De criminal a detective. - 03
«Quería arrancarlas, quería quitarle esas peludas y grotescas orejas, hacerla gritar de dolor, que sufriera, y que poco a poco se apagara su voz mientras que poco a poco perdiera el conocimiento; no puedo decir un por qué, solamente quería hacerlo, mi mente solo deseaba escuchar sus gritos de sufrimiento, es lo único que pensaba, si no hubiera aparecido aquella mocosa en ese momento, probablemente lo habría hecho, no, incluso si estaba presente, lo habría hecho sin dudarlo, pero no fue así, saber que su hermana es lo único que tiene hizo que este deseo desapareciera, pero probablemente no será la última vez que pase, este maldito lugar tiene algo que me pone de los nervios, espero poder irme de aquí pronto, pero algo me dice que no va a ser así».
«……….. así que así están la cosas».
Ya pasaron unas horas desde el accidente, el sol ya se estaba escondiendo detrás de los edificios de la ciudad, Alex y Karin ya habían dado su testimonio ante las autoridades, ahora procedían a irse a sus respectivos hogares, por lo menos eso era lo que hacía Karin.
«Rayos, con todo esto del testimonio y esas cosas, ya se ha hecho de noche, lo peor es que no tengo ni un maldito centavo como para pagar un hotel, supongo que tendré que dormir en alguna banca, o puedo buscar algún local abandonado y pasar lo noche allí», pensó Alex. «más vale que me ponga en marcha».
Alex empezó a caminar a la entrada de la agencia, pero antes de que pudiera poner un pie fuera, la agente que lo había traído lo detuvo.
—Espere, señor —dijo la agente.
—Alexis, me llamo Alexis —respondió Alex—, Alexis Mefhisto.
—Bueno, entonces, señor Mefhisto, por haber ayudado a un ciudadano, el director decidió darle una recompensa monetaria, así que aquí tiene —dijo la agente.
Alex mira por un momento el dinero, lo tomó y lo metió a su chaqueta; ni siquiera pensó en rechazarlo al saber en la situación de pobreza que se encontraba.
—Ya veo, ¿así que recompensan a los idiotas que tienen el valor de ponerse en peligro por otros? —preguntó Alex.
—No, de hecho, normalmente nos llevamos preso a todos aquellos que provoquen revuelo y desorden en la sociedad, aún si lo hubiera hecho para ayudar a alguien más, pero por alguna razón mi abu-, ejem, el director no quiso hacerlo está vez, y hasta quiso que le diéramos una recompensa por su ayuda —comentó la agente.
«Vaya, eso explica que aun estando en una calle concurrida, la gente no intervino para ayudar a Karin».
—Esta ciudad tiene muchas limitaciones para conservar la paz y la tranquilidad de la sociedad, otra de ellas es que es ilegal usar tu habilidad en la calle a menos que tengas un permiso, pero es difícil para un ciudadano obtenerlo —comentó la agente.
—Jee. ¿Entonces no puedes usar tu habilidad en la calle, aunque estés en peligro? —preguntó Alex.
—En caso de que seas atacado, puedes usar tu habilidad para defenderte, esto se le considerará un acto de defensa propia, y no habrá repercusiones legales, pero tienes que tener cuidado con el daño que le provoques a tu atacante, ya que, si recibe mucho daño por tu habilidad, te convertirás en el agresor —comentó la agente.
—¿Entonces yo técnicamente ya era el agresor? Destrocé algunas de las costillas de aquel tipo —se volteó para ver a la agente—. ¿Por qué no me llevan preso?
—No sé mucho los detalles, pero tal parece que el testimonio de la chica fue la que hizo que salieras impune de todos los cargos, así que no vendría mal que le dé las gracias —dijo la agente.
—Ya veo, le agradeceré cuando tenga el tiempo, ahora mismo tengo que ir a buscar algo, pero antes de eso. ¿Dónde se encuentra el hotel más cercano?
—Está a unas calles de aquí, si desea puedo llevarle hasta él.
—No será necesario, como verás, puedo defenderme solo, y no te preocupes, ahora me abstendré de no romperles las costillas a aquellos que intenten agredirme —dijo Alex con un tono confiado.
La agente lo miró con una mueca de desagrado y desconfianza, pero él no se percató, puesto que no duró más de un segundo.
—Ya veo, entonces me retiro, aún tengo que hacer mi reporte de este caso, y esta cosa me llevará mucho tiempo, adiós señor Mefhisto —dijo la agente desapareciendo del lugar.
La agente se había retirado del lugar, también Alex se disponía a irse de la agencia, pero una vez más fue detenido, está vez por Karin y la pequeña Nana.
—¿Ya te vas, Alex? —preguntó Karin.
—Sí, tengo que hacer algunas cosas, pero aprovecho que te veo para agradecerte —dijo Alex haciendo una reverencia.
