De criminal a detective. - 12
Los dos agentes llegaron nuevamente al departamento de agentes especiales, entraron y encontraron la típica escena de cada día: un pequeño hombrecito amarrado de pies a su escritorio, un hombre de cabello dorado gritándole cada desperfecto que este hombrecito tiene, y un pelirrojo con una expresión que claramente pedía clemencia, ya que sabía que él era el siguiente. Sin mucha preocupación, los agentes se acercaron a esta escena.
—Veo que no ha pasado nada nuevo aún, aunque me sorprende que estés incluso parado en frente de él solo para regañarlo.
—Ale… ayúdame por favor, desata estas cuerdas y liberame de este infierno —Los ojos de Fimbulvetr estaban llorosos, el pobre hombre estaba pagando por su holgazanería.
—¡Silencio, y ponte a trabajar bien de una vez! ¡lloriqueando no vas a solucionar lo que hiciste!
—Te noto más furioso que otras veces, ¿Qué no hizo bien está vez?.
—No, el problema es qué hizo, este pequeño gracioso se acercó a mi escritorio con una pila de papeles, pensé que había acabado con su parte del trabajo, pero cuando los revisé, absolutamente todos eran dibujos de miembros —dijo Chrono mientras estrujaba la cabeza de Fimbulvetr por la furia.
Donnaiolo no pudo evitar reír levemente al escuchar el relato de Chrono, y para su suerte este lo escuchó y se posicionó en frente de él dando un golpe en su escritorio.
—Tú guarda silencio, que serás el próximo —La mirada furiosa de Chrono hizo que el pelirrojo guardara silencio inmediatamente.
—Por Dios, su comportamiento es tan infantil como estúpido, si hicieran su trabajo, no estuvieran en esta situación —exclamó la Agente con decepción.
—Dejando de lado esta cotidiana escena, ¿No ha llegado el reporte forense aún? —preguntó Alex con interés.
—Me mandó un mensaje que decía que en unos minutos estaba listo.
Chrono volvió a sentarse en su escritorio, y Alex lo siguió para seguir conversando.
—¿Mensaje? ¿No vino a decírtelo en persona?
—No, normalmente siempre me avisa por texto.
—¿Y eso por qué?
—Digamos que es una persona única —agregó Donnaiolo desde su escritorio. Miró de reojo a Chrono y se dió cuenta que lo estaba mirando con una expresión que decía claramente: «Ponte a trabajar» .Apenas captó el mensaje, el pelirrojo devolvió su mirada a sus documentos con una lágrima saliendo de su ojo.
—Bueno, entonces solo queda esperar a que se manifieste nuestro invitado estrella.
El ex-criminal se dió media vuelta y se dirigió a su escritorio a esperar.
Cuando Alex iba pasando por la entrada del departamento, notó que estaba abierta; además, había alguien mirando a un costado de ella: parecía ser un hombre de cabello castaño con una cola de caballo ubicada en su nuca, llevaba una bata de laboratorio y una camisa negra debajo. Lo miró fijamente por un momento y este chico se escondió rápidamente para que no lo viera; Alex se quedó mirando un poco más y aquella persona se asomó nuevamente, y al notar que lo seguía mirando, se escondió otra vez; al cabo de unos segundos después, la persona volvió a mirar por el lado de la entrada, pero para su sorpresa Alex se encontraba justo en frente de ella y este lo agarró de la ropa y lo arrastró amablemente dentro del departamento.
—Oigan, este tipo estaba acosando desde la puerta del departamento y dudo mucho que acosara a Jannet —dijo Alex cargando con el chico por la bata de laboratorio como si fuera una bolsa de supermercado.
—Ja ja, muy gracioso —río fingidamente desde su escritorio sin prestarle mucha atención.
—Cierto, que aún no lo presentamos, ese que traes cargando es nuestro forense y médico de la agencia, Hemin Naore, no es un chico de muchas palabras, pero es amable y dedicado —dijo Fimbulvetr desde su lugar, amarrado a su silla.
