenga nada que ver con trabajar.
El Agente se detuvo un momento para pensar su respuesta:
—…Tomaría una taza de té —respondió mientras que por fin apartaba su mirada de sus papeles y prestaba un poco más de atención a la persona que hablaba con él, aunque este no se le veía satisfecho con su respuesta.
—… Por alguna razón, no esperaba menos de un Londinense, ¿Algo además de costumbres natales? —preguntó nuevamente con la esperanza de obtener otra respuesta.
Chrono se quedó nuevamente quieto y en silencio por unos segundos, pensando en una respuesta un poco más mundana.
—Y escribir, escribiría algo —contestó el Agente con tono neutro.
Ante su respuesta, Alex lo miró como si había anticipado en su mente la respuesta que le daría.
—El caso es que a fuerzas tienes que escribir.
—No como lo piensas… escribiría un cuento.
—¿Un cuento? ¿De esos para niños? —preguntó Alex con asombro al no esperar esa justificación.
—Sí, hace ya tiempo que he deseado escribir algo, pero escribir una historia relacionada con mi vida diaria no me interesaba, así que opté por el reto de escribir para niños.
—Oh, vaya… Ya veo, entonces… ¿Has escrito algo?
Chrono dirigió su mirada a la pila de papeles que tenía sobre su escritorio observándolos con una mirada entre tristeza y desagrado.
—Aún no empiezo, no he tenido la oportunidad de escribir una palabra, aunque hace apenas 3 semanas que la idea surgió en mi cabeza.
Al no tener nada más que decir, devolvió sus manos a su antigua posición: los papeles, para seguir con su trabajo.
—Y aún con eso sigues trabajando, en fin, si llega alguna información sobre la ubicación de nuestra lagartija o de nuestro señor apuñalado me avisas, estaré tomando “prestado” el internet de la agencia desde mi escritorio y probablemente descargando música; obviamente, en páginas piratas —dijo Alex mientras se daba media vuelta para dirigirse a su cómodo escritorio.
—Tienes agallas para decir eso dentro de la agencia de policía —exclamó Chrono.
—Nosotros no somos ciber-policías, así que me retiro triunfante.
Alex llegó a su escritorio y empezó a buscar artistas de su agrado. Al cabo de 30 minutos, el aburrimiento empezaba a recorrer sus venas.
—Mierda, no hay nada que hacer, y todavía falta un rato para poder irme a comer.
—Podrías salir a ayudar a los oficiales de tránsito» sugirió el albino, que seguía amarrado a su escritorio.
—¿Me ves cara de ser un alma bondadosa? Claro que no, las viejas pueden cruzar las calles solas —contestó acomodándose en su silla y subiendo sus pies al escritorio.
—Suponía que dirías eso, entonces… Ah, ya sé, ¿Por qué no vas a la cámara de entrenamiento? Allí podrás sudar un poco.
—¿Hay una cámara de entrenamiento en la agencia? Casi parece que nunca estuve en este lugar…
—La verdad es que este campo es exclusivo para los agentes especiales, puesto que hay algunos… bueno, tenemos otro tipo de entrenamiento, por así decirlo —contestó Fimbulvetr con una voz ligeramente nerviosa.
—Bueno, supongo que le daré un vistazo, necesito quitarme el óxido de encima, aquel maldito zombie tuvo más condición que yo, la próxima me sobrará energía como para pisotearlo —dijo Alex recordando su encuentro y persecución con aquel hombre con una mirada un poco irritada.
—En la cámara encontraras dispositivos de ejercicios básicos, pesas, y un… maniquí… para que practiques tus golpes, está al fondo de este mismo pasillo, a dos habitaciones a la derecha de la sala de autopsias.
Sin decir nada, el Agente salió del departamento y se dirigió a la cámara de entrenamiento. Al entrar en ella, se encontró con una habitación medianamente grande, con aparatos de ejercicio y pesas, también había una alfombra que daba a entender que era para combates cuerpo a cuerpo. Arriba de dicha alfombra había de esos maniquíes de los que hablaba Fimbulvetr, totalmente listo para usarse.
—Este lugar se ve bastante bien equipado, en cierto modo tiene sentido, estamos siempre en contra de desgraciados, algunos son peligrosos, debemos estar en las mejores condiciones para no quedar como imbéciles, bueno, supongo que empezaré a calentar.
Alex se dispuso a hacer primero unos entrenamientos de estiramiento para evitar cualquier lesión innecesaria; terminando de calentar, comenzó a dar levantar pesas por un rato, después de eso, entró a la alfombra de combate y encendió el maniquí de combate que, para su suerte, no parecía funcionar.