Aunque su lenguaje la mayoría del tiempo era vulgar, y que pocas veces se metía en problemas ajenos, Alex sabe perfectamente dar las gracias a aquellas personas que lo ayudaban teniendo una razón o no para hacerlo.
—¿Eh? ¿Porqué? Yo no hice nada, al contrario, yo debería agradecerte por haberme ayudado en aquel momento —dijo Karin.
—Tal parece que tú testimonio ayudó a que salga impune de las lesiones que provoqué a los tipos esos, así que gracias a tus palabras no tengo que pasar la noche detrás de una reja.
—No hay de que, es lo menos que podía hacer por la persona que me defendió aun sabiendo lo que implicaba ayudar a un extraño, gracias —respondió Karin.
—Pero. ¿Qué fue lo que les dijiste? me sorprende que por un solo testimonio haya salido impune.
—Ah sobre eso, quisiera comentártelo, pero no aquí, salgamos de aquí y te lo digo afuera —dijo Karin.
—Está bien, salgamos de aquí.
Alex, Karin y la pequeña Nana habían salido de la agencia, decidió acompañar a las chicas hasta su casa para evitar que vuelvan a ser asaltadas o acosadas, y también en parte porque necesitaba información para poder sobrevivir en este nuevo mundo y no llamar demasiado la atención por el momento, la pequeña Nana estaba justo en medio de Alex y Karin, ella iba agarrada de la mano de su hermana, intentó tomar la mano de Alex, pero discretamente se rehusó a hacerlo.
Durante el camino, Karin le comentó lo que les dijo a los agentes.
—Primero tengo que preguntarte algo —dijo Karin.
—Está bien, puedes preguntar lo que quieras —contestó Alex.
—¿Eres un reencarnado? —preguntó Karin sin más rodeos.
—¿Un reencarnado, que rayos es eso? ah, espera, no, mejor no me digas, por la palabra ya me doy una idea, ¿Cómo llegaste a eso? —preguntó Alex.
—Verás, en ocasiones un poco especiales, aparecen personas de la nada, las cuales dicen venir de otro lugar, otro mundo, a estas personas los llamamos reencarnados —explicó Karin.
—Gracias por la información, pero. ¿Cómo supiste que yo no soy de aquí? —preguntó Alex nuevamente.
—Normalmente, la manera más común con las que se encuentran estás personas es por qué terminan cometiendo un delito, debido a que no saben nada de las leyes que rigen este mundo, este delito la mayoría de las veces es por ayudar a desconocidos, o por usar su habilidad en vía pública —explicó Karin.
«En este caso, cometí los dos crímenes comunes, sin embargo, provoqué daño grave a uno de esos idiotas rompiéndole la costilla, con eso supongo que tendrían que pensar en tener cuidado conmigo, pero ¿Por qué no lo hicieron y me dejaron libre?» pensó Alex.
—Al inicio tuve mis dudas, pero cuando vi que no sabías de las habilidades, me di cuenta que eras uno —agregó Karin.
—Ya veo, entonces les comentaste esto a los agentes y decidieron dejarme libre —dijo Alex—. «vaya manera de encontrar personas especiales, con esto me doy cuenta que las personas que llegan a este mundo en su mayoría son personas con complejo de héroe que ayudan a damiselas en peligro, maldición, suficiente tenía con lidiar con Seigi, ahora tengo que aguantar a otros 15 como él, menuda porquería».
—Otra cosa que los caracteriza es que todos son humanos —agregó Karin.
—¿Qué? ¿Acaso ser humano es un rasgo especial? —preguntó Alex.
—La verdad es que en la actualidad la mayoría de la población son semihumanos, ya sabes, personas como yo y Nana, que tienen orejas o una cola de algún animal —explicó Karin sujetando su cola con la mano derecha y acariciando las orejas de Nana con la izquierda.
—¿Pero cómo demonios es que surgió está combinación, acaso fue por culpa de un “Amante de los animales” que decidió cruzar la línea? —preguntó Alex con una ligera expresión de asco.
—Por favor no digas esas cosas frente a Nana, aun así, no fue por lo que dices, bueno, no tanto, e-el caso, son pocas las familias conformadas solo por humanos, por ejemplo, me sorprendí al ver que la agente que llegó a ayudar era humana, pero por lo que sé, su abuelo es un reencarnado —comentó Karin.
—¿La conoces?, no me parecía que fueras tan cercana a esa chica —dijo Alex.
—Solo la conozco de vista, debido a que es humana, es muy Peculiar que haya uno en la ciudad, por lo que obviamente surgen los rumores —contestó Karin.
«Eso explica por qué todos se me quedaban mirando hoy en la tarde, tendré que acostumbrarme a las miradas de las personas» pensó Alex.