—Ya veo, entonces este es el que se está encargando de nuestros muertos.
Alex bajó suavemente a Hemin y puso su brazo en su espalda en señal de confianza.
—¡Por fin te dignas en aparecer!, llevan toda la mañana diciendo que iba a conocerte hoy que hasta ya me estaba emocionando.
El joven forense se quedó inmóvil por un momento, para después acomodarse los lentes, y agarrar valor para presentarse.
—M-mucho gusto, s-soy Hemin Naore, el médico forense de la agencia, m-mucho gusto.
El nerviosismo se notaba entre cada palabra que salía de su boca, además de estar temblando como si estuviera en el Polo Norte.
—Ya te había presentado vetr, pero bueno, soy Alexis Mefhisto, pero aquí todos me dicen magnífico, guapo y carismático.
Estas palabras provocaron el desagrado total de la Agente, pero ella lo dejó de lado y siguió con su trabajo.
—M-mucho gusto, s-señor magnífico, guapo y carismático, s-soy Hemin Naore, el médico forense de la…
—Está bien, está bien, ya lo habías dicho.
Hemin se puso aún más nervioso y empezó a sudar a montones, no era una situación en la que estaba acostumbrado.
—L-lo siento, no soy muy bueno hablando con personas nuevas y, c-como decirlo, usted tiene una presencia… fuerte…
Al escuchar esto, Alex por accidente puso una mirada amenazante con la que miró directamente al forense, poniéndolo lo más nervioso posible, provocando que empezara a balbucear cosas inentendibles y mover sus manos de un lado a otro.
—Aaaahhh, ya lo espantaste —dijo el pelirrojo desde su escritorio admirado del espectáculo.
—Oh vamos, relájate un poco, no doy tanto miedo, al menos no ahora —respondió Alex mirando a dirección de Donnaiolo e intentado tranquilizar a Hemin.
Al escuchar mucho ruido, el Agente Chrono dio un golpe en su escritorio y una aura amenazante apareció encima suyo
—Ustedes, están haciendo demasiado alboroto, ¿Pueden guardar silencio por un milenio?
El grave y peligroso reclamo del Agente provocó que el joven forense perdiera lo poco que le quedaba de cordura, provocando que su alma se desprendiera de su cuerpo a causa de la presión.
—Y… Murió
Al ver que nadie apoyaba en lo más mínimo en tranquilizar a Hemin, Jannet se levantó de su escritorio y se dirigió con él.
—Por dios, son una bola de idiotas, vamos Hemin, respira hondo, fuuuuu… Haaaaa… Fuuuuuu… Haaaa…
La Agente hizo unos ejercicios de respiración junto a Hemin para tranquizarlo, este los copió, logrando calmar un poco esa gran inquietud que sentía. El ex-criminal miró la escena con asombro.
—Vaya, quién lo diría, la señorita puede tanto calmar como intimidar, increíble.
—No digas nada, que lo vas a volver a poner nervioso, no es muy bueno tratando con personas muy intensas, o demasiado idiotas —contestó Jannet sobando la cabeza de Hemin que aún estaba nervioso.
—Si, si, como sea.
Alex tomó una silla y se sentó en ella, pasando al tema que le interesaba saber ya que el forense se encontraba presente.
—Bueno, ahora que el príncipe se tranquilizó, supongo que nos puede decir que fue lo que descubrió del caso.
—Por lo menos deja que el pobre tome aire, casi le dan un infarto —contestó Jannet.
—No, estoy bien, p-puedo pararme ya, no te preocupes Jannet —dijo Hemin intentando ponerse de pie.
—¿Seguro? ¿No ocupas más tiempo?
—Si sigo tirado, no podremos progresar con el caso.