—Lo que faltaba, ni siquiera se mueve, *Suspiro* supongo que usaré los costales de…
Antes de si quiera terminar su frase, el maniquí de movió rápidamente y lanzó un golpe al rostro del Agente, que logró reaccionar a tiempo para hacerse a un lado y retroceder.
—Fiu, eso sí que estuvo bastante cerca, sentí como me rozó la mejilla.
Una vez activo, el maniquí empezó a tambalearse de un lado al otro como si fuera un personaje de un viejo juego de pelea.
—¿Y este qué se cree, luchador profesional? Siento que me retaría a un reto de baile antes que una pelea.
A pesar de ser un maniquí, se le veía incluso más vivo que el agente Chrono: tirando golpes al aire mientras se tambaleaba cada vez más.
—Dios, estoy seguro que el que haya creado esta cosa es un frívolo excéntrico, de eso no tengo duda.
Nuevamente, el inquieto maniquí arremetió contra el Agente, el cual solo esquivaba los golpes sin mucho esfuerzo. Mientras seguía evadiendo los ataques de la máquina, analizaba las características de la misma en su mente:
«Tiene buena velocidad de ataque, además de una rescatable agilidad, pero tristemente sus golpes son muy predecibles; es a la cara o al torso, no hay más»
Para corroborar unas dudas, el Agente dio un salto hacia atrás para ver la reacción del maniquí que, en vez de perseguirlo, también se echó para atrás.
—Como pensé, retroceder lo toma como una acción de “descanso” o algo por el estilo, aunque predecible, esta tecnología es mayor que la que había en mi antiguo mundo.
El maniquí sin ojos seguía bailando inquietamente, esperando a que el Agente lo atacara.
—Bueno, ahora tocan las pruebas de resistencia —El Agente copea los animados movimientos de combate de la máquina —¿Qué tan dura será su coraza?
Sin más rodeos, arremetió contra el maniquí para probar sus habilidades de evasión, las cuales eran impresionantes, pero tampoco impecables; Los golpes que conectaban estaban igualados con los que lograba evadir o bloquear, algunos incluso aprovechándolos para contratacar al Agente.
Sin embargo, el endoesqueleto del maniquí no era lo suficientemente fuerte en algunas partes de su estructura, provocando que, en una de las patadas horizontales de Alex, la cabeza de la máquina saliera volando fuera de la alfombra de combate; dejando asombrado al Agente, y un poco preocupado por las consecuencias que tendría el haberlo roto.
—Oh, demonios, no esperaba este resultado…
Alex salió de la alfombra y recogió la cabeza del maniquí, mirándola con angustia.
—Espero y que no me cobren por la reparación…
En ese momento, la puerta de la cámara se abrió y entró una persona, haciendo que Alex lanzara la cabeza del maniquí. La persona que entró era la Agente Jannet, que venía también a entrenar.
—Lo siento jovencita, el salón de privados es a la otra puerta, pero con gusto puedo ayudarte —insinuó Alex con un tono pícaro en su voz.
—Contigo ni muerta, maldito pervertido, solo vengo a mantenerme en forma, además, aquí no existe tal cosa —contestó la Agente; miraba a Alex con la típica expresión de disgusto que siempre tiene al hablar con él.
—Es broma mujer, sentiría más lástima que placer si me metiera contigo, dejémoslos en… sentimiento mutuo.
—¿Cómo es que puedes dar tanto asco? tu cinismo es increíble.
—Soy así desde hace bastante tiempo, y que yo sepa, no hay razones; mejor dicho, no pienso decírtelas.
—Ni siquiera quiero saberlas, ya cállate un poco y déjame calentar; y antes que digas una estupidez, yo puedo hacerlo sola —respondió Jannet mientras procedía a hacer unos estiramientos.
—Sí, si, como ordenes, señora.
Jannet controló sus nervios para evitar seguirle la corriente y siguió estirando, mientras que Alex procedió a golpear unos de los sacos de Box que había en la cámara; después de hacerlo calentado lo suficiente, la Agente procedió a hacer una abdominales y lagartijas. Al cabo de 15 minutos, se tiró al suelo y tomó un breve descanso.
—Tienes más condición de lo que pensaba, a pesar de tener ese cuerpo tan delgado —dijo Alex, que seguía golpeando el costal.
—Te dije que cerraras la boca un rato, no empieces.
—Estás tomando un descanso, digamos que estoy poniendo un buen ambiente.
