De criminal a detective. - 17
En la oscuridad de la noche, las luces de una mansión iluminaban el jardín, donde un montón de hombres hacían guardia. Sin embargo, todos aquellos sujetos se encontraban en sus últimos momentos; algunos desangrándose, otros retorciéndose en el verde pasto del lugar. Entre ellos, un hombre de cabello medianamente largo y oscuro se plasmaba inerte, con manchas de sangre en sus manos y su rostro.
Otro hombre de pelopincho salió de un pequeño cobertizo, arrastrando dos cuerpos con sus manos.
—Me pregunto cómo es que le haces para no manchar tu ropa, ciertamente tienes mucho cuidado a la hora de matar.
—Las manchas de sangre son muy difíciles de quitar, sin mencionar que el olor a sangre se incrusta en cada hilo de la ropa.
—¿La sangre huele la ropa? No tenía ni idea.
—Eso no importa ahora, ¿Lograste tú objetivo?
Justo después de la pregunta, el hombre de pelopincho sonrió y arrojó los dos cuerpos en frente de su compañero.
—Con estos dos fuera de juego, no hay manera en que puedan comunicarse con las autoridades.
—El puesto de vigilancia era el único que podía comunicarse aún si cortabamos los cables de telefonía.
—Con esto hecho, solo falta que el jefe acabe con esto.
Dentro de la lujosa mansión, un hombre en traje corría despavorido, su cazador era otro sujeto, con brillantes ojos verdes, y una chaqueta de cuero negro.
—Correr te subirá la presión, anciano —dijo el chico de la chaqueta.
«¡Un teléfono, necesito un teléfono!»
—Hum… Parece que no me escuchas, que tal con esto…
El hombre apuntó y disparó su arma a una bombilla encima de aquel que perseguía, destruyéndola.
—¡Ahhh…!¡Maldición, maldición, maldición! ¡¿Qué mierda quieres de mí, maldito demonio!?
—Eso no está bien, ¿Es que tus padres no te enseñaron modales? Además, es absurdo que preguntes porqué estoy aquí.
Las pequeñas chispas de la bombilla rota provocaron que la alfombra se prendiera en fuego.
—Por supuesto, vengo por tú cabeza, Ministro Phillips.
La mirada del demonio entre las llamas aterró al Ministro, que inmediatamente se levantó y siguió corriendo hasta llegar a su oficina. Al llegar, rápidamente tomó el teléfono en su escritorio y marcó a las autoridades, pero estos nunca responderían; la señal había sido cortada.
—Es una lastima, si hubieras llamado unos minutos antes talvez te habrías salvado, pero pues… no lo hiciste.
—Ja, jajajaja, pequeño imbécil, c-cuando mis hombres se enteren que estás aquí, será tu fin.
—¿Tus hombres? ¿Te refieres a los que estaban en el jardín?
—¡Exacto! Solo tengo que gritar y todos acabarán conti…
El Ministro miró por la gran ventana detrás suyo, y encontró los cuerpos de todos sus guardias, muertos bajo la luz de la luna.
—No puede ser…
Del shock, cayó al suelo de rodillas y su mirada se llenó de desesperación, lo que provocó una sonrisa en su cazador, que empezó a reír a carcajadas. Al cesar, el chico caminó lentamente hacia el deseperanzado hombre.
—Pobre imbécil, desde que me viste caminar entre los pasillos de este lugar, supiste que no había escapatoria, pero aún así lo intentaste. Te lo agradezco, fue muy divertido.
El chico apuntó su arma a la frente del Ministro, el cuál solo lo miró a los ojos.
—Hasta nunca, maldito.
Apretó el gatillo y esparció los secos en el piso y la ventana de la oficina. Cuando enfundó su arma, los tipos del jardín entraron tranquilamente.
—Alex ¿Ya terminaste? —preguntó el pelopincho.
—¡Oye idiota, ten un poco de respeto, es el jefe!
—Déjalo, no importa.
—Pero jefe…
—Somos criminales, Marco, como si el respeto fuera importante.
—¡Eso! ¿Por qué no te relajas, Marco?
—¡Tú deberías mostrar más respeto, idiota!
—Si, sí.
—Maldito…
El pelopincho se acercó al cuerpo y se agachó.
—Bueno, supongo que ya podemos tachar a este de la lista.
—Si, tachalo, Marco.
Marco sacó un bloc de notas dónde venían numerosos nombres de personas en cada una de sus hojas; algunos tachados, pero la mayoría sin aún tachar. Se acercó al cuerpo y pasó su dedo por la sangre derramada, y con ella tachó el nombre del Ministro Phillips.
—¿Con este cuántos faltan? —preguntó el pelopincho.
