EL ASESINO DE DIOSES (Volumen 1) - 20
«La orden Templaría te necesita, enlístate y únete a la santa cruzada» Dictaba la publicidad del cartelón en el que se mostraba una fotografía de Clint recubierto en la armadura a primer plano, apuntando al dedo a la carama. A sus espaldas las alas estaban dobladas, difuminando la bandera de la sagrada espada en efecto de ondeo.
Al lado estaba otro anuncio parecido pegado a la pared, en este se proyectaba a una mujer de cabellos plateados y tez morena en uniforme del ejército Templario del rango de inquisidor, adornado por franjas doradas. El puño estaba pegado al pecho, justo sobre el corazón en saludo militar. Ella estaba en el principal enfoque de la imagen. La acompañaba casi de fondo un batallón de soldados en posición de firme sujetando rifles y en el cielo adorando por estrellas doradas en el umbral del atardecer sobrevolaban fragatas aéreas.
En un tercer cartel eran un grupo de cruzados a la orilla de un risco, cargando entre toda la bandera de la santa espada, en la que se plasmaban blasones del fénix de Lazarus, el pegaso azul de Rhodantis y la estrella de ocho puntas sobre un engranaje dorado de Santus.
En cada pared de las casas antiguas de bloque cubierto de cemento, y otras de lámina corroída en manchas de oxido. Los que no es un hogar, son establecimientos como cantinas, talabarterías y tiendas de abarrotes tapizadas por propaganda de la orden. Incentivaban a los jóvenes a unirse por medio de un código de cubo al pie de los anuncios.
—Están en todas partes… —dijo Sheila en sangre pesada, al verse acalorada por la gruesa túnica de cuello alto con capucha adicionales a la indumentaria.
En lugar de la cambiante piel humana a reptil, se acercaba a la de un cerdo debido a los cantaros de sudor que transpiraba. Odiaba usar ese tipo de ropas, y detestaba aún más no poder oponerse a una promesa dada a la familia Nemea Regulus.
Fuera de los puestos de la milicia, en lugares de alto índice de discriminación debía resguardar las apariencias. Podía ocultar los cuernos dada sus capacidades cambiantes, limitadas al no poder enmascarar todavía los otros rasgos inhumanos que la componían, los cuales son el color de piel, las orejas puntiagudas, los colmillos, la lengua partida, el color y la forma de los ojos de reptil.
Una habilidad que los dragones y abismales compartían, en el que Sheila aun verde en ese aspecto, carecería de destreza. Aquello ocasionaba cierto retorcijón de incertidumbre en la dragona, el pensar en el posible vínculo entre ambas especies, trataba de mitigarlo al recordar que otros mutantes, como las bestias poseían capacidades de transformación parecidas.
Sheila no se avergonzaba de lo que era, normalmente andaría expuesta y hasta con los cuernos al aire por las calles de Griffía. No importaba si estaba en los barrios bajos, iba protegida por el medallón que la identificaba como guardiana.
Debido al incremento de agresiones en inhumanos por parte de algunos transeúntes, se ha visto obligada a tomar estas medidas. Los grafitis en los edificios de la zona antigua lo delataban, se veían escritos en letras rojas y purpura como: «Dios odia a los inhumanos» «fuera al fuego oscuro» y «muerte a los inhumanos». No estaba de humor como para tener un encontronazo por parte de civiles intolerante, y acabase presa al responder.
Entre los mensajes de odio se colaban otros contrarios: «Larga vida a la reina de corazones» «abajo la esclavitud» y hasta en algunos de los mensajes se tachaba la palabra inhumanos agregando algo que cambiaría todo el significado, más sin embargo era el mismo, «muerte a los Templarios».
Sheila lo sabía, eran las ascuas de una rebelión aun mayor, al engendrarse células malignas propagadas como un cáncer en el sistema político Templario. Las manifestaciones y disturbios en las ciudades de la alianza se han elevado, ningún bando parecía ceder causando divisiones de facciones, debilitando el poder militar, mostrándolos vulnerables al posible ganador del choque entre El libre pensamiento y el imperio Fainalfaru.
—La edad de los credos se acerca a su fin… —pronunció Sheila, tal como ocurrió con el imperio Drakonis, pareciese la venida de una segunda caída y lo que surja de las cenizas, podría ser algo peor de lo ya establecido.
Continuó caminando pasando de largo un cartel resaltante entre todos, se presentaba a Clint en pleno vuelo de una leyenda chispeante adornada por estrellas, junto al código de reclutamiento: «Traigamos nuestra redención».
Pasó a través de un puente de piedra de bordes corroídos por la maleza, pasando sobre las turbias aguas del drenaje. Gran parte de los caminos estaban hechos por terracería, en lugar del adoquinado.
