EL ASESINO DE DIOSES (Volumen 1) - 55
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- 55 - Crimen y castigo. El final del juicio de Risha. Parte 1
NT: Hola, chicos. Para que se sienta que la trama avance, decidí traerles el final del juicio después de tanto tiempo; por fin el cierre de mi segundo gran arco del volumen 2, el primero fueron las alas de Sheila. Ya tengo toda la linea del fuego oscuro terminada, pero voy a ir subiendolos cada 15 días a lo mucho. Espero que sea de su agrado, y me digan que les pareció.
—¿Cómo se declara el acusado? —Mahou inició el juicio con esa cuestión.
—¡Inocente, su majestad! con el debido respeto, este juicio es una pérdida de tiempo y una condena sin sentido —dijo Dimitri. Él y su hermana estaban a los lados de la druidesa, sentados frente al trono, a sus espaldas el jurado—. Risha ha presentado un gran servicio como acolito, y después de los grandes Zagreo y Thorken, ella tomó el rol de nuestra líder en el campo de batalla. Por lo que se pide indulgencia y comprensión… ella cometió el error de no llevar apoyo a la morada de Frenyr, de lo contrario habría vencido a los guardianes.
Murmullos resonaron de entre los espectadores, conformado en su mayoría por embajadores de los brahamur, y personal de la ciudadela.
—Un error que costó vidas. Risha cumplió una gran labor… lo que no resta la gravedad de esa imprudencia; perdimos nuestro mejor elemento y ha atrasado nuestros planes. —Mahou inclinó la cabeza hacia el fiscal—, pueden comenzar a traer a sus testigos.
—Como usted ordene, su señoría.
Nyx chasqueó los dedos y de uno a uno pasaron los testigos de cada lado de la balanza. Soldados de distinta división, cada uno contaba su punto de vista durante la batalla por el Tridente. Aparecieron versiones que encajaban, unas mostraban discrepancias y acaban en discusiones abiertas.
Hubo quienes relataron versiones adornadas, específicamente para perjudicar a Risha. Decían cosas de escucharla jactarse de ser superior a todos los acólitos, de ser más grande que la reina, debido a su estatus de santa. Puras falsedades provenientes de fanáticos resentidos, aquellos que alguna vez la adoraron por ser la médium del titán, y en su carecían la apuñalaron por la espalda.
En silencio los escuchó, recordaría sus rostros y de librarse de una condena nefasta; cobraría la traición. Falaris entró al estrado, como representante de las ninfas, sacerdotisas de Syltas. Ella resaltó el valor de su hermana, afirmando que ignorar al verdadero enemigo los condenaría.
—Honrar y llorar una perdida en lugar de enjuiciar a quien antes de ser santa, es mujer y sufrió en sus propias carnes sus errores. —Falaris limpió las lagrimas en desahogo, y terminó el testimonio antes de romperse.
Una flecha de conciencia atravesó el pecho de Risha, nunca se victimizó, reconocía el error en todas sus formas y olvidó lo imperfecto de los seres consientes. Su labor de santa la apartó de esa posibilidad. Dimitri caminó en dirección al testigo sentado en puesto entre el público. A su lado iba Nyx en el papel de fiscal. En el estrado se quedaron Risha con la compañía de Griselda.
—Proceda a dar su versión de los hechos, brahamur Premoute Pehorn.
Inició Nyx en una sonrisa de oreja a oreja. Disfrutaba a cada segundo del juicio acompañada por dos droides flotantes, ayudándola a guiarse por sensores conectados al casco.
El brahamur era un hombre de apariencia madura, y salvaje porte guerrero. Cubierto de piel cobriza y abundante barba trenzada. Larga cabellera negra salpicada de mechones cenizas. Rasgos entre humano y oso. Orejas puntiagudas, ojos oscuros además de pobladas cejas. Tenía una cabeza ancha como su complexión robusta, de pesada musculatura al medir poco más de dos metros. Colmillos sobresalían inferiores sobresalían de su mandíbula inferior. Pieles de oso negro conformaban su traje, ajustada por una faja de cuero en la guardaba una pistola ornamentada.
—La acolita Risha ordenó retroceder por el comunicador… —habló—, cambiantes y normales acatamos la solicitud. Se suponía que el titan a todo su poder se usaría en un momento determinado, durante la invasión a la capital.
» Pensamos que enviaría a sus hijos… la llegada del colosal al consumir la biomasa de los caídos no fue suficiente, durante la mutación del ambiente terminó por alcanzar a muchos de mis tropas. Sus muertes fueron en vano ya que perdimos al titán y el territorio.