—Llevamos 15… Nos faltaría cuatro veces esa cantidad.
—15 por 4… ¡Eh ¿T-tantos…?!
—Nos llevará algo de tiempo, pero se terminará tarde o temprano.
—Bueno, no sé decir si haber matado 15 idiotas en tres años es mucho o poco…
—¿Qué más quieres? No es tan fácil acercarnos y sobre todo acabar con ellos, cada uno tiene toneladas de guardias.
—Ahora que lo dices, este no tenía tantos como el último.
—Este pobre diablo era de los de más abajo, aunque fue mucho más escurridizo por esa razón —contestó Alex.
—Bueno, por lo menos acabamos antes de Halloween —dijo el pelopincho con emoción.
—Tu… ¿Todavía te sientes ansioso por esa infantil costumbre…?
—¿Por qué no hacerlo? ¡Es Halloween!
—Oye… Tienes 22… Ya estás grande, Xander, ni siquiera el jefe se alegra de esto…
—La alma no envejece, Marco.
—Ya con el Ministro en el infierno, lo siguiente solo es apoderarnos de su territorio y podremos ir a por el siguiente.
—¿Estás seguro que podrás hacerlo, Alex? Técnicamente es apoderarte del fango de todo el mundo.
—No es que no pueda, es más que seguro que lo haré, y no descansaré hasta que todo el bajo mundo esté a merced.
Alex contempló por un instante la brillante luna delante suyo, después se dió vuelta y procedió a salir de la oficina.
—Este lugar estará reducido en cenizas dentro de poco, más vale que nos vayamos antes que las autoridades vean el humo.
—La policía tendrá tanto por recoger…
—No te preocupes por ello y andando.
—Voy, voy.
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El despertador suena y el sol empezó a asomarse por la ventana del apartamento; en este mundo, la gran estrella acostumbra salir poco antes de las 6am. Las cortinas estaban recorridas, por lo que el ardiente y deslumbrante sol quemó las retinas del Agente apenas abrió los ojos. Obligado por las situaciones, el ex-criminal se levantó de su cama y cerró las cortinas.
—Aaahh… Otra pesadilla, que novedad.
El ex-criminal se talló los ojos con sus manos y tomó su teléfono para mirar la hora.
—Si tengo suerte, podré hacer todo este mismo día, pero primero debo bañarme.
Alex entró al baño, abrió la regadera, se desvistió y procedió a darse un baño. Una vez terminó, salió de la regadera, tomó su toalla y con ella se secó el cuerpo; caminó a su armario que, en su mayoría eran camisas blancas y pantalones negros, tomó cualquiera de esas prendas y se las puso. Cuando estaba por ponerse su chaqueta, notó que estaba sucia de una parte.
—Rayos, se habrá manchado ayer y no me dí cuenta, *Suspiro* bueno, supongo que le dejaré una nota a James, para que la lleve a la lavandería.
Alex colgó en el perchero su querida chaqueta y dejó una nota sobre ella, después de ello, se acercó de nuevo al armario y tomó un ligero suéter que tenía de repuesto. Caminó hacia la puerta, agarró sus llaves y salió del apartamento.
«Bien, hoy me levanté temprano, más vale que no pierda más tiempo, que una vez llegue al trabajo no podré salir. Bien, manos a la obra»
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Los rayos de sol daban señal del comienzo de un nuevo día, local tras local de la gran plaza abrían sus puertas para dar inicio a su cotidiana y ajetreada jornada. Entre sus calles, cierto hombre rubio con orejas de zorro tomaba latas de cerveza con su amigo, un hombre de cabello negro con cuernos y orejas de cabra.
—¡Agh! ¡Ese bastardo me humilló de la peor manera! El maldito me hizo recoger basura con mis manos, por si fuera poco, me azotó en ella cuando me rehúse.
El hombre zorro se tomó lo que quedaba de su lata de un trago y la lanzó a la calle.
—¡Definitivamente voy a matarlo, haré que lo maten de la peor manera posible!
—¿N-no es mejor que te olvides de ese tipo? Quizás así te deje en paz…
—¿Y olvidar esta humillación? ¡Jamás! Ya verás, solo necesito encontrar a alguien que esté dispuesto a hacer el trabajo.
—… E-en ese caso…
—¿Qué pasa? ¿Sabes de alguien que puede hacerlo?
—N-no te lo recomiendo, la verdad…
—¡Yo sabré lo que hago, dímelo ya!
—Esta bien, está bien, no te enojes.
—¡Pues si no quieres que me enoje, dime dónde encontrarlo!
—… En el distrito rojo de esta Región, dicen que hay un hombre que puede matar a cualquier persona.
