El peón que cruza el tablero - 12
Las últimas 48 horas habían sido una montaña rusa de emociones. Estaba en medio de una disputa entre Ewan y el duque. Aún debía lidiar con mis responsabilidades, la yegua del rey, el acuerdo con Sr Asher y por último mi matrimonio forzado con él.
Lo que me tenía más preocupada era la incertidumbre con respecto a la decisión de Asher. Por supuesto, no quería casarme con él, sin embargo, si se negaba a jugar a los amantes, era muy probable que las cosas acabaran mal para mí.
Mi adorado padre, me había regalado un vestido nuevo de color esmeralda, un color muy relacionado a los Moore. Según él, me lo dio para representar correctamente la imagen de nuestra familia en el palacio. Me hubiera gustado usarlo en otras circunstancias, pues no podría trabajar correctamente con este puesto.
Armé una valija para llevar todas las cosas que necesitaba para trabajar. Además del necesario cambio de ropa, también empaqué las herramientas varias. En otro bolso, coloqué las hierbas medicinales, aceites y polvos especiales que solía usar con el ganado.
Había forjado esas medicinas tras años de experimentación, prueba y error. Hacer de farmacéutica era mucho más difícil de lo parecía. Las medicinas que existían y funcionaban en las personas, no eran tan efectivas en los animales, así que me vi obligada a empezar casi desde cero. Pese a mis esfuerzos, todavía estaba muy limitada en cuanto a medicinas, pero, con suerte, eso no sería un problema.
Una vez lista, salí a través de la puerta principal cargando con todas mis cosas. Para mi sorpresa, el duque me esperaba afuera y me regañó por cargar las cosas yo misma, luego llamó a los sirvientes para que lo hicieran por mí.
Aún faltaban unos minutos para la hora pactada y el duque se veía muy inquieto. Supuse que el rey aún no había contestado a su carta y que la incertidumbre lo estaba carcomiendo.
Ewan, quien venía del campo de entrenamiento, todavía con su espada envainada en la cintura, se acercó a nosotros. Sin demora le dedicó una mirada rabiosa a su padre. La tensión entre ambos seguía siendo palpable. Era abrumador encontrarse en medio de su silente disputa.
Cuando vi que el carruaje se acercaba, me encaminé hasta el, pero Ewan se me adelantó.
—¡Sr Asher! Necesito hablar con usted.
Asher bajó del carruaje con un rostro inexpresivo y se inclinó para saludarlo.
—Excúseme un momento, señor Ewan, hay algo que tengo que hacer primero.
A paso apresurado se encaminó hasta donde yo estaba y me tomó las manos para luego besarlas con suavidad. Esbozó una cálida sonrisa y me habló con ternura.
—Perdone este atrevimiento, querida Janet, pero el rey me informó que ya no hacía falta ocultar nuestro compromiso y simplemente no pude contenerme.
Me tomó un par de segundos reaccionar, pero enseguida entendí que el show ya había empezado.
—Asher, cariño, entiendo tu euforia, pero estamos en público —actué con timidez, generando el efecto esperado.
La furia y los celos en la mirada de Ewan se sentían como agujas clavándose en mi piel. Asher también se percató de su antipatía, pero sin darle mayor importancia me ofreció su brazo y lo tomé.
—Llevaré a su hija sana y salva hasta el palacio, duque —dijo y se reverenció con cortesía ante mi padre.
—Le confío mi tesoro, futuro yerno —le contestó Moore con una sonrisa victoriosa en el rostro.
Asher me llevó hasta el carruaje bajo la atosigante mirada de Ewan, quien amenazaba con explotar en cualquier momento, y me ayudó a pasar dentro.
—Futuro cuñado, sé que es muy apegado a su hermanita, pero su hostilidad y desden por nuestra felicidad, está de más. Ella es mi prometida y tendrá que acostumbrarse a vernos juntos.
—Aún no estoy ciego, Sr Asher, sé que esto es una farsa. Se ve claramente que ella esta incómoda con todo este teatro.
—¿En serio? ¿no será porque usted la hace sentir así? —su respuesta ocasionó que mi hermano golpeara la pared del carruaje.
Asher suspiró y entró en el carruaje sentándose frente a mí. Ewan sostuvo la puerta e intentó hablarme con voz quebrada.
—Janet… Por favor, deja de actuar.
Le contesté con silencio y sin dirigirle la mirada, acciones que finalmente lo hicieron estallar en cólera. Tomó mi muñeca con fuerza e intentó arrastrarme fuera del carruaje, pero Asher intervino de inmediato. Tomó a Ewan de la muñeca y con un movimiento lo obligó a soltarme. Lo empujó con fuerza fuera del carruaje, ocasionando que Ewan cayera de espaldas al suelo.
—La proxima vez que le ponga las manos encima a mi prometida… se las cortaré.
—¡Te reto a que lo intentes! —dijo Ewan, desenvainando su espada para arremeter contra Asher.
La espada estuvo a punto de atravesar el cuerpo de mi prometido, no obstante, milímetros antes de que rozara el pecho de Asher, la ukuphila de la mansión, aprisionó y restringió los movimientos de Ewan.