Gallinas y perros corrían por las calles, perseguidos por grupos de niños vestidos en harapos, salidos de callejones o de casas en eterna obra negra. Indigentes e infantes se acercaron a Sheila a pedirle limosna y en indiferencia les arrojaba una que otra moneda.
Los sentidos elevados fueron la condena, era sacudida por oleadas de un coctel de hedores a orines, alcohol barato, humedad y comida condimentada poco higiénicos venidos de puestos que cocinaban la carne al aire libre, soltando vapores blancos.
De entre las casas a lo lejos se veían los grandes cuerpos industriales, liberando torrentes negros salpicados de parpadeantes destellos azulados. Tal tormenta ascendente llenaba en penumbras el lienzo azul.
El camino de Sheila la llevó a un puente que atravesaba un riachuelo y conectaba con un terreno cubierto por graba y hierba, sobre un islote. Al atravesar la plataforma, llegó a una entrada en forma de arco con un letrero del que se dictaba «Taller Ivaldi».
Pilas de vieja chatarra se alzaba en pequeños cerros por toda la propiedad: restos de autos, golems y partes de maquinaria industrial desechada, recogidas por el propietario de deshuesaderos reutilizando las piezas aun servibles como artículos de segunda mano.
La necrópolis de metal se dividía en un amplio sendero, culminante en una humilde edificación de ladrillo. Adjunto a la edificación se estacionaban tres vehículos dejados por clientes, y un remolque sin llantas usado como bodega, en el que se guardaban repuestos a la venta, y alimento para las gallinas juntadas en un corralito atrás de la casa.
El estacionamiento estaba bajo la sombra de una palapa, en las que se alcanzaban a percibir algunas mesas con herramientas de forma desordenada en las que trabajaban tres droides, repartido en el mantenimiento de los encargos.
Uno en forma de esfera cambiaba balatas traseras de un auto. Otro que parecía una estrella de tres picos que, usando sus brazos metálicos, parchaba unas llantas. El ultimo tenía la apariencia de una media luna y cambiaba una banda del cigüeñal de los componentes del motor.
Debido a la demanda de mantenimiento correctivo, y preventivo en vehículos. Las habilidades de Brock no se limitaban en la forja, el principal trabajo que ha tomado desde que se mudó a Griffia, fue la de mecánico y ha contrato jóvenes como ayudantes. La mayoría ha ido desertando en búsqueda de mejores oportunidades, por lo que en la actualidad ha necesitado los golems y personal poco experimentado.
En el campo frente a la casa, estaban los dos guardines junto al herrero. Drake y Brock escrutaban el área, en búsqueda de algo perdido en el cielo. Un misterio aparentemente conocido por Lance, al permanecer despreocupado al mover el brazo diestro en círculos mientras apoyaba la mano zurda en el hombro, desentumiendo la extremidad.
—¡Hey, tú! —La llamó el enmascarado jovialmente al percatarse de la presencia a lo lejos, por lo que no perdió tiempo en advertir—. Será mejor que te agaches, a menos que quieras un nuevo corte de cabello.
Alzando la ceja en extrañeza estuvo por asaltar una interrogante, hasta que frenó el ritmo, y los ojos se abrieron a la par de que las puntiagudas orejas se tensaron. Escuchó el zumbar vertiginoso de un objeto deslizándose en el viento. Por pura reacción se apartó a un costado, tan solo para ver como una sombra negra pasaba por encima de ella, continuando el trayecto implacable en un infinito giro cortante en retorno al hombre quien lo lanzó.
En una pericia impecable, Lance atrapó el objeto con una la sola mano enguantada del brazo diestro estirado y tensado a la altura del hombro en un agarre firme. Soltando una leve risotada entre dientes, alzó el arma para que todo el mundo la viera.
Era una shuriken de un tamaño mayor a lo normal, abarcando enteramente la palma de la mano. Poseía cuatro hojas curvadas en forma de ganchos, conectados por un doble anillo de Magnamis. De un tajo de látigo, los aceros se unieron en una única fila.
—Nada mal, cabeza de media. —Drake chifló, impresionado por el espectáculo—. Casi que hasta me das envidia por no haber pedido alguna de esas cosas. No es como si me hiciera realmente falta, la verdad.
—¿Seguirás presumiendo que creas tus propias armas? —Lo interrumpió el anciano, carraspeando amargosamente, su aliento a alcohol embriagaba—. Te lo diré otra vez, si no logras que una de tus construcciones dure más de una hora, seguirá siendo como oro para idiotas. Mucho brillo, nada de valor.
—Simples, efectivas y duran lo que tienen que durar… —se excusó tajantemente, aferrado de que, si algo funciona, no era necesario moverle.
—Mis felicitaciones, Brock… —dijo al jugar con el arma al arrojar cortes al aire, en exagerados movimientos de pulida habilidad—. Superaste mis expectativas.