—Bueno, si tú lo dices, pero si te sientes mal, avísame —Jannet sonrió amablemente a Hemin, el que se puso ligeramente nervioso, pero se repuso rápidamente.
—¿Entonces, qué tienes para mí, jovencito? —preguntó Alex.
Todos los agentes se acercaron al forense para escuchar la información. Hemin sacó unas carpetas y le entregó una a cada de los presentes en el departamento; era la información del hombre y de lo que encontró en la autopsia. Chrono procedió a conectar y encender el proyector en caso de necesitarlo, y para su buena suerte, esta vez no tuvo problemas con ello.
Hemin aprovechó para usar el proyector y exponer una imagen del asesinado.
—La víctima era William Fox, un escritor que llegó a Serenia hace 14 años.
—¿Llegó? —preguntó ingenuamente el pelirrojo.
—Si, era un reencarnado de la época del renacimiento.
—Ja, y pensé que tardaría en ver a un compatriota con plomo en el cerebro, no tienen consideración ni con los que apenas llegan —exclamó Alex sarcásticamente.
—Por lo que investigué, solo tuvo un libro que fue un éxito, este era «deseos de media noche» apenas tres años de su llegada y la cual le abrió muchas puertas.
El forense sacó una copia del libro que encontró en la biblioteca y la puso en el escritorio del centro. Fimbulvetr lo tomó y lo examinó por encima.
—Creo que lo leí hace ya un tiempo, era una historia bastante atrapante.
—Si pero, ¿De que nos sirve saber de sus obras? —preguntó Donnaiolo.
Hemin cambió de imagen en el proyector y procedió a mostrar una imágenes donde se apreciaba a William siendo apuntado con furia por un individuo en lo que parecía ser un tipo de evento; lamentablemente, no se lograba ver la cara del agresor.
—Esta obra estuvo en una polémica bastante severa, puesto que un hombre acusaba que William le había robado la idea y se quedó con el éxito, llegando incluso a amenazarlo en persona.
—Pero supongo que no encontraron ninguna prueba que lo comprobara —dijo Alex.
—Exactamente; pero aún así, el hombre siguió atacando con lo mismo a William durante 2 años más, hasta que por fin dejó de hacerlo y desapareció.
—¿Entonces piensas que nuestro principal sospechoso es un hombre que lleva 9 años sin dar rastro? —preguntó Donnaiolo.
—No es como si haya desaparecido, simplemente se volvió una persona normal, haciendo que la prensa haya perdido todo interés y así, siendo olvidado —respondió Alex.
—¿Tenemos alguna pista de quién era dicha persona? —preguntó Chrono.
—Si, es el trabajador que dejó entrar al asesino, Ricky Raccoony; eran amigos antes de que William se hiciera escritor.
—Genial, un callejón sin salida —exclamó Fimbulvetr.
—No del todo, por favor miren esto.
Hemin sacó la bala que había sacado del cuerpo y la puso sobre la mesa.
—Ésta es… La bala que acabó con Fox, ¿cierto? —preguntó el pelirrojo.
Hemin mostró una imagen de cerca de la bala en el proyector y logró verse una marca en ella, parecía ser una especie de sello.
—Una marca… Ah, ¡El proveedor!
—Asi es, esta bala tiene el casquillo fragmentado para aumentar el dolor y la producción de hemorragias.
—Además de un sello personal. Como forense profesional, seguramente ya investigaste a dicho proveedor ¿verdad? —inquirió el ex-criminal.
—Sí, nuestro proveedor es un fabricante de armas autorizado, con una série de munición que no se puede vender por los métodos legales.
—Perfecto, ahora tenemos algo por dónde empezar —dijo Donnaiolo.
—Más bien dos, no olvidemos que tenemos a Ricky en espera a que despierte —agregó Fimbulvetr.
El teléfono de Chrono vibró a lo que procedió a sacarlo de su bolsill. Era un mensaje que informaba que el cómplice Ricky Raccoony ya estaba estable y listo para recibir una visita policial.