—Aunque eso no sea la verdad, cierra el pico, no me dejas descansar en paz.
—Tan amargada como siempre, ¿Por qué rayos sigues comportándote así? Ya llevo casi 3 meses en este lugar y no he hecho nada políticamente incorrecto, ya puedes relajarte un poco, ¿No crees? —exclamó Alex aumentando la fuerza de sus patadas y golpes.
—3 meses son nada, no podría tranquilizarme, aunque quisiera, sé quién eres en realidad y no puedo evitar pensar que el hecho que estés aquí sea para provocar el caos.
—No te estoy pidiendo que confíes en mí, solo que seas menos hostil, desperdicias muchas cosas al ser así.
Alex detuvo sus golpes y un breve y frío silencio inundo la habitación.
—…No es solo desconfianza, tu actitud en sí es la que me saca de quicio, hablas demasiadas tonterías y estás lleno de soberbia, pero nunca te he visto hacer algo del mismo tamaño que tus palabras.
—¿Y qué quieres que haga, salvar el mundo?
—La nación está en paz, no podrías hacer eso.
—¿Entonces?
—… No lo sé, simplemente no lo sé; tus comentarios hacen que me den ganas de golpearte.
—¡Eso es! Ya sé por dónde empezar.
—¿Qué?
—Empezaremos por desestresarnos.
Alex caminó hacia la alfombra de combate y se quitó su chaqueta de cuero tirándola al piso, quedando solo con su camiseta blanca.
—Enfréntate a mí.
—¿…Enserio es lo único que se te ocurrió?, ¿pelearte conmigo? cómo dije, dices muchas estupideces.
—Oh vamos, tendrás la oportunidad de desquitarte de todo lo que te he hecho, y tendré la oportunidad de bajarte lo amargada a nalgadas.
—Me pones un dedo en el trasero y te meto 10 metros bajo tierra.
—Joder, ¡Que es un chiste! Por supuesto que no lo haré, a menos que sea por estrategia…
—TÚ………..
—¡Como sea! ¿Aceptas o no?
Los Agentes se miraron fijamente por unos momentos, después, la joven mujer se levantó del piso y entró a la alfombra de combate.
—Está bien, pero quita el maniquí de la alfom… ¿Eh? ¿Por qué le falta la cabeza?
—Ah, veras, cuando estaba combatiendo con él… lo decapité sin querer…
—….
—….
—Vaya que eres idiota, tienes suerte que puede auto-ensamblarse sus partes.
—¿Enserio?
—¡Pues claro! Mani, repárate.
«Mani el maniquí… que ingeniosos»
Como por arte de magia, el maniquí sin cabeza se levantó de un salto y se fue a recoger su cabeza, poniéndola nuevamente en su lugar y desactivando sus funciones, quedando inerte.
—… Interesante…
—Siempre que el Agente Bearly lo usa, alguna de sus extremidades sale volando, por lo que se le implementó esa función.
—Suficiente charla ¿Qué te parece empezar?
—… Sí, tienes razón, es momento de empezar.
—No te quejes si te pego muy fuerte, hace tiempo que no peleo contra una mocosa —dijo Alex poniéndose en su posición de combate: una pose calmada con la guardia medio baja; cómoda y ligera, perfecta para esquivar cualquier ataque y atacar con cualquier parte del cuerpo.
—Me molestaría más si te contuvieras solo por qué sea mujer, atácame con todo —contestó Jannet también tomando una posición de combate: una pose ligeramente rígida basada en defender la parte superior del cuerpo, dejando las piernas ligeras y listas para atacar.
Los dos agentes se miraron fijamente el uno al otro mientras caminaban en círculos dentro de la alfombra, esperando que el otro haga el primer movimiento; al cabo de unos segundos, Jannet fue la primera en atacar, lanzando patadas horizontales dirigidas al rostro de Alex, este procedió a esquivar cada una de ellas. Jannet empezó a dar también patadas horizontales a los pies de Alex con el fin de derribarlo, pero el Agente pudo esquivarlas sin problemas; el hombre lanzó un puñetazo al rostro de Jannet, a lo que ella esquivó y además tomó su brazo para derribarlo, pero logró soltarse antes de tocar el suelo.
—Así que también haces derribos ¿eh? —dijo Alex alejándose del rango de ataque de su oponente.
—Debido a mi complexión, mis golpes apenas se podrían considerar fuertes, por lo que debo recurrir a otros métodos para someter —contestó Jannet aún con la guardia alta.