—Debo decir que en su simpleza produce una atracción destacable entre los encargos de ustedes. —Brock se rascaba la barbilla al visualizar el brillo del disco, orgulloso del resultado de la obra—. Fuiste el único que pidió una herramienta ofensiva totalmente nueva, usando enteramente el Magnamis. Un buen dicho dice que las mejores armas tienen nombre, ¿pensaste en uno?
—Me gusta el de… luna creciente… —Lance acarició la cuchilla como lo más valioso del mundo, comparable al sentimiento de un padre al hijo que ha bautizado—. Se relacionaría a mi magia de colmillo sombrío al parecer una media luna y… creo que le falta algo de filo.
—Déjame ver… —tomó el arma, revisándola con un lente de aumento—. Creo que tienes razón, le daré un poco de trabajo.
—¡¿Qué carajos fue eso?! —reclamó Sheila, aun acelerada por la impresión—. ¡Por poco y me cortas la puta cabeza!
—¡Sheila eres tú! No te reconocí con todo lo que tenías puesto y … ¿te refieres a esto? —Lance mostró el disco, ignorando el arrebato iracundo de su compañera, aun desbordando el impulso de presumir—. Es una hoja de torbellino, un arma de Nyastha y usada por los umbra y otros asesinos. Son algo costosas como difíciles de conseguir por los territorios Templarios, por lo que mejor aprovechar para forjar uno.
—¡Oh que increíble dato! —En una falsa sonrisa de par en par, se fue quitando de forma brusca la capa, metiéndola a la maleta que cargaba, mostrando la nueva indumentaria y al exponer la cabeza, los cuernos no tardaron en surgir de la frente—. Pero no recuerdo haberte pedido una catedra. Se lo que es tu arma, estuve cuando fue forjada y en su finalización.
Drake parpadeó ante la imagen del traje portado por la dragona. Nunca vio algo parecido, era magnifico en diseño, de una fibra azulada y blindada por piezas platinadas brillantes de Asthartos. Sheila lo vestía en perfecta sintonía al estar echo especialmente para ella. La combinación materializada de lo loteado de tres individuos.
—¡Me quitas la inspiración, mujer! Quise iluminar las incultas mentes… ¿y recibo esas contestaciones? No habrá pastel para ti después de cenar. —En un exagerado drama, fingió indignación—. Estábamos practicando con mi nuevo juguete, así que fue un pequeño error de cálculo que te metieras en el camino. Fuera de joda te pido una disculpa.
—No son juguetes, niño… son herramientas… aprende a diferenciar —habló ásperamente el herrero, al no agradarle la forma en la que clasificaban sus comisiones.
—Y aquí tenemos otro… —tras recibir un codazo por parte de Drake, paró los juegos y se puso serio—. Herramientas de trabajo, dejémoslo así. Tal parece que no soy el único que estrena equipamiento nuevo.
—¿Apenas te diste cuenta? —Se burló Sheila al deducir que se refería a ella—. Ustedes no llegaban, por lo que me fui a hacer mi rutina. No me habría molestado en volver de no ser por el mensaje que me enviaron.
—Magnifico… —pronunció Drake en un leve susurro, albergando cierto orgullo por haber contribuido en la realización de ese resultado. Al percatarse de la experiencia que debía tener, aclaró la garganta disimuladamente desviando la mirada y retomando la compostura—. Veo que traes el nuevo traje… te queda muy bien.
—Por supuesto que sí, Réquiem. —Sheila aceptó el cumplido y siguió—. Pero eso no viene al caso. Dijeron que tenían una misión en la que por fin saldríamos de la ciudad, estoy que me aspen para oírla.
—Y me dicen impaciente… —pronunció sarcásticamente Drake, quien sacó el cubo del cinturón—. Recibimos la documentación del contrato esta mañana, no te vimos por lo que decidimos analizarlos antes y en resumen una abominación ha estado asolando cerca de Arcanote. Aparte Alice nos envió un mensaje holográfico casi a la par, por lo que estábamos esperando a que vinieras para escucharlo los tres juntos. Ahí te contaremos los detalles.
—No perdamos tiempo y pongámoslo aquí. —«ahora que escusa pondrá la señorita perfección para hacerme a un lado».
—¡Espera! ¿dijiste Arcanote? —El viejo intervino, en un tono temeroso y lamentó una oración—. Oh que el viajero la proteja.
—¿Qué tiene Arcanote? —preguntó Lance—. ¿tienes familia allá?
—Mi hija… Megan, ella… ella se fue a trabajar a Arcanote hace un par de años, poco después de que mi esposa pasara a mejor vida y que mi hijo Kail se uniera al ejército. —Una angustia se cernía al relatar la lista de pérdidas, las cuales fueron una tras otra, no quedándole nadie más que una ascua distanciada de brillo en peligro por apagarse al ser devorada por las flamas oscuras de la guerra—. He escuchado de la situación en esa ciudad, han ocurrido avistamiento de monstruos a un nivel alarmante en las cercanías.