—Mas vale que sea así… ¿Y bien, cómo puedo comunicarme con él? ¡Habla!
—T-tienes que entrar a un bar, llamado «Colmillo Sangrienta»; a-allí encontrarás a un socio suyo, él te llevará con el asesino… O eso me contaron…
—¡Bien, más que perfecto! Con esto, haré que ese bastardo se arrepienta de lo que me hizo… Jajaja.
—P-por favor, olvida esto, es peligroso…
—¿Te puedes callar, maldito cobarde? ¡Fuera de mi vista, que me amargas la cerveza!
El hombre cabra se alejó de su amigo con la cola entre las piernas, dejando al chico bebiendo a plena luz del día. Lejos de la vista del hombre zorro, la cabra subió al asiento trasero de un coche.
—¿Hiciste exactamente lo que te dije?
—S-si, le dije dónde encontrar a ese hombre.
—Bien, así me gusta, que sean obedientes, cómo un corderito.
El hombre sacó un sobre con dinero del maletero y se lo lanzó al chico cabra.
—M-maldito, ¿Qué le harás?
—No te preocupes, tú amiguito se sacrificará por el bien de la sociedad.
—Eres un demonio…
—Qué curioso, justo hoy soñé que alguien me decía lo mismo, pero aunque lo sea, eso no te hace mejor que yo.
El hombre miró el fajo de billetes con asco.
—Al fin y al cabo… acabas de vender a tu amigo por unos cuantos billetes.
—Maldito… Algún día pagarás por todo lo que haz hecho, ¡Tenlo por seguro!
—No te preocupes, ya lo estoy haciendo; ahora largo, que los traidores cómo tu me ponen de mal humor.
El chico se bajó del carro y se esfumó rápidamente del lugar.
—Perfecto, todo está listo, hoy será la noche donde atrapemos a ese idiota.
Miró su teléfono, el reloj marcaba las 7:35 am.
—Ahora, a la Agencia, que tengo una jornada sin descanso que cubrir.
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Al cabo de unos minutos, el Agente ya se encontraba frente la puerta del departamento de Agentes Especiales. Sin más, abrió la puerta y entró al lugar. Dentro lo esperaban el Agente Chrono, la Agente Jannet y la Agente Petya.
—Buenos días, Agente Mefhisto —dijo Chrono sin separar su mirada de su trabajo, cómo de costumbre.
—Ya estoy aquí, listo para empezar esta infernal jornada.
—Usted decidió hacerla, no me hago responsable.
—Lo sé, no me estoy quejando, más bien valió totalmente la pena.
—Ya veo… ¿Hoy no lleva su chaqueta de siempre?
—Qué veo, el Agente Chrono Forla preguntando por algo trivial; ahora, respondiendo a tu pregunta, no, estaba manchada, por lo que le dejé a James un papel que decía que la llevara a la lavandería.
Alex echó un vistazo al departamento, notando que solo estaban ellos cuatro allí.
—¿Y los demás?
—Dentro de poco, el Agente Moumoku y el Agente Bearly estarán aquí.
—Y cómo siempre, los otros tres llegarán tarde.
—Negativo, el único que llegará tarde es el holgazán de rojo.
—¿Eh? ¿A qué te refieres?
—La Agente Aileen y aquél enano albino descansan el día de hoy.
—Oh… Así que Vetr descansa, bueno, no es cómo que sean tan importantes, ninguno de ellos se digna en hacer papeleo.
—Estoy de acuerdo con los dos holgazanes, pero de la Agente Aileen es un tema distinto.
—Solo la he visto tres veces aquí, ¿Qué tiene de especial esa pequeña?
—La Agente Aileen se especializa en patrullar la ciudad ayudando a cada persona que lo necesite, en cierto modo, es gracias a ella que no nos llegan casi ningún encargo de encontrar mascotas u objetos perdidos.
—Ya… ¿Pero eso lo puede hacer cualquier policía no? Nosotros no deberíamos hacer esas cosas.
—Te equivocas, si fuéramos Detectives del gobierno, nuestro deber se limitaría a casos cómo el que estamos llevando ahora.
—¿Quieres decir… Que no trabajamos directamente para la ley…?
—Los Agentes Especiales cuentan como una organización privada, no estamos estrictamente ligados al gobierno; sin embargo, por ciertas razones debemos de trabajar en conjunto con la policía, haciendo cosas cómo patrullar de vez en cuando o ayudar a la gente en buscar objetos perdidos.
—Entonces no somos perros del gobierno, sin embargo de alguna manera los tenemos encima… *Suspiro* que situación tan lamentable.