Siguieron caminando por las calles mientras que Karin le iba explicando a Alex cosas de sentido común de este mundo, después un tiempo, por fin llegaron a la casa de las chicas.
—Bueno, por fin llegamos, muchas gracias por ayudarme hoy, si no fuera por ti no estaría aquí ahora —dijo Karin.
—¡Muchas gracias por defender a mi hermana de esas malas personas! —dijo Nana con mucha energía, aunque ya era tarde.
—No hay de qué, pero antes de irme, quiero preguntar una última cosa —dijo Alex.
—Claro, ¿de qué se trata?
—¿Ahora que rayos hago? ¿Los reencarnados no tienen algún tipo de obligación o beneficio en este lugar?, quisiera saberlo para poder seguir bien y no meterme en más problemas —preguntó Alex.
—¡Ah!, cierto, casi lo olvido, estaba tan entretenida en la explicación que olvide decirte lo otro que me dijeron los oficiales —contestó Karin sobándose la cabeza.
—Por lo menos lo recordaste ahora, muy bien. ¿Qué fue lo que dijeron los oficiales que hiciera? —preguntó Alex.
—Cómo acabas de llegar a este lugar, tendrás que ir a la agencia de policía y hacer un curso de capacitación para que puedas ser reconocido como ciudadano y así puedas entrar a establecimientos tranquilamente sin miedo a que los agentes te arresten, esta capacitación es obligatoria, si no la haces y te vuelven a atrapar, no se te identificará como ciudadano y pasarás el resto de tus días en la cárcel —dijo Karin.
—Maldición, ni siquiera me dejan elegir, bueno… supongo que tendré que ir mañana para poder vivir en paz en este lugar.
—En la capacitación te explicarán mejor las leyes y tus derechos como ciudadano, así que no faltes, es muy importante para tu seguridad —dijo Karin.
—Está bien, ten por seguro que mañana iré y aprobaré fácilmente ese curso —contestó Alex con confianza.
—Más te vale, si te arrestan de nuevo mi hermana se pondrá triste —dijo Nana que estaba callada hasta ese momento.
—¡Oye, Nana!, ¡No digas nada que yo no dije! —exclamó Karin sonrojada.
—No te preocupes, no quiero que ese hermoso rostro se ponga triste por mi culpa —contestó Alex con voz suave y una ligera sonrisa.
Karin no pudo evitar ponerse nerviosa ante aquellas palabras y empezó a expulsar humo por la cabeza.
—Cielos, y tú siguiéndole el juego, solo me hacen ponerme roja —dijo Karin sonrojada y nerviosa.
—Jajaja, perdón, es inevitable hacerlo ante tan tiernas reacciones —respondió Alex. «Cielos, qué asco doy ahora mismo»
Alex se despidió de Karin y la pequeña Nana, dio media vuelta y se fue del lugar.
Mientras iba caminando rumbo al hotel, Alex reflexionó de todo lo que pasó este día.
—Vaya primer día en un nuevo mundo, demonios, estuvo cargado de tanta información que me duele un poco la cabeza.
Después de una caminata, Alex llegó a un parque y decidió tomarse un descanso en una de las bancas de por allí.
—Tch, me duele todo el cuerpo, esos recipientes no eran nada cómodos, y ni hablar de la pared, ese maldito gorila sí que tenía fuerza, bueno, seguramente era parte de su habilidad, o de su raza.
—Ahora que lo veo, el dinero que me dieron seguramente no alcanzará para hospedarme si quiera una noche en algún hotel, supongo que tendré que descansar en una banca de este parque —dijo Alex recostándose en la banca.
Ya estaba en proceso de quedarse dormido, pero para su suerte, alguien lo interrumpió; eran dos chicos, parecían alrededor de los veinticinco años, uno tenía el cabello rubio con orejas de zorro, mientras que el otro era castaño con cuernos y orejas de cabra, estos tipos empezaron a amenazarlo.
—Oye, idiota, ¿No sabías que todas las bancas de este parque nos pertenecen? ¿acaso quieres problemas? —dijo el chico rubio.
—Aaahhh… está ciudad está llena de estúpidos engreídos, que molesto —susurró Alex.
—¿Qué? ¿Te quedaste sin aire para responderme? ¿Quieres llorar, niñato? —exclamó el chico rubio.
—No, no quiero llorar, es más, creo que lo que quiero es que se larguen de aquí y me dejen descansar, este día no ha sido muy bueno que digamos, y mañana puede que esté peor, así que fuera de mi vista antes que me enoje —dijo Alex dándose vuelta en la banca, dándoles la espalda a los tipos.
—¡¿Eh?!¿te crees en la posición de amenazarnos? ¿quién te crees que…
Antes de que terminara, Alex lo agarró de la camisa y le dio un golpe con la rodilla, lanzando al piso al chico rubio, que terminó sangrando mucho por la nariz.