—¿Se ha comunicado con ella? —Drake empatizaba ante las dolencias del herrero, no necesitaba ser padre para imaginar el estado en el que se encontraba—. Como cualquier ciudad grande, Arcanote está amurallada. Si se mantiene adentro, no tendrá nada que temer.
—Hemos tenido algunos conflictos y nos distanciamos un poco. Al iniciar la guerra recobramos paulatinamente el contacto. He querido que volviese, pero después de que tomaran Las tres puntas, hubo algunas avanzadillas de los rebeldes que trataron de acercase a Arcanote, y han permanecido ahí después de la batalla por el Tridente. —Confesó desmoralizado en granos de arena, toda la imagen del áspero hombre duro se caía a pedazos como las rebabas soltadas por las piezas al sacarles filo—. Decidió quedarse en Arcanote, debido a que no importaba a donde se dirigiera, toda ciudad del país se vería en la misma situación por los asedios de los rebeldes.
—La gente ha estado huyendo de las aldeas para venir a Griffia, u otras grandes ciudades en los últimos meses… —Sheila se puso a analizar el caso, y al ponerse en el lugar de la hija, no tardó en comprender la postura—. Muchos refugiados no llegan a sus destinos a causa de lo peligrosas que sean vuelto las carreteras.
—Rebeldes, monstruos, incluso simple bandidos… los caminos son muy riesgosos… —Frutado, Brock alzaba la voz paulatinamente al no poder cambiar el predicamento fuera del poder de un mero hombre—. No importa que le haya enseñado este oficio, ella sigue siendo una mujercita y estaría más expuesta que un hombre.
Brock se veía claramente angustiado, lo disimulaba mediocremente al temblar las viejas piernas, menguando el equilibrio llevándolo a apoyar la mano sobre uno de los pilares que sostenía el techo de lámina de la palapa. Cada uno de los guardianes se compadecía del hombre, quien prestó una ayuda discreta.
—Brock… mira, no puedo prometerte nada… —Drake no sabía si era la deuda por la ayuda recibida, en cuanto a la forja del nuevo equipo. Meramente se dejó llevar impulsado por la empatía, al tomar del hombro al anciano y mostró el agradecimiento en un simple ofrecimiento—. No podemos traerla aquí de ninguna manera, sin exponerla. Podríamos darle una rápida visita y nos aseguramos que esté bien, te avisaríamos en cuanto podamos.
—¿Enserio harían eso? —Brock se sobresaltó incrédulo, en ojos abiertos de par en par.
—No lo sé, rojo. Hay mucho riesgo en esa idea. —Lance cruzó miradas con Drake, y en esa breve pausa comprendieron que compartían el mismo sentir de gratitud, solo que el umbra portaba una visión de carácter apegado firmemente a la lógica—. Las comunicaciones en terreno de guerra se ven mermadas para los civiles, a causa de los operativos encubierto de los Templarios… por lo que puede que ahí radica la falta de señal.
—No creo que sea apropiado intervenir. —Sheila se fue por el lado lógico, dura como un helado hielo—. Ustedes bien saben que después de lo de Frenyr somos blancos, podríamos ponerla en peligro si alguno de nuestros enemigos nos localiza cerca de ella.
—Podríamos verla e irnos rápido al comprobar su estado. —Drake siguió engarfiado a esa propuesta—. Pasaríamos más tiempo en el campo que en la misma ciudad.
—Lo lamento, hermano. Creo que esta vez le daré la razón a la dragona. —Lance terminó de afirmar su posición.
—¿Es enserio? Oigan, Brock les hizo equipos bastante buenos. —Drake no lo creía, pensaba que no era ingenuidad o inocencia lo albergado, creía en hacer lo correcto basado en devolver un favor—. Creo que podríamos darnos al menos una vuelta.
—Así está bien, no se preocupes… creo que es lo mejor. Ya veré como le hago, si… sí. —Resignado asintió con la cabeza varias veces, y se volvió a los escritorios a apoyar a los droides.
—¿Brock? —Drake se dirigió al herrero, al mencionar el nombre y en un cruce de miradas dio a entender lo necesario.
—Vayan a la forja… ahí tendrán la privacidad que necesitan. —Fue directo y rápido como una saeta al ser disparada—. Voy a darle un último trabajo a luna creciente, me tomará treinta minutos… y en lo que llega Fabio con el encargo… habremos terminado.
—Te lo agradecemos, si necesitas algo no dudes en llamarnos —dijo Lance y junto a sus compañeros se adentraron a la casa.