—Perfecto, nuestro sospechoso ya está en estado para recibir visitas; dividamos el trabajo: yo y Donnaiolo haremos una visita a Ricky e intentaremos conseguir información de nuestro asesino; Jannet y Bearly, hagan una visita a nuestro proveedor y lo mismo, consigan información de nuestro sospechoso.
—Señor Chrono, no tengo muchas ganas de salir hoy de la oficina…
—¿Entonces quieres que te amarre de pies a la silla cumpliendo con el trabajo que debiste hacer el día de ayer? —preguntó Chrono con tono amenazante.
—Eh… No, no me gustaría, pero…
—En primer lugar, ni siquiera te estaba pidiendo por favor a que me acompañarás, vendrás por qué es tú trabajo, y tú castigo —exclamó Chrono mientras miraba a Donnaiolo con ojos aterradores.
—Y-yey, me encanta trabajar, q-que divertido… —susurró el pelirrojo con lágrimas en los ojos.
—¿Y yo que voy a hacer? ¿Piensas dejarme aquí encerrado sin nada que hacer? —preguntó Alex.
—Lamentablemente, le pediré que se quede aquí hasta su hora de descanso, llegada la hora es libre de ir a dónde quiera.
—¿En serio? *Suspiro* no hay de otra entonces, supongo que hablaré de algo con Hemin mientras lle…
A pesar de su deseo de simpatizar, el forense ya estaba en la entrada de la oficina listo para retirarse
—Eh… Creo que eso no será posible, tengo muchas cosas que hacer en mi departamento, así que, ¡m-me voy retirando!
El joven forense salió disparado fuera de la oficina, sin siquiera despedirse bien.
—Maldito, me abandonó como trapo viejo.
—Todavía me tienes a mi, tu fiel compañero de copas, pero tendrías que hacerme un pequeñito favor…
—Ni de loco te soltaré de la silla, me rehuso a apoyar tu holgazanería —contestó Alex.
—En fin, le encargo a este enano y cualquier inconveniente que se pueda presentar.
—Sí, sí, no te preocupes, yo me hago cargo de que esté flojo termine con su labor.
—Perfecto, entonces nos retiramos, nos vemos luego, Agente Mefhisto.
Dicho esto, Chrono, Donnaiolo, Bearly y Jannet salieron de la oficina rumbo a sus respectivas misiones. Alex se sentó en su silla y postró sus pies sobre su escritorio, mientras que Fimbulvetr con las lágrimas en los ojos siguió con su trabajo. Solo tuvieron que pasar pocos minutos para que Alex se aburriera; tomó su teléfono para ver qué hora era: el reloj marcaba las 12:08pm.
—Maldición, apenas son las malditas doce, todavía falta una maldita hora de aburrimiento; aaaaahhhhh… Cómo quisiera tener una maldita consola con el Read Dead ahora mismo.
—¿Read Dead? ¿Qué es eso? —preguntó el peliblanco.
—No lo puedo pronunciar bien por ciertas razones demandables, pero en resumidas cuentas es un videojuego; siendo un vikingo, no tuviste la oportunidad de jugar uno.
—No me subestimes, Ale, aunque mi época es muy remota a la tuya, llevo en Serenia poco más de 14 años; además, la gente que me acogió son de dinero, así que he tenido tiempo y oportunidad para saber que son y como jugarlos.
—Ahora que me pongo a pensar, ayer me dijiste que hay solo tres maneras de llegar aquí, en base a eso, tú debiste llegar con tu antigua apariencia vikinga, pero en cambio te veo como una totalmente contraria a lo me imaginaba de ellos.
—Ah… Sobre eso, la verdad es que ni siquiera yo lo sé, pero por lo que sé yo no reencarne en el cuerpo de alguien más o nací nuevamente como el jefe, por lo que mi hipótesis era que mi apariencia cambió un poquito nada más.