—Tiene sus ventajas, cómo tener apoyo directo de los oficiales, llevar armas de fuego sin necesidad de tener un permiso especial y, por supuesto, poder actuar en caso de contemplar un acto delictivo.
—Si tu lo dices… Bueno, dame mi parte del trabajo para empezar.
—Aqui está, es un poco más que ayer, pero por favor trate de no terminar tan pronto; aunque es continuo, tarda un tiempo en que se acumule lo suficiente como para operar.
—Lo intentaré.
Alex tomó sus parte del trabajo y se fue a sentar a su escritorio para empezar a trabajar. Al cabo de 5 horas de arduo y aburrido trabajo, el ex-criminal terminó su parte, con un ligero cansancio, fue a entregárselos al Agente a cargo.
—Aqui tienes Chrono, todo en orden.
—Gran trabajo, Agente Mefhisto.
—¿Hasta cuando habrá más por hacer?
—Dentro de unas horas probablemente, por ahora puede sentarse a esperar, ya que no podrá salir hoy.
—Sí, sí, ya lo sé. *Suspiro* supongo que iré a volarle la cabeza al maniquí.
—El Agente Bearly está en la cámara de entrenamiento, puede aprovechar para entrenar con él.
—¿Con el osito cariñosito? Puedo hacerlo… Pero siento que con un paso en falso, al que le volarán la cabeza será a mí..
—No se preocupe, el Agente Bearly sabe controlarse, en el peor de los casos, le romperá algún hueso.
—¿Eso fue sarcasmo…?
—No, lo dije literalmente.
—Ah………
—Cómo sea, es una gran oportunidad para probar la fuerza de sus compañeros de trabajo, puede que hasta aprenda algo nuevo.
—… Está bien, lo intentaré, espero no morir en el intento.
El Agente dió media vuelta y procedió a salir de departamento; una vez fuera, caminó hasta la cámara de entrenamiento y entró en ella. Lo primero con lo que se encontró fue al hombre bestia tratando al pobre maniquí cómo un trapo viejo: lo tomó del pie y lo azotó contra el piso en tres ocasiones; después, sin soltarlo le agarró su brazo y sin piedad se lo arrancó; para terminar, con todas sus fuerzas lanzó el maniquí a la pared, dejándolo totalmente fuera de combate.
—No esperaba menos de una bestia…
—Oh, Agente Mefhisto, veo que también vino a sudar un poco.
—Si… Algo así.
—¿Ocurre algo?
—No, nada… Solo pensaba que es un alivio que los maniquíes se pueden autoensamblar…
—¿Qué tienen que ver los maniquíes? No termino de entender…
—No me hagas mucho caso, el caso, Chrono me sugirió tener un combate contigo.
El hombre bestia miró incrédulo al Agente, subestimándolo con la mirada.
—… ¿Conmigo? ¿Estás seguro?
—Viendo cómo trataste a ese maniquí la verdad es que no mucho, pero mientras me asegure que no me vueles el cráneo, estaré bien.
—Esta bien, cómo quieras.
—Si, pero primero déjame calentar un poco.
Alex se quitó el suéter y empezó a hacer unos estiramientos básicos.
—Mientras tanto, cuéntame ¿Desde cuándo llevas partiendo criminales en dos?
—Tu manera de hablar es extraña, Agente Alex.
—Es la costumbre, no le prestes atención; pero volvamos a la pregunta, ¿Desde cuándo llevas en la agencia?
—Desde que se fundó, se puede decir que hasta antes.
—Eres uno de los fundadores y aún así Chrono tiene mejor puesto, qué tristeza.
—El Agente Chrono también estuvo desde la fundación de la Agencia, incluso antes que yo, aunque no puedo negar que es increíble.
—Segun recuerdo, este lugar se fundó hace 11 años, si actualmente Chrono tiene 33… ¿Tenía 22?
—Si, era bastante joven y aún así ha sabido sub-comandar el departamento todo este tiempo.
—¿Cuánto se llevan? Que yo sepa la longevidad de un hombre bestia no es tan distinta a la de un humano corriente… O reencarnado.
—7 años, el mes pasado cumplí los 40, la esperanza de vida de mi raza es de 116 años como promedio, y el de los humanos es de 78 para las hembras y 72 para los machos.
—Para las hembras y machos eh… Sabes, tu forma de hablar también es extraña, más bien… Salvaje.
—¿Tiene algo de malo?
—Para nada, cada quien puede hablar como le plazca, yo a las personas les digo herramientas jajaja.
—… Que extraño…
—Era un chiste… No les digo así a la gente…
—… Tu humor es igual de extraño que tú vocabulario.
—Como sea, ya calenté lo suficiente, empecemos de una vez.