—A eso lo llamaron daño colateral. —continuó Nyx—, yo lo llamaría imprudencia y poco apego a la vida de sus aliados. Podré ser la última persona en la lista que impondría ese tipo de valores, no tienen que recalcármelo… pero honro la reciprocidad en una alianza.
—¡Su supremacía! —Dimitri interrumpió tajantemente—, la fiscalía está proyectándose y manipula al jurado.
—A lugar… —dijo Mahou.
—¿Usted como lo llamaría, señor Premoute? —preguntó Nyx, sin borrar esa enorme sonrisa de dientes blancos.
—Traición e incompetencia. Mi clan era de los últimos fieles al dragón negro. Tuvimos que doblar la rodilla para no caer en la esclavitud y exterminio. —Los ojos de Premoute reflejaban intenso odio, en un semblante oscurecido centrado en la druidesa. A cada segundo la apuñalaba en sus fantasías, y generaba en ella un frio invernal—. Vivía como gobernador de una ciudad llamada Casa de osos, bajo la orden de Caelus Lazarus.
» Envenenaban nuestras creencias a los viejos dioses, como nuestros alimentos con hormonas para disminuir el número de cambia pieles puros y dotados con el don; reducirnos a ser como ellos los normales. Hemos tenido que someternos al incesto y a procesos de mutación clandestina por parte de brujos biomantes en secreto, con tal de que mi familia no perdiese todo su poder; dándonos repulsivos resultados.
» Nos obligaban a entregar tributos para fines bélicos como gran parte de las cosechas. ¡Si hubo un levantamiento en armas, era por algo más que esto! Parte de mi gente fue vuelta un sacrificio, y por los recientes eventos hemos estamos considerando volvernos nómadas para partir a El libre pensamiento, con todos sus horrores que seguir una causa perdida.
—No hay más preguntas. —Nyx cerró el turno bajando a su testigo del estrado.
—Llamo al brahamur de los Trigaris, Cotleck Trigar. —Griselda sacó su carta en contramedida, y el susodicho cambió de lugar con Premoute.
—A su servicio… —Cotleck bajó de las gradas para tomar el lugar protagónico, en una silla a la par de la jueza.
—Usted formó parte de la campaña del Tridente ¿no es así? —Griselda caminó delante del testigo.
—Es correcto… —contestó—, mi gente participó activamente en la evacuación junto a los Strokers.
—Lo recuerdo… acabamos con varios jeagers que nos perseguían. —Griselda rememoró esa guerrilla—, ¿estuvo igualmente en la primera línea?
—Los Trigaris destacamos por ir de frente sobre el enemigo. —Cotleck asintió sincero, orgulloso de las costumbres del pueblo—. No abandonamos una pelea, de no ser la última alternativa.
—Eso significa que estuvieron al lado de los Pehorn. Acataron la retirada ¿no es así? —Entró Dimitri, ambos hermanos se miraron de reojo en una faz maliciosa compartida.
—Lo afirmo, recibimos la orden de retirarnos y eso hicimos.
—Supongo que el jefe Premoute hizo lo mismo. —Griselda se encogió de hombros, en una inocencia sínicamente falsa.
—No. —La negativa sembró la creciente rabia en Premoute—. Ellos ignoraron las ordenes, y mantuvieron la posición gritando que se llevarían la gloria. Retrocedieron cuando las raíces del titán aparecieron.
—¡Les dimos cobertura, puto infeliz! —La audiencia contuvo al hombre, intencionado de ir a empezar un enfrentamiento en pleno juicio.
—¡Orden en la corte! —vociferó Zagreo—, si queremos construir una nación real… nos acataremos a ser civilizados. Llamo a Risha Spriggan al estrado.
—Mi señor… —Risha miro de reojo a Falaris, que se veía pesadora de todo lo que sucedía y temía que a ella la involucraran de alguna manera—. He tenido suficiente.
La druidesa se colocó en el estrado una vez que Cotleck bajara, este no la miró ni por un segundo al pasarla de largo. Risha simplemente lo asimiló sin medir protesta ante la indiferencia, dejando en claro que expuso la versión atestiguada, además de una deuda por la asistencia de los Strokers a los felinos en la retirada, no una simpatía por ella. No todos perdonaban la pérdida del titan elemental.
—Vamos. —Risha se sentó en el estrado delante de todos los presentes, podía contarse por cientos de ellos. La juzgaban en silencio a la espera de su propia defensa.