Abrieron la puerta de la que sonó un rechinido seco, recorrieron primeramente una sala poseedora de un sillón de anteriormente color blanco, ahora ennegrecido por el correr del tiempo.
Frente al mueble estaba un televisor viejo y al lado de una humilde sucia cocina conformada por una nevera, una mesa con un par de sillas, y un fregadero del que se desprendía una mezcolanza de fuertes olores de comidas pasadas impregnada en las pilas de platos sucios amontonados. Todo en único cuarto del que se conectaba dos tramos de escaleras pegadas, una ascendente que llevaba a los dormitorios y que llevaba a la planta baja en la que residía la forja.
Sheila arrugó la cara en faz juzgante, por la descuidada higiene del solitario anciano y la rancia pestilencia que la obligó a retener arcadas. No podía acostumbrarse a estar cerca del estilo de vida de Brock, las veces en las que María estuvo aquí, la hechicera se puso a organizar todo compulsivamente seguida por Tonatiuh y Valkiria.
Dejaron la sala limpia para vergüenza del herrero, cuyo honor lo hizo dar unas cuantas coronas de oro por el servicio. La ausencia de María no tardó en notarse en la vivienda retornante a la suciedad, a causa de que Brock se enfrascaba en las labores del taller y el desinterés por la organización o siquiera la limpieza diaria de su local. Los otros dos guardianes al ser curtidos en los trabajos de campo, por lo que resistieron la ambientación.
—Me da algo de pena el viejo… —Drake iba adelante al descender las escaleras—. Hizo tanto por nosotros y en su necesidad no podemos ayudarle. Ojalá su hija esté bien.
—No podemos proteger a todos, rojo. Eso nos lo han dicho en la academia y la marcaron como una regla básica. —En esa capa de aparente despreocupación, anidaba la sabiduría en Lance al aconsejar a aquel que ha reconocido como su hermano—. Somos cazadores de monstruos de una agencia con sus reglas y métodos, no héroes. Nos podrá hervir la sangre y pelarnos la carne… aun así ese hecho no va a cambiar.
—Si… —Musitó débilmente, no del todo convencido y sin alternativa se resignó—. No puedo discutirlo.
—Mira, no pienses en eso. —Al llegar al cuarto de máquinas, se detuvieron unos segundos para asimilar esa decisión. Lance tomó el mando, en un actuar cálido y reconfortante—. Seamos positivos, si nos llega la oportunidad podríamos preguntar su nombre a algún soldado que la verifique de lejos. Ya pensaremos los detalles, de momento concentrémonos en el trabajo.
Los guardianes tomaron el camino sugerido por el herrero. En ese lugar se encontraba una mesa y algunas sillas por lo que podrían hablar tranquilamente, bajo el calor de las calderas aun cálidas a pesar de haber sido apagadas desde la ultimación de la luna creciente.
—A todo esto ¿Qué le pidieron a Fabio? —Sheila desconocía del paradero del ayudante de Brock, la última vez que lo vio fue con los droides, y estaban revisando un auto en la palapa.
—Algo que nos levantará los ánimos en la tarde… —Pícaramente Lance mostró un dedo, en señal de silencioso misterio—. Será una sorpresa.
—Lance mandó a comprar una caja de cervezas. —Drake rompió el secreto en completo descaro.
—¡Ah, me lleva el carajo! —vociferó molesto, Lance fue el que lideró la reunión una vez que tomaron asiento—. Son todos unos amargados aburridos, en momentos como estos me hacen extrañar a Alice. Hablando de ella ¿por dónde quieren empezar? ¿el mensaje que nos envió o la misión?
—Preferiría conocer sobre el contrato primero. —Sheila los miró ambos detenidamente unos segundos, el volver a mencionar el nombre de la lideresa, le vino a la mente el cómo fue enviada a la banca por lo que no pudo evitar esa oportunidad para soltar el veneno por una espina que no ha podido sacarse del pecho—. Ustedes ya lo revisaron y no me esperaron…de todos modos ya estoy acostumbrada a ser excluida.
—No de nuevo… —rogó Drake, ya estaba cansado de esa discusión, pareciese haber visto ese ciclo demasiadas veces para su propio aguante—. No estabas con nosotros cuando nos mandaron los documentos, y fue una revisada rápida. Apenas vamos a verlo a detalle.
—Bueno sí, pero… —Sheila se apoyó en la mesa, preparada para volver a soltarse.
—¡No empiecen, cabrones! —No era el único fastidiado de lo repetitivo de esos pleitos—. Les sugiero guardar todas esas ganas de arrancarse las tripas para el enemigo, y no entre ustedes. Iremos por lo de Arcanote, así que presten atención y discutiremos exclusivamente del contrato para acabar rápido.
—Bien… —aceptó Drake, meciéndose en la silla—. Terminemos con esto.
—Seguro… —dijo con desfachatez al recargase sobre la mesa.