El hombre entró en la alfombra de combate, la bestia hizo lo mismo y sin más rodeos se prepararon para el combate.
—Vi tu examen físico cuando entraste, la nota hasta abajo decía que noqueaste inmediatamente al oficial encargado.
—Me sacó un poco de quicio, pero no te preocupes… Seré dulce contigo.
—No me subestime, Agente Alex.
—Solo bromeaba, está claro que contigo que si me contengo muero… Bien, ¡Allá voy!
Sin dudar, el Agente arremetió contra la bestia. Su primer movimiento fue una patada al rostro, que él gran hombre cubrió sin problema.
—Pateas más fuerte de lo que imaginaba.
—Oh vamos, apenas estoy empezando.
Retrocedió y lanzó un combo de golpes al cuerpo de la bestia, los cuales algunos los cubría, y otros encestaban pero no surtían ningún daño.
—Eres bastante duro, señoroso.
—Vaya juego de palabras.
—¡No te confíes!
Alex lanzó una patada rápida al rostro del hombre, que apenas alcanzó a esquivar. Aprovechando el desequilibrio que provocó el ataque, el Agente aprovechó para tirar una patada en su abdomen, que movió ligeramente a la bestia, causando un poco de dolor en el proceso. El robusto hombre dió retrocedió para reponer su postura.
—Nada mal, eso dolió un poco.
—Se supone que con eso acabaría contigo, tu maldito cuerpo es más duro de lo que pensé.
—Soy un hombre bestia, por naturaleza mi cuerpo es más duro y robusto que el de un humano.
—Je, me pregunto cómo es que la guerra de hace miles de años duró tanto tiempo… Supongo que fue por el ingenio del ser humano.
—Es probable, pero no te distraigas con eso, ahora es mi turno de atacar.
La bestia se abalanzó rápida y vorazmente al hombre, que inmediatamente aligeró su cuerpo para ganar agilidad y destreza a costa de quedar vulnerable a cualquier golpe, los cuales serían letales aún con la mejor defensa. Los ataques llegaban y el Agente esquivaba cada uno de ellos.
«Si contrataco no le haré ningún rasguño, es probable que hasta me lastime. Debo convertir este combate a un duelo de resistencia»
—Eres bastante hábil, tal parece que Chrono no exageró con que eras bueno en combate.
El Agente seguía esquivando sin cesar los golpes del hombre mientras escuchaba lo que le decía.
—¿Estás intentando distraerme? Lamento decirte que puedo hablar contigo mientras pienso que puedo hacer para derribarte.
—¡Qué engreído eres, Novato!
Para gran sorpresa del Agente, la bestia lanzó una patada a sus piernas, que alcanzó a evadir con un salto, pero dejandolo sin la capacidad de moverse por un instante. Aprovechando ese momento, tiró un gancho a su rostro, Incapaz de esquivar, levantó su guardia en el último segundo, logrando interponer sus brazos entre el ataque y su cara, causándole dolor y arrojándolo casi fuera de la alfombra.
—Hum, que extraño, según yo ese golpe sería suficiente como para mandarte fuera del ring.
—Vaya que tienes cero delicadeza ¿verdad?
Sacudió sus brazos para quitarse el entumecimiento mientras los miraba con intriga.
—Bueno, a decir verdad hasta yo pensé que moriría después de eso —. «Que extraño, fue mucho menos fuerte de lo que pensé, pero no cabe duda que ese ataque acabaría conmigo, ¿Qué mierda está pasando?»
—Supongo que tuviste suerte, pero esto no se volverá a repetir, ¡Volvamos al combate!
Una vez más, la bestia se abalanzó sobre el Agente, está vez lanzando patadas y golpes por igual, aunque sus golpes eran lentos, su potencia era lo suficiente como para darle vuelta a su cabeza o romperle todas las costillas si no se cubría a tiempo. Al cabo de ataques sin parar, Bearly porfin mostraba signos de cansancio, jadeando y volviéndolo más lento y débil.
«Bien, el grandulon está llegando a su límite, ya casi es hora del contrataque»
—¿Qué pasa osito, ya te está faltando el aire?
—Ha… ha…. Si tan solo no te movieras tanto…
—He enfrentado a muchos gorilas antes, pero ninguno aguantó tanto cómo tu, en serio eres una bestia.
—Qué irrespetuoso… ¡Soy un oso, no un gorila!
Bearly se abalanzó por tercera vez sobre el hombre lanzado y feroz golpe a su torso, el cuál esquivó y contratacó con facilidad y gracia.
—¡Ahora es mi turno!