—Señorita Risha… —Nyx se paró delante de ella, invitándola a desafiarla—, se nos ha dicho que usted tiene una propuesta… quisiera conocerla, ¿puede convencer a todos los presentes que debería seguir en respirando?
—Los convenceré que debo seguir en mi puesto… —Sin un brazo, tuerta y mal gastada mentalmente, no significaba la derrota de su espíritu de lucha.
—Fuertes declaraciones. —Chifló Nyx, del visor se reflejaba el estado demacrado de Risha; una imagen grabada para siempre en ella—. Cuéntenos, los micrófonos son todos suyos.
—Solicito primero que me quiten el collar inhibidor. —La demanda de Risha retumbó en la sala del trono, y escandalosas discusiones devoraron a los testigos.
—¡Orden! —Mahou usó poder psíquico para calmarlos, sentido como una oleada de aire caliente expandido por el área.
—Lo que pide es bastante… problemático —dijo Nyx.
—Y es para empezar, no pretendo causar ninguna agresión. —Risha no cambió de idea, era parte de su plan y el sentirse viva de nuevo—. Estoy rodeado entre los brujos más poderosos del planeta; sería una estúpida si intentase algo en mi estado.
—Risha ha probado su lealtad a lo largo de los años. —Intervino Zagreo—, nunca dudó en sacrificar la carne por la causa. Por mi parte concedo la moción, y solicito el permiso para abrir el collar.
—Lo permitiré.
Mahou chasqueó los dedos, y los carceleros que resguardaron la puerta de Risha introdujeron la llave en el grillete. El resonar de los engranajes, hizo estremecer a la elfina, y el sentir su cuello libre de las ataduras la hizo respirar aire fresco; inundada por un alivio, el respirar de nuevo genuinamente jalando la cabeza hacia atrás en profunda tranquilidad. Fue como si una venda fuese retirada de los ojos cegados, un sentido recuperado, una extremidad restaurada.
Opositores y aliados guardaron espacio, expectantes de las próximas acciones de la acolita hincada en el centro del salón. Sintió como algo en ella regresaba, fluía y la inundaba; el invierno acabó en sus adentros. Al abrir los ojos sintió la frescura, una caricia de amante en la mejilla, sus músculos retomaron su fuerza y se sintieron ligeros cual pluma, inconscientemente levitó unos centímetros, lo notó al ser apuntada por los punteros laser de las lanzas relámpago en manos de elfos;
Su única mano se levantó en señal de calma. Un cosquilleó se sintió en el interior del muñón amputado, una raíz minúscula que serpenteaban y acariciaba el hueso como la carne cicatrizada. Al principio una, dividida al segundo en muchas alargadas y enredadas por fuera de la cicatriz, agarrando una forma en segundos; su implante del verde observado abrir y cerrar una mano que por fin sentía nuevamente, no como un fantasma ante el ojo sano y artificial derramando lagrimas; bajo la amenaza de las lanzas que no podía importar menos para ella.
—¿Cuáles son sus propuestas? —La paciencia de Mahou pendía de un hilo.
—Para allá voy, su majestad.
Renovada, Risha chasqueó los dedos lo que hizo a los gemelos traer del público a tres medio elfos fieles a su liberación; colocándolos los unos a lado de los otros para vista completa de todos en el jurado.
—¿Nuevos testigos? —preguntó Nyx, intrigada.
—Para nada… chicos, procedan. —Risha guardó espacio.
Runas de transformación brillaron en los trajes verdes, hechos de hoja y pieles de bestias, envolviéndolos en la brumosa niebla, al esparcirse surgieron una hibridación entre un tipo de insecto blindados en exosqueleto parados de forma humanoide; su apariencia hostil contrastó al arrodillarse frente a la reina, ante las lanzas relámpago que los tenían en la mirada y el escandalizado público.
—Tienen toda mi atención. —Mahou se paró de su trono, bajando las escaleras para observar detenidamente a los especímenes.
—Los llamo elfectos —Risha los presentó—, aquellos con sangre de elfo mutados de los capullos del árbol magna, producidos por la semilla bendita dejada por el titán, resguardados en mi gueto; Floriana. Puse en pausa ese proyecto al desarrollar el avatar de Frenyr, posterior a la batalla por el Tridente, me dediqué a concluir las pruebas con voluntarios; en su mayoría lisiados de guerra e híbridos.
—¿Cuál es el margen de éxito? —Mahou quería saber todo de estos seres.