Lance colocó el cubo en el centro de la mesa. Abrió el compartimiento del teclado en donde accionó los botones correspondientes, liberando por la cara superior una pantalla holográfica de la que se proyectaba un mapa de la nación del fénix de color azul pálido. La imagen giraba en trecientes sesenta grados a un ritmo lento, iluminando la habitación cual lampara.
—Se nos ha notificado de siniestros extraños y de considerable relevancia en el norte, justo entre las fronteras de Rhodantis y Lazarus… —Oprimió una secuencia de botones, materializando los nombres sobre las coordenadas de cada uno de los lugares mostrados en la ubicación—. Si ustedes no lo saben con exactitud, y me refiero a Drake que pasó a duras penas las clases de geografía en la fortaleza oscura.
—Vete a la mierda, cabeza de media —interrumpió.
—¡Sean profesionales y pónganse serios!
—¡Ja! Bueno, en ese lugar se encuentra la ciudad de Arcanote, estando muy cerca de los páramos fantasmas, un lugar dominado por células rebeldes.
—¿Qué clase de siniestros? —preguntó Sheila—. Por lo que describiste, debió ser algo muy pesado como para que nos necesiten en lugar de enviar a la milicia local.
—¿Recuerdan lo que nos dijo Dante sobre los vampiros? Pasó lo que temía, se le salió de las manos y se nos vino con una pequeña intriga. —Lance sacó de la maleta que cargaba una carpeta, arrojándola frente a Sheila—. Las víctimas se han contado a una cifra en ascenso superior a las sesenta reportados, al menos de lo poco que se pudo recuperar de los restos.
» Verán… caravanas de refugiados en los caminos y campamentos de soldados han sido asaltados por una fuerza desconocida, dejando vehículos hechos pedazos en la carretera cercanas a los bosques. Lo único que encontraron los exploradores, fueron forrajes de extremidades mutiladas en charcos de sangre vaporosa embarrada en la nieve. Los grupos militantes que se adentraron aún más en la profundidad de la vegetación a buscar a la abominación desaparecieron, sin dejar rastro.
—Desde lo del colosal los rebeldes han enloquecido —mencionó Sheila al revisar la documentación, junto a Drake—. Gente empalada o colgada de las entrañas en árboles, en esta ocasión dejaron de lado la firma característica, y se fueron por el salvajismo.
—Eso lo llegamos a pensar al principio…. lo desconcertante es que aquello igualmente ha estado atacando campamentos rebeldes. —Drake prosiguió acercándose al teclado, seleccionó puntos en el territorio en donde ocurrieron los ataques, mostrando que se han concentrado y limitado en una única zona—. Lance y yo hemos llegado a la teoría que puede ser un grupo monstruos… quizás un carnivore, necrófagos, una manada de quimeras o bestias demoniacas. Están lanzando ataques múltiples y coordinados en diferentes puntos de un área geográfica, por lo que son varios. En donde ocurrieron la mayoría de los ataques fue en el Bosque encantado, entre Coralillo y los Páramos fantasma. Puede que esté protegiendo su territorio o algo que resguarde en ese lugar.
» Sea lo que sea… lo que lidera la horda… es inteligente, y va por todos los que entren a sus dominios, ya sea Templario o rebelde. Creemos que puede ser un brujo renegado o un Alpha con poderes mentales… aun no estamos seguros, tendríamos que ir a inspeccionar personalmente el lugar de hechos.
—Cerca de Arcanote hay un sendero que conecta a varios pueblos —explicó Lance—, se llama Vía fiestera y se debe atravesar una cadena montañosa conocida como Coralillo, a las faldas del territorio de la abominación. Los refugiados han sido de los más afectados en este conflicto.
—Había un pueblo minero llamado Villa de las cenizas y una refinería ubicada dentro del área, los cuales han perdido todo contacto desde hace unas semanas… —explicó Drake—, poco antes del inicio de los ataques, como si nunca hubiesen existido.
—Sorpresivamente El fuego oscuro supo aprovechar esta crisis y el clima frio, por lo que han empleado una campaña de francotiradores, elevando las bajas de los Templarios y fulminando la moral de las tropas. —Lance mostró fotografías de soldados angustiados en las trincheras, enloquecidos al sucumbir ante las condiciones precarias en las que se han sometido—. Ahí entraríamos nosotros. Vamos a bosque encantado, encontramos al culpable y nos cargamos a ese hijo de perra, para que los cruzados se sigan matando con los seguidores de la lagartija oscura como les venga en gana… y si tenemos suerte, terminará antes de que expiren nuestros jodidos contratos para que no piensen siquiera en renovarlos.
—¿Ha habido supervivientes de los ataques de los monstruos? Sus testimonios podrían sernos útil. —La duda de Sheila fue llenada la ver fotos de gente congelada hasta la muerte en la nieve, al exponerse a las bajas temperaturas durante la madrugada.