Aprovechando el aturdimiento, el Agente inició con un frenético combo de golpes a la cara de la bestia, recibiendo absolutamente todos, dañandolo gradualmente hasta casi su colapso. Cuando estaba por darle el toque de gracia, el robusto hombre recuperó la consciencia y tomó con fuerza el puño de su atacante.
—No escaparas esta vez.
El hombre bestia abalanzó su otro brazo hacia atrás para agarrar la mayor potencia para golpearlo.
—Veo que eres duro, entonces no me contendré.
«¡Mierda, no puedo soltarme, debo cubrirme!»
—¡A dormir!
La bestia lanzó su puño con una enorme potencia, el cuál impactó en el estómago del Agente. El gran hombre bajó la guardia al pensar que ese golpe fue definitivo, sin embargo, no contó que su otra mano absorbería gran parte del poderoso ataque, dejando aún consciente a Alex.
«¡Imposible, eso tendría que haberlo dejado inconsciente!»
Alex levantó su mirada y observó a su oponente con una pequeña y dolorosa sonrisa en su rostro.
—No sé qué mierda pasa…
Alex impulsó la parte baja de su cuerpo hacia atrás, tomando impulso.
—¡Pero me funciona!
Con una gran potencia, lanzó un potente rodillaso a la barbilla de la bestia, impactando directamente y tirando al suelo al gran hombre, junto con Alex, quedando los dos tirados. Se quedaron en silencio mientras los dos recuperaban fuerzas como para hablar.
—Mierda… Me falta el aire… Y me duele el estómago…
La bestia se mantenía en silencio.
—Oye señorosito, ¿Estás vivo? Espero y si…
—Hombre… Mi cabeza da vueltas ahora mismo… No esperaba que fuera tan fuerte, desde luego no es una fuerte de una persona normal…
—Yo tampoco entiendo cómo mierda sobreviví… Y tampoco la necesidad de romperme los huesos, ¿Sabías que no puedo trabajar si me partes en dos? Contente un poco, por un demonio…
—No hay de qué preocuparse, Hemin puede sanar una pequeña fractura en cuestión de días, incluso horas. Romperte una o dos costillas no sería gran problema.
—Ni siquiera intentaste negarlo… Increíble.
Mientras los dos seguían en el piso, El Agente vendado, Moumoku, entró a la sala de entrenamiento. Al verlos, simplemente permaneció en silencio por unos segundos.
—… ¿Tuvieron un combate?
—Por supuesto que sí, ¿Es que no lo ves? —Levantó su cabeza para ver al Agente, recordando en el proceso que siempre tiene vendado los ojos—. Ah no, culpa mía, olvida lo que dije.
—Viendo que los dos están en el suelo puedo suponer que quedó en un empate, aunque eso también me sorprende…
—¿Pensaste que yo ganaría? —preguntó el Agente. «Es raro escuchar a un ciego decir que vió algo…»
—No, pensé que terminarías con los huesos rotos.
—Lo supuse…
—Pero es impresionante que hayas empatado en un combate cuerpo a cuerpo con el Agente Bearly, ¿Qué hiciste para lograr derribarlo? ¿Artes marciales? ¿Estrategia? ¿O acaso usaste tu habilidad?
—¿Habilidad? Ah… Cierto, no recordaba que tenía una…
—¿No ha hecho ni el intento por descubrirla verdad?
—Por ahora no la he visto necesaria —De un brincó, el Agente se puso de pie y empezó a estirar su brazos—. Aunque debo decir que me hubiera servido tenerla en este combate.
Alex miró con detenimiento la mano con la que detuvo el golpe del hombre bestia.
«Ese golpe era seguro que podía dejarme fuera, pero no fue así, ¿Habrá sido por esta dichosa habilidad?»
El Agente vendado se acercó al hombre bestia y le echó una mano para levantarse.
—Vamos Bearly, levántate.
—Oh hombre, me sigue punsando la cabeza…
—Debió pegarte muy duro como para que te quejes de un golpe.
Los dos Agentes miraron con curiosidad al Ex-criminal, que estaba perdido en sus pensamientos.
—Este hombre tiene una fuerza increíble, eso es seguro.
—Chrono dijo que lo vigilaramos de cerca, aunque no dijo el porqué.
—Supongo que quiere ver si en realidad tiene lo necesario para ser Agente Especial.
El Agente vendado miró una vez más al Alex, sintiendo una pequeña angustia.
—… Espero y sea por eso…
Alex volvió de sus pensamientos y caminó tranquilamente hacia sus compañeros.
—Oye, Moumoku, tengo una duda desde hace un tiempo…
—¿Eh? ¿Una duda? ¿De qué se trata?
—¿Cómo mierda le haces para ubicarte tan bien? He conocido gente ciega, pero eres el único que puede seguir el movimiento de una mosca.