—¡¿Qué crees que haces imbécil?! ¡considérate muerto! —dijo el chico castaño.
El hombre castaño lanzó un golpe a su rostro, pero Alex, ahora más que enojado, detuvo con su mano el golpe del chico, y acto siguiente le rompió la muñeca, después lo pateó en el estómago, lanzándolo al piso.
—¡Aaaahhhhgggg! ¡Mi mano! ¡Me rompió la mano! ¡Aaahhhhggg! —gritó el chico castaño.
El chico rubio intentó levantarse, pero antes de poder hacerlo, Alex lo volvió a azotar en el suelo de un pisotón.
—¿Adónde crees que vas? Pero si el show apenas comienza —dijo Alex con una sonrisa psicótica en el rostro.
—Sabes, es gracioso ver cómo la presa intenta desesperadamente atacar a su depredador, con la esperanza de poder vencerlo, pero… fracasa en el acto, ya que no tiene la fuerza suficiente como para hacer lo mismo que su depredador, eso se ve reflejado ahora mismo, dos presas intentan atacar a su depredador sin saber que lo es, ¿qué crees que hace el depredador al ver que sus presas se están sirviendo solas? ¿qué crees que haré ahora mismo? —dijo Alex aun con la misma sonrisa.
Alex empezó a patear al chico en el pecho repetidas veces, disfrutando de cada una de las patadas; después lo tomó por la camisa y le dio otros tres golpes en el rostro, y como final lo lanzó, sofocándolo en el impacto al suelo.
—Aaaahhhh… aún después de esto, no me siento aliviado, y creo que una banca no va a ser muy cómoda, así que… ¿Qué tal si me das todo el dinero que llevas encima? así podré dormir en una linda y acolchonada cama —dijo Alex, que aún estaba sonriendo.
—N-no te voy a dar nada, maldito loco —respondió el chico rubio.
—oh no no no no no no no, creo que no me entendiste, no te estoy preguntando, te digo que me darás tu dinero, tú y tu amigo, y para que veas que no estoy jugando, aquí un pago por adelantado —dijo Alex soltando una pequeña risa.
Alex tomó la mano izquierda del hombre y rompió todos y cada uno de los dedos.
—¡AAAAAAAHHHHH! ¡Mi mano! ¡M-mis dedos! ¡Todo está roto! ¡Maldito monstruo! ¿Qué me hiciste? —gritó el hombre.
—¿Que qué te hice? ¡pero si lo acabas de gritar! te rompí todos los dedos de tu mano izquierda, y la verdad, me siento con la gana de romperte los demás dedos de tu mano y pies, pero con los gritos que diste, probablemente no tenga tiempo, ¿qué te parece si tú amiguito y tú me dan el dinero que traen encima a cambio de sus demás dedos? es una buena oferta, ustedes podrán seguir contando mientras yo duermo en una maravillosa cama —dijo Alex ahora un poco más relajado.
Sin pensarlo dos veces, los chicos le lanzaron a Alex todo el dinero que llevaban encima.
—Así me gusta, veo que no eran mocosos cualquiera, fue un gusto hacer negocios con ustedes, antes de irme, una cosa más —se acercó al hombre de pelo castaño y lo levantó del cabello—, si algún día me los vuelvo a topar, rueguen a dios que esté de buen humor, por qué si no es así, después del encuentro no podrán ni siquiera hablar, sin nada más que decir, me retiro a descansar —dijo Alex dando unos pasos atrás para alejarse un poco.
—Casi lo olvido, ni una palabra a las autoridades ¿Capicci? —dijo Alex con un rostro demoníaco.
Ante tal amenaza, el chico se desmaya del terror, y Alex se retira del lugar.
Después de una larga caminata, Alex por fin llegó a un hotel, pero antes entrar se lavó las manos de la sangre en sus nudillos, una vez limpio pagó el hospedaje, le entregaron las llaves de su habitación; subió al ascensor y mientras llegaba al piso respectivo, recordaba la paliza que le dio a los tipos de la mañana y de hace un rato mientras reía a carcajadas. Cuando llegó al piso las risas desaparecieron y entró tranquilamente a su cuarto.
Cuando entró colgó su chaqueta en el perchero y se sentó en la cama, una vez allí, cuenta el dinero que le sobró.
—Perfecto, me queda suficiente dinero como para comer mañana, lo único que hoy entro a mi estómago fueron esa comida enlatada que me dieron en la agencia de policía, así que mañana seguro estaré muerto de hambre —dijo Alex mientras se guardaba el dinero en su cartera.
—Bueno, más vale que me eche a dormir, que mañana será un día maravilloso —dijo Alex acorrucándose en su almohada para ponerse a dormir.
Y el primer día en el nuevo mundo por fin llegó a su fin.
Fin del capítulo 3.
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