—Los que lograron sobrevivir al estar cerca de la muralla de Arcanote, quedaron en estado de shock… los que pudieron medir palabra se volvieron completamente desquiciados —siguió Lance—, no podían razonar, contaban historias de múltiples figuras en las sombras… de muchas formas; nada concreto y caían en ataques de pánico incontrolable, por lo que debían estar medicados.
» El viaje será dentro de cuatro semanas, tendremos tiempo para prepararnos, y seguir con nuestros turnos de vigilancia. Eso sería todo lo que tenemos del contrato por ahora. ¿alguna duda?
—¿Por qué tanto tiempo? —preguntó Sheila.
—Ordenes del comandante de Dante, al necesitarnos por aquí. Han estado llegando materiales a las plantas industriales, y por cualquier contingencia, estemos presentes. ¿alguna otra duda?
—Estoy satisfecho… —afirmó Drake—, cualquier cosa le daré otro vistazo.
—Estoy de acuerdo. —Le secundó Sheila.
—Perfecto… si me lo permiten el siguiente tema a tratar será el mensaje de Alice. —Lance apagó el mapa, seleccionando la aplicación de mensajería, localizando el enviado por la lideresa recientemente—. ¿Pequeño o grande?
—Me da lo mismo… —espetó Sheila apoyando el puño en la mejilla en señal de aburrimiento.
—Pequeño sería apropiado.
Un subidón electrizante escalaba en la piel de Drake, emocionado por ver a su amiga después de tanto tiempo por la guerra, aunque sea por un mensaje pregrabado. Tanto era el anhelo por verla de nuevo, que estaba dispuesto a aguantar las bromas pesadas de Alice.
La proyección se comprimió liberando un torrente de ascuas azules digitales, las cuales se ensamblaban, tomando una encarnación en miniatura de la lideresa de los Einharts, que a los ojos de una niña sería una muñeca. Estaba vestida en trajines compuestos por una chaqueta sobre una camisa, y unos pantalones a juego con unas botas de colores indistinguibles, al ser de un solo color el holograma.
—Saludos mis estimados compañeros. Perdónenme si me ven algo desalineada, he estado trabajando hasta tarde en informes para Trisary, y ayudando en la administración de recursos para las tropas… trabajo puramente de oficina. —Alice lucía cansada al relatar, destilando un enervante estrés contenido apenas distinguible en algunas de sus palabras, mostrando una entrenada inteligencia emocional—. Espero que se encuentren bien, por si se lo preguntan… estoy bien físicamente y que me lleva el Chroneidos mentalmente, por las cosas que han pasado desde que estoy como la escolta del inquisidor Bastean. Si están viendo este mensaje, eso significa que siguieron las condiciones de mi archivo en el que dije que debían estar los tres. Trataré de sintetizar lo más que se pueda, por lo que estén atentos. Son noticias tanto buenas como malas, dependiendo desde que punto las vean.
«Pareciese que ha pasado un siglo desde que he escuchado su voz».
Drake era consciente de que no han hablado por video llamada desde hace tres semanas, debido a la naturaleza de la profesión, cada conversación podría ser la última y esa posibilidad se elevaba al ser espadas rentadas en tiempos de guerra.
En la pasada sesión, Alice había dicho que iba que iba a tener una reunión con el sexto guardián, en el Manzanal. En ese poblado la señal fallaba, debido a la vasta zona rural, dificultando la cobertura de las antenas, por lo que no han logrado restablecer el contacto desde entonces.
—¿Por dónde empiezo? Esa es la parte complicada… bien, como sé que Drake y Sheila son unos impacientes, voy a proceder. Supongo que para estas alturas leyeron el archivo que les envié, antes de ver este mensaje… por lo que me saltaré esos detalles. —Prosiguió tomándose unos segundos—. No tuve la reunión con el sexto guardián, para nuestra suerte si se me informó sobre quién y donde encontrarlo, su nombre es Nicolas Moebius del departamento de investigación. Drake y Lance ya les he contado sobre él, no puedo decir que sea alguien del todo confiable, pero sería prudente como profesional tenerlo cerca para saber que planean los Rhodantianos y toda información del trasfondo de nuestra operación.
«¿El infeliz de su ex amante está aquí?», pensó Drake casi que parándose de la silla por el arrebato.
Drake no lo conocía personalmente, tampoco Lance. Todo lo que sabía sobre Nicolas, ha sido de las palabras pertenecientes a Alice. Lo que podía jurar era que esa relación la catalogaba como toxica, y no terminó en buenos términos.