—¿Que cómo le hago? Pues mirando, por supuesto.
—Ja, esa estuvo buena, pero enserio, ¿Cómo le haces?
—… Hablo enserio, mirando.
—… ¿Eh? Estás bromeando.
—¿No te lo había dicho?
—No…
—Gracias a mi habilidad, puedo ver desde el plano onirico del mundo.
El Agente se queda en silencio procesando la situación.
—¿Plano… Onirico?
—Asi es, solo yo y los capaces de adentrarse en este plano somos capaces de ver e interactuar con este.
—… Espera, estoy tratando de procesar que hasta estas estupideces astrales sean realidad aquí…
—Claro… Tómate tu tiempo…
Los dos permanecen el silencio mientras Alex seguía pensando.
—Entonces… ¿Dices que hay otro tu en el mundo onirico…?
—Asi es.
—¿Y dónde está ahora?
—Al lado mío.
—… Ya veo ¿Y yo no puedo interactuar con él, pero él conmigo si?
—Puedes sentirlo si es que te golpeó con el…
—Creo que entiendo…
Alex le dió la espalda al Agente.
—Agente Alex, ¿Qué está haciendo?
—Si… Puede funcionar, bueno, no pierdo nada en comprobarlo.
—Agente A…
Antes de que pudiera siquiera hablar, Alex lanzó una patada al Agente directo a su rostro, pero este logró retroceder a tiempo.
—Rayos, no resultó como esperaba.
—¿Que significa esto, Agente Alex? Explícate.
—Perdón, pero tenía que comprobar este dichoso plano onirico.
—¿Y atacarme sin aviso fue lo mejor que se te ocurrió?
—¿Eh? Si… ¿Tiene algo de malo?
El Agente vendado miró al Ex-criminal con sospecha.
«Este tipo… ¿enserio atacó solo para comprobar lo que le dije? Lo vea por dónde lo vea, no era la mejor manera para hacerlo, ¿Tendrá algo más en mente? ¿Debo hacer algo con él?»
Al ver su rostro de confusión y ajena a toda mala intención, decidió pasar de largo de lo que sucedió.
—… No importa ahora, mejor dígame ¿Qué pretende con esto?
—¿Pues que más? Que me ataques, claramente.
—¿Simplemente eso?
—Si, pero quiero que luches con tu alma.
—¿Desde el plano onirico…? Está bien, pero le advierto que los golpes directos al alma son muy distintos a los físicos.
—Tu dale hombre, ni que me fuera a morir.
—Tu manera de pensar es ignorante.
Sin verlo siquiera venir, Moumoku atacó a Alex que, sin posibilidad de saber de dónde, es golpeado en su cara, desequilibrandolo.
«Pero qué… ¿En qué momento? ¡Ni siquiera lo sentí venir!»
—No subestime el plano onirico, señor Alex, no es tan simple como piensa.
Alex recibe los ataques uno tras otro, sin posibilidad de cubrirlos.
«Mierda, me está dando una paliza, aunque no son tan fuertes como para dejarme inconsciente y tampoco dejan algun rasguño en mi piel, por alguna razón siento que mi cuerpo me empieza a pesar»
Alex retrocede para tomar aliento.
—Supongo que ya lo está sintiendo.
—Je… ¿Qué cosa?
—El cansancio. Los golpes desde el plano onirico no producen ningún daño permanente o superficial, en cambio, cansan al oponente mucho más que como lo haría un golpe normal.
—Ya veo, con razón me pesa el cuerpo.
—Puedo detenerme, si es que ya entendiste que no debes subestimar el mundo onirico.
Alex respiró profundamente para recuperar fuerzas y miró al Agente.
—Para nada, estoy más que seguro que hay una manera de luchar con esto desde la comunidad de mi cuerpo, y no me detendré hasta encontrarlo.
Caminó de nuevo hacia el centro de la alfombra.
—Sigamos.
—… Cómo desees.
Moumoku volvió a atacar y Alex volvió a recibirlo sin ninguna oposición, el combate se alargaba y Alex no conseguía tocar a su astral oponente.
«Maldición, esto está siendo muy complicado, mi cuerpo no podrá aguantar mucho más antes que se desplome. Pero debe de haber algo que pueda hacer, una manera en que pueda tocarlo»
En ese momento, unas palabras llegaron a su mente.
«»Puedes sentirlo si es que te golpeó con el»»
Alex retrocedió y prestó atención a sus pensamientos.
«¿Si me golpea? ¡Claro, si cuando el me toca puedo sentirlo, eso quiere decir que yo a él también!»