—¿¡Qué haces!? ¡suéltame! —Le ordenó, pero la ukuphila hizo caso omiso a sus quejas y gritos.
—Sr Asher, espero sepa disculpar la insolencia de mi hijo —dijo el duque acercándose al lugar—. Parece ser que está atravesando una etapa de rebelión tardía y le cuesta gestionar sus emociones. Pero descuide, este incidente no volverá a repetirse.
—Eso espero, señor Moore, o usted deberá excusarme por tener que responder con la misma violencia.
Mi padre y Asher intercambiaron miradas agudas. Para cuando apartaron sus ojos, ya habían captado el mensaje del otro o al menos eso intuí.
Mientras las maletas eran puestas sobre el techo del carruaje, la ukuphila se llevó a Ewan dentro de la mansión. No sabía que mi padre podía darles ese tipo de órdenes y haber presenciado su poderío solo incrementó mi miedo hacia él.
***
Mientras el carruaje se alejaba de la residencia Moore, no podía dejar de temblar. Había una vocecita en mi cabeza que cada vez escuchaba con más fuerza, una que decía «si no complaces al duque, morirás. Piensa, y piensa muy bien qué puedes hacer para evitar ese final. Nunca te han importados los medios… ¿Por qué empezar a preocuparse ahora? Ya no te queda nada más que perder. Incluso Ewan, a quien tanto adorabas, te ha traicionado y abandonado».
***
—Solo causas problemas —dijo Asher, cuando finalmente salimos del territorio de los Moore.
—Lo siento —dije al borde del llanto, mientras frotaba las marcas que Ewan me había dejado en la muñeca.
—Señorita, no solucionará nada llorando, así que, le ruego, ahorrarse las lágrimas.
Efectivamente, era cierto lo que decía. El llanto no borraría el hecho de que Ewan me había agredido más de una vez ni que hubiera usado mis debilidades en mi contra. Tampoco anularía el miedo que no paraba de crecer en mi interior. Intenté ahogar mis sentimientos como siempre hacía, pero esta vez… no pude. Los sollozos y lágrimas me desbordaron.
Tapé mi rostro con las manos y me incliné hacia adelante, tratando de llorar de la forma más silenciosa posible. Luego de unos minutos, Asher detuvo el carro y se bajó, dejándome sola dentro. Escuché sus pasos alejarse y finalmente pude llorar a todo pulmón y hasta el hartazgo.
Desde niña que no lloraba así… así sin guardarme ni una sola lágrima ni lamento. Después de quedar satisfecha, Asher volvió a entrar al carruaje y seguimos con nuestro camino.
—Luce horrible, Julia va a regañarme cuando la vea —dijo tendiéndome un pañuelo y desviando la mirada.
—Gracias.
—Es lo menos que puedo hacer. Espero sepa disculpar mi falta de empatía hacia su llanto… nunca he sabido como reaccionar ante estas situaciones—confesó.
—Descuide, no existe una reacción correcta para eso. Porque la reacción que se necesita para apasiguar el llanto, varía de persona a persona.
—Entonces, en este caso ¿atiné en mi actuar?
—Sí y no. Mi lugar perfecto para llorar eran los brazos de mi mamá… Pero, ya no tengo mamá ni nada que se le parezca —dije apretando el pañuelo—. Así que, ahora, solo me guardo el llanto hasta que ya no puedo más.
—No es sano que haga eso.
—Lo sé, pero no tengo a nadie a quien recurrir en estas ocasiones.
Él me miró con cierta lástima y se sentó a mi lado.
—Odio los abrazos, pero puedo ofrecerme a tomar su mano, si eso la ayuda a sentirse mejor.
Dudé. No quería crear otro lazo que estuviera destinado a romperse, mas no podía negarme a su amable y dulce intento de consuelo. «Debo de verme realmente miserable», pensé. Entrelacé mis dedos con los de él y permanecimos en silencio. Su mano era solo un poco más grande que la mía y era muy cálida.
—Gracias… mi querido prometido —bromeé.
—Le ruego no se confunda, sigue sin ser de mi agrado y nuestra acuerdo sigue en pie. Solo le sostengo la mano porque odio ver a las mujeres llorar.
—Parece que odia muchas cosas.
—¿Usted no?
—Yo también odio muchas cosas. Pero, no odio el gesto amable que me ha brindado, y aunque me lo dé solo por lástima, le agradezco su consuelo. Algún día se lo pagaré, se lo juro.
Antes de notarlo ya habíamos llegado al palacio. Él esperó a que yo soltara su mano antes de bajarse del carro. Aunque mi primera impresión de él no fue la mejor, me atrevía a dar por hecho que Asher, en el fondo, era una buena persona. Una buena persona a la que debía arrastrar al juego de mi padre.
Mi corazón se encogió cuando me ofreció su mano para bajar del carruaje y la tomé con remordimiento. No quería herir a nadie, pero tampoco quería resultar herida. ¿El duque finalmente me había convertido en una mala persona? Quizás siempre lo fui y esa posibilidad me corroía la conciencia.
Comments for chapter "12"
QUE TE PARECIÓ?
Ahhh vine a leer los capítulos, me encanta esta historia. 🫶🏻🩷