—No esperaba menos de una Agente Especial, ahora es mi turno, no me contendré —dijo Alex acercándose a Jannet para atacarla.
Alex comenzó con un combo de golpes los cuales Jannet esquivó y bloqueó, empezó a lanzar patadas tanto arriba como abajo del cuerpo; Jannet intentó cubrir la mayoría de las patadas, pero una de ellas que iba directo a su estómago logró darle, lo que la hace retroceder y agachar la mirada.
—Tu defensa es buena, pero a veces te basas tanto en defender tu rostro y dejas aperturas en tu abdomen, ten algo de cuidado con ese factor —dijo Alex mientras se acercaba a Jannet que seguía con la mirada abajo, pero esa apertura solo era una finta para distraer a Alex y darle un golpe en la mejilla.
—Nunca dije que no usaba mis puños —dijo Jannet con una sonrisa.
—Jojo… Eso fue bastante sucio ¿sabes? —exclamó Alex con la mirada sombreada.
—En un combate contra un criminal, lo último en lo que deberías preocuparte sería en como lo vas a derrotar ¿No crees? —dijo Jannet levantando de nuevo la guardia.
—No lo podrías haber dicho mejor.
Después de esas palabras, los dos se lanzaron al combate, intercambiando golpes el uno contra el otro, esquivando y cubriendo algunos, y otros recibiéndolos de pleno. Pasaron 14 minutos y aún seguían intercambiando golpes, ninguno de ellos había aún tocado el piso, y aunque no se veían muy cansados, el sudor corría por sus rostros; los dos dan un salto hacia atrás para recuperar un poco el aliento.
—Eres más ágil de lo que imaginé, veo que es mala idea sacarte enserio de tus casillas —inquirió Alex sonriendo mientras jadeaba.
—Veo que no todo eran solo palabras, eres bastante versátil —respondió Jannet mientras que también sonreía mientras jadeaba.
—Ja, es la primera vez que me haces un cumplido, Jannet.
—¡Lo mismo podría decir yo!
Sin esperar más, la Agente arremetió enseguida contra el ex-criminal, que estaba totalmente quieto, no movía ni un solo músculo, esperando la patada de Jannet; cuando esta está a poco de tocarle, se agachó y tomó a Jannet de la cintura, golpeando ligeramente con su pierna su talón para desestabilizarla, y azotándola directamente de espalda al piso, dejándola sofocada.
—Nunca dije que hacía derribos ¿sabes? —exclamó Alex mientras extendía su mano hacia Jannet para levantarla.
—Me acabas de azotar con fuerza al piso, apenas y tengo el aire suficiente como para mantenerme consciente, déjame recuperarme al menos ¿quieres? —respondió la agente que aún se encontraba sofocada por el impacto, jalando aire lo más fuerte que podía.
—Cómo digas, yo también tengo que descansar un poco, estoy algo cansado, peleamos por bastante tiempo sin parar ni un momento.
El agente se tiró bruscamente al suelo para descansar el cuerpo.
—Demonios, bajé la guardia, habría podido noquearte si tan solo lo habría hecho más rápido.
—Para la próxima ten en cuenta todo lo que pasó en este combate, yo también lo haré, pero ahora solo espero que no me metas bajo tierra solo por haberte tomado de la cintura.
—Era parte de la estrategia, solo por hoy te lo dejaré pasar, pero si lo intentas fuera de aquí, te partiré el cuello.
La Agente se levanta con esfuerzo del piso.
—Uy, qué miedo.
Alex se levantó también del suelo y saliendo de la alfombra de combate; una vez fuera de ella recogió su chaqueta y se la puso.
—Bueno, supongo que ya es hora de volver al departamento, solo espero que ya esté el reporte forense —dijo Alex caminando a la puerta de la cámara
Estando de acuerdo, los dos agentes se dirigieron a la entrada para salir de la cámara, Alex abrió la puerta y esperó a que Jannet también salga.
—Hoy te ganaste un poco más de respeto, ¡p-pero solo un poco! —dijo Jannet ligeramente ruborizada. Volteó a ver la expresión de Alex, pero éste tenía una mirada de asco.
—Sabes, me das más asco cuando eres amable conmigo —contestó Alex mirando a Jannet con asco, lo que provocó que Jannet lo insulte como siempre lo hace.
—Eres despreciable, maldito payaso pervertido —exclamó furiosa.
—Sí, sí, yo también te quiero, señorita —contestó sin mucho interés.
—¡Eso es lo contrario a lo que dije!
Y todo lo que restaba del pasillo fueron insultándose el uno al otro.
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