—Poco no ¡Cambiaste totalmente!
—Bueno, bueno, no le demos muchas vueltas, recuerda que el tema de la reencarnación es algo bastante reciente y complicado, por lo que no hay muchos datos al respecto, es probable que incluso salgan de miles de maneras más que será casi imposible contarlas.
—Solo espero que no, mucho tengo con saber de los semihumanos, nada más falta que haya seres genéricos como hadas y esas cosas, ya sería el colmo.
Alex se levantó de su silla, se acercó al escritorio de Fimbulvetr y tomó una pequeña cantidad de los archivos.
—¿Eh? Ale ¿Qué estás haciendo? —preguntó el albino confundido.
—¿No está claro? Voy a ayudarte con la pila de papeles que tienes, pero no te confundas, solo lo hago para que puedas venir conmigo cuando llegue mi hora de descanso.
—Creo que Chrono no le gustaría eso…
—Él no te dirá nada mientras tú termines con tu trabajo, normalmente te regaña por qué te la pasas holgazaneando y dibujando miembros.
—Eso fue una pequeña broma…
—Broma o no, tú mismo te buscas los problemas, ahora, céntrate en terminar lo que tienes allí, yo me ocuparé de éste de aquí.
Alex se dio media vuelta y se dirigió a su escritorio para empezar nuevamente a trabajar.
—Sabes, eres más amable de lo que pensé.
Al escuchar esa declaración, el Agente se detuvo en seco, y reflexionó ligeramente sobre su contenido. Pocos segundos después, sonrió ligeramente y miró al Albino con escepticismo.
—Ja, por supuesto que no, solo soy un hombre que le gusta usar a las personas para su propio entretenimiento, la escoria de siempre.
Se sentó y tanto él como Fimbulvetr se pusieron manos a la obra para acabar lo antes posible.
<> <> <> <> <> <>
Mientras tanto, Chrono y Donnaiolo estaban a poco de llegar al hospital donde Ricky había sido ingresado. El pelirrojo miraba por la ventana, contemplado los coches y personas pasar a gran velocidad; y sotisficado y frío Agente concentrado en el camino que debía de recorrer.
—Oye Chrono… ¿Fue buena idea?
—¿…Qué cosa?
—Ya sabes, mandar a Jannet a visitar al proveedor, es técnicamente contrabando, una visita de unos agentes podría provocar un enfrentamiento.
Los agentes llegaron a un semáforo en rojo y tuvieron que esperar un poco a que les permitiera el paso; mientras tanto, el Agente aprovechó la oportunidad para contestar la pregunta de su compañero.
—Ella va estar bien.
Miró fuera del coche, centrando su atención en una chica cualquiera, cruzando tranquilamente la calle justo en frente de él; despreocupada e ignorante de cualquier evento desafortunado que podría pasarle en ese preciso momento.
—Además, el Agente Bearly la acompaña por si algo como lo que mencionas llegase a pasar.
Aún con los hechos en mano, el pelirrojo todavía se encontraba preocupado.
—Ya, pero… Ella apenas cumplirá medio año trabajando en el departamento, tiene poca experiencia aún.
El semáforo se puso en verde, y el Agente dio marcha a su vehículo, mientras preparaba su respuesta.
—Hace trece años, ocurrió la peor catástrofe que había azotado la nación; en ese tiempo, la Agencia que conocemos ahora no existía, yo ni siquiera sabía usar un arma de fuego, pero la situación pedía la necesidad de aprender para usarla, con el fin de proteger lo que quedaba del país en ese momento.
—Pero tú estuviste en la peor época que ha tenido Serenia.
—Si no preparamos a los novatos lo mejor posible, lo pagaremos caro. Si ese tipo volviera a aparecer, no podremos afrontarlo y Serenia sería destruída.
El pelirrojo aprovechó que el tema de aquella catástrofe fue mencionado para saber más sobre ella.