—Es como el ritual de los cristales, de cinco puede que dos serán exitosos… es voluntario, nadie será obligado; pero eso no es todo. —Risha alzó su brazo a la altura de su cabeza, cambió de forma estirándose por sus raíces vivientes en un sonido, crujió y se estiró tomando una apariencia similar a la garra del avatar de Frenyr, ante los ojos del público a los cuales se dirigió—: cometí un grave error allá fuera, uno que jamás me perdonaré hasta el día de mi muerte. Merezco un castigo, solo pido uno que me permita seguir peleando y morir por la causa.
El juicio se prolongó por otras tres sesiones lo largo del mes. Se discutieron la eficacia de las bendiciones dejadas por el titan antes de morir; entre ellas plantas medicinales que tratadas en pócimas podrían sanar enfermedades y heridas. Estos productos serían usados para el comercio, con los otros países para garantizar el éxito a la rebelión. Solo existía un detalle, recuperar el colosal al necesitar de los restos del titán, que abarcó una montaña para que todas esas plantas crecieran.
Al ser Florina un lugar bendecido por ser el sitio donde se creó el avatar de Frenyr, antes de la caída; necesitarían un ataque poderoso al Tridente, resguardado celosamente los Templarios al tener en sus manos un vasto yacimiento de cristales y el símbolo de su victoria sobre los que llamaban paganos. Poder militar que a los rebeldes faltaba, al solo poder oponer resistencia más no un ataque contundente, a menos lo que sabía fuera del círculo de la reina.
—Todos de pie. —Todos los presentes acataron la orden de Mahou, y esta se dirigió al jurado al ser esta la última sesión—. ¿Cuál es el veredicto?
—No hemos logrado ponernos de acuerdo, su majestad —Se pronunció Gustav, como representante.
—De acuerdo a las viejas costumbres; si el jurado no puede decidir y tenemos el tiempo encima, el monarca tomará la decisión final, a menos de que se solicite un juicio por combate. —Mahou suspiró agobiada y tras tomarse unos segundos para pensarlo, dio veredicto—: La acusada Risha Spriggan, por sus servicios se le permitirá volver a ser una acolita, sin embargo, recibiría un castigo a sugerencia de la fiscalía.
—Será desnudada y azotada diez veces públicamente en el santuario de Syltas, flagelada por un látigo de nueve colas. —La pronunciación de Nyx hizo sudar frio a Risha, y palideció aún más al escuchar su ejecutor—. A manos de lord Zagreo Krowler… de no aceptar, tomaré su cargo.
—No declinaré. —A sabiendas de Nyx sería capaz de arrancar la piel de los huesos, para su propio pesar Zagreto tomaría la tarea que partía su alma en dos.
—Perfecto, comenzaremos los preparativos para la ceremonia. —Nyx no hizo esfuerzo en ocultar su satisfacción sádica.
—Es menos de lo que merezco, muchas gracias. —Voz quebrada y ojos desbordantes de lágrimas; Risha bajó la cabeza, hincada en el suelo sin reaccionar a las manos de los gemelos y su hermana, puestos a su altura para abrazarla, consolándola—: agradezco su clemencia, majestad. Si me permite… quisiera una audiencia con usted en privado.
—Será concedida una vez dada la sentencia. —Al estar pode levantarse de su trono, un reclamo furibundo resaltó de entre el jurado.
—¡Ultraje! ¡Esto no puede ser aceptado! ¡Este juicio es un vil pedazo de mierda!
Premoute caminó a pasos agigantados hacia el trono, apartando a todos los que se interpusiesen frenándose ante una fila de guardias apuntándolo lanzas, y a sus espaldas los tres acólitos puestos en guardia.
—Será mejor que guardes tu lengua, Premoute. —Advirtió Natch, al pararse de su asiento con su mano puesta en la empuñadura de la escopeta recortada enfundada—. El juicio terminó, el seguir alargándolo otorga la victoria a los Templarios.
—Mi ciudad cayó, Lican; mi hijo Brion murió defendiéndola y hoy en sus torres la bandera de los Templarios ondea… poco después de la caída del Pomo, estando yo entre los que recogían nuestras ultimas reservas. —El oso irradiaba una sed de venganza reprimida—, pudimos haber ganado esta maldita guerra de haber soltado al titan en la capital, y hoy nos hemos estancado solo a resistir, alargando el final, todo por culpa de esa zorra de verde
» Tenemos una gran cantidad de seres con habilidades que necesitan bastas cantidades de alimento; muchos se han concentrado en saquear pequeñas villas para abastecerse. Ese benefactor secreto va a tener un límite, y además de no contarnos su identidad… no sabemos que saca con esta guerra. Nos hemos limitado a guerrillas sin dar un golpe contundente. ¡Ella tiene razón! Unos latigazos son menos de lo que realmente merece.