—Pienso reunirme con él en el Nido de agujas plateadas, una locación donde los Rhodantianos han estado usando como base, bajo las órdenes de la inquisidora Flora. Ese lugar me ha citado para la junta de los señores, hubo un cambio de planes. —Alice iba a toda velocidad al explicar, parecía apurada—. La junta con el rey Salomón ha sufrido cambios, dada a intervención extranjera… se necesitaba de muchos otros eslabones incapaces de venir de manera presencial. Por lo tanto… la princesa Esmeralda sugirió una asamblea holográfica, por lo que no habría necesidad de trasladarnos devuelta a la capital, agendándola para dentro de uno a tres meses después de que mande esta grabación.
—Bueno creo eso de usar hologramas era obvio… pensaría que el viejo lo quería así por no saberle a la tecnología. —Lance pensó en voz alta, lo que le hizo ganarse una señal de silencio por parte de Drake.
—¡Espera, páusalo! —Sheila se levantó de la silla sobre saltada, asustando a Drake por el repentino cambio, y Lance obedeció—. Creo que me di cuenta de algo.
—¿Qué pasa? —Drake se limpiaba el oído con el meñique, aturdido por el vocerrón de la dragona—. Vas a terminar de dejarme sordo.
—¿Qué El nido de agujas plateadas… no está dentro de los dominios del Barón que gobierna de Arcanote? —Aquel dato no fue previsto por Drake y Lance, quienes se limitaron a escuchar lo que tenía que decir Sheila—. ¡Créanme! Este maldito país antes pertenecía a Drakonis, estuve estudiando su geografía antes de venir aquí.
—Veamos que tiene que decirnos Alice al respecto… —Lance reanudo el video, desde el punto en el que se había quedado.
—Ese giro nos ha abierto a grandes posibilidades… —El entusiasmo de Alice parecía elevarse tenuemente—. Se han convocado a figuras de renombre para la reunión, al evitar los riesgos con los hologramas. Entre ellos los señores de los territorios que conforman Lazarus, posiblemente se presente el pontífice de Rhodantis, y miembros del concejo de Santus lo que no se ha confirmado todavía. Lo que nos interesa aquí es lo siguiente, se me ha informado que sea invitado al guardan primario, Francis Hellsinnvan, para tener voz y voto dentro de este evento, debido a nuestra relevancia en el conflicto.
La mención del guardián primario fue una salpicada de agua helada, para los guardianes. Ninguno se esperaba tal revelación, si alguien iba a representar a los guardianes se suponía que era Alice, y al parecer eso no sería suficiente.
El primario actual fue el estratega maestro en la guerra civil, hace más de veinte años atrás. No destacaba por el poderío en combate físico. Lo que le volvía un guardián destacable fue una combinación de mente y audacia, convertidas en poderosas espadas dirigentes para una nación en decadencia. Rara vez salía de Gran centinela, el castillo en lo alto del archipiélago en la capital Glory de Trisary.
Era complicado conseguir audiencias con el primario, dado el antecedente de lo sucedido al monarca pasado. El gobernante se le catalogaba como una persona retraída y paranoica, por lo que se le veía usando una máscara, permitiéndole desenvolverse en ruedas de prensa con total libertad.
El esconder el rostro se volvió una costumbre para los grandes señores, desde los tiempos del viajero. Convertidos en algo más que una persona, los gobernantes se volvían vehículos remplazables de los ideales nacionales. De ocurrir un asesinato, el sucesor portaría el manto si la caída no fue pública. En otros casos se envían dobles a los campos de batalla, en representación de los monarcas y al desconocer el rostro. Se desconocería si esa presencia existió en la degollina.
—Por las manos del viajero… —pronunció Lance en un hilo de voz, debido a la impresión.
—De venir nuestro señor, intentaré tener alguna palabra con él sobre nuestro contrato. —La esperanza representaba a Alice en ese mensaje. Aun si las posibilidades recibir algo concreto por parte del primario no los favorecían, no perdían nada por intentarlo y el dato detectado por Sheila, cobró por fin relevancia—: No habrá necesidad de reunirnos de nuevo en Griffia al estar el Nido de agujas plateadas de camino de Arcanote.
» Propongo que nos veamos en Planta terror, de ser posible marchemos juntos a bosque encantado o de lo contrario nos veamos al finalizar ese contrato. Mandé un mensaje parecido a María para que una vez se desocupen, lleguen al punto de encuentro. El estar completos, será nuestra mejor estratagema.
Unidos los Einharts regresarían a confrontar a la oscuridad nuevamente, una vez marcharon juntos a la batalla por el Tridente, atravesaron el Pandemónium, escalaron el Colosal y plantaron cara a una divinidad del verde. Reagrupados la moral de cada uno de ellos se elevaría, aun mermados por las diferencias dentro del equipo, elevarían las chances de sobrevivir al contrato por Lazarus.
Comments for chapter " 20"
QUE TE PARECIÓ?