—¿Qué tan desastrosa fue esa época?
El Agente se quedó en silencio por un momento, mientras que horrendos recuerdos paseaban una vez más en su mente; toda la destrucción y sufrimiento que hubo en toda Serenia, volvían a su mente junto con una corriente fría y dolorosa que recorría cada rincón de su alma.
—… Lo duro de aquel momento no fue en sí la batalla, si no las secuelas: casi toda Serenia fue reducida a escombros por un solo hombre, que nunca fue atrapado. Había una cantidad absurda de heridos y muertos en cada esquina, los hospitales y refugios que quedaron en pie apenas daban abasto para toda la gente que llegaba a cada minuto que transcurría; la comida escaseaba y la seguridad se fue por el caño… Fue todo un infierno.
El coche de los Agentes se encontraban justo en frente de su destino; Chrono apagó el motor del coche y separó la llave del volante.
—Serenia tardó dos años para curarse al menos un poco de aquella desgracia, aún hoy en día siguen habiendo cicatrices que no han sido curadas, ejemplos de ello son las tres grandes ruinas.
—¿Las ciudades que quedaron inhabitables después del desastre?
—Precisamente, son los escombros de la destrucción de aquel tiempo. Puede que hayan sido las más afectadas, pero nada garantizaba que podría haber habido muchas otras.
—…
—Deseo cada día que ese caos no vuelva a suceder, pero con ese bastardo suelto y desaparecido, debemos estar preparados en todo momento…
El Agente abrió la puerta y salió del coche.
—Estamos aquí, visitemos a nuestro sospechoso.
—… Está bien.
El pelirrojo bajó del coche, y junto con Chrono, entraron en el establecimiento. Apenas entrando, Chrono se acercó a la recepción saludando cordial y respetuosamente, y preguntando sobre la habitación donde se encontraba el señor Racoony.
—Ya veo, estoy enterada de su visita, puede pasar, pero por favor trate de no alterar mucho al paciente, aún está un poco inestable.
—Entendido, lo tendremos en cuenta.
—Es en la habitación 104, en el sexto piso.
—Gracias, señorita; Agente Donnaiolo, andando.
—A la orden.
Los dos agentes subieron al ascensor y llegaron al piso respectivo, cuando las puertas se abrieron, Chrono y Donnaiolo salieron de este, mientras que una persona entro y bajó al piso planta. Caminaron hasta la habitación del sospechoso y abrieron la puerta, Ricky estaba en su cama con los ojos cerrados, tal parece que apenas estaba despertando de su siesta.
—Buenas tardes, señor Raccoony, soy el agente Chrono Forla y él es el agente Donnaiolo, estamos a cargo del caso en el que usted se ve involucrado, y venimos a hacer algunas preguntas.
—¿Qué? ¿Agentes?
—¿Cómo se siente ahora? ¿Cree que esté en condición de poder hablar?
—¿Hablar? ¿Sobre qué?
—Ya se lo comenté, en el caso de asesinato en el que usted es cómplice.
—… Ya, lo recuerdo, entonces ¿Iré a la cárcel?
—Lamentablemente, si, pero si nos ayuda con algo de información del principal agresor podremos ayudar a que su condena no sea tan larga.
El paciente quedó en silencio pensando por un momento, para después mirar al Agente con unos ojos que mostraban determinación, pero a la vez miedo.
—Está bien, pero por favor, quiero que me mantengan a salvo hasta que atrapen a ese desgraciado.
—Tendrá vigilancia policial las 24 horas del día hasta que atrapemos a ese hombre, tiene mi garantía.
—Está bien… ¿Qué es lo que quieren saber?
—Primeramente, la razón por la que decidió asesinar al señor Fox.
El hombre se exaltó y su semblante cambió a una de furia y envidia.
—¡Ese bastardo, se robó mi idea! Confíe en él ¡Y el maldito se aprovechó de mi confianza!