El Ex-criminal sonrió ligeramente y cambió su postura de combate por completo, dejando todo su cuerpo, de la cabeza hasta los pies, totalmente indefenso, sin ninguna defensa.
«¿Cambió su postura? ¿En qué está pensando?»
Alex caminó lentamente hacia su oponente, concentrado en él.
En ese momento, Moumoku atacó a Alex y este lo recibió sin objeción, pero justo en el momento del impacto, Alex acercó su mano al lugar donde lo golpeó y logró agarrar el alma de su oponente.
—¡Solo se trataba de contratacar!
Lanzó una patada al aire cómo si fuera a golpear el abdomen de una persona, dando directo en el alma de Moumoku, y sintiendo en su cuerpo físico justo en el mismo lugar.
—Je, por fin entendí como atacarte sin la necesidad de tocar tu cuerpo.
El Agente lo miró detenidamente ligeramente asombrado, pero no se le veía preocupado en lo absoluto.
—Hhmm… Felicidades, entendiste cómo contratacar golpes onirico.
—¡Si! Y siguiendo esa lógica, si mantengo el contacto podré seguir golpeando tu alma ¿verdad?
—Estás en lo cierto.
—¡Ja, porfin podré ganarte, sigamos cieguito!
—Entendiste cómo detener golpes, supongo que no han razón para seguir conteniéndome.
Por dentro de su Yukata, Moumoku sacó una katana con un decorado celeste, negro y blanco. La desenvainó y tomó una postura parecida a las que usan los samurai.
—Oye oye oye, es un duelo de entrenamiento, no un combate a muerte, ¿tranquilízate un poco quieres?
—No te preocupes, yo no te cortaré con ella.
—¿Enserio? ¿Entonces es de puro adorno?
—Digamos que es necesario para poder combatir.
—No me atacarás con ella pero te sirve para el combate, vaya que eres raro.
—No lo pienses mucho, y atacame.
—Como quieras, ¡Allí voy!
Alex arremetió contra el Agente vendado, el cual no se movió ni un poco, el alma atacó al Ex-criminal en el lado derecho de su rostro.
«¡Ahora, sujetalo!»
Alex intentó tomar al alma con su brazo derecho, pero este no se movió en lo absoluto.
—¿Qué? No puedo… mover mi brazo.
—¿Qué se siente que haya cortado la conexión con tu brazo?
—¿Conexión? Ja, déjame adivinar, ¿Otra mierda astral?
—El alma de los seres vivos tiene la misma forma que la que tienen en el mundo físico, y normalmente se mueve al unisono con el mismo. En otras palabras, el alma de un humano esta en la misma posición que su cuerpo, por lo que forma parte del funcionamiento del mismo.
—¿Entonces para eso necesitabas la katana?
—Hmm, Entiendes rápido. Así es, con ella rompí la conexión de tu brazo con el resto de tu cuerpo, por lo que es imposible que la muevas ahora.
—¡Pero aún tengo la otra!
Alex lanzó su incapacitador al cuerpo físico de Moumoku y se acercó rápidamente a él para atacarlo.
—Es hora que acabemos con esto.
Sin más, Moumoku cortó la conexión en sus piernas y Alex cayó al suelo sin poder moverse más.
—Me lleva.
—Es inútil, señor Alex, usted perdió esta vez.
—Lo sé, por un momento pensé que te daría una paliza.
—El plano onirico es peligroso, no lo vuelva a subestimar.
—Lo intentaré, ahora, ¿Me pueden llevar a con Hemin para que me cure?
—Hemin no puede sanar heridas oniricas.
—Lo que me faltaba, ¿Entonces que, tengo que ir con un chamán o algo así?
—No se preocupe, yo puedo establecer otra vez la conexión.
—Ya veo, gracias, es raro no poder moverte sabiendo que aún las tienes.
Moumoku hizo un corte cerca del lugar donde se rompió la conexión y la restableció.
—Esta mierda es magia —exclamó mientras apretaba su mano.
—No es tan bardo como eso.
—Es un decir hombre, no te esponjes.
—Aunque fue derrotado su respeto simplemente no aumenta, es increíble.
—Lo respeto a mi manera, y no me derrotaste del todo, en base a conocimiento adquirido, soy el ganador.
Alex se puso de nuevo de pie.
—Gracias a esto, mi estrategia está completa.
—¿Estrategia?
—No tenía claro cómo iba a tenerlo quieto al bastardo este, pero con tu habilidad será como quitarle un dulce a un bebé.
—No lo estoy entendiendo, ¿Puede explicarme de qué está hablando?
Alex cerró los ojos y sonrió pícaramente, después volteó a ver al Agente con la misma sonrisa.
—Esta noche atraparemos al inmortal.
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