—La venganza te está cegando a desquitar tu furia con la gente equivocada. —Natch se puso como muro viviente, entre el trono y el oso, quien a sus espaldas se juntaban seguidores; el jurado inconforme con el resultado. Lo restante estaba indeciso—. El agua de Casa de oso fue envenenada, debilitando a su gente y facilitando la invasión de Flora Lunaris. Un acto deshonroso que será vengado al debido tiempo, sobre aquellos que lo merecen.
—Hasta donde veo, no va a ocurrir tal cosa. —Premoute lo veía por debajo, blindado mentalmente ante la empatía de Natch, todo lo contrario, tiraba carbón al fuego y se esparció en los testigos—. Esta rebelión está mal liderada y de seguir ese ritmo caeremos antes de que termine el año.
—¿Acaso dudas de mi mandato, Premoute? —Mahou hizo que los guardias abrieran camino, siempre seguida por Zagreo al ir a resolver el descontento entre cambiantes—. En la guerra existen bajas, eso es algo incambiable. Inicié y lidero esta rebelión, ¿Crees que harías un mejor trabajo que yo?
—¿Usted estuvo en el Tridente? —Lo que atemorizó acólitos, no atravesó la dura capa del oso que soltó toda su bilis—: ¿Dónde estuvo en la caída de Casa de osos? Después de la toma de campos de concentración, no ha salido de este lugar; eres otro simple vampiro de la vieja usanza, usando a mi gente como ganado al matadero. Tal como en la antigüedad.
» Un rey debe pelear sus batallas… para mi… —Apuntó a Zagreo—, ¡él era el rey de este ejercito! ¡fue quien me buscó en persona en mi residencia, y me venció en duelo singular para mostrar su fuerza! A usted nunca la vi en batalla, y apuesto que muchos otros piensan lo mismo; el rey brujo es el verdadero señor aquí.
—¡Insolente! ¿Cómo te atreves? —Risha resplandeció en un aura esmeralda.
—¡Su majestad permítanos educar a este patán, por favor! —Solicitó Dimitri, cuyo semblante soberbio se esfumó ante la duda de Griselda; supo al verla que estaba de acuerdo con el oso acerca de que Zagreo es el verdadero señor de la rebelión.
—De ser así… —El semblante de Zagreo se oscureció, lejano a verse alagado por la adulación del oso—. Te ordeno que retires tus palabras y dobles la rodilla ante tu reina.
—¿Qué propones, Premoute? —Mahou levantó la mano frente a sus seguidores, no iba a dejar pasar esta ofensa—. ¿Quieres el mando o ser un acolito?
—Muéstreme por algo está calentando el culo sobre el trono. —El oso se apuntó así mismo con el pulgar, y después a la bruja, aclarando sus intenciones—. Solicito un duelo, el que gane se lleva todo.
—Que salvajismo. —Mahou desvaloró en pérfido desdén el método, a sabiendas de que no existía marcha atrás; debía de afirmar su supremacía—. Si es lo que quieres, entonces tendrás tu juicio por combate. No necesito campeón, lucharé contra ti una vez que Risha cumpla su sentencia.
—Una reprimenda y a su casa. —Premoute denigró la propuesta—, mi castigo será severo al tomar el cargo.
—¿Qué importa? —Mahou tomó por sorpresa al jefe de tribu—, va a sufrir un poco más, eso es lo que quieres.
—Vaya defensor que le tocó. —Descarado, Preomute observó por debajo a Risha.
—Por todos los dioses. — Risha angustiada puso la mano sobre su frente, resignada a que su martirio estaba lejos de terminar, y Falaris la consoló abrazándola.
—¡Mi reina, no estoy de acuerdo que manche el jardín con sangre de forma innecesaria! —Zagreo se opuso.
—Esposo mío, como la sentencia de Risha… este es un caso especial; reafirmar mi posición. —Se dirigió a él a con una sonrisa cálida y llena de oscuridad, gesto marcado eternamente en ella—. Permitamos hacer una excepción por esta vez. Syltas igualmente acepta sacrificios de sangre, velo como eso.
—S-si. Lo que tú quieras. —El cuerpo de Zagreo estremeció al afirmar, incapaz de negar una petición de su esposa.
—Un hombre enamorado tiende a caer en la debilidad. —El oso se burló del brujo, quien lo juzgaba con fría decepción.
—Coma, fornique y duerma bien, brahamur —declaró Mahou inmutable antes de dar media vuelta y partir—: disfrútelo lo más que pueda.
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