—Pero si nunca hubo pruebas en que la historia haya sido plagiada —dijo el pelirrojo.
—Al inicio, todo solo eran ideas fugaces que pasaban por mi cabeza, las cuales no me atrevía a escribir por qué pensaba que no valían la pena, cuando esa ideas empezaron a surgir, es cuando él apareció —contestó Ricky.
—Nuestra investigación apuntó a que usted conoció a Fox antes que se hiciera famoso —dijo Chrono
—Sí, lo conocí en un bar, tomamos copas unas cuantas veces hasta que un día empecé a contarle de mis ideas, el escuchaba tan atentamente, jamás me pasó por la cabeza que me usaría de esa manera ¡Fuí un estúpido!
—Entonces, él le robó la idea y pocos meses después se hizo famoso en base a ella.
—Sí, al principio obviamente enfurecí e intenté demandarlo, pero como no había ninguna prueba para corroborarlo, al final perdí el juicio, pero aun así no me di por vencido y estuve dos años arruinando cada una de sus apariciones hasta que al final me rendí.
—Eso fue lo que pasó hace 9 años, ¿Cómo se conecta esto con lo que pasó ayer?
El paciente se tomó un momento para hacer memoria y respirar profundamente para canalizar la furia que sentía, se reacomodo en su cama y empezó con su relato:
—Hace un mes, él llegó al hotel para hospedarse por un tiempo. Lo reconocí enseguida, pero todo ese resentimiento había desaparecido hace tiempo, así que decidí hacer las pases con él y asi reformar nuestra amistad, pero…
—…¿?
—Pero… Cuando intenté hablarle, ese bastardo me dijo: «¿Y tú quién te crees que eres? ¡Aléjate de mí, maldito arrastrado!» El maldito, ni siquiera me reconoció y tuvo el descaro de tratarme como basura…
Ricky apretó con fuerza sus manos, rasgando agresivamente las mantas de su camilla, provocando aperturas por donde pasaban sus dedos.
—¡Merecía morir… Ese tipo de gente no debería de existir!
—Tranquizece, no es necesario gritar.
—¡Es que no puedo! Ese bastardo era un animal.
—Pasemos a lo siguiente ¿Cómo es que encontró al hombre de la capucha?
—… No recuerdo el día con claridad, estaba tan borracho y furioso que me cuesta aclarar mis recuerdos…
Se tomó su cabeza como un intento de recordar algo de aquel día, algo que pueda servir para su captura.
—… Solo recuerdo que me comuniqué con él de algún modo en un callejón extraño, de allí no recuerdo nada más de lo que pasó antes o después, quizá con el tiempo lo pueda recordar mejor.
—Por el momento ¿Recuerda dónde se encuentra dicho callejón?
—No, pero él acordó un lugar y una hora para hablar. Cuando asistí, iba en capucha para guardar su rostro. La junta fue tan rápida, solo me dijo los días que podría hacerlo, pero que debería estar disponible para dejarlo pasar.
—Cuando lo amenazó en el apartamento, ¿Por qué fue?
—Como todo fue tan rápido, no tuve el tiempo suficiente para juntar el dinero para pagar por sus servicios, además, dijo que era una piedra en el camino, era pagarle o que me mataran también, por suerte, sus hombres llegaron, pero no salí ileso.
—¿Esa es toda la información que puede proporcionarnos?
—Si, lo siento, intentaré recordar algo más si me es posible.
—Ya veo, muchas gracias por su información, trataremos de dar con él lo antes posible. Le sugiero que no salga del hospital hasta que lo atrapemos.
—Por supuesto que no lo haré, toda la ciudad es peligrosa si me encuentra fuera, es un hombre con gente y muy peligroso, tenga cuidado, Agente.
—La tendré, si necesitamos más información, volveremos a visitarle, sin nada más que decir, nos retiramos.
Los dos agentes salieron de la habitación y se subieron al ascensor.
—Un bar de mala muerte… ¿A cuál se podrá referir? —preguntó el pelirrojo.
—En el barrio rojo hay bastante bares con mala reputación, lamentablemente, no gozamos del tiempo para visitar todos y cada uno de ellos, tendremos que investigar un poco más.
—Ya veo.
Los segundos pasaban dentro del ascensor y el pelirrojo aprovechó para estirar su cuerpo un poco, además de suspirar para liberar todo el cansancio que llevaba encima.
—*Suspiro* Espero y Fimbulvetr haya acabado su parte, si no, le caerá una bien gorda —dijo Donnaiolo
El ascensor porfin llegó a la planta baja y los dos agentes salieron de el y se retiraron del hospital, subieron al coche y dieron marcha a la agencia.
<> <> <> <> <> <>
Nos transportamos al departamento de agentes especiales, dónde Alex y Fimbulvetr justo acabaron con el trabajo que faltaba por hacer por parte de Fimbulvetr.
—¡Al fin acabamos! Pensé que nos tomaría una eternidad terminar con esto.
—Todo gracias a mi gran apoyo, sin mí apenas estuvieras a la mitad.
—Si, si, gracias por ello, ya que tenemos unos minutos de sobra, ¿Qué te parece si hablamos un poco con el director?
Alex recordó su encuentro de ayer con él y el hecho que está en la cuerda floja.
—Seguramente el viejo estará ocupado sobándose la espalda, mejor vámonos ya, solo son unos minutos temprano, no hay nada de malo.
—¿Si? Bueno, si tú lo dices, pues vámonos de una vez, pero antes de eso… ¿Podrías desatarme, por favor?
—Cierto, que a tí te amarran como esclavo, está bien, no te muevas.
Alex desató las sogas y liberó a Fimbulvetr de su prisión laboral. Los dos se dirigieron a la puerta del departamento, que de repente se abrió justo en frente de ellos: eran Chrono y Donnaiolo, que justo estaban volviendo de su visita.
—¿Ya se va a su descanso, señor Mefhisto? Todavía faltan 5 minutos para que marque la 1:00pm.
—Oh vamos, ¿Qué son cinco minutos más temprano? Además, ya acabé con todo mi trabajo, no tengo ningún asunto pendiente.
—Tiene razón, pero este enano tiene que acabar con su parte.
—Jeje, lamento contradecirte, pero ya acabé con todo mi trabajo, ya no puedes refutarme nada —contestó Fimbulvetr, inflando el pecho de orgullo.
—Mientes, muéstrame tu trabajo.
Fimbulvetr tomó sus papeles y se los dio a Chrono para la revisión personal, miró detenidamente cada una de las hojas, después los dejó de nuevo en la mesa.
—Todo está en orden, puedes retirarte.
—¡Yey! Bien nos vamos antes que se nos haga tarde ¡A tomarnos unos tragos!
—Es muy temprano para eso, idiota, vamos a comer algo bueno, me muero de hambre.
—Yo también voy, ¡tengo muchas ganas de una buena lasaña! —dijo Donnaiolo caminando alegremente detrás de ellos, pero siendo detenido por Chrono.
—¿A dónde creés que vas? Todavía tienes mucho que hacer aquí, tú descanso será después —dijo Chrono con su típica mirada amenazante y terrorífica.
—Aahh… Ok… Diviértanse sin mí —susurró Donnaiolo volviendo voluntariamente a su escritorio y amarrándose a si mismo a su silla.
—Bueno, pues nos vemos.
Alex y Fimbulvetr salieron de departamento y dieron rienda hacia el restaurante.
Comments for chapter "12"
QUE TE PARECIÓ?
Estuve desaparecido un tiempo… ¡Pero estoy de vuelta!
Espero y les guste el nuevo capítulo, nos vemos en el siguiente 😉